12 de Enero 2024
Al mediodía del 12 de enero desembarcamos en la Boca e hicimos la corta distancia hasta el departamento de Valeria en Puerto Pampas. Allí nos encontramos con una verdadera guardería pues estaba Gabriel con Lucía y Olivia además de Karin con Laia e Inés. Karin tenía que concurrir a la iglesia sueca por cuestiones de trabajo y nosotros nos quedamos con las cuatro niñas llevandolas a almorzar al Mc. Donalds frente al parque Lezama. Desde allí cruzamos al parque, donde había juegos infentiles, y cuando ya Ines reclamaba insistentemente por su madre fuimos Alicia y yo con ella hasta la iglesia. Volvimos luego todos a la calesita del parque. Mientras Gabriel volvía con sus hijas a la Boca nosotros acompañamos a Karin hasta la estación Constitución donde alcanzaron justo a subirse a un tren rápido a Burzaco. Si todo iba a bien ibamos a reencontrarnos al día siguiente en Alberti. Hacia unas semanas habíamos visto la muy graciosa serie "Nada" con Luis Brandoni y Robert de Niro, y en un episodio iban a comer a un restaurante donde dividían un bife de chorizo con una cuchara. Ese restaurante era "El rebenque de Omar" y quisimos ir a cenar allí esa noche. Mientras Gabriel iba para allá con Valeria y las niñas en su auto, nosotros conseguimos encontrar un destartalado taxi que estaba cargando gas en la estación de servicio de la Boca. De hecho el vehiculo arrancó porque el chofer logró empujarlo por la rampa de salida del lugar. En el interín llamó Gabriel para avisar que el restaurante estaba cerrado por vacaciones y refacciones, y sugirieron "El bar de Cao" en el barrio de Balvanera. Por suerte conseguimos un lugar en el muy popular lugar y cenamos muy bien allí. Con un taxi menos vetusto retornamos a la Boca para pasar la noche en el departamento de Valeria. El sábado por la mañana y con nuetros petates listos esperamos la llegada de Gabriel para organizar la salida hacia Alberti pues nosotros lo ibamos a llevar a el con Lucia y Olivia mientras que Valeria partiría por la tarde. Con nuestros pasajeros un poco apretados pero bien acomodados emprendimos viaje hacia Alberti mientras que Agustín por su parte partía desde Burzaco guiando a Mariano y tomando un camino diferente al nuestro. En Chivilcoy nos encontramos los tres autos y desde allí continuamos juntos. Se había distribuido el alojamiento en tres grupos pues mientras Alicia y yo ocupábamos el dormitorio de Lucía y Olivia, AGustín con Coti, Camilo, Luz y Josefina se instalaban en una casa alquilada por dos noches, y Karin con Mariano, Andrés, Laia e Ines se alojaban en el hotel Amarilis por una noche. Por la tarde se hizo un asado en la casa de Gabriel y luego continuó la reunión en el alojamiento donde estaba Agustín, muy popular pues contaba con pileta. Esa noche tuvimos tormenta y lluvia mientras que el domingo amaneció radiante. Se repitió el asado con pileta y a media tarde emprendieron el regreso a Buenos Aires Karin y Mariano con los niños pues ellos no participabn del paseo a Sierra de la Ventana.
Lunes 15. Teníamos por delante 500 km hasta nuestro destino, y como Gabriel tenía que resolver algunas cosas en Alberti partimos primero Agustín con su auto y nosotros con el nuestro a media mañana con un lindo día de sol y bastante calor. A las cinco de la tarde llegamos a los domos del "Glamping Puente Blanco" en el medio de una pradera rodeada por los cerros, instalándonos en nuestros respectivos domos. Los autos quedaron estacionados a cierta distancia bajo una sombra y una empleada nos llevó con nuestros petates a los respectivos alojamientos en un carrito eléctrico. Los domos estaban estaban recubiertos con lonas de plástico en el exterior y tela en el interior, y tenían muy buen equipamiento con una pequeña quichinete y un baño completo. Contabilicé doce domos además de dos mucho más grandes donde estaba el restaurante al lado de la piscina. Gabriel llegó unas horas más tarde con Valeria y mis dos nietas, y después de instalarse en su domo, cuando ya había caido la noche partimos los tres autos a Villa Ventana para cenar. Estaba a escasos nueve kilómetros y ni bien ingresamos al pueblo, Alicia y yo a la cabeza, nos detuvo la policía. Los agentes nos informaron que habíamos entrado mal pues había que tomar una dársena de giro de la que yo no me había percatado en absoluto. Por suerte no pasó a mayores pues solo fue una advertencia a los tres conductores. De noche se veía muy bonita la avenida principal de la villa haciendo recordar un poco a Villa La Angostura, aunque sin calles