25 de Octubre 2019
A la una de la tarde partí con el ómnibus a Montevideo uniéndome en Tres Cruces a la multitud que viajaba a Buenos Aires. Zarpamos con cierto retraso de Colonia llegando a Buenos Aires cerca de las diez de la noche, donde me encontré con Gabriel y Agustín acompañados por Camilo y Lucia que me esperaban en la terminal. Gabriel había preparado pasta para cenar y después de la comida me llevó Agustín con la camioneta hasta la iglesia sueca donde me instalé en el departamento de Karin. El plan del sábado era pasar el día con Karin y su Mariano en Burzaco, de modo que a media mañana me junté con Agustin y Camilo para ir con su camioneta hasta Constitución y continuar en tren. Karin nos esperaba con su bici en la estación de Burzaco mientras que Mariano se estaba ocupando de la preparación del asado en el patio trasero de la casa. El se lució como asador ya que comimos muy bien y Camilo estuvo entretenido jugando con la hija de Constanza, amiga de Agustín que vivía en Burzaco, y que se nos unió par el asado. Casi al anochecer y con un cielo amenazante cargado de rayos regresamos a la Capital, aunque por suerte no comenzó aun la lluvia. Yo me junté con Gabriel, que estaba solo pues Valeria había ido a Tigre con Lucia y aun no había regresado, y salimos a comer al restaurante Don Alberto de la Boca aunque yo lo acompañé con una ensalada solamente. Asi llegamos al día de las elecciones en Uruguay y Argentina, y comencé el día yendo temprano, demasiado temprano según Agustín, a juntarme con el en su departamento. Llevé unas facturas para el mate y lo esperamos a Gabriel quien vino con Lucia bastante más tarde. Decidimos esperar con el voto hasta después de ir a Retiro a comprar mis pasajes a Bariloche, después de haber armado un plan para pasar por Alberti. Gabriel ya se iba para allá el martes y acepté su propuesta de hacer una parada allí probando el tren que había reanudado el servicio. Como ese tren salía el viernes a las siete de la tarde y mi nieto Mariano llegaba a Buenos Aires el jueves por la mañana me daba tiempo para estar con él. Fuimos entonces a Retiro, comenzando con la compra de pasaje en ómnibus a Bariloche para el domingo. Por más vueltas que le dimos, con Via Bariloche no fue posible conseguir un servicio directo que parara en Bragado y finalmente opté por el omnibus de El Valle que pasaba por la caminera a las 22:40 con destino final San Martín de los Andes. En Neuquén hacía la combinación con otro El Valle que salía de allí el lunes a las 13:55, con llegada estimada a Bariloche 20:10. Hecho esto compré en la estación del Mitre el pasaje a Alberti, tren que partía de Plaza Once a las 18:41. Vovimos a la Boca en colectivo y fuimos entonces sí a votar para almorzar luego en el departamento de mi consuegra Elena. Matias se nos unió allí y pasamos el resto del día en casa de Valeria y Gabriel viendo el resultado de las elecciones y los correspondientes discursos. Me pareció también que en la euforia de la victoria las arengas del frente de todos fueron innecesariamente combativas y agresivas, especialmente la del pequeño Axel que parecía seguir en campaña. Ahora estaba por verse cómo iban a arreglar el desmadre económico dejado por el gobierno anterior y satisfacer las expectativas de la población. En Uruguay no hubo sorpresas, el partido de gobierno tuvo mayoría pero no la suficiente para evitar el balotaje, y si se juntaba la oposición en un único frente seguramente iban a ganar en segunda vuelta. Por suerte había perdido allá el referendum de modificación de la constitución que hubiera permitido sacar a la calle a los nefastos militares para mejorar la seguridad.
