17 de Enero 2018
Nos levantamos a las dos de la mañana del miércoles 17 y calentando el agua para el mate nos quedamos sin gas por lo que nuevamente tuvimos que recurrir al galpón y colocar la garrafa de reserva. A las tres y media apareció nuestro taxi después de haberse equivocado de calle, y poco antes de las cuatro partimos con el ómnibus de COT al aeropuerto. Puntualmente levantamos vuelo desde Carrasco y en aeroparque cambiamos de vuelo sin problemas después de haber recogido y despachado nuevamente nuestras valijas. En Bariloche aterrizamos con precisión cronométrica y nos encontramos con Cacho y Elsa que nos estaban esperando. Hicimos un almuerzo tardío con ellos y después de que Alicia durmiera una corta siesta salimos de compras con Elsa. Ese día decidimos hacer una cena fría, y también decidimos que saldríamos de viaje a Chile el viernes por la mañana. El jueves, con un día de sol pleno, bajamos al centro con Cacho y compramos dinero chileno. Había combinado con Eleonor para encontrarnos con ella al mediodía en el hospital y hacer una visita a mi primo. Fue muy penoso ver al Chulengo postrado en la unidad de terapia intensiva, consciente pero sin poder hablar. Podía mover los brazos en forma limitada por lo que le fue posible darse a entender apuntando con un rayo laser a un tablero con letras. Después del almuerzo partimos con Elsa a hacer entrega de algunos productos de Panduro a una compañera de taller que vivía cerca del Punto Panorámico. Durante lo que quedaba del día nos dedicamos a preparar el equipaje para la partida del día siguiente. Vino también la señora que iba a cuidar la casa para interiorizarse de las rutinas diarias. Así dejamos todo listo para el viaje.
Dia 1, viernes 19 de enero. De Bariloche al Hoyo del Epuyen, 135 km. Nos levantamos temprano a desayunar y después que Cacho estibara expertamente nuestras cosas en el baúl del auto partimos a media mañana hacia El Bolsón con un día magnífico. Llegando al pueblo llamamos a mi amigo Miguel y quedamos en pasar a almorzar por su casa para lo cual encargó empanadas de carne en un restaurante cercano. El se encontraba aun bastante abatido por la pérdida de su esposa, reconociendo que le costaba recuperarse. Nos dimos un empacho de frambuesas de su jardín. Más tarde continuamos viaje hasta la casa de los Williams quienes se levantaron de la siesta a nuestra llegada. La tarde estaba muy linda por lo que Alicia y yo salimos a caminar encontrandonos de casualidad con Freddy, el hijo de Erica, y su esposa. Ellos nos mostraron su hermoso parque y la casa en construcción en el predio vecino al de Erica. Luego compartimos una sidra en su parque antes de regresar para cenar y acostarnos.
