18 de Enero 2025
La ida al festival de jazz a la calle en Mercedes se había convertido para nosotros en una visita anual casi obligada, que este año habíamos decidido completar con un par de días en las termas. Como no teníamos apuro partimos recién al mediodía del sábado, con un día de mucho calor, y recién nos detuvimos en Santa Catalina para despachar ls últimas empanadas que nos quedaban en un área de descanso con sombra y con la peculiar iglesa del pueblo a la vista. Fue providencial la parada pues ni bien terminamos de comer comenzó a gotear y poco más tarde se convirtió en una lluvia torrencial.
A Mercedes llegamos ya sin lluvia y nos instalamos en el hotel Brisas del Hum frente a la plaza principal. Como el tiempo continuaba amenazante decidimos ir caminando hasta la manzana 20 para averiguar si las actuaciones del día se harían allí o en el teatro. Ni bien pisamos la calle descubrimos la nueva heladería "DeliCream", también frente a la plaza y nos despachamos con sendos helados de excelente calidad.
Auténtico jazz a la calle
Acercándonos luego a la manzana 20 observamos que ya se estaban preparando los diversos puestos de comidas, un buen augurio. En el predio vimos que había preparativos en el escenario y preguntando a una funcionaria nos informó que si no llovía el espectáculo sería allí, y si llovía se cancelaba esa noche. Los grupos callejeros de jazz ya estaban comenzando a tocar en la zona por lo que regresamos al auto a buscar las sillas plegables y luego disfrutamos de muy buenas interpretaciones de uno de los grupos.
Ya llegaba la hora en que comenzaba el espectáculo principal y nos trasladamos a la manzana para acomodar nuestras sillas. Alicia compró las tradicionales remeras estampadas, y en el intervalo entre los dos grupos que tocaban compré un buen choripán. No cayó una gota durante la actuación y hasta vimos algunas estrellas esa noche antes de regresar al hotel. A la mañana siguiente hicimos vida de hotel después del desayuno, sentándonos primero alrededor de la pileta a leer y luego haciendo una sesión de ejercicios en el gimnasio. Como contaba con un restaurante a la calle aprovechamos para hacer allí un tardío almuerzo y en ese momento nos enteramos que ante el pronóstico de lluvia, el cierre del festival se iba a hacer en el teatro. Efectivamente se levantó mucho viento por la tarde y hubo precipitaciones intermintentes. El teatro quedaba a pocas cuadras el hotel y fuimos caminando hasta allí para ver y escuchar las dos bandas selecionadas para el final, una brasilera primero y luego una argentina de la provincia de Corrientes con el original nombre de Fer Lagger Ska Jazz y con doce músicos en escena que logró enganchar al público y hacer que saltara y bailara sin inhibiciones. Otro festival exitoso, el número 17 de la colección.
Las dos bandas en el teatro 28 de Febrero de Mercedes
Lunes 20. Mercedes volvía a su rutina y nosotros preparamos nuestra partida a Almirón bajando a desayunar bien temprano. No era mucha la distancia, unos 160 kilómetros, pero queríamos aprovechar las termas al máximo. Antes de continuar viaje cruzamos la plaza para aprovisionarnos en el supermercado El Dorado. El plato principal ya lo teníamos pues consistía de la última pamplona, ésta de cerdo, que había sobrado de la cena de fin de año. La teníamos congelada y habíamos logrado mantener la cadena de frío en la conservadora y en la heladera del hotel. Del mal tiempo ya no quedaban rastros.
Habíamos alquilado una cabaña dentro del predio de las termas por dos noches y a la llegada, temprano por la tarde, nos entregaron las llaves además de hacer una lectura del contador de electricidad pues se pagaba aparte. Estas termas eran las únicas de agua salada del Uruguay y formaban parte del acuífero guaraní. Se había hecho una perforación en busca de petróleo y a los 927 metros de profundidad se encontraron con el agua termal. Había piscinas abiertas y cerradas, y el agua estaba a unos 30 grados, de modo que se podían tomar baños prolongados. Siendo dia de semana, la concurrencia no era muy grande. Comenzamos por ir a la piscina cerrada para evitar estar al rayo del sol y luego buscamos sombra para tomar unos mates. Al anochecer pasamos a la piscina abierta antes de regresar a cenar. La cabaña estaba ubicada en la periferia del predio y cenamos en la galería, que daba al poniente y así vimos la espectacular puesta del sol sobre el campo.
Para el desayuno del día siguiente aprovechamos también la galería, hasta que a los ocupantes de la casa vecina se les ocurrió poner una cumbia a todo volumen. ¿ Sería provocación o simplemente desprecio por las normas de convivencia?. Nunca lo sabríamos pues para no comenzar un conflicto levantamos campamento y nos fuimos a la pileta. Fue un día de mucho sol y calor, piscina, mateada, almuerzo en un pequeño restaurante del lugar y cena con repetición del menú del día anterior, por suerte sin cumbias.
El día miércoles regresábamos a Piriapolis, y acordamos entregar dejar la cabaña a las ocho de la mañana. El desayuno fue bien tempranero y luego cargamos el auto con nuestro equipaje esperando la llegada de la persona que hizo la lectura del contador y el cálculo correspondiente. El monto fue aproximadamente el que nos habíamos imaginado y bastante modesto. No era cuestión de desaprovechar las termas ese día, y estacionando el auto bajo una sombra nos quedamos un par de horas disfrutando del agua casi en soledad.
Aunque no daban ganas de partir, finalmente emprendimos viaje hacia Santa Lucía, donde teníamos previsto encontrarnos con Mayari. El almuerzo lo hicimos en el parador que se encontraba a orillas del lago formado por la represa del Palmar, la tercera que embalsaba el Rio Negro, cuando el termómetro llegaba a la marca de los 34 grados. ¡Bendito el aire acondicionado del auto!. A Mayari la fuimos manteniendo al tanto de nuestra hora de llegada, y nos encontramos con ella a orillas del río Santa Lucía, en una zona de playa donde se bañaron tanto ella como Alicia. Luego fuimos a ver el terreno que había comprado Mayari con la intención de construir una vivienda en el futuro, e iniciamos el tramo final del viaje llegando ya de noche a Piriápolis.