3 de Diciembre 2016
Alcancé a dormir una cuatro horas y Alicia mucho menos antes de levantarnos el sábado y aprontarnos para la partida. Logramos salir antes de las seis y media de la mañana, y tomando la circunvalación de Montevideo llegamos a Colonia con buen margen después de casi cuatro horas de viaje. Fue fácil encontrar el estacionamiento que teníamos previsto, y si bien tuvimos que dejar el auto al aire libre prometieron que en el transcurso del día lo pondrían bajo techo al desocuparse lugares allí. Por primera vez eramos los únicos haciendo los trámites migratorios, y también por primera vez partió el Buquebus unos minutos antes del horario previsto. Agustín había prometido venir a buscarnos y le había dicho que estaríamos fuera de la terminal de Retiro alrededor de la una y media de la tarde. En los hechos estábamos allí media hora antes y lo llamé para avisarle. El nos llevó hasta el hotel L´Adresse en el barrio de San Telmo, sobre Bolivar casi esquina Brasil. También nos ayudó con las valijas pues nos dieron una habitación en el segundo piso del antiguo edificio, sin ascensor. La habitación era bastante modesta, tal vez a causa del precio de oferta que pagamos, pero tenía aire acondicionado. Invitamos a Agustín a ir a almorzar a la hamburguería La Cresta, que seguía ofreciendo excelente comida. Como estábamos bastante cansados dormimos una buena siesta y luego bajamos a esperar a Agustín quien nos había prometido llevarnos al departamento que habían alquilado Johanna y KF en el barrio de Palermo. Estaban también Viktoria con Matías, mi nieto Mariano, y Marcela, la madre de Matías. Karin había preparado pollo para la cena y le salió muy bien. Marcela aportó un montón de helado para el postre. A la vivaracha Ellen la vimos un rato solamente pues luego la acostaron a dormir. Esa noche decidimos regresar en taxi al hotel. Alicia le hizo una pregunta al conductor y el hombre no paró de hablar en todo el trayecto.
Tuvimos un sueño muy reparador, con el aire acondicionado en funcionamiento toda la noche. El desayuno del hotel era aceptable y lo tomamos en cuanto abrió el comedor a las ocho de la mañana. Era el domingo en que actuaba Camilo junto con todos sus compañeritos de la guardería a las diez de la mañana en el teatro La Comedia , en Rodriguez Peña y Alvear. Tomamos un taxi para llegar a tiempo y nos encontramos con una multitud frente al teatro esperando entrar. La experiencia fue larga, pues comenzaron llevando a escena a los niños que terminaban ese año para cantar el himno nacional. Luego vino la interminable ceremonia de entregarles sus respectivos diplomas a los "egresados", previo discurso de la directora y con la obligatoria presencia en el escenario de padres y demás parientes para la foto. Luego vino la presentación de la obra teatral, básicamente un relato musicalizado para que los niños hicieran diversos bailes. Camilo se mostró poco dispuesto a acompañar al resto de la tropa, prefiriendo hacer rancho aparte. Fue admirable la paciencia de los niños, que mantuvieron una relativa disciplina durante esta muy larga presentación de más de dos horas. Agustín nos llevó de regreso al hotel con su camioneta y habiendo pasado ya el mediodía fuimos caminando hasta la avenida Caseros para almorzar en el restaurante Hierba Buena. El plato de salmón estaba a precio de oro, pero valía la pena, lo mismo que los jugos que pedimos. Luego dimos una vuelta por San Telmo antes de volver al hotel a descansar un rato. Hacia la nochecita salimos caminando hacia la Boca para ir a visitar a Agustín, al que encontramos sentado en la vereda junto con Daniela y Camilo. Mateamos un rato con ellos y luego se ofreció Agustín a traernos al hotel. Ese día había partido en la cancha de Boca con muchos efectivos policiales en la zona pero el ambiente estaba tranquilo.
Lunes 5 de diciembre. Habíamos visto el día anterior una peluquería en las cercanías del hotel y el lunes por la mañana fuimos allí para hacerme el necesario corte de cabello. Alicia reservó turno para el día siguiente para hacerse el peinado, y después dimos unas vueltas por San Telmo antes de ir al restaurante Sueco que ese día abria sus puertas al público en su nuevo local en la iglesia sueca. Allí nos encontramos con Karin que nos acompañó en el almuerzo, y más tarde vino Viktoria con la que traté algunos detalles de la boda. Gabriel apareció tambíen pues quería hablar con Viktoria y para completar vino Agustín, que me alcanzó luego al hotel. Se había formado una tormenta sobre Buenos Aires, con chaparrones, y decidimos no salir ya del hotel. Al día siguiente venía Elsa por la mañana desde Liniers y a la una de la tarde se casaban Viktoria y Matías en el registro civil de Barracas.
Mi hermana llegó el martes al centro con el colectivo número 8 que venía por la autopista. La esperé en Paseo Colón y Juan de Garay y subimos de allí al hotel para encontrarnos con Alicia. Como Agustín estaba ocupado decidimos tomar un taxi hasta el registro civil de la calle Suarez donde fuimos los primeros en llegar. Algunos participantes llegaron atrasados por problemas en el tráfico, pero finalmente comenzó la ceremonia con un juez muy simpatico que tuvo mucho diálogo con los novios y demás participantes. Habíamos reservado lugar en el restaurante "La flor de Barracas" para almorzar todos juntos. Como Agustín había logrado llegar nos llevó de regreso a San Telmo y luego paseamos un poco por el barrio con Elsa antes de que regresara en colectivo a Liniers.