Lunes 18 de octubre. Después de una noche de fuerte lluvia y tormenta amaneció un día gris y aun lluvioso. Agustín pasó a buscarme temprano para acompañarlo en un viaje a Avellaneda donde tenia que retirar un par de muebles para llevarlos al restaurante del instituto Proa en la Boca. Fue una odisea encontrar la carpintería que estaba en la calle Salta pues resultó que había dos calles Salta y fuimos a la que no era. Después de unas cuantas llamadas logró Agustín que nos pilotearan a la dirección correcta, donde apareció el segundo obstáculo ya que las medidas de los muebles eran más grandes que lo informado. No entraban los dos en la camioneta y por lo tanto entre Agustín y tres carpinteros de entrada edad metieron uno de ellos haciendo un considerable esfuerzo ya que era enormemente pesado. Yo ni me ofrecí a ayudar porque allí iba a quedar mi espalda. Dos fulanos se metieron atrás y el tercero adelante con nosotros, y partimos a la Boca donde el mamotreto tenía que ser subido por escalera al segundo piso. Debido a la cita que tenía con Gabriel en la iglesia para almorzar no me quedé a presenciar ese proyecto y me fui caminando al restaurante sueco. Después del almuerzo fuimos a buscar a Lucia en lo de Elena, ya que Valeria estaba trabajando, y con la niña fuimos a la calle Florida donde Gabriel quería dejar una computadora en reparación y yo quería comprar un par de libros a pedido de Alicia. Regresamos caminando por el muy lindo paseo del bajo y previa pasada por una verdulería Gabriel preparó un buena cena para los tres. Valeria tenía guardia en el hospital y decidí pernoctar en su departamento para no regresar de noche solo y a pie a lo de Karin. En el día habíamos presenciado un robo, que quedaba aun en la retina. Con Gabriel y Lucía aun durmiendo me levanté en ountillas y desinflé el colchón partiendo luego a la iglesia. Karin venía de Burzaco para tener una entrevista de trabajo por internet antes de comenzar a trabajar y yo me dediqué a lavar ropa y hacer orden, hasta que Karin se desocupó de sus tareas. A las siete de la tarde subimos a pie a San Telmo para cenar en el restaurante vietnamés "Saigón". Eva vino también un poco más tarde e intentamos mantener una comunicación a pesar de la estruendosa música del lugar. La comida estaba buena, eso sí. Gabriel, Valeria y Lucia se habían ido ese día antes del mediodía a Alberti por tres semanas, y con Antonio había acordado de ir a almorzar a su casa el miércoles. A las diez de la mañana salí de la Boca y en Retiro quedé gratamente impresionado por la modernización de la decrépita estación del ferrocarril San Martín, al menos su interior. Después de una hora de viaje llegué a la estación Bella Vista y esperé un rato a que llegara Antonio a buscarme. No disponíamos de mucho tiempo pero si tuvimos el necesario para almorzar los tres, ponernos al día con las novedades (el último encuentro había sido en febrero en Punta del Este), y acompañar a Antonio a ver sus dos casas terminadas y por terminar en el barrio Los Berros 2. Esas casas habían sido diseñadas por Daniela desde Italia y estaban por salir a la venta después de arreglar algunos detalles de construcción que lo tenían muy disgustado a Antonio. Luego me llevó a ver unas tierras que había comprado para lotear, y donde pensaba seguir construyendo casas. En nuestro pais de los grandes contrastes la crisis era ajena a lo que pude ver allí pues las casas crecían como hongos en esos barrios. Con Antonio y Antonieta quedamos en encontrarnos nuevamente en Uruguay pues pensaban quedarse como dos meses en Punta del Este a partir de comienzos de enero. Pese de los pronósticos de lluvia la tarde fue muy linda y cuando llegué de regreso a Retiro decidí caminar por Puerto Madero hasta La Boca. Agustín estaba ya en su casa con Camilo y los tres fuimos a Agusto a cenar. De paso hice el reclamo por el doble cobro de la cena del mes anterior, que me reconocieron al controlar su resumen de cuenta de Mercado Pago. Cenamos practicamente por el mismo importe