27 de Octubre 2015
Después de un descanso reparador en la cabaña comenzamos el día martes bastante tarde. Desde Suecia me comunicaba Carlos que el autito necesitaba cambio de la cadena de distribución, o que por su costo significaba que estaba firmada el acta de defunción. Le pedí que hiciera los trámites para darlo de baja y mandarlo al desguace. Desde Buenos Aires, Agustín me dió el ok para hacer el viaje a Bariloche a mediados de noviembre, lo que comuniqué a mi hermana por teléfono. Después del tardío desayuno salimos hacia Piriápolis en las bicicletas. Teníamos que comprar el producto de Sikaflex para terminar de sellar las veredas y no lo tenía nuestro corralón local. Al regreso me dediqué a montar las cuatro lámparas de exteriores de techo que habíamos comprado en Pan de Azúcar el viernes anterior y asi se me fue la tarde. Quedó para el día siguiente la colocación del sellador pues no había pronóstico de lluvia. La quemadura de Alicia estaba sanando bien y solo hubo que hacer el cambio de vendaje protector. Javier llamó también por teléfono para informarnos que se le había complicado y quedamos en que entregaría el placard el viernes. Asi se esfumó nuestra esperanza de poder vaciar de una vez por todas el dormitorio chico al día siguiente. Noticia local importamte era que aparentemente habían visto un jaguar en zona poblada, sin saber de donde había salido.
Amanecimos a un miércoles muy lindo y caluroso, y mientras Alicia se dedicaba a limpiar vidrios comencé a aplicar el sellador. Llamé a Ricardo para consultarlo pues en ciertas partes había una abertura muy grande que consumía mucho producto. Me dijo que podía rellenar primero con cemento, que por suerte tenía en el galpón. En la radio uruguaya escuchamos muchos comentarios sobre los sorprendentes resultados de las elecciones en Argentina y sobre las chances de los dos candidatos, Scioli y Macri, en el ballotage del 22 de noviembre. Para hacer el pollo con tandoori de la noche tuvimos que hacer una escapada a la proveeduria local de la señora gorda a comprar requesón, y mientras Alicia preparaba la comida apareció nuestro vecino Andrés bien tomado. Después de sus discursos bastante incoherentes terminó pidiendo plata y le adelantamos dinero a cuenta de los cortes de pasto del mes de noviembre.
Jueves y día de Montevideo. Fue bien aprovechado pues compramos cuatro artefactos de luz para colocar en el exterior de la cabaña. También hicimos las habituales compras en La Molienda y antes de tomar el colectivo de regreso almorzamos en nuestro boliche favorito de la calle Tristán Narvaja. Como correspondía, tenían unos excelente ñoquis del 29. Llegamos a tiempo a la cabaña para poder continuar un par de horas con el sellado de la vereda. Javier llamó por teléfono y dijo que solo vendría con el placard del dormitorio al dia siguiente si no llovía. En caso contrario vendría con el mueble el sábado. Su vehículo estaba roto pero había conseguido la ayuda de un amigo que tenía un vehiculo con un trailer. Traté de comprar pasajes a Buenos Aires por internet para el 8 de diciembre pero quedé trabado con mi CUIT. Averigué cual era y lo puse pero me lo rechazó la página por "inválido". No había más remedio que ir a la terminal a comprar los pasajes en persona, cosa que pensamos hacer al día siguiente.
Javier nos despertó muy temprano con su llamada diciendo que tenía intención de cargar el mueble y venir. Me asomé a ver cómo estaba el tiempo y vi que la mañana estaba gris pero no llovía. Más tarde le pasé el dato a Javier que había venido mucha niebla, pero igual partió con el placard bien cubierto en el trailer. Llegaron al mediodía y se pasaron la tarde montando el mueble y las dos mesas de luz. Quedó todo muy bien y comenzamos de inmediato a cargar el placard con nuestras pertenencias, vaciando el guardarropas del dormitorio chico. A la hora que abría Morales tomamos las bicicletas y fuimos para allá a cenar con pizza y cerveza. El cielo se había despejado y la temperatura había caido mucho por lo que nos tuvimos que abrigar bien, guantes y gorra incluidos. La compra de pasajes quedó postergada para el sábado por falta de tiempo. Desde Buenos Aires me mandó un mensaje Gabriel diciendo que finalmente había conseguido mi partida de nacimiento. Respecto al presunto jaguar, resultó ser un gato montés que terminó su vida atropellado.
