28 de Noviembre 2023
Martes 28. Gabriel llegó puntualmente al hotel para llevarnos a la terminal de Colonia Express y si bien la avenida San Juan era el camino directo tuvimos que hacer un amplio desvio a causa de una manifestación que bloqueaba el cruce con la avenida 9 de Julio. Nos despedimos en la terminal y acarreando nuestros bultos embarcamos hacia Colonia. No tuvimos ningún control aduanero a la llegada y subimos al ómnibus que nos trasladaba a Montevideo. El vehículo era muy cómodo y contaba con aire acondiconado pero con el inconveniente que se condensaba la humedad y goteaba sobre los pasajeros. En Tres Cruces compramos pasajes para continuar viaje y disponiendo de más de una hora de espera decidimos comer algo en el restaurante La Mostaza de la terminal. Como solución salomónica a la llegada a Piriápolis nos bajamos en la parada de Los Macaquitos y mientrs alicia esperaba con las valijas caminé hasta la casa a buscar el auto. De paso hizo Alicia algunas compras en el almacén. Encontramos todo en orden, con la casa y el auto bien cuidados por Nicolás. Fieles a nuestra costumbre desempacamos y ordenamos antes de acostarnos. El 29 teníamos programada la visita de la compania de alarmas que tenía que cambiar un chip en la central para que siguiera funcionando. También fuimos a El Depósito y compramos ñoquis para la comida antes de bajar a la playa en bicicleta. Calor no hacía y nos limitamos a caminar. Ya anocheciendo pasaron Congo y Lena por casa e hicimos una picada con ellos en la galería. A la mañana siguiente vino Jorge, el padre de los hijos de Alicia, a buscar un reel de pesca que ellos le habían enviado como regalo en nuestro equipaje. La inspección del techo mostró que no había ningun daño en las tejas y solo había que ir pensando en cambiar los listones de los bordes que estaban llegando al límite de su vida util. Le dediqué algunas horas al jardín también y más tarde descubrí que una garrapata estaba queriendo prenderse de mi muslo izquierdo. Logramos quitarla sin problemas. Había refrescado y decidimos ir en auto hasta Punta Negra a observar la puesa del sol. A la vuelta paramos en la sucursal del Faro de la rambla a comer un helado. E tiempo inestable y fresco continuó el viernes, con el agregado de tormenta eléctrica y fuerte lluvia, que mál no venía. Encaré también la habitual tarea de quitar telas de araña de los aleros, con la ayuda de un pincel atado a un palo largo que resultó muy efectvo. Hilian e Isabel, ya en Uruguay desde hacía un tiempo atrás, nos avisaron que el sábado 2 de diciembre se hacía un festival de las culturas en Pueblo Eden y para allá fuimos encontrándonos con ellos y una hermana de Isabel en un restaurante del pueblo. Luego nos trasladamos a la plaza. El día se prestaba para una celebración y disfrutamos mucho de las presentaciones musicales de diferentes grupos de distintas nacionalidades, además de visitar una cantidad de puestos de comidas, bebidas y artesanías. No faltó el puesto de chorizos, sabrosos pero de muy pobre calidad. El festival se extendió hasta pasada la puesta del sol y nos quedamos hasta último momento para evitar el tránsito de la gente que se iba por la ruta 12, en pésimo estado y además con niebla. Cerramos la semana con trabajos de mejora del jardín y luego cena temprana en el restaurante Posieidón de la rambla y helado artesanal en la heladería Cioccolatum donde nunca se sabía que sabores ofrecía el particular maestro heladero.
