21 de Diciembre 2024
Hacía tiempo que habíamos quedado de acuerdo con Agustín para ir con él a festejar el séptimo cumpleaños de Lucía en Alberti, yendo el mismo día 22 con su camioneta. Nosotros estábamos en Buenos Aires desde el día anterior y el 22 se presentó puntualmente a las nueve y media de la mañana en la esquina del hotel. Agustín había colocado el asiento extra en la camioneta para poder llevar a Camilo. Traía consigo también unos muy buenos chipás para Alicia. El viaje a Alberti fue como siempre muy entretenido, y después de conseguir protector solar en una farmacia fuimos directamente al salón de fiestas que habían alquilado para la ocasión. El lugar tenía un quincho con parrilla y una muy necesaria piscina para los asistentes, que no fueron pocos. Hubo asado para los adultos y hamburguesas para los niños que desde luego pasaron la tarde en el agua hasta la hora de la torta. Mirta estaba también en la fiesta y nos llevó en su auto al hotel Petit donde dejamos nuestros bártulos. Habíamos prometido volver a pie al salón y asi lo hicimos, pero para nuestra sorpresa se había ido ya todo el mundo. De todos modos, al rato nos pasaron a buscar y continuamos la reunión en la casa de Gabriel ya entrada la noche. Mirta se ofreció nuevamente para alcanzarnos al hotel. Era modesto pero cumplió su función, excepto que el desyuno del día siguiente era muy pobre y lo salteamos. Vinieron Mirta y Agustín a buscarnos y nos reunimos todos en casa de Gabriel, excepto Valeria, su madre y su sobrina ya que habían partido la noche anterior hacia Capital. Tuvimos varios debates sobre la mejor forma de organizar el regreso a Buenos Aires, y finalmente partimos nosotros con Agustín, Camilo y Lucía en la camioneta antes del mediodía, dejando a Gabriel a cargo de organizar su propio viaje pues ya no volverían a la casa hasta el regreso del Uruguay.
El viaje de retorno comenzó con tráfico normal pero las cosas se complicaron bastante en el trayecto final con varios embotellamientos. Agustín nos dejaba de pasada en Adrogué, frente al departamento que habíamos alquilado por tres días donde nos estaba esperando una persona para darnos las llaves. Era un muy cómodo monoambiente con todo lo necesario para nuestra estadía, y después de instalarnos y recibir las instrucciones de seguridad para el ingreso y egreso, salimos a buscar un restaurante pues a esa altura ya estábamos practicamente famélicos. A pocas cuadras se encontraba la gran casa alquilada por Johanna y fuimos a saludar a los viajeros, que ya estaban bien instalados. KF se estaba preparando para ir a jugar al futbol pues Mariano lo había invitado a participar de su habitual partido con amigos. El tamaño de la casa y el jardín daban perfectamente para una gran reunión familiar de nochebuena pero el propietario había prohibido expresamente las fiestas, asi que acordamos hacer la celebración en la casa de Coti y Agustín.
Para los adultos ibamos a hacer el juego de azar, contribuyendo cada uno con un pequeño regalo, y nosotros hicimos la compra en Adrogué el 24 por la mañana. Luego nos encontramos en la estación con Johanna y familia y tomamos el tren a Burzaco. Karin y Coti colaboraron con sus vehículos para llevarnos a la casa. Ese día viajaba Viktoria con Vida y Matías asi que no iban a estar presentes en este encuentro. Comenzamos con un asado preparado desde luego por el maestro asador Agustín y pasamos toda la tarde reunidos bajo el techo redondo de la cochera mientras los niños hacían de las suyas en la casa y por el patio. A la noche aparecieron delicadezas preparadas por la madre de Valeria además de los espumantes y el helado. En el juego de regalos le tocó a Alicia un mate con tapa, excelente para llevar a la playa. Gabriel se ofreció a llevarnos de regreso al departamento, disfrutando durante el trayecto del canto de Olivia que acompañaba a la música de la radio del auto. Agustín cargó a Johanna y familia en su camioneta y los dejó en su casa.
Viktoria llegó bien y se instaló en el departamento de Marcela en barrio norte, y recién nos encontramos con ella varios días después. Habiendo sobrado comida del día anterior nos reunimos el 25 para un tardío almuerzo en la casa de Johanna, sin mayor celebración y respetando estrictamente el número de personas permitidas por el dueño. Al atardecer nos acompañó Johanna un trecho buscando algún lugar abierto para comprar comida y dimos con un pequeño local que ofrecía sushi. Johanna hizo el pedido para llevar a su casa y nosotros el nuestro para comer en el departamento. Al día siguiente nos mudábamos nuevamente al hotel Grand King, y a la hora de entregar el departamento vino a vernos Karin con Inés y Laia. Minutos antes había estado con Johanna ya que ellos se mudaban también a un hotel en Capital, viajando en dos taxis. Nosotros optamos por tomar el tren y en Constitución pescamos un taxi hasta el hotel. Fue un día dedicado a recorrer el centro y hacer algunas compras, con cena en el restaurante El Gaucho de la calle Lavalle, que no recomendaría.
Johanna había decidido festejar su cumpleaños con una cena en la pizzería Güerin de la avenida Corrientes. Ya habiamos confirmado que no ofrecían pizzas sin gluten, lo que no dejaba de ser una complicación. Nosotros aprovechamos el día libre en Buenos Aires para hacer una larga caminata pasando primero por el Cabildo, cuyo histórico interior recorrimos, almorzando luego en un restaurante cercano y continuando luego por la calle Defensa hasta el muy interesante Museo de Arte Contemporáneo de la avenida San Juan. Regresamos al hotel también a pie habiendo llegado la hora de ir a la gigantesca pizzería donde nos reunimos todos los que estaban en Buenos Aires. Gabriel había partido el día anterior con su familia hacia Mercedes en Uruguay. Las pizzas eran muy ricas y descubrimos que había faina sin gluten pero vino pésimame preparada y fue un fracaso. En el momento no lo tuve en cuenta pero más adelante pensé que ese enorme salón podía convertirse en una trampa mortal ante la eventualidad de una emergencia, teniendo en cuenta que estaba abarrotado y que las salidas de emergencia no infundían ninguna confianza. Pero por suerte no pasó nada esa noche y Johanna lo disfrutó mucho. Durante el día había hecho una excursión guiada por la ciudad con toda la familia Granlund, excursión contratada por Coti y que los dejó muy satisfechos. A la salida de la pizzería fuimos todos al Obelisco a sacarnos la foto de rigor antes de desparramarnos, y ya al hotel nos pusimos a empacar pues al día siguiente regresábamos a la comarca.
Nuestro paseo del 27 de Diciembre con visita al Cabildo y vista de la fachada de la Catedral