y asi quedamos a mano. Agustín me llevó de regreso a la iglesia con su camión Mercedes Benz, todo un lujo. Asi llegó también el día jueves, en que estaba prevista la llegada de Mariano y Lourdes desde San Juan. Fui temprano a Catalinas Sur, donde Agustín dejaba a Camilo en su guardería y desde allí salimos directo a la terminal de ómnibus. Esta vez desayunamos unas excelentes medialunas con cafe con lecche, "la promo", y apenas terminamos recibimos a los chicos. Mariano dependía aun de la silla de ruedas, que traia de San Juan, y Agustín levantó sus 55 kilos para bajarlo del omnibus y sentarlo. Luego se las ingenió para arrimar la camioneta a un cordon alto y subirlo con más facilidad a la caja donde lo acompañé hasta la Boca. Para subirlo hasta el departamento le pidió ayuda a Daniela pues para mi era demasiado esfuerzo. Venía muy contento con el progreso de su rehabilitación, lo que le conirmaron cuando lo llevamos a la tarde al hospital en Constitución. Como Agustín tenía que trabajar dejamos a los chicos en el hospital y luego hicimos tres trabajos de transporte de cuadros, yendo el más lejano hasta las lomas de San Isidro. La logística salió muy bien, pero a causa de intenso tránsito nos llevó tres horas. Mariano y Lourdes nos esperaron con toda paciencia para regresar a la Boca, donde Agustín consiguió la ayuda de un amigo de Mariano para subir las escaleras. Tomamos unos mates y luego regresé a la iglesia cuando ya se estaba poniendo el sol. El viernes le tocaba a Mariano la visita al doctor, y cuando llegué a la mañana a verlo con las consabidas facturas, me enteré que le habían pasado el turno de la tarde al mediodía. Desayunamos todos juntos y cuando vino el Checho a ayudar a bajarlo lo acompañe a la camioneta y ya nos despedimos allí. Yo iba a participar del almuerzo mensual en la iglesia y dificilmente lo volvería a ver por esta vez, ya que mi tren a Alberti partía a las 18:40 desde Plaza Once. El almuerzo estuvo entretenido, encontrandome allí con algunos conocidos además de escuchar una charla muy interesante de un escritor y periodista sueco. Valeria me había pedido si podia llevarle algunos cosméticos que se había olvidado y que los tenía su madre, de modo que después del almuerzo caminé hasta el departamento de Elena, recogí las cosas (además de unas masas), y ya volví a buscar mi valija y mochila para tomar un taxi a Plaza Once. Llegué allí con mucha anticipación y me junté con gente que ya estaba allí para tomar mi mismo tren. Con toda puntualidad partimos a las 18:41, yo muy comodamente sentado en un vagón relativamente moderno. Ya caia la noche asi que mucho no se pudo ver durante el viaje, con paradas en la mayoría de los pueblos de la ruta 5 comenzando por Luján, y a la 23:20 llegamos a la estación Vacarezza donde me encontré con Gabriel, Valeria y Lucia. Aun compramos helado antes de llegar a la casa y nos fuimos a dormir ya bien pasada la medianoche después de armar el colchón inflable. Pasamos un sábado muy lindo, con sol y agradable temperatura. Con Gabriel fuimos en sendas bicicletas a comprar carne, chorizos y verduras para el asado que terminamos comiendo a media tarde a la sombra de los árboles. Más tarde fuimos también a un vivero donde compró un manzano que plantamos en el jardín. El domingo fue más caluroso, aunque igual salimos de compras en las bicicletas, siempre en companía de Lucia. Los chicos hicieron unos buenos ñoquis de zapallo y comimos a la sombra de los árboles. Era mi último día en Alberti pues a la noche tenía que continuar viaje a Bariloche. Alcanzamos a hacer algo de jardinería y también a jugar un buen rato a la pelota paleta en el jardín y como cena picamos restos mientras se descargaba una tormenta eléctrica con lluvía, que paró antes de la partida. Gabriel me llevó con el auto hasta la caminera de Bragado a esperar que llegara el omnibus de Buenos Aires, que apareció con toda puntualidad a las 22:40. Por primera vez viajé en la parte baja, en una cómoda butaca individual con el número 77.