Lunes 4 de diciembre. Ya antes de viajar a estas latitudes habíamos conversado con los chicos acerca de unas mini vacaciones en la Sierra de la Ventana a mediados de enero y nos habían propuesto que nos sumáramos. Habíamos aceptado la invitación y compramos pasajes con Colonia Express para cruzar el 12 de enero desde Colonia con el auto. Como había que estar en la terminal a las nueve y media decidimos evitar el madrugón y salir de casa el día anterior quedandonos una noche en Colonia. Trabajé bastante en el jardín rebajando los falsos papiros que crecían descomunalmente en la zanja de desague del lavarropas y no fue buena idea porque terminé con dolor de espalda que me duró varios días. El martes compramos en el centro de Piriápolis el kit de filtros para activar nuestro purificador de agua. También compró pasajes para viajar al día siguiente a Montevideo bien temprano para visitar a dos amigas: Manuela y Angelita. Fue un madrugón pues apenas pasadas las siete tomó el ómnibus en la parada 10 donde la llevé con el auto. Yo me aboqué a la tarea de lijar la mesa de la cocina y una parte de la mesada, a las que el año anterior habia dado una mano de protector al agua sobre las anteriores al aceite. Habia sido un error pues no se había absorbido sino que había formado una película que se descascaraba. También fui hasta la pescadería de la rambla a comprar filetes de lenguado y camarones. Alicia regresó a la noche de su viaje. Mi espalda continuó molestando pero en tren de mejoría, por lo que reduje el ritmo de trabajo a un mínimo. En la mano derecha sentía un malestar donde me había pinchado con una de nuestras plantas y sospechaba que me había quedado adentro. Alicia ofició de enfermera y para nuestra sorpresa sacó una espina de no menos de un centímetro. El viernes 8 hicimos una nueva excursión, esta vez hasta el parque de las esculturas de Manantiales al atardecer pues en el museo de la fundación Achugarri presentaban un espectáculo visual con música, lo que ahora se denominaba "Mapping". Llegamos con bastante anticipación y salimos a caminar por el parque donde nos encontramos con Hilian e Isabel. El "Mapping" lo hacía un brasilero y nos entretuvo a nosotros y un concurrido público por más de media hora proyectando imágenes cambiantes con varios proyectores y musica. Al regreso paramos en un concurrido y bullicioso restaurante frente al casino de Punta del Este a comer algo. Estando ya en vísperas de las fiestas decidí hacer mi "gluhwein" con bastante anticipación para que maceraran bien todos los ingredientes porque el día 13 ibamos a tener una reunión en casa con Hilian e Isabel a celebrar una pequeña navidad con ellos. El domingo 10 nos reunimos con Congo y Lena en su casa pues nos habían invitado a almorzar. Aun nos dió tiempo al atardecer para bajar a la playa.
Lunes 11. Mi cedula de identidad uruguaya vencía en febrero y a la mañana del lunes pasamos por la oficina de migraciones para que me instruyeran sobre el nuevo procedimiento de renovación. También pasamos por la pecadería a comprar salmón que según el pescadero provenía de Noruega y era salvaje, lo que poníamos en duda ante la enorme industria de salmón de cria que se hacía allá. Tampoco había ningún etiquetado como referencia. A la vuelta nos detuvimos en el vivero a comprar algunas plantas, macetas y tierra abonada. Rematamos el día con una bajada a la playa también. El día siguiente lo dediqué a la repostería haciendo primero la masa de las galletitas de jenjibre, que quedó reposando en la heladera, y luego las masas de azafrán. Hilian e Isabel vinieron el miércoles y compartimos el salmón con ellos aunque no fue lo único que hubo en la mesa pues agregamos al menú carne de cerdo, gratinado de papas y ensaladas además del arroz con leche para el postre. Queríamos avanzar con la regularización de la casa y para ello fuimos al siguiente día a la municipalidad, donde solo pudieron informarnos que aun estaban en pie las observaciones que necesitaba aclarar el arquitecto. Como ya imaginábamos, no estaba en su casa, y Alicia decidió que iba a cambiar de arquitecto pues asi no se terminaría nunca el trámite. Por mi parte encaré ese día la poda del pino de la entrada, reduciéndolo a su mínima expresión además de cortar la planta espinosa que crecía a la par. Daba lástima ver el árbol después de este tratamiento pero era eso o quitarlo. El fin de semana lo ibamos a pasar en Montevideo donde habíamos reservado habitación en un hotel en la misma cuadra que el teatro del Sodre. La partida fue el viernes a la mañana y nos dirijimos directamente al hotel donde estacionamos y dejamos el equipaje en custodia. En la ciudad vieja y a pocas cuadras se encontraba la oficina de migraciones, donde fuimos caminando a buscar información pues mi trámite en linea había fracasado. No se podía hacer presencial y me