14 de Octubre 2024
Encontramos todo en orden en la casa y alcanzamos a avisar a la familia de nuestra llegada además de desempacar antes de irnos a dormir. A la mañana siguiente nos despertamos con niebla cerrada que continuó todo el día. No obstante, hicimos una caminata de tarde por el barrio. El miércoles comencé a pasar protector al techo de machimbre de la galería de la entrada, que hacía rato que lo estaba necesitando. De paso le complicaba la vida a las arañitas que buscaban cobijo allí. El trabajo era bastante laborioso al tener que pasar el pincel hacia arriba, pero ese día alcancé a hacer más de la mitad. Habían pasado ya diez días desde el cambio de vuelo de Aerolíneas Argentinas de Santa Cruz de la Sierra y la agencia de viaje aún no nos había proporcionado ninguna solución de modo que continuamos insistiendo sobre el tema. Continué el viernes con el techo del frente, qu quedó listo. Como se pronosticaba un buen fin de semana invitamos a Lena y Congo a comer un asado con nosotros el domingo. Karl Fredrik cumplía años el sábado y ese día hacían la clásica reunión con el tema festival de cerveza, al cual este año no podíamos asistir. Pero sí fuimos a un festival de primavera organizado por los pobladores de Punta Negra, donde en la plaza principal habían armado puestos de comida y de artesanías además de un escenario con presentación de diversos artistas. A pleno sol recorrimos el lugar y comimos muy sabrosas tapas además de rematar con helados. Alicia pidió uno con el original sabor del vino tannat mientras que yo preferí el clásico dulce de leche. Como quería evitar el sol de frente para el regreso nos quedamos un rato en la costa observando el hermoso atardecer. A día siguiente recibimos a Lena y Congo en casa armando la mesa en la cochera y compartimos el asado con ellos hasta el anochecer.
Lunes 21 de octubre. Alicia había quedado en ir a encontrarse con Ines y con Sonia en Ciudad de la Costa, además de querer hacer algunas compras en Montevideo, de modo que la llevé temprano a la parada 10 a tomar el ómnibus. Era el día más caluroso desde nuestra llegada a estas latitudes pues el termómetro alcanzó los 32 grados. Poco salí afuera pero si quise comprobar el estado de nuestro pozo, que resultó estar casi lleno por lo que llamé a la barométrica y esa misma tarde vinieron a vaciarlo. Alicia regresó ya de noche y comimos restos del asado del día anterior. Continuando con el tratamiento de las aguas servidas nos trajeron el pedido de pastillas y líquido de la firma Entrebichitos y reanudamos la aplicación que habíamos comenzado a principios de año. Me aboqué también a ralear el falso papiro que crecía sin freno en la zanja de desagote del lavarropas y no me daba tregua. Después de innumerables mensajes de ida y vuelta con la agencia de viajes recibimos finalmente un nuevo itinerario para regresar de La Paz a Montevideo, que implicaba volar un día más tarde de lo previsto originalmente. Alicia agregó por lo tanto un día más de estadía en el hotel que habíamos reservado, confiando en que ya no habría más cambios en el futuro. El jueves fue el último día en que se permitía hacer campaña política para las elecciones del domingo porque el viernes comenzaba la veda y era un alivio que no nos siguieran bombardeando con mensajes proselitistas. El buen tiempo de los últimos días cambió bastante y comenzó la lluvia y el viento, especialmente el jueves por la mañana. Ese día me comunicó Kim que había conseguido vivienda, de manera que nuestra inquilina nos dejaba a mediados de noviembre. Apenas mes y medio duró su alquiler, aunque estaba dentro de lo que podía suceder. Al estar tan destemplado el anochecer decidimos prender la estufa a leña y calentar un poco la casa. Continuó el mal tiempo el viernes aunque decidimos ir a Piriápolis con el auto a dejar una cantidad de libros a la biblioteca publica, después de haber hecho una selección en la nuestra. Quisimos hacer también algunas compras pero imprevistamente cayó un fuerte chaparrón con mucho viento y regresamos rápidamente a la casa. Esa noche repetimos el encendido de la estufa. En el restaurante La Corniche de Orlando continuaban los espectáculos musicales de fin de semana y el sábado a la noche fuimos a cenar y a escuchar luego un recital muy lindo interpretado por tres artistas femeninas, Mariana Lucia, Carmen Pi y Betina Chaves. Más temprano hicimos compras de pescado en el puesto del puerto al que siempre concurríamos, caminamos por la playa y además supimos de boca de Illian que se había convertido nuevamente en abuelo. Él estaba en Uruguay pero Isabel se había quedado en Suecia esperando el acontecimiento. Llegó así el día de las elecciones nacionales del que se venía hablando desde hacía meses. A Alicia le tocaba votar en la sede de un club de fútbol frente a la terminal de ómnibus y para allá fuimos a media mañana. Todo se desarrolló con mucha tranquilidad y buena organización, sin mayores demoras para los votantes. El día soleado contribuyó a la fiesta y para no ser menos hicimos un asado, yendo más tarde a la playa. Congo y Lena nos invitaron a su casa a la noche para que, picada mediante, siguiéramos juntos el desarrollo del conteo de votos. Pasada la medianoche se confirmó que habría balotaje al no alcanzar ningún candidato la mayoría absoluta. En cuanto al parlamento, el Frente Amplio había conseguido mayoría en el senado pero no en la cámara de diputados. La fecha del balotaje era el 24 de noviembre, al día siguiente de nuestro regreso previsto de Bolivia. Ese mismo domingo había partido Johanna con KF y mis nietas de vacaciones a Turín.
