20 de Abril 2023
Congo vino a las ocho en punto del miércoles 20 con su auto para llevarnos con el equipaje hasta la parada 10. Llegamos a Montevideo con bastante anticipación de modo que tuvimos tiempo de hacer un ligero almuerzo además de encontrarnos con Rita, hermana de la consuegra de Alicia, quien quería darnos dos peluches de su fabricación para llevar a los nietos de Alicia. Gabriel había venido el día anterior con uno de los socios a entrevistarse con contadores uruguayos y había planeado regresar con nosotros. Ambos aparecieron justo antes de abordar el ómnibus de Colonia Express. Cuando llegamos a la terminal del ferry en Buenos Aires dimos con una larga cola para tomar el taxi y Gabriel propuso buscar uno en otro lado. Como brillaban por su ausencia en la zona terminamos tomando un ómnibus por unas pocas cuadras, que nos dejó cerca del departamento que habíamos alquilado sobre la avenida San Juan. La propietaria nos estaba esperando y nos instalamos con nuestro equipaje esperando a Gabriel quien fue hasta su depto de Puerto Pampas y regresó para cenar con nosotros en el restaurante Manolo a una cuadra de nuestro alojamiento. Pudimos comprobar esa noche que al tener puertas balcón a la calle, ese departamento era extremadamente ruidoso durante la noche también. Con el ómnibus 152 partimos a la mañana siguiente hacia la avenida Santa Fé donde Alicia quería hacer algunas compras, entrando también al magnífico local del Ateneo que había sido el hermoso teatro Grand Splendid, y luego almorzamos muy bien en el Buenos Aires Grill contiguo a la librería. Era hora ya de ir a Aeroparque y para ganar tiempo optamos por un taxi. Allí nos encontramos con Elsa y Cacho, ya listos para viajar a Bariloche, y Laura que los había acompañado y regresaba el mismo día con Luis a Concordia. A último momento llegó Gabriel también y con él tomamos luego un taxi que lo dejara cerca del subte para ir a Plaza Once. Él regresaba a Alberti en tren mientras que nosotros teníamos cita con Ana María en la fundación de las Madres en plaza Congreso. Hubo un muy lindo recital de tango en homenaje a Hebe de Bonafini, y fializado el recital fuimos con Ana María a cenar al restaurante peruano "Status" a la vuelta de la Fundación. Decidimos regresar al departamento en taxi y dimos con un chofer muy parlanchín y gracioso. A pedido de Agustín ibamos a festejar su cumpleaños en Alberti, con asistencia también de Coty, Luz y Camilo. Ellos tres irían en el auto de Coty mientras que Agustín nos pasaba a buscar a nosotros con la camioneta. A las nueve llegó al departamento y partimos. Habíamos reservado una habitación en el hotel Petit de Alberti y dejamos allí nuestras cosas antes de ir a la casa quinta de Gabriel y Valeria. Se preparó una mesa en el jardín y Gabriel comenzó a hacer un asado a la espera de que llegara Coty con los niños. Desde San Juan vino Mirta con su auto también y pasamos una tarde muy linda y amena. Hacia el anochecer fui con Gabriel al vivero cercano y compramos un tilo que plantamos en el jardín donde otra planta había muerto. A la noche nos alcanzó Mirta al hotel, y a la mañana siguiente vino con Gabriel a buscarnos. Para redondear el desayuno del hotel compramos facturas más tarde y también fui a ver con los varones el campo que Gabriel estaba interesado en comprar cuando se vendiera el departamento de la Boca. Sabiendo lo que pasaba los domingos, Agustín quería regresar temprano a Buenos Aires evitando los embotellamientos, y partimos todos en caravana de tres vehículos hacia Chivilcoy a buscar algún lugar donde comer. Finalmente optaron por una estación de servicio sobre la ruta que ya habia cerrado la cocina. El agasajado optó entonces por seguir viaje con Camilo mientras el resto compartía el postre Balcarce para la ocasión. Nosotros regresamos con Coty en su auto y con un poco de retraso debido al tráfico de retorno llegamos bien a destino. Para cenar elegimos a... Manolo, que tenía buena cocina. Ana María le había comentado a Alicia que una tienda en Boedo vendía buena ropa y para allá fuimos en colectivo. Encontramos el negocio y también los antiguos restaurantes y bares de ese histórico barrio. Para almorzar elegimos el "Homero Manzi", muy simpático restaurante con escenario y pista de baile que según nos dijeron tenía tango todas