Marzo a Mayo 2012
Durante la estadía de los chicos en Suecia habíamos tocado el tema de la compra de algún tipo de propiedad en Buenos Aires que pudiera servir como vivienda para Karin, asi no tenía que seguir viviendo con la incertidumbre de pagar un alquiler siempre en aumento y sujeto al capricho del propietario. No llegamos a ninguna conclusión, pero después de su regreso a la Argentina surgió una posibilidad interesante de comprar una propiedad en la Boca en sociedad con Daniel, el amigo de Gabriel. Además de vivienda podía funcionar como hostel al tener tres habitaciones que se podían alquilar a gringos. Finalmente se cerró trato con la propietaria y pactamos que yo pagaría un tercio del valor. En parte para llevar el importe y ver con mis ojos lo que habíamos comprado se me ocurrió que podíamos hacer un nuevo viaje Viktoria y yo a la Argentina. El lunes 7 de mayo fue el día previsto para la partida a la Argentina, por tres semanas. Viktoria había encontrado pasajes extremadamente baratos con Iberia y tuvimos la suerte que las huelgas regulares de los pilotos de Iberia los lunes y viernes se levantara una semana antes de nuestro viaje.
Tomamos el tren al aeropuerto de Copenhagen desde la estación del Triángulo poco antes de la una de la tarde y por lo tanto llegamos al aeropuerto con amplio margen para la partida de las 15:45. El avión llegó incluso de Madrid con un poco de atraso, lo que demoró nuestra salida. Antes de embarcar llamé a Mery para avisarle que salíamos, ya que habíamos planeado encontrarnos en el aeropuerto. Despues de un vuelo sin contratiempos y con poca turbulencia aterrizamos en Madrid y salimos de la zona de tránsito para esperar a Mery en la cafetería donde ya nos habíamos encontrado veces anteriores. Ella demoró un rato pero finalmente apareció y decidimos ir al Mc. Donalds del lugar a comer algo. Ella me dió algunas fotos para llevar a Rodrigo y también le regaló una blusa a Viktoria. Por mi parte, le regalé chocolate y galletitas de su gusto que había llevado de Suecia. Estuvimos con Mary hasta las diez y media y luego nos despedimos para hacer el largo recorrido desde la terminal T4 hasta la T4 satélite utilizando el subterraneo que las conectaba. El vuelo de Iberia a Buenos Aires estaba previsto para las 00:35 por lo que nos quedaba aun una espera de una hora. Viktoria aprovechó que aun estaban abiertos los negocios para comprar un regalo a Clelia. A esa hora de la noche ya nos estaba entrando el cansancio a ambos.
Con un avión lleno a medias partimos de Madrid puntualmente poco después de las 00:30. Nos sirvieron una cena sabrosa y habiendo lugar disponible Viktoria se acomodó en dos asientos libres para dormir con más comodidad. Yo también dormí un rato pero me desperté bien temprano y además, para mi sorpresa, con ojos y nariz chorreando, no sabía si por alguna alergia o por un súbito resfrío. Todo el vuelo fue muy tranquilo y aterrizamos a horario en Ezeiza justo a la salida del sol. La cola para pasar la imigración fue bastante corta, y por primera vez tuvimos que dejar una impresión digital del pulgar derecho además de ser fotografiados con una cámara digital. Parecia que el clásico formulario no seria más necesario en el futuro. La segunda cola, para pasar la aduana, fue por el contrario muy larga. Demoramos más de una hora en llegar hasta los scanners, y además me pidieron abrir la valija que tenía todos los productos de Ikea para Karin. Por suerte no hubo ningún cuestionamiento y finalmente pudimos salir a encontrarnos con los chicos, quienes estaban ya pensando que nos habíamos desencontrado. Estaban Gabriel, Karin y Agustín, el con su camioneta, y nos llevó hasta el departamnento de Gabriel donde me instalé yo mientras que Viktoria se acomodó en el departamento de Karin. Mientras estábamos en eso apareció Omar a saludarnos. Agustín se había tomado el día libre, pero al aparecer trabajos para la tarde decidió aceptarlos y Viktoria y yo lo acompañamos a diversos lugares de la ciudad transportando cargas varias. Era un lindo día de sol con temperaturas agradables. Hicimos una pausa para almorzar en Augusto y a las ocho de la noche regresamos a la Boca. Omar y Ana Maria estaban en el departamento de Gabriel, y Omar le estaba dando el toque final a unos pastelitos rellenos con dulce casero de membrillo. Gabriel iba a hacer empanadas asi que hubo mucha fritada en la cocina. Aparecieron Lala y Elin, otra amiga de Karin, además de Cristina, e hicimos una linda reunión hasta cerca de las once de la noche. Luego acompañamos a Karin y Viktoria llevando de paso un colchón extra. Asi se hizo casi la medianoche cuando finalmente me fui a dormir. Agustín había alquilado su departamento por unos días a una familia alemana, por lo que estaba provisoriamente instalado en lo de Gabriel. Cristina se quedó también a dormir al haberse hecho tarde para volver a su departamento.
