13 de Marzo 2020
Mientras la pandemia iba avanzando por el mundo, el Uruguay no había registrado aun ningún caso de infección, si bien se contaba con que era inevitable que tarde o temprano lo hiciera. El 13 de marzo llegó finalmente el nuevo virus al pais, anunciándose ese viernes que había cuatro casos confirmados, lo que motivó al gobierno a declarar el estado de emergencia sanitaria, implementando un inmediato cierre parcial de fronteras. Se suponía que el caso "0" había sido el de una mujer que había regresado del sur de Europa sin síntomas, y que tuvo la irresponsable ocurrencia de asistir de inmediato a un casamiento en Montevideo con 500 invitados. Luego tuvo los síntomas y se comprobó que estaba infectada, habiendo repartido ya el virus a unos cuantos asistentes a la fiesta. Aun seguían viniendo vuelos de Europa, seguramente con pasajeros contagiados y a partir de estos casos continuó el avance imparable de la enfermedad. Entramos asi en una nueva era de incierta duración y consecuencias inpredecibles para la humanidad. Hubo también un cambio en el clima con caida de temperatura y con algunos chaparrones que marcaron el tiempo del fin de semana. Habíamos recibido la información que Air France ofrecía cambios en la fecha de viaje sin cargo adicional hasta el 31 de mayo, y en vista de que cruzar fronteras se volvía cada vez más dificil decidimos como primer medida postergar nuestro regreso del 1 de mayo. Después de una considerable espera, Alicia logró comunicarse telefónicamente con la oficina de Montevideo y de esa manera nos pusieron en un vuelo que partía el 30 de mayo.
Lunes 16 de marzo. La cantidad de casos confirmados en Uruguay trepó a ocho, ninguno de ellos grave. El gobierno decidió también suspender los vuelos desde Europa de modo que consideramos buena idea haber postergado el regreso como una primera medida. Alicia tenía turno con su doctora para ver los resultados de sus últimos análisis y por suerte no hubo que ir a amontonarse a la policlínica pues se habían implementado las consultas telefónicas y su doctora le informó que los valores habían mejorado, recomendandole que continuara tomando el hierro. De hecho, aun sin sentirse totalmente recuperada, se sentía ya con más fuerzas. No tuvimos más remedio que ir al almacén a aprovisionarnos y también pasamos por la farmacia donde desde luego no había ni alcogel ni barbijos, aunque si las gotas para la presión de los ojos que yo estaba necesitando al haberse agotado mi stock. El número de contagios confirmados pegó un salto el lunes al contabilizar 29, y el gobierno tomó la decisión de cerrar la frontera con Argentina, no así aún con Brasil donde la frontera seca va a requerir una logística mucho más complicada. En nuestro caso decidimos cumplir en todo lo posible con la recomendación de la "distancia social", facilitado por nuestra posición geográfica sin vecinos cercanos. Bajamos con el auto hasta la playa, practicamente desierta ya, donde hicimos una buena caminata por la orilla con una refrescante brisa marina. Anticipando ya el otoño encaramos el martes la demorada limpieza de la chimenea de la estufa, quedando aún pendiente la compra de leña. El paseo por la playa lo repetimos el miércoles, esta vez acompañados de Pelusa, la perra semi callejera que solía frecuentar a Osvaldo y Yolanda. Seguramente su búsqueda de comida la llevó a instalarle con nosotros en este barrio desierto y decidimos alimentarla. Llegamos así al 19 de marzo, dia del cumpleaños de Alicia, con la única compañia de Pelusa, aunque los medios sociales bombardearon a Alicia con sus buenos deseos. Estaba destemplado y a ratos lluvioso por lo que nos quedamos en la casa, con buena comida y bebida, y cine a la noche. El buen tiempo regresó el viernes y ese día no tuvimos más remedio que salir de compras. Decidimos ir al hipermercado Devoto donde era más facil mantener el "distanciamiento social" por la considerable separación entre góndolas y las medidas higiénicas. De todos modos implementamos un operativo de desinfección en cuanto regresamos lavando todos los envases fuera de la casa con agua y jabón, desinfectando el calzado, lavando toda la ropa y dandonos luego una ducha con mucho jabón. Hasta lavé las alfombras del auto, todo para disminuir el riesgo de contagio. Con un hermoso día de sol, el sábado salimos de excursión con el auto, yendo hacia el este por la costa y luego al norte rodeando la laguna del Sauce. Así llegamos hasta el hermoso paraje del cerro del Sol donde subimos a la cumbre también, admirando el magnífico paisaje. Ya atardeciendo, al regreso paramos en la playa San Francisco, con muy poca concurrencia de gente, y nos instalamos con nuestras sillas playeras a matear. Alicia hasta pudo darse un baño de mar. El número de contagios confirmados con el virus en Uruguay continuaba en incremento llegando a 135 el día sábado, y si bien no se había implementado aun la cuarentena obligatoria, estaba presente la posibilidad de hacerlo ante la falta de conciencia de la población. O sea que era un fenómento similar a Argentina, y otro problema era la frontera seca con Brasil, en la que muchas ciudades son binacionales y aun no se logró implementar una medida de cierre. El Brasil tenía aun una política muy permisiva sobre la pandemia, lo que era una situación bastante preocupante. El domingo llegó el número de infectados en Uruguay a 137 y aun no se había impuesto la cuarentena obligatoria, aunque se llegó a un acuerdo con Brasil para controlar más la porosa frontera.
Lunes 23 de marzo. El excelente tiempo hizo que mucha gente saliera a la calle, lo que obligó al gobierno a reforzar el control para exhortar a la población a salir lo menos posible. Nosotros seguíamos bajando a la playa pues poca gente había aquí, pero siempre pensando que en cualquier momento vendría la prefectura a corrernos. Alicia decidió hacer una limpieza profunda de la casa, lo que hacia falta independientemente de la presencia o no del virus, y ante la falta de verduras y fruta en la casa hizo una escapada el martes a una proveeduría cercana. En ella dejaban entrar de a una persona por vez, y a su regreso aplicamos nuestro protocolo de desinfección con agua y abundante jabón, además de la ducha y la ropa a la lavadora. El hermoso día se vió empañado con un velo de humo provocado por un incendio en un paraje a pocos kilómetros de aquí. Unos inadaptados habían entrado a un estabecimiento de campo a robar y no contentos con ello iniciaron también un incendio que aun no estaba bajo control. Nuestro mercadito favorito ofrecía reparto a domicilio sin cargo y pagando la cuenta por transferencia bancaria, por lo que les mandamos una lista de articulos para entregar al día siguiente. Alicia hizo una escapada a la playa el lunes a la tarde y nadie la corrió, aunque repentinamente se le apareció un dron que la observó desde corta distancia. Los casos de infección detectados en Uruguay llegaban ahora a 189 personas. El martes cerca del mediodía llegó nuestro pedido e hicimos la desinfección correspondiente antes de entrar todo a la casa. Los días subsiguientes nos mantuvimos en la casa, excepto caminatas por el barrio, y nos dedicamos al jardín y a la costura. El jueves, con 238 casos detectados, ningún fallecido aun, y ningún caso en Piriápolis, el gobierno decidió enviar al parlamento un proyecto de ley para crear un fondo de emergencia con descuentos a salarios de empleados públicos y políticos que superaran los 80000 pesos netos (1800 dólares) mensuales. Este proyecto ya estaba creando un gran revuelo además de opiniones diversas y encontradas. En nuestro corto paseo a la playa del viernes al anochecer no hubo ningún control y menos aun aglomeramiento, pues no vimos a casi nadie. Un acuerdo al que había llegado el gobierno con os supermercados era reservar el horario de ocho a diez treinta para el ingreso de mayores de 65 años, y ante la necesidad de aprovisionarnos fuimos dentro de ese horario al hipermercado Devoto. La sorpresa fy encontrar que solo dejaban entrar a una persona del grupo familiar, lo que solucionamos entrando yo primero y Alicia unos minutos más tarde. Además de nuestras compras hicimos una adicional de alimentos no perecederos que luego dejamos en la panadería "Mi Pan" del barrio San Francisco. Allí se recibían donaciones de ese tipo para armar canastas de alimentos destinadas a las familias más carenciadas y sin ingreso al pertenecer a la categoría del segmento laboral informal. Antes de regresar a la casa fuimos hasta el balneario Las Flores donde nos hicimos de frutas y verduras del almacén orgánico. Demás decir que cumplimos luego con nuestro protocolo de decontaminación con agua y jabón al aire libre, aprovechando la mañana cálida y soleada. Siendo el día del cumpleaños de mi hermana Elsa hicimos varios intentos infructuosos de comunicación con el whatsapp de Cacho, y finalmente solicitamos la ayuda de Andrea. Resultó que Cacho tenía un celular nuevo y era necesario configurarlo, por lo que a la tarde logramos comunicarnos y felicitar a Elsa. Dada la situación, no hubo ningún festejo con visitas pero gracias a los medios sociales estuvo acompañada en forma virtual por la familia e innumerables amigos también. El tiempo se fue descomponiendo y al caer la tarde pasó un frente con una muy necesaria y abundante lluvia además de tormenta eléctrica. La información del sábado daba cuenta de 304 casos confirmados de infección, con 9 de ellos en terapia intensiva. Aun no sabíamos de ningún caso en Piriápolis, aunque si de uno en el cercano balneario Bella Vista. Se trataba de una empleada doméstica que limpiaba varias casa de la zona. A la noche nos enteramos que se había producido el primer fallecimiento a causa del covid-19. Recuperamos el buen tiempo el domingo y aprovechando el día soleado me dediqué unas horas a juntar ramas secas que abundaban alrededor nuestro ya que se había hecho bastante "limpieza" en la zona, abriendo la calle diagonal cercana a la casa. Luego las corté y almacené en la cochera para usarlas cuando llegara el momento de encender la estufa. A raiz del fin de semana había un poco más de movimiento en el barrio, aunque en nuestra caminata hasta la costa vimos muy escasa concurrencia. La cifra actualizada de casos de infección comprobados era de 309 con 10 pacientes en terapia intensiva, y vaya a saber la cantidad de casos asintomáticos.