las noches. Desde Boedo nos trasladamos en colectivo hasta el barrio Norte para hacer una visita al museo MALBA, donde había varias exposiciones muy interesantes. Ya de noche regresamos a San Telmo y nos bajamos frente al departamento donde nos habíamos alojado la vez anterior para dejar el porta sachets que nos habíamos llevado accidentalmente al Uruguay. Por tercera vez consecutiva cenamos en Manolo. Ante la inminente partida dejamos las valijas casi listas antes de acostarnos. Agustín había prometido llevarnos el martes a Ezeiza con la camioneta y por suerte apareció temprano pues al levantarme me enteré que la autopista estaba cortada por piquetes que reclamaban electricidad y solo dejaban pasar con cuentagotas. Llamamos a la dueña del departamento para que viniera a dejarle las llaves y a las nueve y media apareció Agustín, cinco horas antes de la partida programada del vuelo de KLM. La cola vehicular era efectivamente muy larga de modo que hicimos varios kilómetros a paso de tortuga antes de llegar al aeropuerto pero aun con buen margen. Cuando nos unimos a la cola para despachar las valijas un empleado nos preguntó si queríamos ser voluntarios para volar al día siguiente a cambio de una compensación pues el vuelo estaba sobrevendido. La oferta era tentadora y aceptamos, pero igual había que esperar hasta último momento para reconfirmar que no había lugar en el avión. Como estábamos al lado de la cafetería hicimos tiempo allí con Agustín hasta la hora señalada y resultó que si había lugar para nosotros. De todos modos recibimos la compensación por nuestra buena voluntad y partimos con sendos vouchers de 300 € cada uno a utilizar en futuros vuelos de Air France/KLM asi que resultó un buen negocio para nosotros. Hicimos un muy buen vuelo a Amsterdam, donde llegamos con una hora de margen para tomar el siguiente vuelo a Copenhagen. Hubo que acelerar la marcha ya que teníamos que pasar el control de seguridad y de migraciones, y la puerta de embarque estaba bien al final del aeropuerto pero logramos llegar a tiempo. Milagrosamente aparecieron nuestras valijas en copenhagen también y ya en Malmö nos esperaba Karin con Laia en la estación con nuestro auto. Ellas habían ocupado nuestro departamento junto con Isabel y sus dos niñas pero ahora se alojaban en el departamento de Ana María, ya que ella no había regresado aun de Buenos Aires. A Karin le presté una de mis bicicletas, la que tenía asiento para niños y con ella regresó a su casa. Magela nos invitó a cenar esa noche en su departamento asi que ALicia vió al toque a su familia. Aun no estábamos totalmente recuperados de nuestros resfríos y a la mañana siguiente ALicia se sentía bastante mal y con mucha tos por lo que canceló su cita con el dentista. Karin pasó con Laia pero solo nos saludó desde el balcón. Habíamos salido también de compras para reaprovisionarnos pues la heladera estaba vacía. El viernes saqué turno en uno de nuestros lavaderos pues teníamos urgencia para lavar ropa que habíamos usado desde la salida de Uruguay. El tradicional mercado de pulgas anual en la vereda del barrio se hacía el sábado y como Karin e Isabel iban a ir allí hice yo también una escapada a saludarlas. También vi a Viktoria, que estaba en su departamento a cargo de las cuatro niñas. Matías llevaba ya casi una semana en Españaa acompañando a un grupo de amigos que habían venido de sudamerica. La tos de ALicia persistía y el domingo consiguió una cita telefónica con un médico que le recetó un jarabe muy fuerte pero efectivo. Lo buscamos ese mismo día en la farmacia además de ir a un vivero a reponer plantas en nuestro balcón. Siendo 30 de abril se hacían en Suecia las tradicionales fogatas despidiendo el invierno y las chicas habían descubierto un lugar muy original donde se hacía una de las tantas. Estaba en el predio del hotel Gran Circo, un establecimiento cuyas habitaciones eran varios carros de gitanos de diferentes tamaños y formas distribuidos en el predio. Contaba además con una carpa de circo con música y kioscos que ofrecían bebida y comida. Había venido bastante gente y a la hora de encender la fogata se cantó la tradicional canción. Estaba mi nieta Ellen también pues se había quedado a dormir en lo de Ana Maria de modo que había que estar atentos a cinco niños correteando por el lugar.