Dia 2, sábado 20 de enero. Del hoyo del Epuyen a La Junta, 369 km. El sábado nos propusimos salir temprano del Hoyo y pusimos los desperatdores para las siete de la mañana. Aun vimos a Erica e Ivano antes de partir cuando estábamos tomando nuestro desayuno y nos despedimos de ellos con la promesa de volver a pasar al regreso. Nuestro plan era cruzar a Chile por el paso Futaleufú por lo que tomamos la ruta 40 hacia el sur y luego desviamos hacia Esquel y Trevelin. Unos kilómetros más adelante de Trevelin y ya por caminos de tierra aprovechamos para conocer la cascada Nant y Fall (arroyo de los saltos en idioma Galés), que estaba a unos cuatro kilómetros de la carretera a Chile. El rio Nant y Fall corría allí por una profunda garganta boscosa y se formaban una serie de caidas de agua espectaculares. Se apreciaban desde una pasarela de unos 500 metros con miradores en puntos estratégicos. Aun en territorio argentino, la siguiente parada fue en el museo molino Nant Fach, donde nos encontramos con una réplica de los antiguos molinos harineros de los colonos galeses. El propietario, de nombre Evans y descendiente de los colonos, fue el guia que con mucha gracia y maestría nos mostró las instalaciones del museo y nos dió lecciones de historia galesa. Puso también en marcha el molino harinero y la antigua máquina de vapor del aserradero, que él había rescatado y reparado. Curiosamente, había una pista de aterrizaje de cesped en el predio, y nos mostró un pequeño avión que estaba arreglando para ponerlo a volar en poco tiempo. Estábamos a pocos kilómetros de la frontera y no teníamos información precisa sobre las condiciones de la ruta en la villa Santa Lucia en Chile donde poco tiempo atrás se había producido un aluvión que había causando víctimas y graves destrozos además de cortar un tramo de la ruta 7. De todos modos decidimos cruzar y después de hacer un trámite migratorio muy rápido nos encontramos en Chile. El camino bordeaba el imponente y caudaloso rio Futaleufu y más adelante bordeamos el lago Yelcho con el fondo de montañas aun con mucha nieve. Pasando por Santa Lucia pudimos apreciar el destrozo ocasionado por el aluvión, que se había llevado buena parte del pueblo. Para poder continuar hacia el sur habían hecho un desvio que nos permitió pasar y llegamos a La Junta antes de la puesta del sol. Era una pequeña población rodeada de montañas, con abundante oferta de cabañas, por lo que rápidamente conseguimos alojamiento en las cabañas Nathaly. Frente a ellas encontramos el modesto restaurante Teresita donde cenamos para luego caer rendidos.
Dia 3, domingo 21 de enero. De La Junta a termas El Sauce y Puerto Cisnes, 173 km. Temprano por la mañana del domingo salimos Alicia y yo de recorrida buscando comprar provisiones para el desayuno pero fracasamos en el intento ya que nos encontramos con un pueblo desierto, de modo que nos arreglamos con lo que habíamos traido de Bariloche. Desde La Junta tomamos un camino de tierra hacia la costa, bordeando el rio Palena, y a los pocos kilómetros dimos con la entrada a las termas El Sauce. Tuvimos que hacer unos cuatro kilómetros de mal camino antes de llegar a un lindo camping donde estaban también las piletas con aguas termales. Mezclaban el agua de un arroyo con el agua termal de más de ochenta grados para lograr una temperatura adecuada en las piletas. Nos quedamos un buen tiempo allí disfrutando del agua caliente, del sol y de la naturaleza, antes de tomar el camino de regreso a La Junta y hacer algunas compras en un mercado de Puyuhuapi y seguir al sur. La ruta 7 estaba siendo pavimentada y en algunos tramos había ciertas esperas y demoras, pero finalmente llegamos al parque nacional Queulat donde se encontraba el glaciar colgante. Estacionamos allí e hicimos la caminata de unos 600 metros hasta la laguna, previo cruce del torrencial rio de deshielo pasando por un extenso puente colgante. La laguna era de color lechoso debido a los sedimentos del glaciar y existia la posibilidad de acercarse en bote a la cascada de deshielo, pero a la hora que llegamos ya no habia lugares disponibles. Continuamos luego por la espléndida carretera austral hasta el desvio a Puerto Cisnes, un pueblo a orillas del mar que era nuestra meta del día. Llegamos cuando aun estaba alto el sol y no tardamos en encontrar una cabaña disponible de las varias que tenían las Cabañas Portal del Mar en el centro del pueblo. Un arroyo cortaba el pueblo en dos y con el auto cruzamos el puente para cenar en uno de los pocos restaurantes abiertos, sobre la linda costanera. Después de comer regresamos Alicia y yo caminando a la cabaña con una noche de luna y estrellada.