Lunes 31 de marzo. ùltimo día de este mes tan particular e inesperado, que comenzó con el cambio de gobierno en Uruguay y terminó con la parálisis generalizada de actividad, lo que nunca se hubiera imaginado el presidente entrante. Atrás quedaron sus planes de reforma del pais, para ocuparse de lleno en tratar de minimizar las consecuencias de la pandemia del covid-19. Tanto el lunes como el martes pudimos hacer la caminata de la tarde hasta la playa, siempre en compañia de la fiel Pelusa que parecía habernos adoptado como proveedores de comida. Ya estábamos pensando en construirle una cucha en caso de que tuvieramos que pasar el invierno aquí. Los casos comprobados de contagio en el pais habían subido a 338, ahora con dos casos fatales al haber fallecido un segundo paciente. Según la información este último sufría múltiples patologías previas. La cuarentena no era aun obligatoria, por lo que se estaban tomando todo tipo de medidas para desalentar la salida de gente durante la semana de pascua, que en Uruguay era la llamada semana de turismo. Ironicamente, todas las camaras de turismo regionales exhortaban a la gente a NO salir de vacaciones y las intendencias estaban vallando y en algunos casos cerrando los lugares donde normalmente había mucha concurrencia de gente. Habían comenzado también los controles vehiculares en las rutas, lo que probablemente haría que más de uno prefiriera no salir con su auto. En todo este desmadre apareció la noticia que el rey de Tailandia se había refugiado en el sur de Alemania alquilando un hotel de lujo completo donde estaba recluido con sus harem de 20 concubinas y personal de servicio. Como en todas las crisis, en esta ocasión iba a quedar en evidencia también lo mejor y lo peor de la humanidad. Tal como ya nos habían informado, todos los estudios de salud programados estaban suspendidos por lo que mi ecografía de próstata del jueves había quedado postergada hasta nuevo aviso. A la madrugada de ese día comenzó a levantarse un fuerte viento, que en el transcurso del día se convirtió en huracanado. El alerta naranja emitido para la zona tenía vigencia hasta cerca de la medianoche. Pensando en la supervivencia del arbolito de ceibo que habíamos plantado recientemente, antes del desayuno le coloqué el tramo de cilíndro metálico de la chimenea que nos había sobrado, a modo de protección contra el viento. Fue amainando hacia la noche y el viernes tuvimos nuevamente un día fantástico. Tanto ese día como el siguiente fueron de bastante actividad recibiendo los pedidos que habíamos hecho por teléfono. El viernes llegó primero el pedido del almacén y más tarde el de la farmacia, que además de algunos medicamentos incluía un muy necesario termómetro. Inexplicablemente no contábamos aun con uno en el botiquín de aquí. Tuve que hacer no obstante una escapada al pueblo para comprar comida de perro y una pipeta para quitar pulgas. Piriápolis estaba vacía de gente, excepto en la escalinata del banco, donde observé de pasada que al igual que en Argentina se amontonaban personas mayores para cobrar su jubilación. Ya preparándonos para la época de frio encargamos también una tonelada de leña para la estufa, lo que nos llegó el sábado al mediodía. Me llevó la tarde entera acarrear esa leña, primero estibando una parte debajo de la mesa de trabajo del galpón y luego el resto en la cochera. Finalmente, llegó también el pedido de la frutería y verdulería orgánica con lo quedamos bien abastecidos por unos cuantos días. Con el tema del virus siempre presente, la estadística actualizada del domingo indicaba un total de 406 casos entre los 5063 testeados, con 6 fallecidos y 104 recuperados. Un caso particular era el crucero Greg Mortimer, con pasajeros ingleses y australianos, que estaba fondeado cerca de Montevideo con 60 casos confirmados de los cuales tres habían sido evacuados e internados. Comenzamos el domingo con mucho sol pero se fue nublando durante el día, si bien bajamos igualmente a caminar por la desierta playa. Fue una buena idea pues a la noche nos enteramos que el municipio había decidido prohibir el acceso a la costa por tiempo indeterminado. También descubrimos que la perra que se había instalado en la casa había resultado no ser Pelusa sino otra perra muy parecida. Vimos a la auténtica cerca de donde habitualmente se movía comprobando el error en que habíamos incurrido. En conversación con Hilian e Isabel nos contaron que su regreso a Suecia con Iberia estaba también en suspenso, y seguían en cuarentena en Valizas.
Lunes 6 de abril. Día del cumpleaños numero 48 de Gabriel. Pensando que no era de madrugar me comuniqué con él a media mañana, aunque resultó que muchos habían llamado más temprano. A Valeria le había tocado ir a trabajar a Buenos Aires y recién volvería el martes. Aun sin la intensidad del jueves anterior, el lunes fue nuevamente un día de mucho viento y por precaución volví a colocar la protección al ceibo. Sin posibilidad de acercarnos a la playa de donde nos podía correr la patrulla de la prefectura limitamos nuestras salidas a caminatas por el barrio, ya más abrigados, ante las temperaturas más otoñales que teníamos en la zona. Nicolás apareció el martes para hacer el habitual corte de pasto. Alicia se dedicó a la costura, fabricando barbijos de tela ante la exhortación del gobierno a usarlos al salir a la calle. Al día miércoles la cifra de contagios en Uruguay subió a 456, con 7 personas fallecidas, aunque seguíamos aún sin casos confirmados en Piriápolis. Desde Argentina, nos contó Karin que el lunes había retornado Mariano a su trabajo, donde le habían provisto de barbijo y visir. Karin, mientras tanto, seguía trabajando sin problemas desde la casa. Por lo que se escuchaba, parecía que la cuarentena obligatoria en la ciudad y en el Gran Buenos Aires iba a continuar por un buen tiempo. La caminata que hicimos el jueves incluyó la pasada por una proveeduría cercana donde compramos unicamente el jugo de naranja Citric pues aun estaban esperando la llegada del camión con fruta y verdura. Alicia armó entonces una lista de compras que mandó por whatsapp al almacén El Depósito para recibirlas el viernes en la casa. El trámite fue muy veloz pues a la tarde del mismo día teníamos ya el pedido en casa. En una conferencia de prensa de la presidencia anunciaron que a partir del 22 de abril iban a comenzar nuevamente las clases presenciales en escuelas rurales del Uruguay, lo que originó un gran debate sobre el tema pues muchos opinaban que contradecía las exhortaciones de distancimiento social. Habían recomenzado también las actividades en la industria cárnica, y el lunes le tocaba a la construcción. La pregunta era cómo compatibilizar todas estas actividades con la propagación de pandemia, que estaba aun lejos de estar frenada. Con muy buen tiempo comenzamos el sábado de pascua desayunando largamente en la entrada. Luego continuamos haciendo diversas tareas dentro y fuera de la casa, y hacia el anochecer salimos a caminar. Desafiando la ordenanza en vigor bajamos hasta la playa, donde no había ningún tipo de vigilancia, y vimos un anochecer espectacular además de hacer una buena caminata por la orilla. Se estaba llegando a la barrera de los 500 casos confirmados de infección, aunque sin nuevos fallecimientos, habiendose recuperado la mitad de los infectados. El muy particular domingo de pascua de este año tuvimos mucha comunicación con la familia en Suecia y en Argentina, estando afortunadamente todos bien en sus respectivas cuarentenas más o menos obligatorias. En una segunda trasgresión a las normas vigentes observamos nuevamente la hermosa puesta de sol desde la playa, sin que hubiera nadie que nos corriera.