El miércoles 9 de mayo fue Cristina la primera en madrugar para ir a su trabajo y luego se levantó Agustín también para comenzar con el suyo. Me quedé en casa esperando al instalador del nuevo sistema de calefacción que había encargado Gabriel y que consistía de radiadores de agua en cada habitación y una caldera a gas para calentar el agua. Había que montar una red de caños de plástico, haciendo agujeros en las paredes, lo que era un trabajo bastante grande teniendo en cuenta también que los caños iban cerca del cielo raso a casi 5 metros de altura. Gabriel fue con Karin a hacer un trámite relacionado con la compra de la casa, y cuando apareció Viktoria salí con ella a hacer una recorrida de compras. Fuimos caminando hasta el centro y entre otras cosas adquirí un pantalón y una remera para mi, ya que fue muy escasa la ropa que pude traer conmigo de Suecia. Había bastante humedad y buena temperatura para pasear, por lo que regresamos también caminando por los diques para llegar poco después de las cuatro de la tarde a la iglesia donde nos encontramos con Karin. Nos quedamos allí hasta cerca de las seis, que era la hora en que ibamos a ver nuestra flamante compra de la calle Benito Perez Galdós junto con Gabriel y Agustín. Recorrimos el departamento acompañados por la propietaria y pude entonces ver en persona el estado de la casa. Se confirmó la impresión que tenia a través de las fotos que me había mandado Karin y me pareció que a pesar del desastre que era ,después de los cambios y mejoras propuestos iba a quedar muy bien y apto para recibir huéspedes en tres de las habitaciones. La habitación que sería de Karin, arriba de la cocina, se veia prometedora pero requería bastante trabajo para ponerla en condiciones. De todos modos, Cristina, la propietaria, tenía tantas cosas que era dificil apreciar como iba a ser el departamento al quedar vacio. Karin le pagó el importe que habían acordado para comprar la mesa de cocina y un mueble. Aparentemente la escritura sería a fines de mayo, pero sin confirmar aun la fecha. Después de la visita a la casa fuimos en colectivo hasta Palermo al departamento de Gonzalo, un amigo de los chicos, quien nos había invitado a comer pizzas y allí nos quedamos hasta cerca de la medianoche antes de regresar a la Boca. Nos había acompañado Harmony, una chica Americana que había sido huesped de Gabriel y que se había instalado en lo de una vecina de el a causa del trabajo de instalación de la calefacción. Mientras estábamos en casa de Gonzalo apareció el novio de Harmony también.
Muy temprano por la mañana del jueves me despertó un trueno violento y a partir de allí continuó por un rato una fuerte tormenta eléctrica con mucha lluvia. Me levanté a las seis y cuando fui a la cocina me encontré con un gran charco provocado por varias goteras. También goteaba cerca de la puerta de entrada y subí a la terraza a ver si se habían tapado los desagues con la caida de hojas de los árboles. No era asi, sino que el problema era el mal estado de la capa impermeable de plavicon que necesitaba ser renovada. Al rato fue mejorando el tiempo y cuando se fue Agustín a trabajar ya no llovía más. Me quedé a esperar a que llegara el instalador y también Viktoria, para ir con ella al mercado de pulgas del Ejercito de Salvación. Una linea de colectivos que antes iba directo hasta Nueva Pompeya había dejado de funcionar por lo que tomamos el 53 hasta la Avenida La Plata y luego caminamos una buena cantidad de cuadras hasta llegar al lugar. En el camino hicimos una parada en un bar de gran contenido de material del club San Lorenzo para tomar un café y picar algo. Viktoria encontró varias prendas y una cartera de su agrado mientras que yo me contenté con curiosear y ayudarla. Para regresar a la Boca tomamos el 115 hasta Congreso y allí cambiamos al 29. Llegamos casi justo a la hora en que habíamos quedado encontrarmos con Gabriel para ir al centro. El tenía una clase de sueco en el ISA y el plan era ir luego al cine. Nos reunimos con Karin en la Asociación Sueca para arrancar hacia la plaza Congreso y esperamos un rato antes de salir a la calle al haberse largado un fuerte chaparrón. Cuando calmó caminamos hasta la plaza y entramos a la cafeteria de las Madres de Plaza de Mayo a tomar algo y hacer tiempo. Allí encontramos a Omar y Ana Maria, quienes también se anotaron para ir al cine con nosotros. Agustín estaba en Florida con Cristina y no iba a venir. Fuimos al cine Gaumont a ver la película “El ùltimo Elvis”, de Armando Bo, que me pareció muy bien lograda. Gabriel apareció a ultimo momento al finalizar su clase de sueco, y después de la pelicula cruzamos todos la plaza Congreso para ir a cenar al restaurante peruano “Status” y por una vez logramos pedir cantidades moderadas de comida, ya que era característico de esos restaurantes servir porciones enormes. Antes de despedirnos quedamos con Omar y Ana Maria en reunirnos el martes 14 en su departamento para cenar con ellos. Tomamos el 64 para volver a la Boca cuando ya estaba por terminar el día.