Lunes 1 de mayo. Johanna había invitado a una reunión en Höllviken de la que participamos Karin con Laia y Viktoria con Vida. Alicia prefirió no ir teniendo en cuenta su resfrio y tos, y ni siquiera participó de la trdicional marcha. Coloqué dos asientos de niños en el auto y un poco apretados fuimos todos juntos. La tarde era muy linda y las chicas corretearon de lo lindo por el amplio jardín mientras KF asaba chorizos y salchichas en la parrilla de gas. Al día siguiente busqué a Karin con el auto para que trajera su ropa para lavar a nuestro lavadero. Se quedó a almorzar y Laia durmió su siesta antes de llevarlas de vuelta. Nosotros caminamos alrededor del parque al atardecer mezclándonos con los participantes de la tradicional maraton de primavera. Aun hacía un poco de frio pero era un placer ver la explosión de color de la naturaleza. El miercoles 3 regresaba Isabel a Francia y me ofrecí a buscarla a ella y las niñas con su equipaje para llevarlas a la estación. Karin se despidió de ellas con mucha tristeza, ante la falta de certeza sobre un nuevo encuentro futuro. Al día siguiente organizamos una cena en nuestro departmento con Karin, Viktoria y las niñas. De mañana hicimos las compras necesarias y de tarde vinieron a comer una pasta con pesto además de crumble de manzanas. Teníamos previsto compartir un brunch con Magela y su familia el día sábado y el viernes pasé por el departamento de Viktoria a buscar la waflera, llevando de paso a Karin y Laia a la casa de Ana María. Completando las actividades del fin de semana, el domingo concurrimos al departamento de Magela ya que iban a hacer un asado en el patio del edificio. El buen tiempo nos seguía acompañando y ya comenzaban los indicios de una sequía incipiente por falta de lluvias.
Lunes 8. Ese día tenía un turno por la mañana para el control de próstata y la doctora no encontró ninguna irregularidad. Igualmente me hizo dejar sangre para controlar el nivel de PSA. También pasé por la peluquería para hacer un muy necesario corte de cabello. Por la tarde ayudé a Karin a mudarse de la casa de Ana María a la de Viktoria pues era inminente el regreso de Ana María de la Argentina. Karin dejó la mayor parte del equipaje en nuestro departamento, llevando solo lo necesario para pasar una semana con Viktoria. Habiendo decidido ya en qué fechas ibamos a hacer un paseo por Roma y Florencia compramos los pasajes aéreos para viajar el 12 de junio a Roma y volver el 26 desde Florencia. Lo hicimos con Air France para aprovechar los vales que nos habían dado en Ezeiza, y si bien no alcanzaron quedó una suma pequeña a pagar por ese viaje. Alicia no había visto aun a Johanna desde nuestra llegada y ella vino el martes trayendo a Laia. Almorzamos con ella y luego vino Karin también. Durante su estadía en Malmö Karin no había hecho ninguna salida al campo y le propusimos ir el miércoles a un mercado de pulgas al norte de Malmö después de que diera una clase virtual de sueco a una alumna. Después del mercado entramos a merendar a una cafetería cercana antes del regreso. Desde hacia un tiempo atrás nos había pedido Johanna que nos hicieramos cargo de las niñas el día jueves y partimos para allá con Karin y Laia también, a tiempo para retirar a Ellen de la escuela y quince minutos después a Sigrid e Ingrid de su preescolar. Karin salió a caminar con Laia en el cochecito por el barrio llegando a la costa y luego preparamos la cena calentando en realidad lo que Johanna había preparado. Luego vino el nada facil operativo de acostar a las niñas y cuando finalmente lo logramos llegaron Johanna y KF de la actividad que les había llevado el día. Karin se quedaba a dormir en casa de ellos y nosotros regresamos a Malmö con las últimas luces del día. Al día siguiente fue Alicia a buscar a Elisa, que estaba en su casa con varicela y la llevó a la biblioteca. Más tarde vino Magela con Nicolás y cenaron todos con nosotros. Habíamos invitado a Johanna con familia y Viktoria con familia, junto con Karin y Laia, a comer empanadas en casa el domingo y el sábado preparé el relleno de carne para ir adelantando la comida. Como fue un día de sol espectacular decidimos convertirlo en un picnic en el jardín, sacando mesas y sillas además de mantas para colocar en el pasto. Las cinco nietas tuvieron así amplia oportunidad de correr por nuestro parque, siempre atentos a que no escaparan a la calle.