Lunes 13 de abril. Se había cumplido un mes desde la aparición del primer caso comprobado de infección con covid-19 y de la declaración de la emergencia sanitaria en Uruguay. Después de un fin de semana de muchas reuniones para alcanzar acuerdo sobre protocolos de seguridad adecuados, recomenzó la actividad de la construcción en Uruguay. Continuaba el buen tiempo y aprovechamos para hacer una importante poda al pino del frente de la casa, que quedó reducido casi hasta la mitad, incluso en altura. La leña que nos habían entregado era bastante grande y queríamos tener palos más pequeños para evitar calor excesivo al prender la estufa, por lo que necesitábamos disponer de un hacha. Después del almuerzo salimos con el auto hacia el cercano balneario Las Flores donde encontramos un corralón abierto y allí conseguimos un hacha brasilera marca Tramontina. En el camino de regreso estacionamos cerca de la costa en Playa Verde e hicimos el tercer paseo consecutivo por la playa, ya con una tarde nublada y con amenaza de lluvia. Había un alerta por fuertes vientos que comenzarían a notarse a la noche, de modo que le coloqué el cilindro de protección al ceibo antes de acostarnos. Era el segundo temporal del mes, y el martes despertamos con un alerta naranja para toda la zona costera. El intenso viento y la lluvia nos mantuvieron confinados todo el día en la casa, con los postigos del lado sur cerrados. Hubo muchas caidas de ramas y la ruta costera quedó cortada en la zona de Punta Colorada a causa de la arena acumulada. Por suerte no tuvimos esta vez ningún corte de luz como consecuencia del temporal, pero sí comprobamos cómo sufrían las plantas a causa de la alta salinidad del aire. El viento comenzó a aflojar el miércoles y cerca de la noche salimos bien abrigados a hacer una caminata hasta la costa. Habíamos hecho ya el pedido semanal de compras a El Depósito, y esta vez incluimos un pedido adicional como aporte a las canastas de alimentos que distribuía la comuna. Al día siguiente al mediodía llegó nuestro pedido a casa, mientras que el de ayuda lo dejaron en la Casa de la Cultura donde se hacía el acopio y distribución. Buena manera de mantener al máximo el distanciamiento social...La oferta de actividades culturales y de entretenimiento gratuitas en las redes era muy numerosa, y entre otras cosas nos enganchamos con la ópera Turandot grabada en el teatro nacional, que se podía ver y escuchar en tres días a razón de un acto por día. El viernes despertamos por primera vez con niebla, que se disipaba de a ratos, si bien teníamos aun temperaturas muy agradables. En una nueva conferencia de prensa el presidente uruguayo anunció que entraríamos en la siguiente etapa con el peculiar nombre de "nueva normalidad" y que consistía en una lenta reapertura de la actividad, paso a paso, cada uno de ellos monitoreado por un grupo de expertos para evaluar el resultado y recomendar que se siguiera adelante o que había que retroceder. En teoría parecía un buen plan y se vería su funcionamiento en la práctica. El clima nos regaló un fin de semana extraordinario, aunque poco aconsejable para los montevideanos en esta época de pandemia, ya que salieron a la calle a montones a pesar de las recomendaciones sobre el distanciamiento social. Decidimos que era buena idea hacer un asado en nuestro medio tanque y para ello no hubo más remedio que hacer el sábado una escapada a la carnicería del Viejo Tano, que tenía buena carne. De paso cargamos nafta y compramos alcogel en la estación de sevicio. Con un atardecer hermoso comimos el asado afuera también, y aun alcanzamos luego a dar una vuelta por el barrio antes del anochecer. El domingo bajamos a la playa con las bicicletas e hicimos una extensa caminata. Alicia intentó darse un baño pero encontró el agua un poco fría y desistió. Mariano había cumplido 24 años el sábado, cosa que pasamos por alto, pero lo contactamos el domingo para felicitarlo.
Lunes 20 de abril. En general no eramos muy madrugadores pero el lunes decidimos levantarnos más temprano para no perdernos el hermoso amanecer, lo que hicimos desayunando afuera con el sol de la mañana. Seguía el buen tiempo y las altas temperaturas, de modo que tanto el lunes como el martes hicimos nuestras habituales caminatas por la costa. Viktoria tenía que concurrir el miércoles a hacerse una ecografía, y por la tarde tuvimos una comunicación de WhatsApp con video en la que supimos que su embarazo se desarrollaba con toda normalidad además de ver a dos padres muy felices. La ecografía reveló también que se trataba de una niña, continuando con la sorprendente tradición de la rama femenina de la familia. Ante la inminente llegada del clima otoñal y luego el invernal, pensamos que era conveniente disponer de una compostera en lugar de continuar con los pozos, de modo que Alicia encargó una por Mercado Libre. Habíamos incorporado mucha verdura a nuestra dieta, y como se recomendaba que muchos productos no se conservaran en la heladera se nos ocurrió que podíamos colocarlos en el hueco que tenía uno de los muebles de la mesada de cocina, por lo que me aboqué de inmediato a fabricar dos marcos de madera con tela mosquitero, una de ellas de quita y pon. La idea era que pudiera circular aire y no entraran los insectos. Tenía suficiente material en el galponcito de modo que completé el proyecto en un par de días. El viernes comenzaba el período de anotación para la campaña de vacunación contra la gripe para personas mayores de 65 años, nos agendaron para el miércoles 29 a las 09:45. A la tarde de ese día nos informaron que había llegado la compostera y la fuimos a buscar al punto de entrega en Piriápolis. Poco antes de nuestra llegada, una señora había retirado un paquete que resultó ser nuestra compostera, a raiz de un error de la empleada. Mientras ella trataba de ubicar a la señora, esta apareció con la compostera al darse cuenta que no era el artículo que había pedido, por lo que se solucionó el problema y regresamos a la casa con nuestra nueva adquisición. La compostera era de origen australiano, e incluía un paquete con 1000 lombrices aunque obviamente no las contamos. Armamos la compostera, pero ya no había tiempo para ponerla en marcha, por lo que la guardamos en el galpón con el paquete de lombrices bien cerrado pues ya estaban queriendo escaparse. Después de leer detenidamente las instrucciones, que estaban en inglés, el sábado colocamos en la bandeja inferior el compuesto de fibra de coco disuelto en agua y las lombrices para que comenzara el proceso de reproducción y poder empezar a alimentarlas con restos orgánicos dos días más tarde. Hubiera sido interesante tener la contribución de Miguel, experto en el tema, pero confiamos que tendríamos éxito. El paquete incluía además un tutorial en linea al que podíamos asistir el miércoles por la tarde. El domingo por la mañana arrancamos con la compra de verdura orgánica en el balneario Las Flores, y siendo un dia de sol decidimos luego "hacer ruta" antes de regresar a la casa. Subimos hasta la estación Las Flores y tomamos el pintoresco camino vecinal de tierra 37 que circunvalaba Piriápolis, regresando luego por la costa y pasando por Punta Negra y Punta Colorada. Durante las caminatas por la costa de días anteriores habíamos comprobado que había cantidad de restos plásticos, y el domingo por la tarde bajamos con sendas bolsas de consorcio y guantes para hacer la limpieza de la playa. En unos cuatrocientos metros de recorrido hicimos una buena cosecha juntando varios kilos de plástico de todo tipo que caso contrario podían terminar en el mar y en el estómago de la fauna acuática.
