22 de Abril 2022
Por primera vez en bastantes días nos encontramos con un viernes gris y lluvioso, no apto para lavar nuestra ropa sucia. Pasé horas haciendo una limpieza profunda por dentro y por fuera del auto, que bien se lo merecía. Laa cosas cambiaron al día siguiente, cuando regresó el sol y además de lavar la ropa hicimos una extensa caminata por la playa. Allí encontramos a Congo y Lena paseando sus perros. No fue facil comunicarse con Agustín para felicitarlo por su cumpleaños pero finalmente hablamos con el hacia la noche cuando estaba por regresar de Burzaco a Capital con Coti, Luz y Camilo. El domingo fue excepcionalmente caluroso para la época y nosotros lo aprovechamos con una caminata seguido de una mateada y lectura en nuestras sillas de playa.
Lunes 25 de abril. Comienzo de la última semana de estadía en Uruguay ya que nos tocaba volar el domingo primero de mayo. Después de la tormenta de la madrugada continuaron los chaparrones por la mañana, cuando Alicia fue a cortarse el cabello con la joven peluquera del barrio. Hacia el anochecer mejoró el tiempo e hicimos una caminata. Alicia quería despedirse de algunas de sus amigas y temprano el martes por la mañana la alcancé hasta la terminal de ómnibus para viajar a Montevideo. Durante el lavado del auto había descubierto que una cubierta tenía un clavo y llevé el coche a la gomería donde lo quitaron y colocaron un tarugo. Luego encaré el tema poda de plantas, comenzando con el limonero y el hibisco. Había funestos pronósticos acerca de una tormenta en formación, y cuando bajé con el auto a esperar el regreso de Alicia pude ver como se acercaba el temporal eléctrico. Efectivamente, de madrugada escuchamos como la lluvia y las violentas ráfagas de viento golpeaban la casa. Afortunadamente no sufrimos ningún corte de luz y durante la inspección del techo que hice a la mañana no pude observar ningún daño. Nuestros amigos Congo y Leena en cambio tuvieron bastantes daños pues sus tejas americanas estaban mal colocadas y muchas se habían volado. Más tarde mejoró mucho el tiempo y bajamos a caminar a la playa. Habíamos invitado a Congo y Leena a venir a cenar el viernes con nosotros y el jueves hice una escapada al Depósito a buscar unos ñoquis sin gluten muy buenos. A la tarde partimos hacia Montevideo ya que habíamos comprado entradas para ver el ballet El Pajaro de Fuego, de Igor Stravinski en el teatro del Sodre. Fue un espectáculo maravilloso desde todo punto de vista ya que además de la calidad de los bailarines era magnífica la coreografía y la escenografía. Alicia había descubierto que había un restaurante totalmente libre de gluten en las cercanías del teatro y teníamos reservas para después de la función. Se llamaba Los Leños y era un lugar muy acogedor que además servía muy buena comida. Al día siguiente completé la poda del manzano y el pitanguero antes de que vinieran nuestros invitados a cenar. Yo había tenido la mala idea de elegir el 1 de mayo para el vuelo ya que solo había un servicio de ómnibus de emergencia al mediodía que no nos era útil. Congo se ofreció a llevarnos con nuestro auto y así resolvimos ese problema. Dedicamos el sábado al armado de valijas e hicimos también algunas compras necesarias en el centro. El domingo nos levantamos muy temprano para dejar todo listo a las nueve de la mañana, cerrar la casa y pasar a buscar al Congo para ir al aeropuerto. Nuestro vuelo partió puntualmente a la una de la tarde y tuvimos un muy buen servicio durante el vuelo, aunque desafortunadamente aun se exigía el uso de barbijos.