El viernes 11 de mayo habíamos decidido Viktoria y yo acompañar a Gabriel a Villa Adelina a buscar el alquiler del departamento de Laura de San isidro, de modo que Viktoria apareció temprano y partimos hacia Retiro para tomar el tren del ferrocarril Belgrano. Pudimos comprobar el buen servicio de esa linea durante el corto trayecto hasta Villa Adelina, donde tuvimos que caminar unas cuantas cuadras hasta la inmobiliaria. De todos modos habíamos llegado demasiado temprano e hicimos una parada en una confitería a tomar cafe con medialunas con lo que estuvimos a la puerta de la inmobiliaria a la hora acordada. Después de cobrar el alquiler sugirió Gabriel que tomaramos el colectivo a San Isidro ya que el tiempo estaba muy lindo, y ya alli continuamos caminando hacia el bajo pasando frente al colegio Martin y Omar donde yo había hecho parte de la escuela primaria, hasta llegar a la estación del tren de la costa. Ese lindo emprendimiento se veia bastante deteriorado y caido, y el boleto del tren costaba la fortuna de 10 pesos, comparado con los 90 centavos del ferrocarril Belgrano. Tuvimos que esperar un buen rato la llegada del tren y con el fuimos hasta la estación terminal sobre la avenida Maipú. De allí seguimos en colectivo hasta la primer estación de subte sobre la avenida Cabildo, y haciendo combinaciones llegamos a las cercanias del taller donde estaba la Lolita. También nos encontramos alli con Agustín que ya había terminado su jornada de trabajo. Gabriel se llevó la Lolita a la Boca mientras que Agustín, Viktoria y yo fuimos al geriatrico a ver a Laura. Triste verla en las condiciones en que se encuentraba, sobre todo por su incapacidad de comunicarse pese a los esfuerzos. La acompañamos un rato y luego volvimos a La Boca a prepararnos para ir a cenar al club sueco. Era el viernes en que ofrecían ”smörgåsbord” o sea platos frios y calientes, muchos al estilo sueco, a tenedor libre. Estuvimos allí a eso de las nueve de la noche y cenamos muy bien con el amplio surtidos de platos que había. Después de la cena Agustín continuó la farra yendo a un cumpleaños mientras que el resto volviamos caminando a la Boca con una linda noche de luna pero marcada caida de temperatura. Antes de partir para el club sueco me había comunicado con la familia Propato para ver como podíamos ir a verlos, pero no pudimos concretar nada dado que ellos tenían muchos compromisos por delante. Decidimos comunicarnos a nuestro regreso de Bariloche.
El sábado habíamos quedado en ir a la casa de Eva en Monte Grande a comer un asado. La noche anterior había comprado lo necesario para preparar un postre de manzana y lo hice temprano por la mañana antes que se levantaran los demás. Agustín fue a llevar su camioneta a un taller y regresó a tiempo de partir para Constitución donde nos encontramos con Karin y Viktoria. Ellas habían ido a un mercado de pulgas y Viktoria tenía un bolso lleno con lo que había comprado. Gabriel se quedó a esperar al instalador de la calefacción y quedó en venir un rato más tarde. Tomamos el tren a Monte Grande y llegamos después de un viaje de unos cuarenta minutos caracterizado por la constante presencia de vendedores ambulantes. Hubo que caminar unas pocas cuadras hasta llegar a la casa, donde ya se había reunido un grupo de gente y el asado estaba en marcha. Gabriel llegó con Harmony justo a la hora de comenzar con los chorizos, riñones y mollejas. La tarde estaba fresca pero había sol de modo que pusimos las mesas en el jardín. La reunión fue muy linda y se extendió en el jardín hasta que bajó el sol. A la hora del postre nos ubicamos todos adentro en el living de la casa y ya de noche emprendimos el regreso. Nos bajamos una estación antes de Constitución para tomar el colectivo 33 directo a la Boca. Gabriel pusó una película por lo que nuevamente se hizo bastante tarde. Agustín se había ido a la casa de Cristina mientras que Viktoria no pudo quedarse en lo de Gabriel a causa de su alergia gatuna y se fue al departamento de Karin.
El domingo 13 de mayo era el día acordado para ir a visitar a Eduardo y Cristina en su nuevo departamento en Tigre y partimos Karin, Viktoria y yo a media mañana hacia Retiro para tomar el tren. Gabriel se quedó en casa trabajando. Agustín se anotó también para venir con Cristina, aunque ellos fueron con la camioneta desde Florida. El viaje en tren fue de una hora y llegamos a la una de la tarde a Tigre con un hermoso dia de sol. Esa linea de ferrocarril la había utilizado durante años y daba penar ver cómo se había deteriorado. Desde la estación había que caminar cuatro cuadras por la avenida Cazón hasta llegar a la torre donde vivían. Llegamos al mismo tiempo que Agustín y Cristina estacionaban la camioneta y subimos todos juntos al departamento en el sexto piso de un edificio flamante, que desde la terraza ofrecia una vista magnífica de la zona. Vimos desde allí que había una feria americana en un jardin casi al pie, a la que fueron las chicas después de la picada de empanadas y pizzas que habían armado. Melina y su marido estaban también allí junto con sus dos hijas, la menor nacida hacia menos de un mes. Pasamos un lindo rato con ellos actualizando datos, y después de una mateada con torta emprendimos el regreso a la capital. Agustín nos llevó hasta Florida y desde allí continuamos con el 152. En la Boca ya se estaba juntando mucha gente para ir al partido contra Velez Sarfield y nosotros fuimos a Augusto donde nos encontramos con el inquilino alemán de Agustin quien había ido a ver el partido con sus dos hijos y se juntó con nosotros al finalizar el futbol. La pizza de Augusto era excelente como siempre.