Dia 4, lunes 22 de enero. De Puerto Cisnes a Villa Cerro Castillo, 340 km. Para continuar nuestro viaje al sur regresamos a la carretera austral y tomamos luego el desvío a Puerto Aysen para conocer ese pueblo. Allí almorzamos por una vez en un restaurante, y nos trajeron una comida bastante pesada y aceitosa. Solo dimos una vuelta por la plaza y luego retornamos a la ruta 7 por otro camino que nos llevaba con menos distancia a Coyhaique, la ciudad más grande de la zona. Tenía una calle peatonal donde hicimos provisiones en un supermercado, compramos un termo de calidad en Doite, y pasamos por el Sodimac. Seguimos luego hasta la villa Cerro Castillo, a poca distancia del imponente cerro nevado del mismo nombre. Era un caserío pequeño y nos costó un poco encontrar un lugar decente para pasar la noche. Finalmente dimos con una linda cabaña al precio de 60000 pesos chilenos, que parecía ser el precio uniforme en todos lados. Prendimos la infaltable estufa a leña pues estaba bastante fría la noched, y con nuestras provisiones hicimos una cena fría en la cabaña.
Dia 5, martes 23 de enero. De Villa Cerro Castillo a Cochrane, 236 km. Alicia pasó una mala noche, con cólicos, probablemente a causa del mal almuerzo del día anterior. Después de desayunar y guardar todo en el auto, fuimos a la Posta de Salud Rural del pueblo, donde de inmediato nos atendió un médico que revisó a Alicia y le dió alli mismo algunos medicamentos para regular su aparato digestivo además de recomendarle una dieta estricta por tres días, todo sin costo alguno. El pavimento de la ruta 7 terminaba allí, de modo que continuamos hacia el sur por camino de ripio, llegando a Puerto Rio Tranquilo ya sobre el lago General Carrera. Allí cargamos nafta y si bien salian muchas lanchas de excursión para visitar la Catedral de Marmol, por consejo de mi hermana continuamos unos pocos kilómetros hacia el sur y bajamos por un camino empinado y sinuoso hasta Puerto Marmol. Era mucho más tranquilo y contratamos allí la excursión en lancha para ir a admirar esa maravilla de la naturaleza. Gigantescas moles de marmol habían sido socavadas por el lago por lo que se podía entrar por túneles y cuevas de formas fantásticas. El lago era de un intenso color turquesa y siendo un día soleado el juego de luz era fantástico. La excursión demporó poco más de una hora y luego hicimos un picnic antes de continuar hacia el sur. El lago Carreras desembocaba en el rio Baker, que cruzamos por un puente colgante. después de un corto tramo, el rio desembocaba en el lago Bernard, para seguir luego su curso hacia el Pacífico. Ese ría era el más grande de Chile y en su curso recibía cantidad de afluentes. Paramos en un punto desde donde se podía hacer una corta caminata para ver la confluencia del Baker con el rio Neff, este último de un color lechoso de deshielo. Después de un salto gigantesco se mezclaban lintamente los colores de los dos rios. Nuestra meta era llegar a Cochrane, donde conseguimos una cabaña que reservamos por dos noches. Alicia se preparó una cena liviana en la cabaña y nosotros fuimos caminando hasta el restaurante La Isla donde comimos muy bien.
Dia 6, miércoles 24 de enero. De Cochrane a Caleta Tortel y regreso, 252 km. Ese día ibamos a alcanzar el punto más al sur de nuestro recorrido, llegando a la caleta Tortel. Elsa tenía mucha ilusión en conocer el lugar y se dió el gusto. El camino para llegar allí era muy pintoresco, con mucho bosque y bordeando rios con frecuencia. Caleta Tortel era el pueblo de las pasarelas. Había un estacionamiento en la parte alta del pueblo, y desde allí se accedía por pasarelas hasta la costa que se bordeaba con una pasarela al borde del mar. A todas ls viviendas se accedía del mismo modo. En total habían construido casi ocho kilómetros de pasarelas. Nuestra visita al lugar coincidió con un entierro y pudimos observar cómo cruzaba la bahía la procesión fúnebre con lanchas en formación que se dirigían al cementerio. La zona era conocida también por tener la Isla de los Muertos, donde murieron en forma trágica un grupo de trabajadores que quedaron abandonados hacia principios del 1900. De regreso en Cochrane cenamos nuevamente en La Isla, aunque Alicia se quedó prudentemente en la cabaña.