asfaltadas. Alicia había reservado mesa en "La Fábrica", que qedaba cruzando practicamente toda la villa. Contando a Josefina eramos personas por lo que pisieron una mesa bien larga para acomodarnos a todos. Allí cenamos muy bien y nos proporcionaron una muy buena atención. Saliendo de regreso observamos la dársena que nos habíamos salteado, muy pobrememte señalizada, especialmente de noche. Todos los domos tenían una gran terraza y el nuesto contaba también con un jacuzzi al aire libre que se poía llenar con agua fria y caliente. A las nueve de la mañana partían las empleadas desde el restaurante con canastas de desayuno que repartían por los domos y atentos a este ritual esperamos el martes su llegada ya listos con mesa y sillas en la terraza. Luego inauguré el jacuzzi antes de partir de compras a la ciudad de Sierra de la Ventana acompañados de Agustín. Quedaba a 10 km en dirección opuesta a la Villa y era mucho más grande además de tener muchas calles de asfalto. La primer parada después de cargar nafta fue en una rotisería a encargar pollos al spiedo y tortillas. Mientras se hacían fuimos a un supermercado y otro negocio a completar povisiones para el resto de la estadía. Ese día armamos el almuerzo en nuestra terraza. Además de disfrutar de la pileta e incluso andar en canoa en el manso arroyo que atrvesaba el complejo, la propuesta para el atardecer fue volvería a ir a Sierra de la Ventana para subir a pie al mirador de la ciudad, de facil acceso. Valeria se sentía un poco descompuesta y se quedó en su domo por lo que alcanzó con dos vehículos. Lo llamaban e cerro Ceferino o Cerro del Amor y desde la cuspide a la que se accedía a pie había una hermosa vista sobre el valle y las sierras que lo rodeaban. Vimos desde allí la espectacular puesta de sol. Con las compras de la rotisería teníamos de sobras para la cena también y la armamos en la terraza del domo de Agustín. Por el predio circulaban con toda familiaridad cantidad de carpinchos y vimos también alguno que otro zorro. Comensamos el día siguiente con el mismo ritual del día anterior, siempre buscando la sombra pues continuaban los días despejados. Nosotros anduvimos también en uno de los kayaks, observando cómo cruzaban el arroyo los carpinchos. Aun de día fuimos nuevamente a Villa Ventana para verla con luz diurna y pasear un poco por allí. Esta vez hicimos lo correcto, utilizando la pésima darsena de giro. Habíamos decidido probar con el restaurante de nuestro complejo para cenar y no nos defraudó, además de ser relativamente economco para nosotros. Gabriel ya conocía la zona de na visita anterior y nos propuso ir el jueves a visitar el parque provincial Tornquist por la ruta 76, pasando Villa Ventana y a 17 km de nuestro alojamiento. Pensando en Josefina, Agustín prefirió no ir a esa excursión. A pesar e tener una entrada de ripio bastante molesta, el parque se veía muy cuidado. Había varias opciones para caminar y optamos por hacer la picada a la garganta olvidada por un cañadón pedregoso que había que tomar con precaución, especialmente el último tramo empinado. Allí las rocas eran bien grandes y redondeadas. Con la ayuda de Gabriel, Olivia hizo todo el trayecto caminando. Camilo y Lucía corrían por su cuenta. Después de descansar un rato al final del recorrido, rodeados de gigantescos paredones rocosos, iniciamos el descenso que al principio que al principio resultó bastante dificil, al punto que Alicia resbaló en una roca yendose para adelante. Podría haber teminado mal pero como yo iba adelante atajé en parte la caida y solo se lastimó superficialmente la rodilla. Olivia regresó en brazos de su padre y cuando llegamos a la base los guardaparques del lugar le desinfectaron el raspón a Alicia. En camino de regreso entramos a Villa Ventana buscando una farmacia para hacernos de apósitos y cicatrizantes. A la noche cenamos en el domo de Gabriel, con Valeria ya recuperada de su malestar. El viernes era nuestro último día de estadía en Sierra de la Ventana y como continuaba el excelente, además de disfrutar de la pileta del lugar pasamos la tarde en un balneario de la ciudad. También fuimos ver el famoso Puente Blanco, que pertenecía a una antigua traza del camino a Bahía Blanca. Cenamos nuevamente en el restaurante del complejo y antes de acostarnos preparamos nuestro equipaje para el regreso. Nosotros teníamos intención de ir a Mercedes en Uruguay para asistir el sábado y el domingo a los dos días finales del festival de Jazz a la calle y de hecho habíamos reservado alojamiento.