1 de Octubre 2024
Al ventilar toda la noche logramos deshacernos casi totalemente del olor a quemado, no obstante lo cual le informé a Kim. Además se quedaba sin horno de microondas, aparato que tiré por la mañana. Con todas las cajas guardadas alcanzamos a hacer un lavado de último momento y a las cuatro de la tarde tomamos un taxi a la estación. Ya en el aeropuerto nos encontramos con Mirta y Per, quienes a toda costa querían venir a saludarnos y despedirse. Como nos sobraba tiempo, nos sentamos a tomar algo en la terminal e intercambiar experiencias. Iberia se ufanaba de ser la linea más puntual y efectivamente partimos diez minutos antes del horario de salida, llegando también con algunos minutos a nuestro favor en Madrid. Tuvimos que cambiar de terminal y apurando el paso llegamos a la puerta de embarque cuando los primeros pasajeros estaban subiendo al avión. El cruce del Atlántico fue muy sereno y esta vez descansamos bastante durante el vuelo. Las cosas se complicaron un poco al llegar al sur de Brasil donde comenzó la turbulencia, y la comandante se desvió apreciablemente de la ruta para esquivarla. Así y todo decidió cancelar el desayuno de los pasajeros. A pesar del desvio aterrizamos con puntiualidad en Montevideo y no demoramos demasiado en tomar un omnibus de COT a Piriápolis. Pedimos a Congo que nos buscara en la parada y así llegamos finalmente a la casa, donde todo estaba en orden. Con la heladera vacía y sin provisiones sacamos el auto y fuimos a almorzar al restaurante 8 nudos. También compramos el kit de filtros de agua para el purificador y nos abastecimos en El Depósito. Aun teníamos noches bien frías y la primera de nuestra estadía marcó 6 grados centígrados. Al día siguiente, y después de hacer algunos trabajos en el jardín, bajamos a la playa en bicicleta haciendo allí una caminata que incluyó mirar la casa que había alquilado para fin de año en Playa Hermosa. Como no podía ser la excepción, la madera del exterior de la casa era alojamiento de infinidad de pequeñas arañas haciendo sus nidos y me aboqué a la tarea de eliminarlas con la idea de dar una mano de protector que ya era necesario. Agustín nos dió la buena noticia de que había conseguido vivienda para fin de año en Piriápolis, un chalet a escasa distancia de la terminal de ómnibus. A la madrugada del sábado recibí una llamada de Viktoria desde nuestro estacionamiento donde estaba con Vida para salir y con el auto que no arrancaba. Ya había perdido el auxilio y se confirmó que la batería estaba agotada. Así pudo llevar a Vida a andar en pony como estaba planeado, y le recomendé tratar de reemplazar la batería y asi evitar más problemas durante el invierno. Nuestro plan de ese día era ir a Montevideo pues era el fín de semana del patrimonio y además queríamos encontrarnos con Lucía y su nieva pareja. Fuimos con el auto y logramos dejarlo estacionado en las cercanías del centro, haciendo el resto del recorrido a pie. Alicia retiró de una librería la colección de libros de arte de artistas uruguayos que había encargado y luego nos acercamos a la Taberna Vasca a almorzar, conociendo de antes su excelente menú. Esta vez pedimos una paella para los dos. Desde la explanada de la Intendencia partían omnbus gratuitos que hacían una recorrida de la ciudad con el tema Cooperativismo y nos sumamos a ese evento. Además de visitar tres lugares simbólicos del cooperativismo, nos entretuvieron a bordo del omnibus con una representación teatral con el mismo tema. Más tarde nos encontramos con Lucía y su pareja Damián compartiendo una merienda en una confitería frente a la Plaza de los 33, y ya al anocher regresamos a casa. Lena cumplía años el domingo y nos habia invitado a la celebración, de la que participamos junto con tres parejas más. Era una linda tarde solariega y compartimos un buen asado hecho por Congo. La repostería de Lena como siempre excelente y me traje una porción de torta a casa. Lamentablemente tuvo Alicia una caida fea de la bicicleta cuando tomamos la bajada hacia casa y aplicó los frenos en la tierra suelta. Afortunadamente no hubo ninguna rotura pero si unos buenos raspones en la cara y las manos.
Lunes 7 de octubre. Alicia prefirió quedarse en casa y yo hice una ronda de compras en el centro, incluyendo el veneno para las hormigas siempre presentes y dispuestas a atacar las plantas. Sorpresivamente recibimos de Aerolíneas Argentinas la noticia de que el vuelo de Santa Cruz a Aeroparque del 22 de noviembre se trasladaba al día anterior y en consecuencia no llegábamos a tiempo con el vuelo desde La Paz. Como primera medida llamamos por teléfono a la aerolínea pero no llegamos a nada pues habíamos comprado el viaje con una agencia de viaje. Tuve una charla técnica con Viktoria respecto a la batería y quedó en sus manos llevar el auto a un taller donde podían hacer el cambio. El jueves 10 cumplía siete años Sigrid, aunque el festejo se haría el domingo. Pensando en nuestro viaje del viernes fuimos al centro a sacar dinero y comprar pasajes a Montevideo, además de hacernos de una ducha de mano para el baño al haberse dañado la existente. Viktoria concretó la compra e instalación de la bateria y le transferí el dinero. A la noche preparamos nuestro equipaje para la tempranera partida del día siguiente.