dieron algunas indicaciones que podrían ayudar. Regresamos a la avenida 18 de julio e hicimos algunas compras incluida una malla para mi reloj cuenta pasos que se había roto. Fue regalo de navidad anticipado que me hizo Alicia. Almorzamos muy bien en el restaurante Las Cibeles y regresamos al hotel donde nos dieron una minúscula habitación en el sexto piso. Lena nos había avisado que la asociación sueco urugaya organizaba la tradicional procesión de Lucia en una iglesia cercana y para allá fuimos caminando. Fue un hermoso espectáculo, que comenzó con una presentación coral de música nórdica del ensamble Oikos incluyendo temas en sueco y en finlandés. Luego entró el cortejo de Lucia, del que Lena también formó formó parte. Dió la casualidad que el hijo de Angelita era baterista de un grupo de rock que tenía una actuación en un local a media cuadra de esa iglesía y Alicia había prometido asistir. Alcanzamos a entrar a un modesto local de comidas venezolanas donde pedimos sendas arepas con pollo muy buenas. El toque comenzó con bastante atraso, con bastante público, en una especie de salón de cine por lo que nos sentamos en cómodas butacas y lamenté no tener a mano protectores auditivos pues el nivel de sonido era ensordecedor. De todos modos nos gustó mucho el espectáculo, sobre todo la actuación de la cantante que dejó su alma en el escenario. Angelita no cambía en si de orgullo, sobre todo porque en el publico había una pareja joven con dos niños recién venidos de Suecia, que eran prientes suyos. Para aprovechar al maximo la ida a Montevideo habíamos comprado entradas para asistir a una presentación de ballet en el teatro del Sodre el sábado a la noche. Comenzamos el día con un desayuno aceptable en el hotel y luego fuimos con el auto hasta un negocio denominado "El rey del entretenimiento" pues Alicia había visto que tenían pesas para su gimnasia a buen precio. El calor era infernal ese día pero logré encontrar estacionamiento bajo un arbol mientras Alicia se ponía en una cola para poder entrar al establecimiento. Afortunadamente había sombra en la vereda, y cuando logramos entrar sacamos un número cayendo en una segunda cola para ser atendidos. La tercer cola fue para pagar y la cuarta para que entregaran la mercadería. De allí fuimos hasta el parque Rodó, frente a la rambla, donde se encuentra el museo de artes visuales y al que le hicimos una visita. A la sombra de los árboles hicimos luego la mateada de la tarde antes de volver al hotel pues teníamos que prepararnos para asistir a la función de ballet del Sodre, una divertidisima comedia de origen francés llamada "La fille mal gardé" inspirada en un cuadro de Pierre Antoine Baudouin del año 1765. Nuestra cena fue después de la función, en el cercano restaurante "Los Leños", donde no había ni una molécula de gluten pero si una cocina excelente. Aun no lo sabíamos, pero se estaba preparando la tormenta que esa noche hizo estragos en la provincia de Bueno Aires y en el litoral del Uruguay. Montevideo no se vió muy afectada y a la mañana del domingo después de dejar el hotel pasamos por la tradicional feria de Tristán Narvaja, que generalmente estaba atestada pero ese día estab mas raleada a causa de la lluvia que caia de a ratos. Fue nuestra última actividad antes de regresar a casa.
Lunes 18. Comenzó una nueva semana fresca, anormal para la época. Bastante recuperado de la espalda continué raleando el falso papiro y llené una bolsa grande con la poda. Ya decidido a tramitar la licencia de conducir uruguaya averigué que existía una clinica privada en Piriápolis autorizada para hacer la revisación médica y me dieron un turno para el viernes a a tarde. Desde Suecia nos contó Viktoria que tenía todos los síntomas de Covid, al igual que Matías. Era preocupante pues ellos tenían planeado volar el sábado a Francia para pasar las fiestas con Isabel. Le había pedido a Nicolás que cortara los yuyos de la vereda opuesta a a nuestra para encarar mejor la entrada a la cochera pero se había olvidado por lo que desempolvé nuestra cortadora eléctrica que no había usado en años y que seguía funcionando muy bien. El jueves 21 fue el día en que Agustín hacía el primer transporte internacional, llevando un cuadro en uno de los camiones para entregarlo en Manantiales, más allá de Punta del Este. Mandó a su chofer Checho con toda la documentación aparentemente en orden. El cuadro cruzó sin problemas la frontera, no así el camión al que resultó faltarle un papel para transporte fuera de frontera. Hubo muchas ideas y vueltas, y muchos nervios para Agustín pues durante horas estuvo Checho tratando de resolver el problema. Finalmente lo dejaron pasar "fuera de la legalidad" y llegó a destino con mucho atraso. Le ofrecimos que pasara por casa a pasar la noche y a medianoche lo tuvimos por aquí. Tomó una ducha y se fue a dormir, y