Karin había propuesto salir antes del mediodía del lunes para tomar algo en alguno de los bares de San Telmo y allí fuimos caminando con ella y Gabriel. Gabriel tenía un trabajo en el centro y allí nos separamos de el y Karin quien iba a trabajar al club sueco. Con Viktoria tomé el subte hasta la estación Carlos Gardel, donde estaba el shopping del abasto, y averigué el trámite para sacar el DNI. Había que ir por la mañana a sacar un turno para hacer el trámite el mismo día, por lo que lo dejé para más adelante. Después de un almuerzo liviano en el shopping tomamos el colectivo 24 a Barracas a comprar el salmón para la cena, pero nos encontramos con que la pescadería de la calle Suarez estaba cerrada hasta las 16:30. Caminamos hasta la Boca y yo volví más tarde a hacerme del pescado antes de encontrarme con Karin y Viktoria e ir a la casa de Anita a cortarnos el cabello. El mio estaba muy largo y Karin quería cortarse también. En la casa de Anita había algunos objetos sobrantes de un mercado de pulgas que le querían dar a Karin y entonces decidimos tomar un taxi a la Boca para poder llevar todo. Allí terminé de hacer las compras para la cena y me puse a preparar el salmón. A eso de las nueve y media estaba listo y aparecieron Gabriel y Lucila justo a tiempo para que pudieramos cenar todos juntos. Agustín estaba en Florida con Cristina.
El martes 15 habíamos decidido pintar la terraza de la casa de Gabriel con Plavicon, al haber podido obervar la cantidad de goteras que habían aparecido después de la lluvia de dias anteriores. Esta era una tarea que habia que repetir anualmente pero no se había hecho desde hacia tiempo atrás. Antes de proceder con la pintada hubo que mover el piso de madera hecho por Gabriel y todas las plantas además de recoger hojas secas y darle una limpiada al piso. Compramos un rodillo más asi podíamos repartir el trabajo y en pocas horas cubrimos todo el techo. Harmony apareció también y nos dió una mano. Hicimos dos pasadas, lo que consumió los 20 litros de pintura que contenía el tacho. Gabriel tuvo una discusion muy violenta con Francisco a raiz de nuestro proyectado viaje al sur, del que Francisco no quería participar. Viktoria había ido al centro sola y volvió más tarde a la Boca donde me reuní con ella para ir al ISA a presenciar una de las clases de sueco de Karin. Fue interesante ver a Karin de profesora de idioma y se desempeñó muy bien como tal. Al final de la clase caminamos hasta la casa donde vivían Omar y Ana María en el congreso comprando una botella de vino en el camino. Nos habían invitado a comer guiso de lentejas que había preparado Omar y que estaba muy bueno. Vino Gabriel también después de su propia clase de sueco como alumno, mientras que Agustín llamó para avisar que no vendrían ni el ni Cristina. Tomamos luego el colectivo en la plaza Congreso para regresar a la Boca. Yo había decidido ir a dormir unos días al departamento de Agustín pero al no saber de su paradero me quedé una noche más en casa de Gabriel.
Agustín estaba preparando la camioneta para el viaje a Bariloche y con él fui el miércoles temprano al mecánico a ver cómo andaba la reparación del tren delantero y cambio de discos de freno. El mecánico tenía que conseguir repuestos por lo que quedó allí la camioneta, no muy lejos de la cancha de Boca y a pocas cuadras del departamento de Gabriel mientras que nosotros ibamos al negocio dietético de la calle Olavarría a conseguir ingredients para el pan de fruta y nueces que pensaba hacer. Faltaron los higos secos pero no eran fundamentales, de modo que regresé al departamento de Gabriel a hacer el pan, que salió bastante bien. También trasladé mis cosas al departamento de Agustín. Con Viktoria sali al centro a hacer una rápida recorrida de compras para encontrarnos luego con Karin a la salida de su trabajo y regresar a la Boca. Habíamos hablado con Gonzalo para ir a buscar mis anteojos, que había olvidado en su casa el día de las pizzas, y los tres salimos para Palermo con el 152. Saludamos a Gonzalo en la puerta de su departamento y recogí mis anteojos para continuar luego a pie hasta el restaurante ”Enfundá la Mandolina” que estaba a pocas cuadras de allí. Era un lugar muy pintoresco y con buena comida. De allí caminamos hasta la avenida Santa Fe para regresar en colectivo a la Boca. Ese día no había subtes a causa de un conflicto laboral que había paralizado todas las líneas.
