Enero 1965 a julio 1968

   Mi tía vivía todavía con mi abuela paterna en el chalet de Acassuso y yo me instalé allí también, compartiendo aún a mis 18 años el dormitorio con mi tía! Los primeros meses en la Escuela de Náutica fueron muy duros, pues en el período llamado de reclutamiento hacíamos entrenamiento militar diario y era típico en todas las instituciones militares maltratar a sus “soldados” para ablandarlos, con sus ridículos castigos. Los mismos cadetes que estaban en su tercer año de estudios asistían como instructores. Más adelante disminuyó la frecuencia a una vez por semana y comenzaron los estudios en serio. Mi carrera estuvo a punto de tener un final abrupto cuando a mediados de año tuve un ataque agudo de apendicitis y me internaron en el hospital de San Isidro para operarme. Sucedió justo cuando había que rendir un grupo de materias eliminatorias, y al no poder hacerlo pensé que iba a tener que comenzar de cero nuevamente, lo que me negaba a hacer. Sin embargo una delegación de cadetes amigos que escuchó mi razonamiento desde mi lecho de convaleciente intercedió antes la Escuela y me dieron nuevas fechas para rendir, lo que hice con éxito.

Nuestro primer viaje comenzó en marzo del año 1966 y yo fui uno de los únicos que no aprovechó la posibilidad de comprar un máximo de 100 dólares en el mercado oficial. Mi tía no podía entender para qué quería tanto dinero pero finalmente aceptó que yo comprara 25 dólares, lo que me hizo sentir muy pobre comparado con los demás, al ser el único que no había comprado los 100 dólares baratos.

     Cargados con manzanas del Río Negro zarpamos para Europa y con la primera mar fuerte me mareé horriblemente. Uno de nuestros instructores me sacó de la cama, donde me había refugiado, y me obligó a trabajar a pesar de los vómitos. A la larga logré superar en parte el problema, ya que toda mi vida me he sentido mal cuando mis buques se han movido mucho. No soy el único!.  El primer viaje de cadete fue también mi primer contacto con Europa, y la impresión que recibí me llegó profundamente. Tal vez eran mis raíces que volvían a renacer. En Hamburgo visité a Anneliese, prima de mi padre, quien tenía un hijo, Peter. Él estaba en ese momento de novio y más tarde se casó con esa misma chica y tuvieron dos hijos. Durante mucho tiempo mantuve contacto con ellos. Hicimos dos viajes más al norte de Europa y logré tener dinero de bolsillo para pasear gracias a que estuvimos en dique seco en Rotterdam y en ciertas oportunidades nos dieron dinero por no haber cocina a bordo o para compensar los ruidos molestos en el dique. Otra fuente de ingreso fue la venta del whisky y los cigarrillos que permitían ingresar legalmente al país a nuestro regreso a Buenos Aires. Así pasó mi segundo año en la Escuela de Náutica y lo disfruté mucho además de ganar cantidad de experiencia.

      El tercer año era nuevamente de estudios en la escuela y además estábamos a cargo de los cadetes de años inferiores. Yo tenía a mi cargo las dos divisiones de cubierta de primer año. Fue un período de mucho trabajo y estudio y establecí una buena amistad con Arturo Terrizzano, quien era indiscutiblemente el mejor alumno. Él estaba terminando también su carrera de ingeniería naval y mecánica, y vivía sólo en un departamento de la capital. Hasta auto tenía, un viejo Citroen 2CV. Muchas veces me quedé en su departamento, estudiando con él para los exámenes y en ciertas oportunidades no pegábamos un ojo. Había una sana competencia entre él y yo. Rendimos todas las materias con éxito y solo nos quedaba el cuarto año, de seis meses de duración, en el que teníamos que embarcar en forma individual para hacer la práctica final antes de recibirnos.

      Cuando falleció mi padre y nos pusimos mi hermana y yo a revisar sus pertenencias encontré todas las cartas que le escribí desde el buque. Estas cartas las conservo ahora conmigo. Poco antes de llegar a Buenos Aires al regreso de mi último viaje falleció mi abuela paterna, Clemence. Durante este período de embarco había iniciado un noviazgo con una chica de origen alemán que se domiciliaba en Villa Ballester, cuyo nombre no recuerdo, y cuando me di cuenta que no estaba verdaderamente enamorado de ella lo di por terminado. 

     Esta es la lista de nombres de la promoción completa de cubierta:

PROMOCIÓN Nº 70. 1965-1968. 

HATZENBUHLER Federico;  TERRIZZANO Arturo Guillermo;  GIACCAGLIA Juan Manuel;  MASTROGIOVANNI Héctor Hugo;  SPOTORNO José Francisco Luis;  ARIAS Carlos Enrique;  LESMI José Luis;  SPOTORNO Virgilio Luis;  COLL Alejandro Tomas;  DIOS Enrique Manuel;  RAMIREZ Alberto Rosario;  GAGO Eduardo Osvaldo;  LEAL Héctor Omar;  GESUALDO Eduardo Antonio;  CIGNANI Jorge Luis;  STERO Alejandro José;  AMOR Carlos Alberto;  LAGANA Osvaldo Enrique;  ARCAS Jorge Horacio;  PENELLO RIAL Alberto Rubén;  VUCINOVICH Jorge Antonio Nicolás;  FLORES Arturo José;   DEMARCHI Héctor Oscar;  MEZZANOTTE Domingo Pedro;  FERNANDEZ Alberto Enrique;  YAGAS Antonio Hipolito.