Lunes 15. Ya a dos días de la partida de Karin, vino Karin por la mañana a preparar su equipaje. La ayudaron Viktoria y Johanna con esta tarea mientras que hacíamos un último lavado de ropa. También pasaron a despedirse Cecilia y Milton además de Eva. Esa noche se quedó Karin a dormir con Laia en nuestro departamento. El martes por la mañana ultimó Karin los preparativos de viaje pues su vuelo partía a las cuatro y media de la tarde. Ibamos a llevarlas con el auto al aeropuerto, pero los problemas comenzaron a media mañana cuando recibimos el aviso de que el vuelo a Amsterdam había sido cancelado. Aparentemente eran conflictos con los operarios terrestres del aeropuerto los que provocaban demoras y cancelaciones. La solución que propuso KLM era volar con Lufthansa, aunque solo dispondría de una hora en Frankfurt. Mediante un llamado telefónico logramos que le prometieran asistencia en Franfurt para no perder el vuelo a Buenos Aires. Cuando todo parecía solucionado recibimos un nuevo mensaje, esta vez informando que el vuelo de Lufthansa estaba cancelado también. Acudimos nuevamente al teléfono para buscar soluciones y finalmente aceptamos que se postergara el vuelo para el día siguiente, con KLM. Las tres horas originarias de espera en Amsterdam se convirtieron en cinco. Nosotros habíamos planeado dejar a Karin y Laia en el aeropuerto y visitar luego a un matrimonio amigo que vivía a poca distancia, pero ante la postergación del viaje tuvimos que cancelar ese proyecto. Alicia no pudo acompañarme el miércoles pues tenía turno para hacer una mamografía de control, de modo que fuí yo solo, ayudandola con todo el proceso de embarque. Esta vez no hubo demoras y llegó finalmente el momento de la despedida. Más adelante supe que tuvieron un buen vuelo a Buenos Aires, donde arribaron el jueves a las cinco y media de la mañana. Las estaban esperando Mariano con su hijo Andrés además de los suegros de Karin. Nosotros teníamos ese día una reunión con asado en el jardín de una señora cordobesa del grupo de amigos latinos y nos juntamos a media tarde en su jardín, donde se había armado una larga mesa para todos los comensales. Nosotros aportamos dos tartas sin gluten, ensalada, helado y vino. Era un día cálido con sol, pero cuando fue bajando cayó dramáticamente la temperatura por lo que dimos por terminada la reunión. A mi me había llamado la atención que algunos productos de la heladera se deterioran con rapidez y cuando controlé la temperatura descubrí que no descendia de los 14 grados. El congelador seguía funcionado bien pero al ser una heladera combinada estaba condenado también. Era el único electrodoméstico que no habíamos cambiado al renovar la cocina y ahora parecía haberle llegado la hora a la heladera. El jueves buscamos a los nietos de Alicia y los trajimos a casa pues sus padres participaban de una competencia de bochas. Ese evento terminó bastante tarde, para ellos cuando quedaron eliminados, y entregamos los niños cuando regresaron a su casa. Tomando el toro por las astas, el sábado por la mañana fuimos a Svågertorp a encargar una heladera con freeze nueva, que quedaron en entregar el miércoles siguientes. Por encargo de Viktoria y Matías compramos en Biltema una parrilla que querían para su patio. El 20 de mayo era el día de la memoria en Uruguay y se hacía una breve ceremonia por la tarde en Malmö también, a la que asistimos yendo en bicicleta para concurrir luego al departamento de Lucho quien nos había invitado a cenar. Hilian e Isabel estuvieron presentes también en ambas actividades. Para el domingo había reservado plazas Alicia para una visita guiada a Katrinetorp, en las afueras de Malmö. Había sido a principios del siglo XIX la casa de verano de un adinerado comerciante y había sido restaurada tratando de conservar el estilo y decoraciones originales. Fuimos hasta allá en bicicleta y tuvimos un excelente guía con el que recorrimos las habitaciones de la vivienda, enterandonos al mismo tiempo de detalles de la vida de las personas que la habitaban. Aprovechando el buen tiempo y después de almorzar en el restaurante del lugar dimos una vuelta por el jardin y los alrededores antes de regresar a casa.