Sábado y día de feria en Piriápolis. Con sol pero mucho viento en contra pedaleamos hasta Piriápolis comenzando la ronda de compras en una casa de electricidad donde retiramos una lámpara de techo para la cocina pues estábamos cansados de ver el solitario foco colocado por Carlos. Luego seguimos a la feria donde nos hicimos de fruta, verdura y pescado. Estando al lado de la terminal de omnibus compramos pasajes para viajar a Buenos Aires el 8 de noviembre a las tres de la tarde con llegada a las nueve de la noche con el Seacat. Allí no me pidieron ningún CUIT al comprar los pasajes, otro absurdo. De regreso a la cabaña me dediqué a colocar los tres faroles exteriores que faltaba instalar y me llevó el resto del día. Coloqué también la lámpara de cocina en forma provisoria y quedó muy bien, colgada de la viga central. Después tendría que encontrar la forma de disimular el cable eléctrico.
El domingo queríamos comer pasta de Uriel y fuimos en las bicicletas a buscar sorrentinos. Piriápolis estaba ya invadida pues por primera vez en esta temporada había cola en el local como era habitual los domingos del verano. Mientras Alicia continuaba con la tarea de acomodar cosas en el placard comencé a pasar protector al techo de machimbre exterior. llegué a pintar el techo de la galería antes de la puesta del sol. Alicia plantó también el pitanguero que nos había regalado Yolanda. A la noche nos enteramos que cuatro hombres encapuchados y armados habían asaltado el supermercado Devoto de Piriapolis. No consiguieron hacerse del dinero de la caja fuerte pero se llevaron la caja de una agencia de seguros que funcionaba dentro del supermercado, Desde Buenos Aires nos confirmó Agustín que podíamos partir a Bariloche el 10 de noviembre.
Lunes 2 de noviembre y día de los difuntos. Era feriado en Uruguay y nosotros no salimos a ningún lado. Alicia logró el milagro de ordenar todas nuestras cosas liberando el dormitorio chico y acomodando el placard. Por mi parte continué dando protector al techo de machimbre, deseando que se pudiera poner la cabaña patas para arriba para ese menester. También preparé una cantidad de tapajuntas para colocar en las uniones exteriores. En algún momento de la tarde Antel nos bloqueó el acceso a internet por morosos. Evidentemente no se había activado aun el débito automático y el correo no nos había traido ninguna factura. Pensábamos ir el martes a la mañana a las oficinas en Piriápolis a cancelar la deuda y desbloquear la conexión.
Tal como lo habíamos planeado, el martes partimos con las bicicletas después del desayuno. En Antel cancelamos la deuda pendiente y prometieron que nos desbloquearían el acceso a internet sin mayor demora. Hicimos una pasada por El Dorado para aprovisionarnos y luego continuamos con el trabajo de aplicar protector y colocar tapajuntas. A la noche me informó Agustín que el 15 y 17 de noviembre le iban a hacer sendas resonancias a Mariano por lo que peligraba su viaje a Bariloche. Una opción era salir igual y mandar de regreso a Mariano en colectivo pero postergamos la decisión para el día siguiente. En la apacible Piriápolis se produjo el segundo robo a mano armada en una semana, esta vez a una joyería. Por suerte lograron aprehender a los cuatro malandras que habían protagonizado el robo.
Nuevo día de trabajo en la cabaña. El miércoles continuamos con el tratamiento protector de la madera, a cargo de Alicia, y con la colocación de tapa juntas por mi parte, Del lado del frente de la casa soplaba viento y se sentía bien fresco, mientras que en el fondo estaba muy protegido y se sentía calor. Fracasamos en nuestros intentos de comunicarnos con Johanna por Skype. Alicia si se comunicó con Magela y con Marcos. Hicimos también las reservas para el COPSA de las 08:50 del día siguiente para el habitual viaje de los jueves a Montevideo. Nuestro jardinero Andrés no daba aun señales de vida y el pasto crecía a ojos vista por lo que tomé la tijera y corté un poco de pasto en el frente antes del oscurecer. Aun no sabíamos si nuestro viaje a Bariloche de la semana siguiente sería con Agustín o en micro.