Dia 7, jueves 25 de enero. De Cochrane a Perito Moreno, 251 km. El plan era regresar a Bariloche del lado argentino por la ruta 40 cruzando por el paso Rio Jeinemeni, entre las localidades de Chile Chico en Chile y Los Antiguos en Argentina. Comenzamos por la ruta 7 a la inversa hasta pasar Puerto Beltrand y llegar al Lago Carreras, que había que bordear hacia el este por el lado sur . Ese lago se denominaba Buenos Aires del lago argentino siendo el segundo en tamaño en Sudamerica después del lago Titicaca. Nuevamente teníamos un día radiante de sol, sin viento, lo que nos permitió admirar el espectacular paisaje del lago y de la cadena de montañas nevadas al fondo en todo su esplendor. Hicimos un picnic en el bosque, al borde de la ruta y al lado de un arroyo. En Chile Chico hacimos algunas compras en el supermercado y luego cruzamos la frontera con un trámite rápido. Em la localidad de Perito Moreno nos alojamos también en una linda cabaña de dos plantas, y para cenar fuimos a pie hasta la hostería Municipal donde comimos muy bien y barato en el elegante salón. Alicia estaba ya recuperada y pidió un bife de chorizo que resultó excelente.
Confluencia del rio Baker y el rio Neff
Alicia prueba el agua del lago Beltrand
Elsa, Cacho y Alicia frente al Lago Carreras/Buenos Aires
Dia 8, viernes 26 de enero. De Perito Moreno a la Cueva de las Manos y Rio Mayo, 414 km. Cacho y Elsa habían propuesto que fueramos a ver la Cueva de las Manos, para lo cual había que tomar la ruta 40 hacia el sur y después de hacer cerca de 100 km tomar un desvío en pésimo estado para llegar al cañadón del rio Pinturas donde habían descubierto restos arqueológicos y pinturas rupestres de unos 10000 años de antiguedad. La visita era guiada y en grupos, y nos llevaron por un sendero al pie de gigantescas rocas volcánicas donde se podían apreciar las pinturas en perfecto estado de conservación. La mayoría eran manos, principalmente izquierdas y pintadas como negativos, es decir que habían apoyado las manos en las rocas y las habían rociado con pintura hecha con pigmentos de la zona. Antes de la visita habíamos hecho un picnic en el salón de espera y finaliada la visita partimos de regreso utilizando otro camino más largo pero no tan deteriorado. Ya en la ruta 40, qu estaba totalmente pavimentada, tomamos hacia el norte por la árida y ventosa meseta patagónica, y llegamos a Rio Mayo a pasar la noche. Encontramos el hotel El Viejo Covadonga que también ofrecía cabañas en su predio y allí nos instalamos. Esa noche cenamos en el restaurante Los Arrieros a dos cuadras de la cabaña.
Dia 9, sábado 27 de enero. De Rio Mayo al Hoyo, 554 km. El primer tramo del trayecto continuó siendo árido, e hicimos una parada en Tecka para cargar nafta y hacer un picnic en el pueblo. Pasando por las cercanías de Esquel fue cambiando el paisaje y pronto nos adentramos en la cordillera llegando a la casa de Erica cuando ellos estaban aun durmiendo la siesta. Alicia y yo juntamos una cantidad de guindas en su terreno antes de la cena. Agradeciendo sus atenciones, habiamos decidido invitarlos a almorzar al día siguiente en un restaurante de Puelo.