Lunes 28. La semana comenzó con sol y calor, que Alicia aprovechó para lavar mientras que yo me aboqué a rectificar un tramo del curso de la canaleta de la entrada, que por razones desconocidas había quedado bloqueada y se acumulaba agua de lluvia. Hubo playa también y allí nos encontramos con Congo y Lena. A la mañana del martes partió Alicia a Montevideo a encontrarse con su amiga Angelita y hacer algunas compras. Siendo el 29 propuse los clásicos ñoquis para el menu de la cena, e hice la compra en El Depósito donde tenían excelentes ñoquis sin gluten. También pasé por la casa que había alquilado Agustín para fin de año en Piriápolis para dejar una seña al propietario. La casa se llamaba "El pino loco", aunque de pinos no quedaban rastros, y ví que había un albañil haciendo algunas reparaciones en el interior. Alicia regresó bastante tarde de su excursión y entre otras cosas me trajo dos remeras además de conseguir pulseras repuesto para nuestros relojes cuenta pasos.
La temporada oficial de playa la inauguró Alicia el miercoles 30 al bañarse por primera vez en el mar. Yo comencé con el tratamiento del techo de la cochera, donde el machimbre también estaba necesitando protector con cierta urgencia. Descubrí del lado de la galería que una tabla de machimbre estaba deteriorada y necesitaba ser cambiada. Algunos quiebres de la pastina de los cerámicos de la vereda, debidos a movimientos del piso, requerían atención también. Alicia había decidido encuadrar sus trabajos y llevamos dos de sus cuadros al aserradero Las Viktorias para que el carpintero les tomara la medida e hiciera los marcos. Aproveché para comprar una tabla de machimbre y comenzar a tratarla con protector. En la larga caminata de playa de la tarde descubrimos una rareza, que era un nido de horneros construido sobre una roca de la playa en lugar de la altura como era costumbre. Alicia se comunicó con su hermano Tito, y como el jueves 7 por la mañana tenía turno en una clínica de la ciudad de Rocha propusimos encontrarnos ese día allí. Johanna regresaba el viernes de Italia, donde aparentemente lo habían pasado muy bien a juzgar por las fotos que había mandado. Yo dediqué el día al techo de la cochera y alcancé a terminar ese trabajo mientras Alicia hacía una escapada a la playa. Tuvimos finalmente un poco de lluvia el sábado, nada abundante.
Lunes 4 de noviembre. Temprano llevé a Alicia a la parada 10 para que tomara el ómnibus a Montevideo pues quería comprar algo de ropa. Luego monté la escalera grande en el living para dar una mano de protector de madera a algunos tramos del machimbre que estaban perdiendo color. Al día siguiente hicimos una excursión de compras a Punta del Este pues Alicia había comprado ropa en Montevideo que quería cambiar. Hicimos paradas en el shopping del Sodimac y en Punta Shopping, y aprovechando la pasada por Maldonado cenamos en el acogedor Café Bistró Florida 898 donde se nos unió nuestro amigo Sergio. Nos despertamos el día 6 con la funesta noticia de la victoria de Trump en las elecciones de los Estados Unidos del día anterior. llegamos así al día de la partida a Rocha a encontrarnos con Tito. En la ruta 9 seguían en construcción los dos carriles adicionales y estaban lejos de su terminación de modo que había muchos desvíos que no complicaban mayormente el tránsito. Más lo hacían los imprudentes y apurados de siempre. A Tito lo encontramos esperándonos en la estación de Ancap en la ruta habiendo terminado ya su primer consulta en el hospital. Faltaba la segunda, pero nos dió tiempo para ir en su camioneta a La Paloma, dar unas vueltas por la costa y almorzar. Los tres comimos el mismo plato de pescado, que más tarde le provocó una descompostura a Tito y malestar a Alicia mientras que curiosamente yo no sufrí ningún contratiempo. De regreso en Rocha acompañamos a Tito en su segunda consulta y luego emprendimos el regreso optando esta vez por desviarnos por la ruta 10 hacia la costa hasta Piriápolis evitando así todos los desvios de la ruta en construcción. Estábamos a las puertas de iniciar el viaje a Perú y Bolivia, y dedicamos el viernes a hacer las últimas compras y empacar. Nicolás pasó también a buscar una llave pues lo dejábamos a cargo de la casa en nuestra ausencia.