a la mañana siguiente le ayudamos con el pago de los peajes y la carga de gasoil antes de partir de regreso a la Argentina. Ese día por la tarde aprobé con la doctora Pi el examen psicofísico para tramitar la licencia de conducir. Todo estaba organizado para pasar la nochebuena con Congo y Lena mientras que ellos vendrían a casa el 25, y como pensábamos ofrecerles salmón al horno pasamos el sábado por la pescadería donde conseguimos salmón noruego. Por suerte pudieron emprender vuelo Viktoria, Matias y Vida hacia francia al estar en franca recuperación. La cena con nuestros amigos era tarde y por la mañana nos dedicamos a la repostería. Alicia hizo dos budines ingles y yo torta de zanahorias además de masas de azafrán. Antes de ir a la cena abrimos nuestros paquetes y yo recibí dos libros, una remera y vale por entradas al cine. Curiosamente resultó que uno de mis libros era el mismo que Santa Claus le hab]ia traido a Alicia, pero venía con vale para cambiarlo. A las ocho de la noche nos hicimos presente en casa de nuestros amigos, donde Congo preparó carne a la parrilla y Lena hizo arroz con leche. Todo resultó delicioso y pasamos muy bien en su compañia. De hecho regresamos a la casa pasadas las dos de la mañana.
Lunes 25 de diciembre. Al salmón lo acompañamos con tomates rellenos que preparó Alicia con todo esmero y resultaron muy ricos, y tradicionalmente hicimos una ensalada de frutas muy variadas para el postre. Habíamos planeado sentarnos en la cochera pero continuaba el tiempo fresco y ventoso por lo que optamos por armar la mesa adentro. Esta vez no se extendió la velada hasta altas horas de la noche porque tenían que atender a sus perros. El martes a la mañana fuimos a la municipalidad para continuar con los trámites de la licencia y me dieron turno el 11 de enero para el examen teórico. Además tenía que asistir el 29 a una charla de manejo defensivo que daban los inspectores de tránsito. Por suerte habían subido las temperaturas y pudimos hacer un rato de playa a la tarde. Johanna cumplió sus 36 años el miércoles y lo pasó con KF y las niñas en un hotel al norte de Malmo. El termómetro llegó aquí a los 30 grados y hubo playa nuevmente. También le dí una poda final al falso papiro que quedó mucho mas prolijo. Ya habíamos planeado recibir el año nuevo con Hilian e Isabel en Valizas, partiendo el sábado para allá. Nosotros ibamos a contribuir al asado con los chorizos además de llevar bebidas y el budín inglés casero, haciendo las compras el viernes. Ese día al anochecer fui a la casa de la cutura para la charla de manejo y me encontré en la puerta con otra participante. Sin embargo pasó el tiempo y no apareció ningún inspector de tránsito, evidentemente se había cancelado la charla sin ningún aviso, y regresé a casa. Nos tomamos su tiempo el sábado para aprontar todo para el viaje y partimos a las once hacia Valizas. La ruta 9 estaba en pleno proceso de ampliación para hacerla de cuatro carriles hasta la ciudad de Rocha y un tramo lo hicimos ya en la parte nueva. Sin embargo faltaba aun mucho por hacer para que finalmente hubiera una ruta así desde Colonia. Hilian e Isabel tuvieron la paciencia de esperarnos para almorzar, lo que hicimos en su hermoso jardín. La anéctoda del día fue encontrar una ranita en el inodoro del baño de la planta baja, que se escondió haciendose invisible, rompiéndonos la cabeza pensando cómo la ibamos a sacar. Hilian logró sacarla con un alambre doblado y lamentablemente tuvimos que mandarla por la descarga. Luego dimos una vuelta por el pueblo, bastante concurrido y no pudimos evitar ir a la heladería en la que una minibola era un montón de helado dificil de terminar. Alicia había hecho un par de pizzas también, una de ellas con pesto que nos había sobrado dias anteriores, y fue nuestra cena que hicimos adentro cuando la temperatura ya había caido marcadamente. llegamos así al último día del año, con tiempo soleado y buena temperatura. Las pizzas que sobraron fueron nuestro almuerzo, mientras nos ibamos comunicando con la familia y amigos comenzando por la parte sueca. Alicia y yo hicimos una larga caminata por la playa llegando hasta la barra del arroyo Valizas que venía con mucha correntada. La gente que cruzaba tenía que hacerlo con los botes que ofrecían el servicio. La mesa para la cena se colocó en la galería e Isabel la decoró con mucho esmero mientras colgábamos guirnaldas del techo. Hillian había comprado la carne en el supermercado del lugar y era "de exportación" o sea que debía ser muy tierna, pero no fue así aunque si era sabrosa. Hilian queó bastante apesumbrado por este hecho, que en realidad no era ninguna cuestión seria. Charlando de sobremesa llegamos a la medianoche, con sorprendentemente poco ruido de fuegos de artificio, y aun nos quedamos un par de horas más conversando antes de acostarnos.
