5 de Marzo 2025
En tiempo record logré recorrer la distancia desde Buenos Aires pues llegué a Montevideo justo a tiempo para tomar un ómnibus en Tres Cruces que me llevaría rumbo a Piriápolis. Al llegar, todavía me quedó margen para ver a Marcos, quien había disfrutado de un hermoso fin de semana de excursión en la Quebrada de los Cuervos con Alicia, a pesar del frío y la lluvia. Él había decidido quedarse un par de días más con su madre en nuestra comarca, y una hora después de mi llegada partió en ómnibus hacia Montevideo. Nuestro encuentro fue entonces breve, pero de todos modos llegamos a compartir esperiencias.
El jueves 6 cumplía años Nicolás, el nieto de Alicia, y tuvieron una breve videollamada antes de nuestra partida a Montevideo. Alicia había comprado entradas para ir a ver a Rubén Rada y la murga Agarrate Catalina en el auditorio del Sodre, y como Marcos iba también lo pasamos a buscar a la casa de su padre para ir al centro. Queríamos compartir una cena con él y elegimos el restaurante El Fogón, que desde luego ofrecía una gran variedad de carnes a la parrilla.
Nuestras butacas estaban en lo alto del teatro pero teníamos una excelente vista al escenario. Tanto Ruben Rada (sentado al frente y en el centro del escenario) como la murga Agarrate Catalina nos brindaron un extraordinario recital que el público aplaudió a rabiar. Las dos hijas de Rada aportaron también sus voces. A la salida del teatro fuimos a tomar algo en un restaurante antes de partir de regreso, por lo que llegamos a la casa a eso de las dos de la madrugada del viernes.
Ese día fue extremadamente caluroso y nos refugiamos en la casa con el aire acondicionado, haciendo una salida a la playa al anochecer. Por suerte refrescó durante el fin de semana, que pasamos en tranquilidad en la casa.
Lunes 10. Tenía pendiente aún aplicar protector oscuro a la base de la nueva cocina y colocar tapajuntas y zócalos así que me aboqué también a esas tareas. Ambos teníamos turnos para extracción de sangre en la policlínica a pedido de nuestra doctora, quien quería hacer un control de rutina. Alicia fue el martes y yo el jueves. Además me hice un electrocardiograma el viernes en la policlínica, también a pedido de la doctora. El sábado recibimos una invitación de Congo y Lena a cenar en su casa y llevamos una tarta de limón para el postre como contribución. La reunión fue muy linda y como siempre, terminó bien entrada la noche.
Lunes 17. Como Marcos retornaba a Suecia al día siguiente, Alicia se encontró el lunes con él en Montevideo, quedando con la posibilidad de verlo nuevamente en el aeropuerto. Estaba sujeto a que la endocrinóloga atendiera a tiempo a Alicia en el hospital de Maldonado. Por suerte hubo poco retraso y a las diez de la mañana partimos directamente a Carrasco, llegando al aeropuerto antes que Marcos. Después de despedirnos y al momento de regresar al auto comenzó una fuerte lluvia, que duró mientras íbamos al Decathlon cercano a comprar algunos artículos y cambiar otros que había adquirido Alicia el día anterior. De regreso en Piriápolis fuimos al centro a hacer compras para el asado del día siguiente. Entre otras cosas nos hicimos de seis copas de vino ya que en la casa teníamos una mezcla despareja de copas de diverso tamaño.