Lunes 27 de abril. Amanecimos nuevamente con sol, aunque se pronosticaba un desmejoramiento para el martes. Lamentablemente se estaban produciendo robos e intentos de robo en casas del barrio, dos de ellas a tiro de piedra de la nuestra. Sucedía de noche y en casas deshabitadas, aparentemente sin alarma, no obstante lo cual estábamos tomando más precauciones. Si bien cerrábamos todos los postigos, de noche teníamos el control remoto de la alarma al alcance de la mano para activarla en caso de escuchar ruidos sospechosos. Se cumplió el pronóstico, y un muy fuerte viento, con lluvia de a ratos, nos acompañó todo el día de martes. Habíamos hecho un pedido de provisiones al Depósito el día anterior, incluyendo un listado de productos para colaborar con las canastas alimenticias, y el martes al mediodía llegó la camioneta previa pasada por la Casa d ela Cultura a dejar la canasta. Fue también el día que inauguramos la temporada de estufa, ya que la tarde estaba desapacible. La prendimos al atardecer y mantuvimos un fuego suave gracias a los trozos pequeños de leña que habíamos preparado con el hacha, que probó con creces su utilidad. A las 09:45 en punto del miércoles nos hicimos presentes en el club de deportes frente a la policlínica, cuya cancha cubierta de basquet se había convertido en centro de vacunación. Con riguroso control de la lista de agendados, nos dimos la vacuna contra la gripe. Estando en el centro, aprovechamos para ir al Devoto a hacer algunas compras, entre ellas una canasta para colocar la leña con la idea de que quedara lo más hermética posible para prevenir la fuga de eventuales gusanos de la madera. Alicia se puso manos a la obra cosiendo un forro interior con tapa. La crisis del Covid-19 me tomó por sopresa, ya que no había previsto que necesitaría ropa de invierno, de modo que compré dos buzos y un gorro en el Devoto también. Había vuelto el sol pero seguía ventoso, y nuevamente encendimos la estufa al anochecer. Siendo 29, decidimos seguir la tradición e hicimos ñoquis de calabaza en salsa de tomate. A causa de la pandemia, y después de muchas ideas y vueltas, la central de trabajadores decidió que se haría una caravana vehicular por Montevideo y otras localidades conmemorando el viernes el día del trabajador. Con un día bastante lindo salimos a caminar, yendo primero a comprobar si había lugar para tirar plástico, metal y cartón en los contenedores habilitados para su reciclado, pero los encontramos colapsados de basura y con cantidad de residuos tirados alrededor. Habíamos juntado ya varias bolsas, pero por lo visto no había manera de deshacerse de ellas. Seguimos la caminata hacia Los Macaquitos a comprar un par de cosas que nos faltaban y entró solo Alicia. Todo el mundo cumplía rigurosamente la exhortación a usar barbijo, pero el distanciamiento social era imposible de cumplir al estar abarrotado de clientes. Antes de volver a la casa bajamos a la playa y caminamos un rato por la orilla del mar. Ya estábamos encendiendo la estufa diariamente al anochecer, tratando de mantener la combustión al mínimo ya que sino el calor que daba era insoportable. El asado del primero de mayo lo hicimos al día siguiente, y para que fuera posible fuimos a comprar carne y chorizos al Viejo Tano. De paso seguimos por la rambla hasta los puestos de pescado y en nuestro favorito, "El Camarón" nos hicimos de bastante pescado. Como hicimos el asado bastante temprano pudimos comerlo afuera aún abrigados por el sol y a resguardo del viento. Para la estadística, al momento el covid-19 había cobrado en Uruguay 17 vidas de un total de 652 casos detectados, con 440 de ellos ya recuperados. El domingo fue una copia del sábado en cuanto al clima y repetimos la caminata por la costa. Esta vez había una concurrencia un poco mayor pero era facil mantener con creces la distancia prudencial aconsejable.
Lunes 04 de mayo. Se estaba pronosticando un nuevo temporal de viento, el tercero en menos de un mes, que recién se haría presente a partir del martes. Aprovechamos entonces el lunes para hacer la habitual caminata por el barrio, incluyendo la playa como era nuestra costumbre. Hicimos también un pedido de medicamentos a una farmacia del centro con entrega a domicilio, que trajeron cuando ya había caido la noche. El temporal de viento del sudoeste comenzó a la mañana del martes, con alerta naranja para toda nuestra zona, y no nos dió ningún respiro durante todo el día martes. Tuvimos también algunos fuertes chaparrones que nos obligaron a cerrar postigos, aunque por suerte no hubo cortes de electricidad en el barrio y Alicia pudo tener su clase de taller literario del día por internet. La maquinaria de la salud púbica comenzó a moverse nuevamente y recibimos sendas llamadas telefónicas para reagendar nuestros análisis de sangre, que habían quedado suspendidos desde el inicio de la emergencia sanitaria el 13 de marzo. Nos dieron turnos con día y hora para la siguiente semana. Ya cortos de fruta y verdura hicimos el miércoles una escapada con el auto a la verdulería orgánica de Las Flores, y también hicimos un nuevo pedido de provisiones al Depósito para que lo entregaran al día siguiente. Viktoria tuvo un nuevo control de embarazo, que mostró que todo se estaba desarrollando bien, aunque descubrieron que la sangre de la bebé era rh positiva mientras que la de Viktoria era negativa. Para evitar cualquier complicación por eventual rechazo, nos explicó que le tenían que dar una inyección de gammaglobulina en la semana 28 y otra poco después del parto. Johanna llamó también por lo que vimos a las tres niñas en actividad en la casa. A Ingrid se la veía bien robusta en su babysitter. Su bautismo había sido postergado hasta agosto, aunque igual estaba en duda nuestra presencia en ese evento. Después de un par de días frescos y con viento, el clima nos regaló una réplica del verano durante el fin de semana con mucho sol y buenas temperaturas. El sábado replicamos también el paseo en auto de días anteriores después de las compras de verduras en la tienda orgánica de Las Flores, recorriendo el camino vecinal que rodeaba Piriápolis. En el tramo costero observamos cantidad de gente haciendo picnic y pescando entre las rocas. Luego estacionamos cerca de nuestra playa para hacer la caminata por la orilla, que repetimos el domingo esquivando a la escasa gente y los muchos perros que la poblaban.
Lunes 11 de mayo. En esta semana se cumplirían dos meses desde el día en que el gobierno había decretado la emergencia sanitaria en Uruguay, aunque pareciera ya una eternidad. El avance de la pandemia seguía siendo muy lento en el pais, y no existiendo la cuarentena obligatoria podíamos seguir una vida bastante normal siempre con el prudente distanciamiento social. Alicia había recibido un aviso de los vecinos de Playa Grande de venta de pollos orgánicos de parrilla y el martes llamamos para encargar uno. Nos atendió una señora extranjera que apenas dominaba el español y nos pasó con su hijo Harry, también extranjero, pero que hablaba el español de corrido. No les era posible entregar el pollo ese día, por lo que quedó para el día siguiente y en un rápido cambio de planes dimos una vuelta por el Viejo Tano y compramos carne y chorizos para hacer un asado en el medio tanque. El día soleado y agradable se prestaba para ello e incluso armamos la mesa afuera. El pollo lo entregarían el miercoles a las cinco de la tarde y ajustamos los preparativos para que las verduras al horno y la ensalada estuvieran prontas a esa hora. Harry apareció con toda puntualidad, y para nuestra sorpresa nos entregó un muy lindo pollo crudo. Nos percatamos entonces de nuestro error al haber interpretado que el ave vendría lista de la parrilla, cuando en realidad se trataba de un pollo parrillero. En un rápido cambio de menú sacamos unas salchichas y un bife del freezer para armar la cena. Por aceptar solo efectivo y no tener cambio, le habíamos quedado debiendo 100 pesos a Harry que prometimos llevarle personalmente al día siguiente. Aproximandose ya la fecha teórica de nuestro regreso a Suecia, logramos contactar la oficina local de Air France, y terminamos eligiendo la opción que nos pareció la más prudente y que era recibir un voucher válido por un año. Eso nos daba la posibilidad de decidir libremente en que momento hacer el viaje. Mi turno para dejar sangre y anexos era el jueves a las siete de la mañana de modo que ese día tuve que madrugar, saliendo de la casa con bastante frio, cuando recíen comenzaba a amanecer, y disponer del auto era realmente una bendición. Dado que la cuestión era por turno, no hubo espera ni cola, y bajo rigurosas medidas higiénicas me sacaron sangre a las siete en punto. Afortunadamente, la odontóloga que me atendía había reabierto su consultorio y ese mismo día a la mañana me atendió para controlar la muela que me estaba dando problemas desde principios de año. Necesitaba una radiografía y para ello me dió los datos de una clínica en Maldonado para que pidiera un turno allí. También me cementó el puente que se me había había soltado un par de semanas antes en linea con el pronóstico de mi dentista en Suecia. El lo había pegado en forma provisoria y no lo había podido soltar y me había dicho que tarde o temprano se saldría. Pasé luego a buscar a Alicia por la casa, y juntos fuimos a pagar nuestra deuda del pollo. Desde Playa Grande había que tomar un camino vecinal hacia adentro y después de hacer un par de kilómetros por la pintoresca campiña dimos con el establecimiento. Los propietarios de la granja resultaron ser alemanes, afincados en Uruguay hacia dos años, y nos recibió Lilly, la señora con la que me había comunicado días anteriores. Charlando con ella y con Harry nos enteramos que además de los pollos tenían a la venta huevos, mermeladas, pan y otros productos. Terminamos llevando huevos, un frasco de mermelada de ciruela y un frasco de morrones rojos en conserva. Quedamos en regresar el lunes, pues la señora iba a preparar chucrut con dos repollos que le habían entregado. Desde la chacra nos dirijimos a la playa ya que seguía el tiempo hermoso, e hicimos nuestra caminata de unos cinco kilómetros. No hubo mayores cambios durante el fin de semana, por lo que el domingo pusimos nuevamente en marcha la parrilla asando la mitad del pollo "alemán" que nos había quedado y un chorizo. Con una tarde muy apacible fue posible sacar la mesa para comer afuera.