Lunes 4 de noviembre. El itinerario de este ómnibus era por la ruta de la campaña del desierto, y al final de ella entró a 25 de Mayo y Colonia Catriel a dejar y tomar pasajeros. Nos sirvieron un frugal desayuno de diversas combinaciones de harina al que le agregué provisiones propias, y nuevamente en forma puntual llegamos a la terminal de ómnibus de Neuquén donde me tocaba esperar casi dos horas para hacer el último tramo a Bariloche con otro ómnibus de El Valle. Este servicio, que venía también de Buenos Aires, llegó con cierto atraso y en consecuencia salió media hora tarde que lo previsto. Sentado nuevamente en la butaca 77, me sirvieron una comida basada también en variantes de harina pero que acepté con todo gusto. El atraso fue practicamente recuperado durante el viaje, con el cartel de exceso de velocidad encendiendose a intervalos regulares, y asi llegué finalmente a mi destino final con Cacho y Elsa esperando en la terminal. El sol estaba por ocultarse detrás del cerro Catedral y me recibió un viento helado aunque solo hubo que caminar unos metros hasta el auto. El martes se presentó ventoso pero soleado, y después del almuerzo hicimos Elsa y yo una linda caminata llegando hasta la avenida Costanera con muchas mejoras, en parte gracias al aporte de la ecotasa que le cobraban a los turistas. Como novedad había puesto sobre la costa la palabra Bariloche en letras de hormigón y nos tomamos la obligatoria foto. En el centro cívico había un camión semiremolque estacionado en el que ofrecían la posibilidad de ver un video muy interesante con el programa de conservación de los cóndores en la costa de la Patagonia. Habiendo hecho un estudio de mercado encontré que las tarifas para volar de regreso a Buenos Aires eran demasiado caras y opté por comprar un pasaje en el omnibus de Via Bariloche para el sábado por la tarde. Con este viaje confirmado compré también el pasaje de Colonia Express con regreso al Uruguay el martes 12 de noviembre. Antes de regresar a la casa intentamos visitar al tio Andrés y a mi primo el Chule pero nadie contestó al timbre. El viento siguió presente con mucha fuerza el miércoles también. Antes del almuerzo hicimos una visita a Andrea y David en su casa, y Andrea nos mostró con mucho orgullo su pequeño invernadero con verduras diversas y frutillas. Por la tarde salí nuevamente con Elsa en su auto pasando por la casa del tio Andrés y esta vez si logré encontrarme con mi primo en su nuevo hogar. A pesar de estar en un lugar mejor, con posibilidad de ver el jardín en lugar de las paredes del hospital, no dejó de impactarme la tragedia que estaba viviendo, sin lograr establecer una comunicación significativa con él. Desafiando el viento y el tiempo nuboso y lluvioso hicimos el circuito chico, hermoso como siempre y con nuevos miradores financiados por la ecotasa. También visitamos de paso a la tía Amelia, ya cerca de los 95 años, vivaracha y cariñosa como siempre. Para el jueves planeamos la excursión a Villa La Angostura y el clima no nos falló ya que fue un hermoso día de sol. Partimos después del desayuno tomando primero el camino de circunvalación para observar el crecimiento urbano de Bariloche y también para visitar a Sofía, la nieta de Cacho y Elsa, con su pareja Alexis. Ellos estaban terminando su casa de dos plantas y estaban en plena tarea. Continuamos luego el viaje, deteniéndonos donde se había producido meses antes un importante derrumbe que había bloqueado el camino. La ruta estaba nuevamente abierta y en el paredón que había quedado vimos operarios colgados de cuerdas colocando mallas de contención. Tuvieron la buena idea de aprovechar los restos del derrumbe para hacer un estacionamiento y mirador al lago. Ya en la Angostura buscamos una calle lateral para estacionar y dimos con el restaurante "Los Amigos del Lado Sur" donde hicimos un excelente almuerzo. Luego continuamos unos pocos kilómetros hasta el rio Correntoso ("el más corto del mundo") que unía dicho lago con el Nahuel Huapi y pudimos observar hermosas truchas haciendo frente a la corriente bajo el puente viejo. De allí emprendimos el regreso a Bariloche y como habíamos quedado en encontrarnos con mi prima Eleonor en su casa fuimos a verla aprovechando para actualizar datos de familia en mi arbol genealógico. Asi llegamos al viernes 8, día en que tenía lugar el encuentro de ex compañeros del colegio Nacional. Por la mañana hice una consulta en Via Bariloche pues Agustín me proponía bajarme el domingo