El día 19 comenzó amenazante pero decidimos seguir adelante con el plan asado pues de todos modos armaríamos la mesa en la cochera. Alicia recibió un aluvión de mensajes y llamadas por su cumpleaños y para el agasajo invitamos a Lena y Congo además de Hilian e Isabel. El asado salió muy bien y para el postre ofrecimos una rica torta Pinocho preparada por Alicia acompañada de un espumante. Tuvimos alguna llovizna pasajera pero no complicó la celebración. Teníamos una nueva cita con la doctora para el día siguiente, en mi caso para analizar los resultados de mis estudios, los que dieron bien. Alicia fue a la tarde a reunirse con su amiga Rosita en el centro, llevando el auto. A la noche recibimos una llamada de Hilian e Isabel, proponiendo que los fueramos a visitar el viernes en Valizas. Si bien estaban empacando todo allá ya que regresaban pronto a Suecia, estaban en condiciones de recibirnos y aceptamos ir. Sin ningún apuro nos aprontamos el viernes a la mañana y partimos a media mañana. La ruta 9, que estaban ensanchando para hacerla de cuatro sendas, aun no estaba terminada y había numerosos desvíos. Elegimos ir por La Paloma para evitar el tramo entre Rocha y Castillos con varios puentes en construcción. Hilian nos llamó para dar con nuestro paradero pensando en iniciar el fuego para el asado, y cuando llegamos estaban ya listas las brasas. Alicia no tuvo oportunidad de meterse en el océano pues la sobremesa fue larga y cuando cruzamos a la playa con Isabel estaba por ponerse el sol. Hicimos una buena caminata hasta el arroyo Valizas, que en esta ocasión tenía cortado el acceso al océano por estar muy baja la laguna Castillos.
Después del tardío desayuno del sábado metimos nuestras cosas en el auto y partimos hacia la barra del Chui, yendo a la playa de la "mano" en las afueras del pueblo, donde Alicia sí se metió a enfrentar las embravecidas olas del océano. Obviamente, la escultura de esa mano le daba el nombre a la playa, que era anchísima y estaba practicamente desierta. Adyacente al estacionamiento había un baño impecable además de duchas con agua caliente que aprovechó Alicia después de su chapuzón oceánico. Había también una buena cantidad de casas rodantes de diferentes nacionalidades.
Aun nos quedaba una actividad pendiente pues queríamos ir a saludar a Tito en su casa de 18 de Julio. Paramos en una rotisería que encontramos a la salida de la Barra del Chui a comprar algunas provisiones para la merienda y luego nos dirijimos al pueblo pasando por la triste ciudad de Chui. Pensamos que sería el último encuentro con él durante esta estadía pues era muy dificil que él viniera a visitarnos a Piriápolis teniendo sus caballos y sus gallinas. Cuando ya atardecía decidimos emprender el regreso y oscureció al llegar a la ciudad de Rocha. Esta vez pasamos el tramo con los puentes en construcción pero tuvimos la suerte de que la mayoría de los semáforos nos dieran luz verde para avanzar. La ruta 9 en construcción era bastante más complicada de noche con sus innumerables desvíos, los miles de conos de guia que terminaban mareando, y los automovilistas que parecían estar peresguidos por el diablo. Varios kilómetros antes de Pan de Azúcar nos desviamos hacia Punta Ballena por una hermosa y tranquila ruta turística continuando luego por la Interbalnearia hasta Piriápolis. Sin muchas ganas de preparar comida, el domingo fuimos con el auto a Punta Negra a almorzar en Aquel Abrazo, un restaurante muy acogedor que además ofrecía excelente cocina a precios razonables.
Lunes 24. El gran sobresalto de esa mañana fue la repentina rotura del termotanque, que comenzó a perder agua por todos lados además de hacer saltar el disyuntor eléctrico. Fue afortunado que lo hiciera mientras estábamos en casa pues en caso contrario hubieramos tenido flor de inundación. Hubo que cortar el agua y recurrir a los bidones de agua de reserva que teníamos en el galpón. Tuvimos que cortar el agua y traer los bidones de reserva que teníamos en el galón. Después del desayuno partimos a la ciudad a tratar de conseguir un termotanque igual para aprovechar los soportes de la pared. No lo encontramos en ningún lado pero fue providencial que en el último negocio nos informaran que esos termotanques, con tanque de cobre, tenían una garantía de ocho años por lo que podíamos reclamar pues el nuestro no tenía ni cinco años de vida. De regreso en la casa me puse a revolver papeles y por suerte encontramos el recibo de compra por lo que llamamos al service de la marca y quedaron en pasar el martes. Quizas, quizas lograríamos un recambio de garantía.