Lunes 18 de mayo. Dia feriado en Uruguay, al conmemorarse el combate de Las Piedras del año 1811, en el que Artigas venció a las tropas realistas que había enviado el virrey español desde Montevideo. Como habíamos planeado, hicimos una nueva escapada a la granja a buscar el chucrut recién elaborado y trajimos casi medio kilo en dos potes para probarlo. La señora iba a elaborar mermelada de manzanas, por lo que pronto nos dariamos otra vuelta por allí. Era ya necesario hacer un nuevo pedido de provisiones al Depósito, además de colaborar con otra canasta alimenticia, lo que se entregaría al día siguiente. Alicia tenía un turno para dejar sangre en la policlínica el martes a las siete de la mañana, por lo que tuvimos que madrugar y salir de la casa cuando recién comenzaba a amanecer. Del lado positivo, aprovechamos más las horas diurnas del día, pues a las seis de la tarde ya estábamos a oscuras. Al día siguiente y siendo un día magnífico decidimos hacer el paseo costero que habíamos estado planeado hacia rato. Comenzamos yendo con el auto hasta Punta Negra, donde lo dejamos estacionado. Lamentablemente había allí la tal mugre desparramada que en un rato limpié llenando una bolsa de residuos con todo tipo de restos. Luego emprendimos la marcha por la costa hacia el este, haciendo una caminata de unos cuatro kilómetros a pleno sol por la agreste zona. Solo encontramos pescadores, además de una enorme tortuga muerta a la orilla del mar. Alguna otra vez pensábamos seguir hacia el este por la gigantesca bahía que terminaba en Punta Ballena, pero por falta de tiempo esta vez dimos la vuelta y completamos los ocho kilómetros de caminata antes de volver a la casa a almorzar. Siendo el 20 de mayo se hacía en Uruguay la marcha del silencio por los desaparecidos durante la dictadura, y a causa de la pandemia este año se organizaba una caravana de autos a la que nos unimos, arrancando desde la rotonda frente al hotel Colón. Después de un recorrido por la ciudad hubo un homenaje en la plaza Artigas, donde se leyeron los nombres de los casi doscientos desaparecidos cuyo paradero aun se desconocía. Mi turno para hacer la radiografía del premolar era el jueves a las 10 de la mañana en una clínica de Maldonado, y aprovechamos la oportunidad para hacer algunas compras allá. Entre otras cosas entramos a las Tiendas Montevideo y compramos una alfombra para el sofá del living, cortinas para el dormitorio grande, y alfombras para los pies de la cama. El piso de cerámica estaba muy bueno para el verano, pero ahora que se venía el invierno se sentía bastante frío, y la gruesa alfombra de yute hacía de efectiva aislación. El barral y los soportes ya los habíamos comprado antes en el aserradero, de modo que a la tarde puse manos a la obra y quedaron montadas las cortinas del dormitorio, dandole más calidez a la habitación. Se había producido un brusco cambio del tiempo, con una fuerte tormenta la noche anterior, lluvia y caida de temperatura. El viento volvió a estar presente, esta vez a nivel de alerta amarilla, y la estufa que había estado apagada durante varios días volvió a ponerse en acción. Ya escaseando las verduras hicimos el sábado una escapada a la verdulería orgánica de Las Flores, y también pasamos por el pollero de nuestro barrio a comprarle pechugas de pollo. Con la continua amenaza de la pandemia que hacía estragos en el vecino Brasil, en Uruguay se registraban al momento unos 150 casos activos de infección y 21 fallecidos. Era inminente la reapertura de las clases presenciales, aunque con rigurosos protocolos sanitarios, y la reapertura de fronteras estaba aun totalmente descartada. En un arranque patriótico, e inspirados en el menú de Karin y Mariano para el lunes, decidimos hacer un locro también. Fuimos el domingo al centro a hacer las compras necesarias, y de paso adquirimos un pequeño caloventor para usar en el baño ahora que las temperaturas se encontraban en continuo e irrevocable descenso. Un nuevo temporal de viento estaba en puertas, aunque el domingo a la tardecita aun pudimos dar una larga vuelta por el barrio.
Lunes 25 de mayo. Este lunes le tocaba el feriado a la Argentina, al conmemorarse un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo. Claro que en plena pandemia y con grave crisis económica no daba para mucha celebración. La mayor causa de preocupación en Uruguay era la situación del Brasil, que tarde o temprano iba a afectar a los departamentos fronterizos del pais. De hecho se había producido un foco grande de contagios en uno de ellos, y el presidente había decidido viajar para allá a interiorizarse de la situación y planear medidas de contención. La policlínica había abierto nuevamente las puertas y conseguimos turnos con nuestra doctora para la semana siguiente, pues los resultados de los análisis ya debían estar en sus manos. Mi odontóloga me había dado también un turno para este miércoles. Tuvimos mucho viento la noche del domingo al lunes, con chubascos aislados, y estaba previsto que continuara así todo el día con temperaturas máximas de unos 15 grados lo que aquí se consideraba frío. A pesar de que dejabamos extinguir el fuego de la estufa a leña al acostarnos, hasta ahora la temperatura interior de la casa se mantenía en alrededor de los 20 grados durante la noche. Mi cita con la odontóloga era el miércoles a la mañana, y tras observar la radiografía concluyó que el premolar no tenía tratamiento de conducto y además estaba infectado en la raiz, por lo que puso manos a la obra y comenzó con el tratamiento. Me informó que necesitaríamos varias sesiones y después de una primer limpieza quedamos en continuar el miércoles siguiente. El miércoles y jueves fueron días extraordinarios en la comarca, de mucho sol y con buenas temperaturas diurnas, por lo que reanudamos las caminatas playeras. El primer día duplicamos el trayecto, pues al regreso nos percatamos que a Alicia se le había perdido el gorro y regresamos a rastrearlo. Por suerte lo encontramos, aunque desde luego en el extremo más alejado del paseo. Una consecuencia más del cambio forzado de planes fue que se nos terminaron los filtros de la jarra de agua, y como no se conseguía aquí ese modelo Alicia compró por Mercado Libre un purificador que pasamos a buscar el jueves en Piriápolis. Era una torre grande con capacidad para 10 litros e innumerables filtros de todo tipo además, de acuerdo al manual, de un dispositivo magnético en el grifo. Al no encontrarlo en la caja, y después de reclamarlo, regresamos a recogerlo. Le hicimos un lugar en un rincón de la mesada para que no se viera tan ostentoso y lo cargamos con agua para que comenzara el filtrado gota a gota. Nos había quedado en el congelador masa de ñoquis del mes anterior y el viernes le hicimos honor a la fecha con ese menú. Ante el pronóstico para el sábado salimos a la mañana para comprar carne y chorizos, y Alicia debutó como maestra parrillera. Daba para comer afuera, con un día cálido y soleado aunque a la noche se produjo el ya anticipado cambio brusco de clima, con alerta amarilla por fuertes vientos. El alerta cambió de matiz durante la noche pasando a color naranja en la comarca ya que se esperaban ráfagas superiores a los 100 kilómetros por hora. Por primera vez encendimos la estufa al mediodía para mantener una temperatura confortable en la casa, y no salimos a ningún lado.