El jueves 17 de mayo partimos de madrugada Agustín, Cristina y yo a Retiro con Lolita al estar aun inmobilizada la camioneta de Agustín en el mecánico. Mariano debía llegar poco antes de las siete en colectivo de San Juan y lo hizo bien a horario. Cristina se fue a su trabajo mientras que nosotros nos dirigimos directamente a la clinica dental de la ciudad donde Mariano tenía turno para arreglar algunas caries. Como llegamos demasiado temprano fuimos a un bar a desayunar y hacer tiempo. La atención en la clínica fue rápida y desde allí regresamos a la Boca a ver como andaban las cosas con la camioneta. Aun había problemas para conseguir discos de freno y dejé allí a Agustín y Mariano para volver al departamento y completar los preparativos de viaje. Milagrosamente estuvo lista la camioneta antes de las dos de la tarde y nos juntamos todos en lo de Agustín para iniciar el viaje. Francisco se mudaba también allí con el encargo de cuidar a la gata Luna. Cristina no podia ir con nosotros al estar planeada la cesarea de su hermana, y en su lugar se anotó Lala, la amiga colombiana de Karin. Asi fuimos siete los integrantes de la aventura. Con todo lo necesario a bordo, que incluia un colchón también, partimos a las dos de la tarde hacia Lujan y luego continuamos por la ruta 5 a Santa Rosa. En la zona de Trenque Lauquen comenzamos a ver rayos en el horizonte y pronto nos encontramos en medio de un temporal de lluvia y viento que nos obligó a ir con mucha lentitud. Viktoria se puso muy nerviosa y le pedí a Gabriel que disminuyera la marcha al haber mucha agua sobre la ruta, pero por suerte pasó finalmente lo peor y cuando llegamos a Santa Rosa poco antes de las diez de la noche había dejado de llover. Gabriel había reservado un duplex para todos en el hotel del ACA y como de costumbre cenamos en el restaurante también antes de irnos a dormir.
Habíamos decidido continuar viaje temprano al día siguiente, por lo que después de que se liberaran las colas para el baño y la ducha fuimos a desayunar poco después de las siete. A las ocho y algo estábamos ya de vuelta en camino y elegimos nuevamente la ruta de la conquista del desierto, ruta bastante desierta también, con lo que llegamos a 25 de mayo para la hora del almuerzo. Entramos a la ya conocida parrilla “La Font del Cat” y comimos muy bien. Desde allí llamé a Bariloche para avisar donde nos encontrábamos y luego continuamos viaje a Neuquén. Poco después de cruzar el puente sobre el rio Colorado nos encontramos con un accidente muy feo. Parecía haber sido un choque frontal entre dos autos, que después supimos le había costado la vida a una persona y heridas a varios más. En Neuquén bajó el ritmo de nuestra marcha debido al tráfico, los semáforos de la ruta 22 y también un corte de la ruta por alguna razón desconocida. Finalmente logramos salir de la ciudad y tomé el volante hasta Piedra del Aguila donde llegamos ya de noche. Al acercarnos a Bariloche pudimos ver el espectaculo de la ciudad a la distancia con todas sus luces, y poco después de las diez de la noche llegamos a la casa de Cacho y Elsa. Ellos nos estaban esperando con comida y después de cenar nos repartimos, Gabriel y yo quedandonos allí y el resto de la tropa yendo a la cabaña de siempre a una cuadra de distancia.
Después del abundante desayuno del sábado en casa de Elsa bajamos al centro, Agustín llevando a Mariano en la camioneta y nosotros caminando, con primer parada en casa de la tia Ellen. Agustín apareció al rato después de controlar el aceite de la caja de cambios en un lubricentro. Encontramos a la tia y el tio en muy buenas condiciones y nos quedamos charlando un rato con ellos antes de continuar hacia la calle Mitre con un día relativamente frio y ventoso. Decidimos tomar un chocolate caliente en la confitería Rapa-Nui para entrar en calor. Gabriel se quedó luego en un wi-fi para trabajar mientras que el resto ibamos hasta la terminal de omnibus a conseguir un pasaje a Concepción en Chile para Lala. Al no haber llevado su documento no pudo comprarlo en ese momento y desde allí rumbeamos hacia Llao Llao para dar una vuelta antes de encontrarnos con Elsa y la tía Ellen en la casa de té Paila-Co en la península San Pedro. Gabriel decidió no venir ya que tenía que trabajar. Habíamos querido conocer alguna otra casa de té pero al no ser temporada parecía dificil encontrar alguna y menos aun una ubicada en un lugar tan espectacular. Mientras estábamos tomando el té comenzaron a caer algunos copos de nieve, gran novedad para Lala. Karín hizo una emotiva descripción de la casa de té. Ese día jugaba River un partido y si bien llegamos a la casa de Elsa después de que comenzara, Cacho lo había grabado de modo que nos sentamos a verlo. Después del partido hubo excelente pizza y cerveza antes de completar el día.