La promesa fue cumplida y el técnico apareció al día siguiente. No dudó un instante en reconocer que el termotanque estaba en garantía y que había que reemplazarlo, lo que no pudo hacer por haber traido un aparato diferente. Problemas de comunicación. Dijo que vendría el miércoles y para salir del paso desconectó el termotanque defectuoso y puenteó los chicotes con lo que recobramos el agua corriente cuando ya estabamos utilizando nuestro último bidón. Alicia estaba utilizando su bicicleta vieja, a la que se le quebró la manija del freno trasero por lo que me puse de bicicletero tratando de reemplazarla con la de su bicicleta china rota a la que le estabamos sacando repuestos continuamente. Mi intento fracasó estrepitosamente pues arruiné el cable, pero al menos ese miércoles regresó el técnico e instaló un termotanque similar sin costo.
El arcoiris. Grande como el arco de Brasil, commentó mi hijo Gabrel después de la goleada.
Alicia quería hacer una consulta con una endocrinóloga en Montevideo y tuvo que partir muy temprano en el ómnibus, antes de las siete de la mañana del día jueves. La acerqué con el auto a la parada 10 y desde allí vimos un fantástico arcoiris completo sobre el agua. Yo preferí quedarme en la casa y abocarme a tareas pendientes, incluida una ida a Piriápolis a comprar un cable de freno nuevo para la bicicleta además de una manguera de agua para el lavarropas pues la existente comenzaba a perder.
Siendo el día siguiente el 28 de Marzo hicimos al mediodía una llamada a Bariloche para felicitar a mi hermana en su aniversario número 79, a un paso de los 80. La bicicleta de Alicia quedó lista, con mucha mejora de funcionamiento del freno trasero. Tal como estaba anunciado, ese día por la tarde pasó por la comarca una fuerte tormenta que afectó principalmente a la ciudad con caida de árboles y con granizo. En nuestro barrio tuvimos mucho viento y lluvia torrencial, pero prácticamente sin granizo, así que fuimos afortunados. Recibimos varias llamadas de amigos preocupados por nosotros al enterarse de las noticias. El temporal no duró más de una hora y pudimos dar una vuelta por la playa al anochecer, donde no encontramos también Congo y Lena. Quedamos en ir a curiosear a su casa pues estaban reformando una construcción que alojaba el sauna. A la noche hicimos una maratón serial, viendo los últimos episodios de la excelente serie de Netflix "Adolescence". Daba mucho para reflexionar sobre la adolescencia y los desafios con que se enfrentaban en el complicado mundo actual. Dias anteriores habíamos visto la serie argentina "Atrapados", que tenía su buena cuota de misterior y suspenso, y al desarrollarse en la zona de Bariloche nos hizo deleitar con hermosos paisajes.
El sábado era día de ñoquis pero nos despegamos de la tradición optando por un asado para aprovechar el hermoso día. Antes de arrancar con el fuego hicmos la prometida visita a Congo y Lena. La reforma planeada significaba ampliar la vivienda existente para que además del sauna se pudiera utilizar para alojar visitas. Todo se hacía con el método "steel framing". Alicia bajó a la playa de tarde y terminamos comiendo el asado al anochecer. Como una situación totalmente inusual, el día domingo tuvimos altas temperaturas de verano, que llegaron a los 30 grados.
