19 de Octubre 2015
Lunes 19 de octubre. Teníamos pasajes de regreso a Uruguay con Seacat a las 12.20. A la mañana fui a buscar las últimas medialunas de Las Familias que ibamos a saborear esta vez. Terminamos de empacar y Agustín vino para llevarnos a Retiro. Karin hizo una rápida pasada para despedirse y asi partimos. El omnibus de Seacat desde Colonia llegaba solo a Montevideo de modo que en Tres Cruces tuvimos que continuar con el COT , y llegamos a la terminal de Piriápolis ya de noche y con lluvia. Llamamos al Vasco para que viniera con su taxi y en la cabaña encontramos muy adelantado el trabajo de construcción de la vereda, A la noche pasó una tormenta eléctrica y tuvimos fuertes chaparrones que por suerte no duraron mucho. No teníamos muchas provisiones pero nos arreglamos con unas milanesas que llegamos a comprar en el Ta-Ta de Tres Cruces antes de tomar el omnibus.
Ricardo y su ayudante Pablo llegaron el martes temprano y trabajaron todo el día. Estaba frio, ventoso y desapacible, por lo que no nos dieron ganas de salir, más que hasta la casa de Andrés a buscar la planta y la conservadora. De paso trajimos la escalera de Osvaldo par poder subir al techo y quitar la capucha de la chimenea y prender la estufa. Nuestra tarea del día fue colocar las patas que habiamos comprado para el aparador y agregar un suplemento para levantar todo el mueble. Por una conversación de Alicia con Magela recibimos la noticia de que habían comprado pasajes para venir al uruguay el 8 de enero. Al mejorar el clima hacia la tardecita tuvimos una espectacular puesta del sol.
No podíamos esperar más y el miércoles, con una linda mañana de sol, sacamos las bicicletas para ir de compras a El Dorado. Como la lista era larga pedimos entrega a domicilio, que además era gratuita. Ya de regreso en la casa nos abocamos a la tarea de mejorar el interior del mueble bajo mesada, que era otra muestra de las catástrofes creadas por Carlos. La garrafa iba a ir al gabinete exterior que estaba construyendo Ricardo y revestimos las paredes internas del mueble bajo mesada con machimbre que había sobrado de la construcción, luego de pintarlo con protector. Quedó muy bien y solo faltaba encargar estantes para dejarlo listo. Ricardo no alcanzó a terminar su trabajo pero calculaba hacerlo al día siguiente y luego nos quedaba la tarea de recuperar el jardín, que había quedado bastante pisoteado.
Jueves y día de viaje a Montevideo. Aprovechamos para comprar nueces y almendras en La Molienda, además de café molido en el palacio del café. Poco antes de las cinco de la tarde estábamos de regreso y encontramos a Ricardo dando los últimos toques a la construcción de la vereda, El sellador de Sikaflex que estaba colocando entre los cerámicos y las paredes se le estaba terminando lo que significaba que tendría que venir al día siguiente. Le propuse que yo podía comprar el producto y terminarlo, además de limpiar con ácido las manchas de cemento de los cerámicos, lo que le produjo un gran alivio. En parte le recompensaba el trabajo extra que había tenido sin cobrar enderezando y nivelando los monumentales errores de la vereda de Carlos. El gabinete estaba listo de modo que trasladamos la garrafa y reconectamos el gas a la cocina con la nueva manguera. La noche se nos vino encima por lo que tuvimos que dejar para el día siguiente la tarea de limpieza del terreno.
La mañana del viernes la dedicamos a recuperar el jardín, juntando escombros y rellenando con tierra algunas zonas donde la vereda se había elevado considerablemente. A las tres de la tarde partimos a pie hacia la terminal de omnibus de Piriapolis para ir a Pan de Azúcar a encontrarnos con el fulano de San Carlos que nos había alquilado el auto. En el camino nos topamos con un colectivo de Guscapar que iba a Pan de Azúcar pasando por Las Flores y lo tomamos, de modo que llegamos con mucho margen. Aprovechamos para comprar algunas cosas en una ferretería y luego entramos a tomar café a un lindo local cercano a la plaza del pueblo. Desde allí llamé para avisar que ya estábamos en Pan de Azúcar y el fulano nos dijo que recién le entregaban el auto a las seis y media de la tarde. Nosotros queríamos pasar por la carpintería de San Carlos a retirar la quinta silla de cocina y el estante, por lo que fuimos a la terminal de Pan de Azúcar y tuvimos la suerte de enganchar un omnibus supercómodo de Rutas del Sol que iba a Valizas pasando por San Carlos y que llegó a los pocos minutos. Durante el trayecto a San Carlos nos llamó el fulano para avisar que el auto prometido había chocado con una moto y que otro no tenía. Nos dió el número de un tal José Luis que también alquilaba autos y lo llamamos de inmediato. Dijo tener autos y nos dió su dirección, que no era lejos de la terminal de omnibus. Al llegar allí nos cambió el libreto pues dijo que el unico auto disponible estaba en el taller y recién se lo entregarían al dia siguiente. La cuestión del alquiler se estaba complicando bastante, pero ellos nos dieron un contacto en Maldonado al que llamamos y que confirmó que tenía autos. Cancelamos la pasada por la carpintería y nuevamente tuvimos la suerte de poder tomar un colectivo de la linea Guscapar a Maldonado en el momento que llegamos a la parada. Asi llegamos cerca de las siete de la tarde a Maldonado y logramos finalmente hacernos de un auto con el que regresamos a la cabaña, previa parada para cenar en la pizzería de Morales. Al día siguiente teníamos que estar en Paso de los Toros al mediodía por lo que la diana sería a las seis de la mañana.