Tratamos de hacer corta la visita a Montevideo del jueves, y liquidamos rápidamente nuestros asuntos. Alicia se hizo de un celular nuevo para uso en Uruguay ya que el su teléfono había llegado al fin de su vida. También compramos la séptima lámpara para poner en el lado de la casa que daba al galpón y que estaba muy oscura de noche, Hicimos un excelente almuerzo en Verde Comidas Naturales sobre la calle Dr Tristán Narvaja 1679 para luego caminar hasta la terminal de Tres Cruces. A las cinco de la tarde estábamos de regreso, y por ser primer jueves de més había reuníón mensual de la comisión vecinal a las seis de la tarde. Esta vez nos juntamos en una esquina del barrio para ir caminando al predio donde solicitaban que se hiciera una casa comunal. Allí nos informaron de diversas gestiones en marcha para mejorar el funcionamiento del barrio y además nos recordaron que el sábado era el día internacional de limpieza de costas. Exhortaron a que nos reuniéramos en la bajada a la playa a las nueve y media para participar de la limpieza. En la reunión participó Beatriz, la ex esposa de Daniel del cerro Los Burros, a quien Alicia no había visto en muchos años. La acompañamos hasta su casa en el barrio Playa Grande y nos entretuvo un buen rato contando detalles de su vida y sus actividades. Cultivaba cantidad de plantas en su terreno y nos dió algunas muestras. Seguramente se coló una garrapata en una de las muestras pues a la noche tuvimos que quitar una que se había pegado al hombro de Alicia. Después del intenso monólogo de Beatriz salimos apurados del barrio, que no inspiraba mucha confianza especialmente de noche, y fuimos a Morales a comer pizza con cerveza.
El viernes fue un magnífico día de sol. Finalmente pudimos comunicarnos con Johanna por Skype y vimos también a una Ellen muy crecida con sus tres meses y muy activa. Alicia se dedicó a aplicar protector al machimbre de la parte de atrás de la casa y yo me puse a instalar la lámpara comprada el día anterior. No había estado prevista en la instalación eléctica por lo que tuve que montar un cable exterior que tomé de aquel rollo de 100 metros que habíamos comprado cuando Juan nos prestó electricidad desde su casa. Para esconder ese cable, que puse pegado al techo, preparé tapa juntas cortando tiras de madera del machimbre que había sobrado de la construcción. No alcancé a terminar el proyecto pero la lámpara quedó conectada. Ahora teníamos siete lámparas rodeando la casa, del tipo de encendido automático al oscurecer. A la tarde apareció Andrés con su ayudante y cortaron el pasto. También contratamos a Andres para que pasara protector al machimbre del techo de la cochera, que en principio era lo último que quedaba por pintar. Al hermoso día le siguió una magnífica puesta de sol y aunque llegamos tarde para verla al lado del mar hicimos igualmente una caminata por la costa con las últimas luces del día.
Amanecer de sábado radiante. Aportamos nuestro grano de arena bajando a la costa a limpiar. Fuimos primero a Playa Hermosa pero allí no había ninguna actividad por lo que continuamos a Playa Grande. Allí si había gente limpiando. Nos dieron sendos gorros y guantes y una bolsa, y comenzamos a recorrer la playa recogiendo todo tipo de basura. No demoramos mucho en llenar la bolsa, que entregamos al coordinador, y continuamos a la bicicleteria de Piriápolis a comprar cámaras de bicicletas pues la mía se había pinchado. De regreso pasamos por Uriel a comprar tallarines y salsa y luego por Heliópolis a comprar aguarras y pincel. En la cabaña preparé un tacho de protector de madera mezclandolo con aguarrás, listo para que Andrés lo aplicara al techo de la cochera en la semana. Comenzamos a preparar la casa para nuestro período de ausencia y alcancé a completar la instalación del cable a la lámpara de atrás de la casa antes de bajar a caminar un rato por la costa, mate en mano. Había ya gente en la playa, primer señal del verano en ciernes.