El domingo 20 amaneció frío y radiante, y con un manto de nieve después de la nevada de la noche anterior. Habíamos proyectado ir al Bolsón a visitar a Miguel y su familia, y para allá partimos después del desayuno. Durante el trayecto encontramos algunos parches con hielo en la ruta a la altura del cañadón de la Mosca, pero no causó dificultades. El paisaje nevado era espectacular, con la vegetación aun cubierta de nieve. Habíamos combinado con Miguel encontrarnos en el restaurante El Bolsón a la entrada del pueblo pero estaba cerrado. Haciendo puente con su hijo Christian cambiamos por el mismo restaurante pero en el centro, y allí nos encontramos todos, incluido Christian y su esposa Carolina que vinieron desde su casa en Lago Puelo. Almorzamos muy bien y luego decidimos ir a la casa de Christian, que yo no conocía, para seguir desde allí hasta la orilla del lago. De allí salían varias picadas, una de ellas al mirador del lago, una formación rocosa a unos mil metros de distancia a la que se podía llegar con poca dificultad. Asistimos a Mariano en las partes donde había ascenso escalonado y llegamos al mirador desde el que la vista al lago y la cordillera era fantástica. Estabamos equipados de mate y masas de Elsa y nos quedamos un rato haciendo pic-nic mientras el sol descendía lentamente. Antes de que se escondiera del todo detrás de las montañas emprendimos el regreso y después de luchar un rato para lograr que Christian metiera a la perra en su vehículo fuimos en caravana a la casa nueva de Miguel en el Bolsón donde él y Tamara nos estaban esperando para tomar el té. La casa estaba prácticamente terminada y había quedado muy linda y acogedora. Lamentablemente habían tenido ya ladrones de modo que habían instalado una alarma. Allí se hizo de noche y fue hora de emprender el regreso. Gabriel había decidido quedarse a pasar la noche en la casa de Christian para regresar a Bariloche al día siguiente. La ruta se había secado totalmente después del día soleado y a las diez de la noche estábamos de regreso en Bariloche. Yo le había avisado a Rodrigo que pasaría a dejarle la sábana comprada en Ikea por instrucciones de Mery y las fotos, por lo que nos desviamos hacia la Virgen de las Nieves para pasar por la casa de Mery. El encuentro fue muy fugaz ya que Elsa estaba esperando con la cena.
El lunes 21 de mayo era nuestro tercer y ultimo día en Bariloche, y después del desayuno fuimos a la casa de Andrea a saludar a toda la familia Soto, incluido un cachorro muy simpatico y juguetón. Luego bajamos nuevamente al centro a completar las compras de regalos. También probamos el chocolate caliente de Tante Frida y fuimos a una casa de fotografía a copiar las fotos de la cámara de Lala a sendos discos para Karin y para mi. Nos dirigimos luego a la terminal de ómnibus a hacer un nuevo intento de comprar el pasaje a Concepción. La oficina estaba cerrada ya por almuerzo, de modo que decidimos hacer un paseo a la villa del cerro Catedral aprovechando que era un lindo día de sol. Paseamos un buen rato por la villa que estaba casi desierta en esta época del año con la excepción de algunos pocos turistas, algunos de los cuales iban a subir al cerro con el cablecarril. A nosotros nos pareció muy caro pagar 95 pesos por persona. Al regreso a Bariloche fuimos directamente a la terminal de omnibus y esta vez si Lala logró comprar su pasaje a Chile para las ocho del día siguiente. Estaba previsto reunirse en la casa de la tía Ellen para juntarse con la familia y comer choripanes. Previo a eso subimos a buscar a Cacho y Elsa además de los chorizos y las dos tartas que había preparado mi hermana. Cuando llegamos a la casa de la tia ya estaba Dide preparando el fuego en el hogar del jardín de invierno. Luego tuvo que irse a la universidad, y apareció el Chulengo por un rato también. El tenía una reunion asi que se fue al rato. Más tarde vinieron Eleonor, Clarita y Lucia con su hija Aldana.También apareció Gabriel después de haber regresado del Bolsón en colectivo. Los chorizos tuvieron mucho éxito y las tartas también. Al final de la reunión volvimos Karin, Gabriel y yo caminando a la casa de Elsa donde ya nos estaba esperando el resto de la familia para jugar a la carioca, la única partida que pudimos hacer esta vez. Le explicamos las reglas de juego a Lala para que jugara también.
Al día siguiente me levanté bastante temprano para armar mi valija y también lo hicieron Cacho y Elsa ya que ellos se habían ofrecido a llevar a Lala a la terminal de omnibus a las siete y media de la mañana. Al rato aparecieron los chicos con su equipaje y desayunamos todos antes de partir de viaje. Antes de las diez estábamos en camino y elegimos el camino de circunvalación para dejar Bariloche. Después del puente sobre el río Limay comenzó a aparecer niebla, que fue bastante densa en ciertas partes del camino bordeando el río. A la altura del valle encantado se disipó la niebla, y al final de la subida del Collón-Curá paramos unos minutos para fotografiar el campamento del místico individuo que vivía a la vera de la ruta desde el accidente en el que había perdido a su familia, según contaban las lenguas. Cargamos gasoil en Piedra del Aguila y poco antes de las cuatro de la tarde llegamos a la terminal de omnibus de Neuquén desde donde Karin y Gabriel iban a seguir viaje en colectivo a Buenos Aires. Habia sido la propuesta de Gabriel para que Karin llegara a tiempo y más descansada a Buenos Aires a su trabajo, mientras que nosotros evitabamos viajar toda la noche. Nuestro plan era tomar la ruta por Casa de Piedra, a la altura de General Roca, previa una parada para comer, pero nos encontramos con que la ruta comenzaba antes de entrar a la ciudad. Era desconocida para nosotros pero confiamos en que algo iba a haber en el camino. Efectivamente, después de hacer unos 100 km y cruzar el embalse Casa de Piedra sobre el rio Colorado, entramos a la provincia de La Pampa y para nuestro alivio apareció una estación de servicio gigantesca donde pudimos cargar gasoil y comprar algunas provisiones. Seguimos luego por la desolada ruta hasta empalmar con la de la conquista del desierto y a las nueve de la noche entramos a General Acha donde ubicamos facilmente el hotel Traful, recomendado por Elsa. Nos hicimos de una habitación para los cuatro y buscamos después la fonda ” Los Corrales” también recomendada por Elsa y muy popular, donde cenamos bien y barato.