Lunes 22. Ya había renovado el abono a nuestro gimnasio y el lunes hice la primera sesión. Alicia buscó a Elisa y fue a pasear con ella mientras que yo comenzaba a desarmar el cajón sobre la heladera vieja pues siendo la nueva doce centímetros más alta había que adaptar los muebles. Viktoria nos había invitado a cenar el martes y antes de ir a su departamento desarmamos y quitamos la mesa de la cocina además de sacar la heladera preparando el espacio para entrar la nueva. Llevamos helados y frutos del bosque como postre para la temprana cena y cuando le pusieron el pijamas a Vida regresamos a casa bajo una leve llovizna. Mi consuegra Marcela venía de visita a Malmö con su otro hijo a fines de junio y por suerte le habían encontrado un departamento disponible por viaje al exterior de una amiga de los chicos. Esa vivienda estaba a pocas cuadras del departamento de Viktoria y a dos del nuestro. El miercoles estuvimos preparados desde las siete de la mañana pues a partir de esa hora podía llegar la heladera, aunque recién vino a media mañana. Cuando le quitamos el embalaje constatamos que las puertas abrían hacia la derecha mientras que nos convenía que abrieran al revés, de modo que sacamos las instrucciones e hicimos el cambio antes de colocarla en su lugar. Luego coloqué nuevamente el cajón que iba arriba y la tapa que llegaba hasta el cielo raso, después de acortarla y cambiar de lugar la rejilla de ventilación. Dimos por sentado que incluía una bandeja para huevos pero no era así, y cuando nos dimos cuenta ya era tarde, la heladera vieja ya se había ido. Habíamos recibido una invitación de una amiga para comer un asado el 25 de mayo en su patio, y aunque de entrada aceptamos ir tuvimos que cambiar luego de idea al sentirme un poco engripado y con una molesta tos que me duró varios dias. Al día siguiente me encontré por la mañana con Johanna en casa de Viktoria y montamos un riel sobre la ventana del living para colgar unas cortinas. Leo, el yerno de Alicia, estaba en Polonia y por la tarde llevamos a Magela con el auto hasta la cabaña que habían comprado para que firmara los últimos documentos antes de la entrega que sería el primero de junio. Mayarí cumplía años el sábado y la habíamos invitado a comer en un restaurante que servía al aire libre. Vino Magela también con los niños además de una amiga. El lugar estaba muy concurrido y el clima se prestaba pues era una tarde a pleno sol. Como estaba planeado, antes del mediodía del domingo, dia de la madre en Suecia, llegaron Mirtha y Per de Copenhaguen con su auto trayendo también ropa de cama pues iban a pernoctar en casa. Habíamos sacado del cognelador un rostbif que habíamos comprado hacia un tiempo y Alicia lo preparó al horno siguiendo una receta de cocción lenta. Después de acomodarse cruzamos al parque para hacer una caminata y luego nos sentamos a comer una picada mientras se seguía haciendo la carne. Corríamos un albur pues no sabíamos si iba a resultar tierna, aunque por suerte comprobamos durante la cena que era muy tierna. Hacía tiempo que no nos veíamos y habiendo muchos temas que tratar la sobremesa se extendió hasta pasada la medianoche. Ellos se quedaron a dormir pues al día siguiente querían saludar a una amiga que vivía en Uruguay pero estaba de visita en Malmö.