Lunes 1 de junio. Por la mañana fuimos a la policlínica pues Alicia tenía turno de control con la doctora. Por algunos dolores que le venían en las articulaciones, le reservó hora para radiografías en el hospital de Pan de Azúcar para el viernes a la mañana. Continuaba el clima destemplado, aun con bastante viento y lloviznas, y con el mar bastante embravecido. Como compensación, el martes fue un día radiante, y mientras esperábamos la llegada de las provisiones pedidas al Depósito nos sentamos en el jardín a disfrutar del sol. Hacia el atardecer bajamos a la playa y vimos la puesta del sol sin una nube en el cielo. Continuando con el tratamiento de mi premolar fuí a mi dentista el miercoles por la mañana y quedamos en que la nueva cita sería dentro de dos semanas. Por suerte no tenía ya ningún síntoma de infección. Hicimos luego un paseo de compras, comenzando por la verdulería orgánica. Continuamos después hasta el moderno local del supermercado El Dorado de Las Flores, recientemente inaugurado, bien amplio y con muy pocos clientes. Desde allí tomamos un camino vecinal e hicimos una visita a la granja de los alemanes, donde compramos mermelada de manzanas y morrones en conserva. Esta vez conocimos al hombre de la familia, quien estaba en plena construcción de un horno de ladrillo refractario para elaborar pan. Al toque entró la señora a la casa y me trajo unas rebanadas del pan que hacía en su horno para que lo probara. Finalmente encaramos hacia el mar para hacer nuestra caminata habitual por la playa, casi desierta a pesar de la magnífica tarde de sol. La fisonomía de la costa había cambiado mucho después de la tormenta, con muchas piedras y lamentablemente con mucha basura que había quedado expuesta al retirarse la arena. Cuando volvimos a la casa tuvimos una linda y larga charla con Viktoria y Matías, muy bien ellos y disfrutando del verano sueco. Las noches eran ya bastante frías, con mínimas de hasta seis grados, y le pusimos un ponchito al compost ya que según el manual con menos de diez grados las lombrices pasaban frío. Mi turno con la doctora era el jueves a las ocho de la mañana y se sintió el fresco matinal cuando salí con el auto. Los resultados de los exámenes estaban ya en su computadora, e indicaban que los diversos órganos de mi cuerpo se encontraban en buen estado de funcionamiento, los colesteroles bajo control, lo mismo que la glucemia, los indicadores de la tiroides y de la próstata. En el listado de parámetros de los leucocitos había algunos valores en el límite o un poco afuera del rango, quizás a causa de la infección en la muela. La doctora me sugirió hacer un nuevo análisis más adelante. En cuanto a la presión la encontró en el límite superior aceptable por lo que insistió mucho en que continuara quitando la sal de mi dieta para mantenerla dentro del valor máximo de 140. La hora reservada para las radiografías de Alicia era más civilizada, cerca del mediodía, y se hacían en Pan de Azúcar. Fue la única salida de ese día, que fue desapacible, nublado, fresco y con viento. Al regreso a la casa encontramos a Nicolás cortando el pasto, tal como lo había prometido días anteriores. Dado el alto consumo de electricidad que estábamos notando y buscando las causas, comprobamos que el mayor responsable era el termotanque, y comenzamos a evaluar la posibilidad de cambiarlo por uno más pequeño ya que para nuestro consumo de agua no parecía necesario mantener caliente 60 litros de agua. Incluso pensamos en la posibilidad de colocar un calentador solar. No sabemos si nos escuchó, pero el hecho es que el sábado por la mañana el termotanque comenzó a gotear al punto que hubo que cerrar la llave de paso del baño. Ya con la decisión tomada de cambiarlo consultamos con Ricardo, nuestro constructor de confianza, quien nos asesoró al respecto y opinó que un temotanque de 30 litros era más que suficiente recomendando el de la firma brasilera James, y con recipiente de cobre para que durara más. Al toque salimos hacia el Sodimac de Maldonado ya que según su página tenían ese modelo. Con la "nueva normalidad" nos encontramos con una cola a la entrada que limitaba la cantidad de gente dentro del local, además de tener que pasar con tapabocas y con control de temperatura corporal. Afortunadamente no teníamos fiebre y nos dieron acceso a buscar el termotanque. Inevitablemente compramos algunas cosas más antes de emprender el regreso. Ricardo había prometido venir el martes para la colocación, de modo que con suerte la higiene estilo campamento con palangana y tachos de agua iba a ser de corta duración.
Lunes 8 de junio. Comenzamos la semana sin casos nuevos detectados de Covid-19 en el Uruguay, y con planes de ir permitiendo cada vez más actividades, lo que muchos sectores venían reclamando. El día martes abrían nuevamente los shoppings implementando una cantidad de rutinas, y manteniendo aun cerrados los patios de comida y los cines. El martes por la mañana preparamos el teatro de operaciones en el baño sacando el lavarropas y todo lo que estaba suelto a la espera de Ricardo, quien apareció a media tarde por haberse atrasado en otro trabajo. Después de vaciar el termotanque logró desmontarlo, pero no logró montar el nuevo al faltarle ganchos apropiados para anclarlo a la pared. Al ser de yeso tenía que encontrar los lugares donde se encontraba el armazón de acero galvanizado y luego montar los ganchos, de modo que quedó en regresar al día siguiente. Después de varios días grises, con mucha niebla y llovizna, el miércoles amanecimos con sol radiante. Para aprovechar el buen tiempo conecté el lavarropas en la cocina e hicimos dos lavados de ropa, que ya eran muy necesarios. Ricardo estaba nuevamente demorado y alcanzamos a hacer también una escapada a la verdulería orgánica de Las Flores para reabastecernos de verduras varias. Ambas tarjetas de crédito uruguayas de Alicia dejaron de funcionar, probablemente de tanto limpiarlas con alcohol en gel, y tuvo que ir al banco a renovarlas. En el interín llegó Ricardo, ya a media tarde, y el termotanque nuevo quedó finalmente instalado y en funcionamiento. Quedó para mí la tarea de enduir donde el yeso quedó marcado al haber quitado los anclajes del termotanque anterior, y pintar la pared. Además de resolver el problema de la pérdida de agua, confiábamos en que la cuenta de electricidad se reduciría en un buen porcentaje. Desde larga data teníamos proyectado construir una parrilla de material en el terreno, de ladrillo a la vista y pegada a la medianera del lado opuesto al mar, aunque nunca habíamos terminado de decidirnos. Reviviendo ese proyecto, le pedimos a Ricardo que nos presentara un plano y presupuesto, a ver si podíamos concretar la obra. Quedó en contestarnos a la brevedad. Se avecinaba un nuevo ciclón extratropical fuera de las costas bonaerenses, y como consecuencia mucho viento en la comarca, pero el viernes fue aún un día calmo, con sol y buenas temperaturas. Alicia había encargado por Mercado Libre un par de zapatillas (championes para los uruguayos) impermeables, y las pasamos a buscar en el punto de entrega en Piriápolis. Aprovechamos la salida para dar "la vuelta del perro" hasta Punta Negra costeando el mar. A la noche comenzó el viento del sudoeste, y si bien la temperatura mínima de la mañana del sábado rondaba los 11 grados con cielo despejado, ya en pleno temporal se sentía que el frío calaba los huesos. A media mañana nos entregaron sendos visires que habíamos encargado por Mercado Libre, y que en mi caso resultaba más cómodo que el barbijo que muchas veces me empañaba los anteojos. Con un dramático cambio del clima, el domingo fue un día de sol radiante, al punto que estuvimos a punto de planear un asado afuera. Salimos entonces con el auto hacia el centro a comprar la carne, pero antes de ir al almacén hicimos un paseo costero hacia el este con la idea de caminar por el magnífico parque Lussich en Punta Ballena. Esa caminata se frustró pues seguía aun cerrado a causa de la pandemia. Nos llamó la atención pues estando ya abiertos los shoppings bien podían abrir los paseos públicos, con el mismo o tal vez aún menor nivel de riesgo. Ya que estábamos en la zona decidimos continuar el paso tomando caminos vecinales que rodeaban el parque, con nombres pintorescos como "Las Golondrinas" y "Zanja de las Corujas". Vimos innumerables establecimientos rurales, incluida la muy conocida granja Lapataia, haras, campings y hoteles, todo entre cerros bajos y bosques que con la ayuda del sol de la tarde eran un regalo a los sentidos. Los caminos de tierra estaban en muy buen estado y después de unos cuantos kilómetros llegamos a la ruta asfaltada que bordeaba la laguna del Sauce, desde donde emprendimos el regreso. En el almacén encontramos los productos de carnicería con buenas rebajas e hicimos compras para toda la semana. Dada la hora en que llegamos de vuelta a la casa ya no daba para un asado, e hicimos la carne al horno. La noche fue bastante fría, con ocho grados de mínima.