Dia 10, domingo 28 de enero. En El Hoyo, 20 km. Sin cambios en el clima, tuvimos nuevamente un día radiante de sol. Por la mañana salimos Alicia y yo a caminar por la zona, subiendo un pequeño tramo de la ladera del cerro Pirque, la montaña de una altura total de 1885 metros que tenían como telón de fondo. Para el almuerzo fuimos todos en la camioneta de Ivano hasta el restaurante Nosotros, a pasos del limite entre Chubut y Rio Negro. Era un complejo de cabañas, con pileta incluida, y el salón comedor era muy acogedor, además de tener una cocina muy buena. Al regreso a la casa de Erica se acostaron para dormir la siesta y Elsa nos alcanzó con el auto hasta el pie de la picada a la catarata Corbata Blanca al fondo del Hoyo. Ella se quedó en el auto y nosotros subimos los casi jmil metros de fuerte pendiente a pleno sol en muchos tramos, llegando hasta el pie de la cascada que caia en un pozón pedregoso. Allí encontramos una multitud de gente haciendo picnic en las rocas. Elsa nos llevó luego a ver otro lugar de interés, llamado El Laberinto, donde no entramos ya que se estaba haciendo tarde, pero desde afuera vimos que era un prolijo parque con un laberinto vegetal en su interior. A la noche hicimos una partida de carioca.
Dia 11, lunes 29 de enero. Del Hoyo a Bariloche, 135 km. Después del desayuno nos despedimos de Erica e Ivano, recogimos verduras y frambuesas de dos establecimientos de la zona y pasamos a saludar a Miguel en El Bolsón. No quisimos almorzar de modo que fue un encuentro corto y luego continuamos viaje a Bariloche donde llegamos a las dos de la tarde. Así finalizó el viaje a Chile, recorriendo un total de 2628 kilómetros. Siendo aun bastante temprano, bajamos al centro a hacer algunas compras antes de cenar.
El martes al mediodía fuimos caminando al hospital a visitar a mi primo al que encontramos en la misma situación. A insistencia de Eleonor le mostré fotos de nuestro viaje a Chile, dudando de que le causara mucha gracia en su irremediable estado de postración. Después del almuerzo dejamos a Alicia de shopping en el centro y continuamos hacia Llao llao en vista de ancianas. Hicimos una para en lo de la tia Amelia, nuestra vecina en la época del criadero de pollos del km 15, ella ya pasados los 90 años pero siempre alegre y vivaz. Luego nos acercamos a la costa del lago para saludar a Carmen, viuda de Febus que había sido también patron de mi padre en el criadero, ella bastante más achacada pero lúcida, y finalmente en Llao Llao entregamos a Petty algunos artículos de Panduro. A propuesta de Alicia jugamos una partida de carioca después de la cena. El miércoles bajamos nuevamente al centro antes del mediodía para ver en la torre de la municipalidad como salían al toque de las doce el conquistador, el labriego, el cura y el indígena. También nos acercamos a la costa del lago paseando por el puerto y compramos algunos libros en Cultura antes de regresar con el colectivo a almorzar. Teníamos previsto encontrarnos con Eleonor en su casa, y ella nos llevó en el auto al terreno donde dos de sus hjos estaban conatruyendo sus viviendas, en un hermoso lugar cerca del lago Moreno. Hicimos una mateada con ellos, y Diego nos dió consejos muy utiles en vista de nuestra siempre planeada bicicleteada. Hicimos una última partida de carioca a la noche sin lograr superar a Cacho y Elsa. Siendo el jueves el último dia completo de nuestra estadia bajamos a saludar al tio Andrés y luego hicimos una corta visita a Chule ya que se había atraso el horario de visitas. Aun había artículos de Panduro a entregar y lo hicimos por la tarde, visitando a dos compañeras de taller que vivian sobre el lago Gutierrez. Era una hermosa tarde de sol y paramos luego a la vera del lago a tomar unos mates.