Lunes 31 de Marzo. Último día de este mes y entramos en el de nuestro regreso a Suecia. Con la mesada en su nueva posición después de haberla corrido, puse silicona en la unión con los cerámicos de la pared para que no se filtrara agua por allí. Era el último detalle faltante después del cambio de cocina y podía tachar este trabajo de la lista de pendientes antes de la partida. Buscando en la jungla de propuestas de Netflix encontramos la película "Cabrini", basada en la vida de la monja misionera Francesca Javier Cabrini, que emigró a Nueva York a fines del siglo 19 con la intención de construir un orfanato para los niños abandonados y los huérfanos de la empobrecida comunidad de inmigrantes italianos. La película, de más de dos horas de duración, nos pareció muy bien hecha. Otro trabajo pendiente era colocar pastina tapando las quebraduras que se fueron produciendo en los cerámicos que rodeaban la casa y me dediqué a ello a mediados de semana aprovechando el buen tiempo. Estábamos viviendo una situación de turbulencia mundial provocada por las medidas arancelarias impuestas por el presidente de los EEUU, y curiosos por entender un poco más a este personaje vimos la película "El aprendiz". Se trataba de una excelente dramatización de los inicios de Trump en los negocios inmobiliarios de la mano del tenebroso abogado Roy Cohn. Después de comunicarme con el taller, llevé el auto el jueves por la mañana a Pan de Azúcar para hacer el service anual. Normalmente no demoraba más que un par de horas pero para mi sorpresa iba a llevar esta vez todo el día por tratarse del service de 40000 kilómetros. Yo ni siquiera contaba con efectivo para regresar a Piriápolis en el ómnibus pero me prestó dinero el mecánico. Luego tuve que caminar los tres kilómetros desde la parada en Piriápolis hasta la casa.
Comienzo del otoño
Tuvimos luego una noche muy ventosa, que causó bastantes daños en Piriápolis pero no en nuestro barrio. Hicimos la caminata inversa a la mía del día anterior, hasta la parada más cercana del ómnibus, para ir al taller de Pan de Azúcar a retirar el coche. Al regreso fuimos a Punta Negra a observar el espectáculo de las olas rompiendo en las rocas. Fue el primer día de este año en que encendimos la estufa al acercarse a los diez grados la tempertura a la noche.
El sistema de retorno de plasticos denominado "Plasticoin" seguía funcionando y el sábado 5 recibían ese material en Piriápolis, de modo que cargamos el auto con el resultado de meses de recolección para entregarlo en el punto de recepción. Allí se pesaba la entrega y se registraba la cantidad de "plasticoins" equivalente, canjeable en ciertos negocios adheridos. Nunca había hecho ningún canje puesto que lo más importante para nosotros era poder separar y reciclar plástico. Era la víspera del cumpleaños de Gabriel y también de la excursión que habíamos contratado a las sierras de Carapé.
Excursión al Cerro Catedral, cascada sin nombre y cerro de la Trampa, 6 de Abril del 2025.
Subida al cerro Catedral
Esta excursión era organizada por PradoAventura, la había contratado Alicia tiempo atrás y era la misma empresa con la que había ido anteriormente en compañía de Marcos a la Cañada de los Cuervos. Esta vez se habían anotado unas veinte personas, la mayoría procedente de Montevideo y como nos resultaba más cómodo llevar nuestro auto coordinamos el encuentro con el ómnibus que los transportaba en el cerro Catedral. Este cerro, de 514 metros de altura y el más elevado del Uruguay tenía la particularidad de que por un camino vecinal se podía llegar con vehículo hasta las cercanías de la cumbre. Estaba a 100 kilómetros de casa y se llegaba yendo hacia el este por la ruta 9 y luego hacia el norte por la pintoresca ruta 39 a Aiguá. Poco antes de esa localidad había que desviarse por un camino de tierra, en general en buen estado, y hacer 12 kilómetros hasta el punto de acceso al cerro. Allí estacionamos y nos encontramos con el resto de los excursionistas para hacer la poco complicada subida de unos 200 metros hasta la cima, que estaba rodeada de un gran parque eólico. Para muchos era la primera visita a este cerro, y hubo una extensa sesión de fotos en la cumbre antes de retornar al ómnibus. Tuvimos la suerte de que nos tocara un hermoso día, de a ratos con bastante sol, y con buenas temperaturas. La excursión incluía todas las comidas y nosotros recibimos también nuestras raciones de desayuno antes de continuar viaje.