El hotel Traful ofrecía desayuno también, a partir de las siete de la mañana, y allí estuvimos los cuatro. La mañana del miércoles era muy fría, con temperaturas bajo cero. Partimos nurvamente de viaje antes de la salida del sol. Manejé la camioneta hasta Trenque Lauquen donde se hizo cargo Agustín. Era un dia despejado en la provincia de Buenos Aires, aunque la radio decía que llovía en Buenos Aires. La ruta 5 estaba en reparación en muchos tramos, lo que nos obligó a reducir la marcha. En uno de los lugares había quedado encajado un camión al tener que circular por la banquina que estaba floja a causa de las intensas lluvias de dias anteriores. Logramos pasar no obstante, y a la altura de Carlos Casares encontramos un restaurante sobre la ruta donde compramos empanadas para no perder mucho tiempo. Al acercarnos a Buenos Aires se fue nublando y ya sobre la autopista cayeron algunas gotas. A las cinco de la tarde llegamos sin inconvenientes a la Boca y más tarde nos juntamos Gabriel, Karin, Mariano, Viktoria y yo en Brin a comer un pollo que había preparado Gabriel mientras que Agustín se iba a Florida a reunirse con Cristina que estaba en plenos preparativos para la mudanza a la Boca.
Había llegado finalmente el día estipulado para escriturar la casa de Benito Perez Galdós. Temprano por la mañana me encontré con Viktoria en el bar Roma de la Boca a desayunar, antes de que ella se fuera a Florida a asistir a Cristina con su mudanza. Yo regresé a la casa de Agustín, donde estaba pernoctando, y donde Mariano seguía durmiendo. Me communiqué con Antonio, quien estaba muy dolorido a causa del syndrome del tunel carpiano y preparándose para una operación. Nos dimos cuenta que no iba a ser posible encontrarnos esta vez por falta de tiempo. Antes de las once me junté con Gabriel en su departamento y vino Karin también. Ibamos a ir al banco en Barracas con Daniel en su auto y fue mi primer encuentro con el. Al mediodía nos juntamos todos en una oficina del banco en el primer piso y se hicieron todos los tramites y entrega del dinero sin inconvenientes. Asi quedó escriturada la casa con un tercio para Karin y dos tercios para Daniel. Karin tenía que regresar enseguida a la asociación por lo que tomó un taxi mientras que Gabriel y yo fuimos a un Easy cercano a buscar precios de materiales necesarios para la reforma. De allí regresamos a pie a la Boca y compré algunos ingredientes que necesitaba para hacer las dos tartas de limón, mi contribución para la fiesta de inauguración que se iba a hacer al dia siguiente. No conseguimos papel de horno pero tampoco era imprescindible. En el departamento de Gabriel me dediqué de inmediato a la tarea, y cuando terminé de hornear las tartas regresé a la casa de Agustín, donde me encontré con Cristina recién mudada y el departamento repleto con sus pertenencias. Agustín y ella estaban tratando de poner un poco de orden y guardando cosas en el entrepiso para hacer más lugar. Habiamos quedado con Karin en encontrarnos en el Benito, del que yo tenía las llaves, y allí aparecieron ella y Viktoria. Nos llevamos una sorpresa positiva al comprobar que la casa estaba totalmente vacía y aceptablemente limpia. Además pudimos apreciar por primera vez como era el lugar una vez liberado de la gigantesca cantidad de bártulos que tenía la dueña anterior. Cuando llegó el resto de la familia hicimos un brindis con champagne, y de allí nos dirigimos al restaurante Il Matterello para la cena de celebración. Antes de terminar el día, subimos también la heladera, el lavarropas y la cama de Cristina, que estaban aun en la camioneta, al departamento de Agustín.
El viernes 25 de mayo era día feriado al celebrarse un nuevo aniversario de la revolución de Mayo. Agustín y yo nos levantamos temprano y nos pusimos a limpiar ambas heladeras, con la idea de cambiarlas de lugar y llevar la de Agustín al Benito. A las diez me junté con Gabriel en su casa y partimos de compras para conseguir todo lo necesario para el guiso de lentejas que iba a hacer su amigo Adrián en el Benito. Entre una carnicería y el verdulero nos hicimos de todo lo necesario y esperamos a que pasara Adrian con su auto para ir al Benito. Llevé también las tartas de limón y se puso todo en marcha a la espera de los invitados que fueron cayendo de a poco. La reunión fue espectacular, con un total de cuarenta participantes incluidas dos orquestas y Anita como solista de guitarra. Dimitri y el grupo Los Salames, además de Martín y su grupo le pusieron color a la música en el patio trasero. Por suerte hubo un solo propietario en el edificio que suguirió que bajáramos un poco el volumen. De todos modos no tocaron hasta tarde. El guiso de lentejas había salido muy bien y hubo otras contribuciones de tortas para el postre. Ana Maria y Omar vinieron también un rato y se tuvieron que ir para continuar con celebraciones en el centro. Aprovechando que había mucha gente joven hicimos el traslado de la heladera y una cama mas algunas sillas desde el departamento de Agustín. Los comentarios de los participantes sobre la flamante adquisición fueron todos muy positivos.