Lunes 15 de junio. Recién ingresados al cuarto més de emergencia sanitaria, la pandemia seguía controlada en Uruguay, cada vez con menos casos activos a pesar de la continua amenaza desde el Brasil. A esta altura manejábamos ya con toda familiaridad términos antes ajenos, como "carga viral", "isopados", "falsos positivos", etc...El lunes encendimos la estufa bien temprano ya que no mejoró mucho la temperatura exterior durante el día. Bien temprano a la mañana del martes fuimos hasta la policlínica de Piriápolis pues Alicia tenía que hacerse un nuevo análisis. En un nuevo cambio notable del clima, el viento cambió al norte y la temperatura superó comodamente los 20 grados. Salimos a hacer una buena caminata a la playa, esta vez perseguidos por los mosquitos al producirse una explosión de insectos, que ni siquiera a la orilla del mar nos dejaron en paz. A la noche hablamos con Karin, muy contenta ella con la novedad que se iban a mudar a una casa más grande en la misma Burzaco. Siguiendo con mi muela, me tocó ir a la dentista el miércoles al mediodía, y ante la buena evolución del tratamiento era muy probable que la siguiente sesión dos semanas más adelante fuera la última. Fue nuevamente un día muy caluroso y soleado, que aprovechamos para limpiar por precaución la chimenea de la estufa. Se juntó una buena montañita de carbón, por lo que mal no venía. Todo indicaba que el día iba a terminar con alguna tormenta, y efectivamente, a la madrugada del jueves me desperté con los truenos que se acercaban y con la consiguiente lluvia. Por las dudas corté el wi-fi, aunque finalmente no hubo actividad eléctrica cercana. En el centro del pais si hubo turbonadas, con voladuras de techos y caidas de postes eléctricos. Al conmemorarse un nuevo aniversario del natalicio de Artigas, hecho sucedido el 19 de junio de 1764, el viernes fue feriado en Uruguay. A causa de la pandemia, las celebraciones se limitaron a algunos actos oficiales sin aglomeración de púbico. De paso, fue también el dia de los abuelos. Habíamos recibido información que la inmobiliaria Mar y Sierras de Playa Grande ofrecía huevos de granja y hongos en escabeche, como parte de la nueva normalidad de nula actividad turística, y dirigímos nuestra caminata para allá. No encontramos a nadie y mediante comunicación telefónica nos avisaron que aun estaban en su quinta por lo que dejamos la compra para el día siguiente. Un sol debil nos acompañó durante el resto del paseo por la playa. Mientras en Suecia celebraban el comienzo del verano, nosotros celebrábamos que estábamos a un paso del solsticio de invierno, por lo que el sol comenzaría el lunes su lenta peregrinación cíclica hacia nuestro hemisferio comenzando nuevamente a alargar las horas de luz. El sábado hicimos una redada de compras comenzando con frutas y verduras de la verdulería orgánica, pasando luego por el super "El Dorado" de Las Flores, el puesto de pescado sobre la rambla en Punta Fría y finalmente buscando los huevos y los hongos en escabeche. Luego vino la caminata por la playa con agradable sol, y rapidamente se nos vino la noche encima al ponerse el sol a las cinco y media de la tarde. Hubo nuevamente una alerta naranja para la comarca, por una tormenta con mucha lluvia que sentimos a la noche. Después de este episodio, recuperamos un domingo soleado y disfrutable.
Lunes 22 de junio. Alicia tenía turno con su doctora en la policlínica a las ocho de la mañana y dejamos el desayuno para la vuelta. Había llevado las placas y la doctora le dió un pase al reumatólogo para que las estudiara. Eso se hacía en el hospital de Maldonado y quedó en lista de espera con este especialista. La pandemia venía controlada en Uruguay pero el pícaro virus puso al pais en vilo al aparecer un brote en la ciudad de Treinta y Tres (la ciudad de Alicia). El mismísimo presidente fue para allá con sus asesores para organizar la contención del brote, rastreando contactos y poniendo a buena cantidad de gente en cuarentena. De paso hubo un tirón de orejas a toda la población pues opinó que la gente se había relajado demasiado descuidando las medidas sanitarias de seguridad. Alcanzamos a hacer una buena caminata por la playa, y nuevamente tuvimos una noche con tormenta y torrencial lluvia. Después de tanta agua, el suelo había quedado tan saturado que ya no quería absorber más. El martes nos llegó la máquina de cortar cabello que habíamos encargado por Mercado Libre, y de inmediato pusimos manos a la obra ya que estaba necesitando un corte. Estuvimos a punto de salir a caminar justo cuando una nueva lluvia nos frustró el proyecto. Esa lluvia continuó durante la noche y el día jueves también por lo que no nos movimos de la casa. Después de recordarle a Ricardo su prometida presupuestación de la parrilla nos mandó finalmente la propuesta y nos pusimos de acuerdo para que comenzara con la construcción cuando se hubiera liberado de otros trabajos, lo que sería a mediados de julio. Después de varios días muy humedos e inestables, vino la advertencia de la llegada de una ola de frío polar con temperaturas muy bajas durante el fin de semana. Lo sentimos ya el jueves, con un fuerte viento pampero pero con sol y menos humedad. Aprovechamos para hacer un necesario lavado de ropa confiando en que se secaría afuera, además de poner en marcha la estufa desde temprano. Siguiendo las instrucciones, durante la noche comenzamos a entrar la compostera a la casa para que las delicadas lombrices no estuvieran expuestas a temperaturas inferiores a 10 grados. El sábado teníamos que ir a la farmacia a buscar unos remedios y aprovechamos la salida para dar una vuelta costera hacia el este. Esta vez pusimos el modo exploración, metiendonos por primera vez en los barrios de Punta Negra, Punta Colorada y Punta Fría, para ver cómo era el panorama edilicio en esas pintorescas zonas. Desde luego que la mayoría de las casas eran de veraneo y por lo tanto estaban vacías, pero siendo fin de semana vimos bastante movimiento. Había también más actividad en la calle y algunos restaurantes estaban abiertos, siguiendo los protocolos que se habían establecido. Continuábamos sin casos detectados en el departamento de Maldonado, y el brote de Covid-19 en Treinta y Tres parecía estar bajo control, mientras que el gobierno argentino ya no sabía como poner freno a la pandemia en el AMBA y volvia a decretar una cuarentena absoluta por dos semanas complicando aun más la dramática situación socioeconómica del pais.
Lunes 29 de junio. El volumen de leña estaba disminuyendo en forma alarmante y ante la necesidad de reponerlo fuimos hasta el aserradero Las Victorias para encargar otra tonelada. Prometieron la entrega para el miércoles, siempre que no lloviera. Durante el día nos comunicamos con mi prima Eleonor al ser su día de cumpleaños, y a media tarde hicimos la primera salida social en tres meses al ir a visitar a nuestros vecinos Lena y "Congo", a pocas cuadras de casa. llevamos nuestro mate y tratamos de mantener el distanciamiento recomendado, aun cuando estabamos seguros de que no circulaba el virus entre nosotros. Alicia preparó una muy suculenta torta de cumpleaños, de chocolate con dulce de leche, para la celebracón de mi cumpleaños. El martes a la mañana desayunamos con mucha pompa, con la torta y una copa de vino espumante, justo antes de participar por la plataforma Zoom de una reunión de video con los chicos en Suecia, Francia y Argentina. Fue muy divertido y emocionante verlos a todos, tan lejos y al mismo tiempo tan cerca. También recibí de Alicia dos libros de la conocida y renombrada escritora uruguaya Mercedes Rosende. Nos tocó un día bien feo, con una muy fuerte sudestada y persistente llovizna, por lo que no nos movimos de la casa quedandonos al abrigo de la invalorable estufa. A la noche vino la sorpresa adicional ya que encontré bajo mi almohada el tercer libro que junto con los dos anteriores completaba la trilogía escrita por Rosende. Al día siguiente tenía nuevamente turno por la mañana con la odontóloga, y en esa sesión dió por terminado el tratamiento de conducto del premolar. Más tarde nos comunicamos con Viktoria para saludarla en su cumpleaños, que estaba celebrado en el jardín de nuestro departamento aprovechando el buen tiempo. Johanna había venido con KF y la tropa menuda desde Torekov donde estaban pasando las vacaciones de verano. Ellos tenían planeado mudarse a su nueva vivienda en Höllviken el 30 de julio. Aquí en Maldonado el virus había dado una nueva muestra de su habilidad al entrar al Uruguay de la mano de dos argentinos provenientes de Buenos Aires con el Buquebus. No habían hecho nada ilegal pues tenían residencia en el pais y además de ser asintomáticos no se exigía ningún isopado. Ellos se controlaron por propia voluntad en Maldonado al enterarse que un pariente en Buenos Aires estaba contagiado. El intendente estaba furioso pues asi se perdían varias semanas sin contagios en el departamento y solicitó que se modificaran las rutinas, de manera que de ahora en más se iba a hacer el test a cuanto pasajero viniera del exterior por cualquier vía. Quedaba por saber si se había contagiado alguno de los doscientos y tantos pasajeros del Buquebus, un rastreo nada facil. La tonelada de leña pedida llegó justo a tiempo, cuando estábamos pensando ya qué mueble quemar. Me llevó toda una tarde entrar y acomodar la leña y me pareció que esta tonelada era más que la que nos habían entregado dos meses antes de otro aserradero. Vino bastante mojada a causa de la cantidad de lluvia que habíamos tenido, pero estando bajo techo pensábamos que se iba a secar con rapidez. El sábado hicimos una excursión hacia el este, parando primero en el centro de Maldonado para comprar algunos faltantes en una dietética además de lana para Alicia, que quería tejerse un sueter de abrigo. Luego continuamos por la costa hacia Punta del Este llegando hasta la escultura de los dedos en la playa antes de regresar a casa, y el domingo dió para hacer una larga caminata por la costa, por supuesto bien abrigados para contrarrestar el frio viento sur. Ese día cumplía años Isabel en Francia. Alicia se encontraba en una temporada artística, dedicandole tiempo a la última obra que estaba pintando. Tenía montado su atelier en el dormitorio pequeño, donde entraba buena luz por la tarde. Y el domingo llegó el primer vuelo regular de Iberia después del inicio de la emergencia sanitaria. Trajo entre otros pasajeros al embajador uruguayo ante España, que regresaba para asumir como ministro de relaciones exteriores ante la renuncia del actual ministro (con versiones de haber sido renunciado), después de apenas cuatro meses en la función. Además de Iberia, Air Europa reanudaba también sus vuelos con uno o dos servicios semanales según la demanda.