Lunes 1 de enero 2024. Nos levantamos con tiempo nublado y fresco aunque dió para desayunar afuera y también para hacer un almuerzo basicamente con los restos del día anterior. Nuestra gira incluía una visita a Tito, el hermano de Alicia quien vivía en 18 de Julio, una localidad a la que se llegaba pasando por Chui y continuando 10 km al oeste por una carretera que bordeaba la frontera con Brasil. El nos esperaba el martes a almorzar con cordero al horno. Ese día tenían que regresar Hilian e Isabel a Punta del Este para recibir a las ocho de la mañana las llaves de su departamento, que había alquilado una familia brasilera. Significaba que tenían que partir de Valizas a las cinco de la mañana y a nosotros no nos causaba mucha gracia madrugar de modo que por la tarde nos despedimos y continuamos viaje hacia Chui. Como la casa de Tito no tenía muchas comodidades preferimos buscar una cabaña en el balneario Punta del Diablo para pernoctar allí. Aun tuvimos tiempo de acercarnos a la playa con el auto y hacer una caminata por la arena. Era sorprendente ver la cantidad de turistas brasileros en esa localidad. Años anteriores habíamos pasado unos dias allí y recordábamos un buen restaurante italiano donde repetimos la experiencia. La cocina era realmente excelente, la atención y el ambiente también. Ofrecían alojamiento también pero las tarifas eran bien saladas. Volvimos entonces a nuestra espartana cabaña pero a la mañana siguiente estábamos nuevamente allí porque ofrecían un buen desayuno. Teníamos ya cargado el auto por lo que salimos directamente a la ruta para hacer los pocos kilómetros que faltaban para llegar a Chui, donde estacionamos del lado brasileño y me quedé cuidando el auto mientras Alicia hacía algunas compras. Chui estaba como siempre abarrotada de gente y vehículos, a diferencia de 18 de Julio, un pueblo muy pequeño y quedado en e tiempo. El cordero estaba practicamente listo cuando llegamos y pasamos directamente a la mesa. Hacía años que no visitábamos a Tito, y él nunca venía a Piriápolis. Ahora tenía gallinas ponedoras sueltas que lo estaban proveyendo de cantidad de huevos. A nosotros nos dió unos cuantos para llevarnos. Poco después de las cinco de la tarde decidimos emprender el regreso para no llegar muy tarde a casa si bien se hizo de noche porque en Chui paramos para que Alicia comprara anteojos de sol. Como tenía que averiguar cuando se hacia la próxima charla fallida de manejo defensivo y no respondían al teléfono fui el miercoles en bicicleta a la dirección de tránsito y anoté el 31 de enero para la charla. Alicia bajó a la playa por la tarde y yo me comuniqué con Johanna, que estaba en plenos preparativos para partir al día siguiente a Salen con la familia a pasar unos días en el centro de esqui. Viktoria acababa de llegar de regreso de Francia a un Malmo frio, nevado y congelado. Al día siguiente partía Johanna con KF y las niñas en avión a esquiar a Salen. El jueves decidí lavar el auto para quitarle todo el polvo acumulado durante el último més antes ,de bajar a la playa donde encontramos el agua bastante marrón y revuelta. Como Antonio y Antonietta llegaban el jueves a Punta del Este, los llamé por teléfono y quedamos en pasar a saludarlos el viernes por la tarde. Era el día en que habíamos planeado ir hasta el parque de las esculturas a ver un documental sobre la vida y obra de Pabo Atchugarri de modo que nos quedaba de pasada hacer esa visita. Punta del Este estaba colmada de gente y autos y costó encontrar estacionamiento. Nuestros amigos habían venido con tres amigos que estaban también en el departamento. Durante la corta visita nos pusimos al día después de mucho tiempo de no vernos y Antonio me regaló dos ejemplares del libro autobiográfico que había publicado. Toda una sorpresa para mi. Uno de los libros era para llevar a Gabriel en nuestro próximo viaje. Tuvimos que despedirnos de ellos para no llegar tarde pues aun queríamos comer algo, lo que