El miércoles había quedado en ir a ver a Gabriel por lo que me levanté bien temprano, comprando facturas en Las Familias. También aproveché para hacer un lavado de ropa y las colgué en la terraza antes de partir a Palermo donde me tocaba hacerme cargo de Ellen pues Johanna iba a participar de la despedida de soltera de Viktoria junto con Alicia, Karin y Cornelia. KF había viajado a Suecia tres días antes y acababa de regresar, con ganas de salir con Nils a la Recoleta. La tarde estaba linda aunque calurosa, y saqué a pasear a Ellen en su cochecito yendo al Jumbo, a Pacífico y a los bosques de Palermo. Después de ese paseo hizo una buena siesta y con KF ya de regreso le pasé el mando. Yo tenía que regresar a la Boca y para ello tomé el colectivo 130. Habiendo huelga de subte, muchísima genté optó por moverse en colectivo y en auto por lo que el centro era un caos total. Al no avanzar el colectivo me bajé en Retiro y caminé hasta el hotel en San Telmo. A las siete de la tarde había prometido ir a la iglesia ya que llegaban las mesas y sillas para armar el salón para la cena de boda. Mi hermana se había mudado de Liniers al departamento de Gabriel y le pedí que me trajera la ropa que había colgado a secar. Alicia y yo nos encontramos con ella en la Boca y fuimos a cenar a la parrilla Don Genaro sobre la avenida Almirante Brown.
Llegó finalmente el 8 de diciembre, día de la boda de Viktoria y Matías en la iglesia. A las diez de la mañana bajé hasta la iglesia para armar un marco para fotografiarse tal como me había pedido Viktoria. Luego regresé al hotel a cambiarme y junto con Alicia regresamos a la iglesia un rato antes de que se iniciara la ceremonia. Charlamos con la pastora para ajustar detalles y luego me quedé ya con Viktoria esperando el momento de acompañarla al templo. Agustín estaba a cargo de la parte musical, Alicia leyó un pasaje de la biblia, Marcela dijo unas palabras también y a mi me tocó traducir al castellano lo que decía la pastora. La ceremonia fue muy linda y emotiva, y a continuación estuvimos un rato en el jardín de la iglesia antes de sentarnos a la mesa. La comida estuvo a cargo del restaurante sueco y el plato principal fueron las tradicionales albóndigas. Yo hablé unas palabras para los novios, y Karin y Johanna hicieron un breve recuento de la vida de su hermana que fue muy apreciado. Más tarde continuó la reunión en el jardín, con música y baile hasta entrada la noche. Alicia, Elsa y yo nos retiramos después de acomodar mesas y sillas para su devolución al día siguiente, y nuevamente fuimos a cenar al restaurante Don Genaro.
Al día siguiente nos encontramos con Elsa fuera del parque Lezama para ir con ella a un almuerzo de familia en Colegiales. Viktoria y Matías habían hecho reservas en un restaurante que estaba pegado a la estación y a pocos pasos de su departamento, y que servía muy buena comida. Mi participación fue breve ya que había quedado en encontrarme con Gabriel en San Telmo por la tarde para salir juntos hacia Alberti. El apareció con el auto de su pareja Valeria ya que su auto era demasiado pequeño para cargar la cantidad de plantas y una bordeadora grande que quería llevar al campo. Ya en Alberti fuimos directamente a ver los terrenos y la vivienda en construcción que yo tenía mucha curiosidad en conocer. Alli descargamos todo y nos quedamos estudiando la construcción hasta que fue la hora de regresar hasta Chivilcoy a recoger a Valeria que venía en transporte público desde Buenos Aires. Ese fue mi primer encuentro con ella. Siendo ya bastante tarde buscamos el hotel que conocían ellos para reservar habitaciones pues la construcción no estaba aun habitable. Gabriel comenzó a sentirse descompuesto y la cuestión de la cena pasó a segundo plano. Después de pasar por la plaza central del pueblo donde estaba en pleno desarrollo un festival local, encontramos una farmacia de turno donde compramos buscapina para intentar un tratamiento y aunque Gabriel no comió practicamente nada en el restaurante al que fuimos, fue recuperandose con asombrosa rapidez.
Un magro desayuno estaba incluido en el costo de la habitación por lo que el sábado por la mañana nos despachamos el cafe y el par de medialunas antes de ir a dos ferreterías a averiguar precios de cortadoras y bordeadoras para atacar el pastizal del terreno. Luego me puse a hacer pozos para colocar las plantas que habíamos comprado mientras Gabriel y Valeria volvían al centro a comprar las máquinas. Fabricamos un alargador bien largo para la cortadora eléctrica y Valeria se puso en marcha con la cortada mientras Gabriel se colgaba la bordeadora y quitaba la maleza más grande. A todo esto estaba regresando Agustín de un viaje a Córdoba y cuando apareció con su camioneta se armó un excelente asado después del cual nos despedimos para regresar él y yo a Buenos Aires. Agustín me dejó en Palermo, en el departamento que alquilaba Johanna y familia, y donde también estaban Alicia y Elsa después de haberse asado recorriendo la ciudad en un ómnibus turístico. Al día siguiente temprano por la mañana volaban Johanna con KF y Ellen además de Cornelia y Nils a Montevideo y les dejamos todas las instrucciones para que pudieran llegar sanos y salvos a Piriápolis. A la noche cenamos con Elsa en nuestro ya casi favorito restaurante Don Genaro de la Boca, siendo para nosotros también el último dia de estadía en Buenos Aires por esta vez pues al día siguiente regresábamos los tres al Uruguay.