en Bragado y regresar con él a Buenos Aires desde Alberti. Me dijeron que quedaba a voluntad de los choferes por lo que preferí no arriesgarme con este plan. También visité al tio Andrés en camino de regreso y me prestó el interesante libro de la familia Lamuniere al que saqué una buena cantidad de información para estudiar más adelante. Poco antes de las cuatro de la tarde llegamos Elsa y yo al colegio Nacional sobre la Cordillera, en el que ese día no había clases por una huelga de maestros. Fuimos los primeros en llegar y nos encontramos con el rector del turno tarde que nos dió interesante información sobre las actividades del colegio. Hicimos una recorrida de las instalaciones, muy venidas a menos, y nos contó de la plaga de amenazas de bomba que azotaban a los colegios de la zona, y que obligaban a grandes e innecesarios operativos de evacuación. Cuando finalmente llegaron otros compañeros, resultamos ser cuatro en total: Miguel Schuldt, Juan Miguel Shanahan, Fitz Roy Madsen y yo. Descubrimos una placa que de todos modos había que modificar pues no incluía que era la promoción 64, tomamos unas fotos y ese fue el fín. Shanahan se tenía que retirar y el resto, incluyendo mi hermana y la esposa de Fitz Roy, fuimos hasta la confitería de Rapa-Nui a continuar la charla. Allí pasamos un muy lindo rato y a Miguel lo trajimos luego hasta la casa de Elsa para que cenara con nosotros. Luego lo llevaron a un hotel para que pasara la noche antes de regresar al Bolsón. Mi ómnibus a Buenos Aires partía el sábado a las 15:10, lo que dió tiempo a almorzar y despedirme del tío Andrés. Mi sobrina Andrea pasó también por la casa como siempre lo hacía los sábados por la mañana después de su caminata. Cacho y Elsa me llevaron hasta la terminal y puntualmente partí hacia Buenos Aires en el cómodo ómnibus con una linda tarde de sol. Por suerte tomó la circunvalación en Neuquén y solo entró a Cipolletti a cargar combustible y la cena. La primera de las películas que pasaron fue "Yesterday", con un trama muy original en la que un músico se despierta a una especie de mundo paralelo donde no existen los Beatles, la Coca Cola ni el cigarrillo. Este músico salta a la fama interpretando las creaciones de los Beatles como si fueran propias. Con bastante Hollywood y "happy end", me pareció sin embargo una película muy rescatable. El resto de las películas me parecieron totalmente banales. En la provincia de Buenos Aires había bastante niebla matinal pero no afectó al horario del ómnibus, que llegó con cinco minutos de adelanto a la terminal de Retiro donde me estaban esperando Agustín y Camilo. Nos trasladamos a la Boca en la camioneta y después de dejar a Camilo en casa de su madre fuimos a almorzar al restaurante "Agarrate Catalina". Pasé la tarde con Agustín y hacia el atardecer regresé al departamento de Karin. Ella estaba en la iglesia pues había un concierto de flauta, con una asistencia mínima. Cuando bajé al templo la encontré a ella y una pareja más como únicos presentes asi que resultamos ser cuatro (!) en total. En la calle había un tránsito monumental que se escuchaba adentro también y que era causado por un violento choque entre un taxi y un patrullero en la avenida Paseo Colón que había obligado a desviar el tráfico. Aplaudimos fuerte al músico como compensación. Karin volvía luego a Burzaco y la acompañé unas cuadras antes de regresar y quedarme ya en su departamento.
Lunes 11 de noviembre y día del cumpleaños de mi sobrina Laura en Concordia. Ere mi último día en Argentina por esta vez y había acordado con Karin en ir a visitarla en Burzaco. A media mañana salí a pie hasta la estación Plaza Constitución para tomar luego el tren, llevando ropa para una eventual práctica de tenis. Llegué a Burzaco ya cerca del almuerzo, que hicimos en el patio cuando llegó Mariano. A la tarde fuimos al club cercano a la casa y peloteamos por una hora, lo que fue un excelente ejercicio para ambos. Después de la ducha emprendí el regreso a la ciudad de Buenos Aires, y el viaje en tren se demoró un poco a causa de un trágico accidente mortal entre Temperley y Banfield con un tren que iba en dirección opuesta. Después de dejar mis cosas en la iglesia fui a cenar con Agustín en su departamento. Quedamos en que vendría a la iglesia antes de las siete de la mañana del martes para acompañarme hasta la terminal de Colonia Express. Alcanzamos a tomar sendos cafés con medialunas en la terminal antes de la partida del ferry hacia Colonia.