hicimos en un puesto de comidas de Manantiales donde tenían buenas hamburguesas. De todos modos la función comenzó bastante más tarde de lo previsto y alcanzamos a escuchar el concierto de guitarra previo a la función. El cine era al aire libre y había más gente que sillas disponibles pero teníamos nuestras sillas playeras, además del muy necesario repelente. El anochecer fue hermoso y la noche muy tranquila. Al regreso a Piriápolis y aunque ya se acercaba la medianoche, nos encontramos con una rambla repleta y los restaurantes llenos de gente. El día de reyes fuimos al centro de compras pues queríamos hcer nuestro primer asado de la teporada. Antes de ir al supermercado pasamos por la feria de los sábados, abarrotada de gente, lo mismo que el mercado con total caos en el estacionamiento. Por suerte se nubló por la tarde a la hora de hacer el asado y los mosquitos nos perdonaron la vida apareciendo solo cuando se puso el sol y ya entrabamos a la casa. Rita, hermana de la consuegra de Alica, estaba de paso por Piriápolis con su marido y vinieron por casa a saludar el domingo al mediodía. Visita corta fue esa pero prometieron volver más adelante con mas tiempo. Por la tarde se fueron formando nubes de tormenta y cuando bajamos a la playa para encontrarnos con Congo y Lena estaba totalmente cubierto y se veían rayos en el horizonte. De hecho logramos llegar a la casa minutos antes de que comenzara la muy necesaria lluvia.
Lunes 8. Ese día recibimos la inesperada visita de Tito, el hermano de Alicia, quien había venido con desde Chui por un posible canje de auto auto en Maldonado. Ese negocio no prosperó pero antes de regresar pasó por casa a compartir un almuerzo con nosotros. De tarde alcanzamos a dar una vuelta por la playa. Los pagos de la contribución inmobiliaria y de la carísima patente del auto los hicimos el martes aprovechando los descuentos que daban por pago inmediato. Al día siguiente cumplía Cacho sus 81 años y lo felicitamos por whatsapp a la hora en que Elsa estaba por poner la plancha para preparar uno de sus platos favoritos, el churrasco. Era la víspera de nuestra partida a Colonia y por lo tanto tratamos de empacar todo lo posible antes de acostarnos. A Nicolás lo dejamos encargado de vigilar la casa y le dimos una de las llaves de la casa por cualquier eventualidad. A las ocho de la mañana del jueves estaba en las puertas de la municipalidad junto a dos candidatos más para hacer el examen teórico de conducción. Nos sentaron frente a sendas computadoras a contestar treinta preguntas relativamente sencillas, de las cuales acerté en veintinueve por lo que aprobé el examen, al igual que los otros dos candidatos. A media mañana iniciamos nuestro viaje, y la primer parada fue en el local de Emaus a la vera de la ruta interbalnearia para dejar ropa y electrónica en desuso que teníamos en casa. La segunda parada fue en la ciudad de Montevideo en la plaza donde se había inaugurado un lindo monumento en la memoria de las ex presas políticas. Estaba ubicado detrás del imponente palacio legislativo. Continuando por la rambla hacia el oeste nos detuvimos en una estación de servicio para ir al baño y de paso comimos allí sendos helados. Ya no nos detuvimos más hasta llegar a Colonia e instalarnos en el hotel Royal del centro al que ya conocíamos y que era muy recomendable por tener pileta, precio accesible y buen desayuno. Estuvimos un rato en la piscina y con un hermoso atadecer paseamos por la ciudad vieja haciendo tiempo para ir a cenar al restaurante El Portón frente al hotel. Por experiencia previa sabíamos que tenía muy buena cocina y no nos desfraudó. Desde el sexto piso de nuestra habitación pudimos ver claramente las luces de Puerto Madero y a la mañana siguiente las torres de ese barrio también. A las nueve de la mañana del viernes teníamos que presentarnos en la terminal de Colonia Express y por suerte se hicieron los trámites migratorios de ambos paises en forma simultánea.