El sábado me levanté temprano nuevamente, lo mismo que Cristina quien iba a ir junto con Viktoria primero a hacerse unos análisis y luego de compras en el Once. Por mi parte me junté con Karin y fuimos a desayunar al bar Roma antes de hacer una recorrida de zapaterias por la calle Olavarria en búsqueda de alpargatas para KF. No era facil encontrarlas y en una sola zapateria las encontramos, aunque no del tamaño que queríamos. Habia alpargatas con suela de goma pero preferíamos las de yute. Al observar que había una feria a la orilla del Riachuelo fuimos a curiosear y nos encontramos con una feria artesanal con representantes de muchas provincias que vendían productos regionales. Encontramos algunas cosas interesantes como para llevar de regalo, y después de recorrer la feria cruzamos a la isla Maciel por el puente Pueyrredón. Hacía mucho que quería hacer el paseo y siempre lo había postergado. La subida y bajada del puente era por escaleras rodantes y todo se veia en muy buen estado. No nos atrevimos a pasear por la isla Maciel, aunque en la zona del puente había una cantidad de agentes de seguridad. Para regresar decidimos utilizar los servicios del botero, que por un peso cincuenta hacía el cruce del Riachuelo con su precaria embarcación. Una vez de regreso en la Boca pasamos por un chino a comprar vino para llevar a Suecia y karin encontró también focos de repuesto para una lámpara. Cuando fue a probar si funcionaban se produjo un apagón total en el negocio. Ese día jugaba River temprano por la tarde y dejé a Karin con Viktoria en Benito para ir a ver el partido a la casa de Agustín. Encontré a Agustín, Mariano y Cristina sentados a la mesa viendo el partido en un vetusto aparato de televisión de Cristina. Me uní a ellos para almorzar milanesas con puré, y después del partido volví a Benito para ir nuevamente con Karin y Viktoria a la calle Olavarría a comprar las alpargatas con suela de goma a falta de otra cosa. Viktoria compró también un par de zapatillas y luego fuimos nuevamente a la feria sobre el Riachuelo. Karin nos mostró además el caserón de madera de dos plantas que habían visto como posible objeto de compra y que aun seguía en venta. Estaba bastante alejado del centro de la Boca. En el Benito nos juntamos con Gabriel a jugar una carioca, y luego fuimos todos a Augusto a cenar, junto con Cristina, Mariano y Agustín. Mientras estábamos cenando se enteró Gabriel que Francisco estaba internado en el hospital Argerich a causa de uno de sus episodios epilépticos y se fue para allá. Esa misma noche regresó Francisco a su casa y al día siguiente lo vimos en estado normal nuevamente. Quedamos en juntarnos todos antes de las diez del domingo en lo de Gabriel para ir a Ezeiza con la Lolita. Mientras tanto ya había recibido un mensaje de Thomas previniendome que podía darse la posibilidad de que tuviera que embarcar el martes 29 en Rotterdam ante la posibilidad de una larga espera fondeado el resto de la semana.
Temprano por la mañana del domingo armé mi valija de cabina en casa de Agustín y fui al departamento de Karin para empacar la botella de vino y algunas prendas mías en la valija verde que había ido llena y volvía también llena pero con ropa que había comprado Viktoria en Buenos Aires. Llevamos rodando las dos valijas grandes hasta lo de Gabriel y atacamos un desayuno de facturas a la espera de la hora de salir. Por ser domingo no había mucho tráfico en la ciudad y llegamos a Ezeiza con amplio margen. Inevitablemente hubo mucha tristeza en la despedida. En el avión nos tocó la anteúltima fila al estar ya ocupados todos los demás lugares. Tuvimos un vuelo bastante tranquilo a Madrid y llegamos puntualmente antes de las seis de la mañana del lunes. La llegada a Madrid fue a la terminal 4S y nos dirigimos a la salida que era por la terminal 4 a esperar a Mery en la confitería Medas. Ella me iba a regalar una campera y resultó que al salir de la casa se la había olvidado por lo que tuvo que volver a buscarla y de allí que vino un poco atrasada. Pero llegó finalmente y desayunamos juntos. La campera era de color crema y muy linda. Yo le entregué algunos regalos traidos de la Argentina, y también vimos fotos del viaje que tenía a mano en mi computadora. Mery se quedó con nosotros hasta más de las diez y luego de despedirnos volvimos a entrar a la terminal 4 a la espera de nuestro vuelo que salía a las 11:45. Con el cansancio que teníamos y el madrugón de la llegada a Madrid dormimos todo el trayecto hasta Copenhagen, y después de tomar el tren y hacer la caminata desde la estación del Triángulo llegamos finalmente a casa después de otro fructifero viaje a la Argentina.