Prosiguiendo por el mismo camino y después de recorrer unos pocos kilómetros llegamos a la tranquera del establecimiento "La Serena". El ómnibus no podía pasar debido a su tamaño y quedó en la ruta, y mientras el resto hacía a pie el recorrido de 800 metros hasta la vivienda nosotros entramos despacio con el auto por la precaria huella de acceso. Este establecimiento estaba preparado para recibir grupos, con posibilidad de pernoctar en amplios dormitorios comunes, modestos pero muy bien equipados. La ubicación era inmejorable, con hermosas vistas de la sierra de Carapé (= petiso en guaraní) en cualquier dirección que se mirara. A poca distancia de la vivienda había un balcón de piedra desde el cual se apreciaba el paisaje en todo su esplendor.
Sierra de Carapé desde el mirador de La Serena
La primera excursión era hasta la cascada del arroyo José Ignacio, a poca distancia de uno de sus nacientes, y para ello teníamos como guía a un guardaparques muy bien preparado e informado. Teníamos que bajar hasta el pie de una profunda quebrada siguiendo un sendero bien marcado en el bosque nativo hasta llegar al cauce del arroyo y luego seguir su curso aguas arriba, bastante rocoso por cierto, hasta la cascada ahora casi inexistente por la poca agua que traía el arroyo. La distancia recorrida fue de dos kilómetro y medio aproximadamente. Allí hicimos un buen descanso antes de iniciar el regreso al establecimiento, donde nos esperaba un tardio almuerzo pues ya eran las dos de la tarde cuando finalmente nos pusimos en marcha. Hector, el propietario de La Serena, había prometido tener todo listo a nuestra llegada.
Pizzas a la parrilla para 25 personas
El menú previsto para el almuerzo de la excurssión consistía de pizzas que habían traido los organizadores, y que solo requerían un horneado final. Hector tenía en marcha un buen fuego en la parrilla exterior esperando nuestra llegada y ni bien arribamos puso a calentar las pizzas de diversos gustos con la colaboración de nuestro guía. Como tapa para repartir el calor se usó una vieja antena parabólica de directv recortada y con una manija soldada al tope que cumplió a la perfección con su cometido. Esta fue una excelente solución pues hubiera sido imposible utilizar el pequeño horno de la casa. Todos comimos con muy buen apetito y tuvimos tiempo para un nuevo descanso. Aún nos quedaba por hacer la segunda excursión programada, que era conocer conocer la particular cima rocosa del cercano cerro de la Trampa.
El cerro de la Trampa se encontraba a una distancia de un kilómetro aproximadamente del establecimiento y el sendero era prácticamente plano. A poco de caminar nos detuvimos al llegar a una platea de piedra en la que se apoyaban gigantescas rocas graníticas, la mayoría de ellas de forma esférica. Esta particular formación geológica dió lugar a que se tomara un sinnumero de fotografías antes de continuar por el sendero hasta el cerro de la Trampa. Según el guardaparques, el nombre se debía a que en otros tiempos se colocaban trampas para atrapar zorros y otros animales. Al llegar a la cima nos encontramos con enormes bloques de rocas milenarias que con el paso del tiempo se habían ido partiendo formando un laberinto con algunos pasajes muy estrechos. Uno de ellos era tan angosto que unos pocos, que no sufrían de claustrofobia, se animaron a atraversarlo. Pasamos un buen rato explorando el lugar, pero llegó también el momento de tener que regresar pues se aproximaba el anocher. Durante la caminata de retorno pudimos ver el sol ocultandose ya detrás de las nubes bajas y rápidamente llegó el anochecer. De hecho hicimos el recorrido hasta la tranquera de noche y allí esperamos al grupo, que venía caminando, pues nos habían prometido que antes de separarnos iban darnos nuestras meriendas que habían quedado en el ómnibus. Allí nos despedimos del grupo y partimos hacia Piriápolis donde llegamos pasadas las nueve de la noche. Alcancé aún a hacer un llamado a Gabriel para felicitarlo en su cumpleaños.