Lunes 29. Dia de ñoquis y efectivamente fue nuestra cena ya que habían sobrado muchas papas y las aproveché haciendo esa comida, con pesto. Nuestra visita partió después del desayuno y por la tarde vino Viktoria con sus cortinas pues había que acortarlas y Alicia se ofreció a coserlas. Compartimos los ñoquis con Viktoria ya que la costura demoró bastante. Yo tenía turno el martes al mediodía en mi clínica para tomarme la presión con la enfermera, a pedido de mi doctora. Me hizo descansar un rato antes de controlar la presión y el valor fue normal. De todos modos faltaban dos mediciones más para sacar conclusiones confiables. Reanudé la gimnasia el miércoles por la mañana, mientras que Alicia se reunía con Ulla a la tarde recogiendo las remeras del día de la memoria que había reservado para nosotros. A esta altura el auto estaba ya bastante sucio y quise lavarlo el jueves después de una ronda de compras por Lidl, Biltema y la casa de telas, pero me encontré con que el lavadero automático donde lo acostumbraba llevar estaba roto. Magela ya estaba en posesión de la llave de la casita de verano y el viernes por la tarde la llevamos hasta allí, junto con Nicolás a quien Alicia habia buscado a la mañana. Ya habían hecho un corte de pasto, aunque les faltaba una bordeadora para prolijar el trabajo. Había que trabajar bastante para reducir la cantidad de plantas y canteros que tenía la propietaria anterior. Si bien había dejado todos los muebles, eran bastante feos y no del gusto de los chicos de modo que pensaban cambiar todo más adelante. El 3 de junio cumplía años Valeria y nos comunicamos con ella ese día para felicitarla. Johanna nos había invitado el domingo y mientras Matías trabajaba llevamos a Viktoria y Vida con el auto. Con una tarde magnífica disfrutamos de la pileta y del asado que hizo KF. Siendo ya temporada de ruibarbos, había preparado un crumble para el postre.
Lunes 5 de junio. Sol y calor seguían siendo los parámetros invariables del clima, sin señales de lluvia a la vista. El lunes fue dia sandwich pues el 6 de junio era la fecha patria sueca. Teníamos planeado pasar la tarde en la cabaña de Magela, con la presencia de Marcos también pues estaba pasando unos días en Malmö. La cabaña contaba con una parrilla donde se hicieron carne y chorizos. Antes de comer dedicamos un rato a la quinta desmalezando los sectores donde ya estaban creciendo las plantas de cebollas y de tomates además de dos ruibarbos. Mayarí había completado sus estudios de archivista y la ceremonia de graduación se hacía el miércoles en el aula de la universidad de Lund. Nosotros asistimos junto con Magela y finalizado el acto fuimos al parque central de Malmö a comer torta y brindar con vino espumante. Después de separarnos regresamos a casa y para no preparar comida cenamos en el restaurante cercano al que acostumbrábamos a ir. En el trayecto de ida y vuelta a Lund escuché un ruido preocupante en el tren trasero del auto y al día siguiente fuí a un taller cercano al departamento donde recién me podían dar turno en agosto (!). Crucé la calle para averiguar en otro taller y allí si me dijeron que llevara el auto para hacer un diagnóstico. Lo dejé allí y al rato me llamaron informandome que el problema estaba en las pastillas de freno. Aparentemente podían pedir ya los repuestos y tener listo el trabajo al día siguiente por lo que quedó el auto en el taller.