Anochecer en la sierra de Carapé
Lunes 7 de abril. Dado que ya teníamos planeado viajar a Buenos Aires el día 19 no demoramos más la compra de pasaje en Colonia Express y optamos por el ferry que llegaba a la Boca a las 17.45. La campaña de vacunación contra la gripe ya estaba en marcha en Uruguay y el martes fuimos hasta el hospital de Pan de Azucar a vacunarnos. Quisimos darnos un refuerzo de Covid también pero se habían quedado sin dosis por lo que pensamos regresar el jueves ya que era el único lugar que vacunaba contra el Covid en nuestra comarca.
Antes de ir confirmamos por teléfono la llegada de la vacuna y bajo una fuerte lluvia fuimos hasta el hospital a darnos el pinchazo, además de aprovechar para dejar ropa usada que Alicia había descartado. Aparentemente había bastante gente en situación de carencia. Estando en Pan de Azúcar aprovechamos para continuar viaje a Minas por la hermosa ruta 60 y comprar allá sus famosos alfajores pues era el único lugr donde se podían conseguir en cajas. Adjacente al local de ventas se encontraba la tradicional y antigua confitería Irisarri, que le traía a Alicia muchos recuerdos de su niñez. El ómnibus Onda de Treinta y Tres a Montevideo se detenía en la plaza, precisamente frente a la confitería. Tomamos allí una merienda antes de regresar a Piriápolis.
Como parte del operativo retorno había que podar algunas de las plantas del jardín y aprovechando el buen tiempo del viernes llegamos a podar el manzano, el hibisco y la pitanga. luego embolsamos las podas, las cargamos en el auto y las dejamos en el contenedor más cercano. Solo quedaba por recortar el jazmín de la entrada, del que se iba a encargar Viktoria. Desde Argentina nos llegó la noticia de que el lunes 14 se levantaría el cepo al dólar tal como lo había prometido Milei, y la duda era qué pasaría entonces con el dolar. A modo de despedida, por esta vez, invitamos el domingo a la tarde a Congo y Lena a compartir un asado con nosotros.
Lunes 14. Ni corrida ni caos el primer día con un cepo casi nulo, por el contrario, el dolar quedó practicamente quieto y el "blue" perdió algunos puntos. Ese día dejé bien temprano a Alicia en la parada 10 pues tenía que ir a Montevideo a encontrarse con su amiga Angelita demás de hacerse el control de la tiroides. Por mi parte hice un par de cambios de enchufes en la mesada de la cocina y reparé la pastina rota de nuestro dormitorio. Nicolás vino también a hacer un demorado corte de cesped y quedamos en que el viernes le entregábamos un juego de llaves de la casa. Lucía nos había prometido una visita, que se concretó el martes. Vino sola pues su pareja Damián estaba trabajando a pesar de la semana de turismo, y ella se quedó dos noches con nosotros. Ya sin auto vino en ómnibus y sin el simpático perrito. Tuvo suerte con el tiempo pues le tocaron días soleados y agradables, nada fríos por las noches. Alicia se quería despedir de Rosita también y después de acompañar a Lucía a la parada continuó hasta el centro. Aún pudimos hacer una caminata por el barrio al atardecer.
Así llegamos a la víspera del día de viaje. Hice las últimas compras en el centro y cargué nafta también. Era el día en que cumplía años mi nieto Mariano, y llegaba a Buenos Aires a pasar el fin de semana. Nosotros terminamos de armar nuestras valijas y preparamos viandas para el viaje. Cuando pasó Nicolás, además de darle las llaves, le entregamos alimentos perecederos de la heladera pues la ibamos a detener.