Lunes 6 de julio. Iniciamos una nueva semana con días fríos pero con una buena cuota de sol también. El virus continuaba picoteando en diversos puntos del país, poniendo a prueba la capacidad de detectar y aislar los contagios, aun cuando la mayoría de los casos nuevos que iban apareciendo eran importados. Había acuerdo sobre los protocolos sanitarios que permitieran reactivar el alicaido sector turístico,por ahora solo para consumo interno desde luego. Ganas de salir no nos faltaban pero el peligro de contagio no había desaparecido totalmente de modo que no nos tentaba aún. Ricardo avisó el miércoles que vendría el día siguiente con los ladrillos para la parrilla, y efectivamente apareció con un camión que los traía desde San Carlos. Se suponía que su hijo lo ayudaría a bajarlos pero el pícaro se hizo la rabona alegando que no había podido regresar de Maldonado la noche anterior por falta de transporte, de modo que le dí una mano arrimando los 800 ladrillos al borde del camión para que los bajara al terreno. Quedaron prolijamente acomodados cerca de donde iría la parrilla, a modo de piedra fundacional de la obra, y aun no estaba claro cuándo comenzaría la obra en sí. Lo que sí quedó en claro es que tendríamos que correr el pequeño naranjo si queríamos salvarle la vida. Alicia terminó su cuarta pintura e hicimos un enroque de cuadros en el living, que se iba quedando corto de espacios disponibles, para que ocupara un lugar privilegiado. El invierno nos iba acorralando al comenzar a llegar al Uruguay el frío patagónico y ya había una advertencia del servicio meteorológico pronosticando una ola de frío polar para el fin de semana y comienzo de la siguiente. Eramos afortunados de tener la estufa y abundante leña para mantener la casa caliente ante estas contingencias. Hillian e Isabel nos propusieron juntarnos el sábado a comer con ellos ya que estaban en uno de sus departamentos de Punta del Este. Evaluando el posible riesgo de contagio estimamos que era mínimo al no estar ellos prácticamente en contacto con nadie salvo la madre de Hillian a causa de su mal estado de salud, de modo que fuimos para allá y pasamos una tarde muy linda con ellos. Había mucha información y chismes para compartir después de meses de no vernos. Ya de noche regresamos a la casa por el pintoresco camino de la costa, lamentablemente poco señalizado y en mal estado, pero con muy poco tráfico. El domingo fuimos a aprovisionarnos al almacén orgánico de Las Flores y al supermercado El Dorado de las cercanías, regresando por el camino vecinal. Aprovechamos para ir hasta la reserva de Flora y Fauna para ver si estaba nuevamente abierta al público, con resultado negativo. Nos parecía una contradicción que no se permitiera el acceso a un lugar tan abierto cuando ya habían habilitado espectáculos al aire libre. Tenía también el recuerdo que en la reserva había contenedores para reciclado de residuos, lo que por lo tanto no hubo manera de comprobar. El contenedor del barrio donde tirábamos metal, plástico y cartón había desaparecido misteriosamente y no sabíamos de ningún otro lugar en la comarca. El nuevo gobierno acababa de aprobar la creación del ministerio del medio ambiente, lo que daba una chispa de esperanza a que algo sucediera con el reciclado de basura también. Se nos estaba llenando también el galpón de envases de vidrio, otro problema a resolver.
Lunes 13 de julio. Con un vigoroso viento pampero, la ola de frío "polar" pronosticada se instaló en el Uruguay con muy bajas sensaciones térmicas. Como había sol, y faltándonos algunas provisiones, salimos a afrontar los elementos haciendo una caminata ida y vuelta hasta Los Macaquitos, dando así por cumplida nuestra salida del día. Con la ayuda de la estufa, que encendimos antes del desayuno, teníamos el clima perfecto en la casa mientras el viento seguía sin darnos cuartel. Fue igual el martes, aunque no nos impidió dar una vuelta llegando hasta la costa. donde el mar estaba bien embravecido. Recién al día siguiente, y después de la noche más fría hasta ahora, nos levantamos con una mañana radiante. No hubo caminata, pues entre conversaciones telefónicas varias y un paseo de compras a Piriápolis se nos fue muy velozmente el día. La ola de frío continuaría hasta el jueves y cientos de personas que vivían en situación de calle en todo Uruguay habían recibido cobijo y comida en diversos centros, incluidos algunos cuarteles del ejército. La pandemia, si bien con poco impacto aun en el país, contribuía en parte a esta situación dificil situación. Habituados a ver alguna serie o película después de la cena, esta semana descubrimos dos joyitas basadas en casos reales. La primera fue una historia sucedida en Africa, llamada "El niño que dominó el viento" y trataba de un adolescente en Malawi que a partir de restos encontrados en un vertedero de basura construyó un generador eólico para extraer agua de riego y salvar a su comunidad de la hambruna en época de sequía. La segunda fue "Maudie", que filmatizaba la extraordinaria vida de la pintora canadiense autodidacta Maud Lewis (1903 - 1970), afectada desde la niñez de una severa artritis reumática. En la película era posible apreciar también sus magníficas pinturas de exteriores de estilo naif con intenso y brillante colorido. A la tarde del viernes pasaron a hacernos una visita nuestros vecinos "Congo" y Lena con su perrito, a quienes habíamos visto en su casa un par de semanas antes, y compartimos café con un budín que habían traido. Aún teníamos la estufa prendida pero ya comenzaba a perfilarse un cambio en el viento, que se puso del norte y que rápidamente barrió con la ola de frío. Era inevitable que iba a a traer cola y efectivamente en la madrugada del sábado vino la tormenta eléctrica con chaparrones intensos, que de paso eran ya muy bienvenidos para aplacar la incipiente sequía. Habíamos invitado a Hilian e Isabel a comer y tuvimos que hacer una escapada mañanera al supermercado a completar las provisiones. Alicia preparó carne al horno con papas y batatas además de chorizos al vino blanco, todo una exquisitez muy digna de la celebración del día de la jura de la primer constitución en Uruguay (fué el 18 de julio de 1830 en el Cabildo de Montevideo). La sobremesa continuó hasta pasada la puesta del sol, y ya en plena "ola" de calor la temperatura superó los 20 grados durante la noche. Con este sorpresivo "mini" verano, el domingo se prestaba para hacer una salida al campo y decidimos ir a conocer el punto más elevado del pais, o sea el cerro Catedral, de 513 metros de altura. Años atrás le había quitado ese honor a nuestra cercana Sierra de las Animas por una escasa decena de metros. El cerro Catedral estaba a un poco más de 100 kilómetros de Piriápolis y para llegar allí comenzamos por tomar la ruta 9 hasta la rotonda de San Carlos y desde allí continuamos hacia el norte por la ruta 39 hacia Aiguá. Un tiempo atrás esta ruta había sido una calamidad, literalmente bombardeada de pozos, pero ahora estaba totalmente renovada y en excelentes condiciones. Iba siempre en lento ascenso entre las pintorescas sierras, sembradas de generadores eólicos, y pocos kilómetros antes de la ciudad de Aiguá tuvimos que dejarla para desviar hacia el este y hacer 12 kilómetros de un camino secundario de tierra en muy buen estado hasta llegar a destino. A pesar de ser el más alto del pais, el cerro Catedral pasaba desapercibido, a tal punto que no nos percatamos de la existencia del destartalado cartel perforado de balas y tapado con graffiti. Solo notamos que el camino comenzaba un descenso y después de consultar el GPS retrocedimos unos dos kilometros llegando al estacionamiento y el deteriorado cartel. Estábamos rodeados de generadores eólicos y la suave brisa era suficiente para que todos estuvieran girando y entregando su contribución a la generación de energía eléctrica sustentable. Se suponía que había una picada que comenzaba del otro lado de un alambrado y llevaba a la cima, a no más de 300 metros de distancia y en leve ascenso. Así encontramos el mojón que indicaba el punto más alto del cerro, con una magnífica vista de toda la serranía de la comarca. En el interín aparecieron un par de autos más y algunas personas haciendo la misma subida, aunque nunca hubo mucho acercamiento. En Uruguay habían acuñado (o copiado?) un nuevo término, el "DFS", siglas de distanciamiento físico sostenible, que aconsejaba una distancia mínima entre personas de 2 metros. En ese paraje era muy sencillo de cumplir, mientras que en Piriápolis, según pudimos comprobar al regreso, el amontonamiento de gente en la rambla era total, ayudado por la alta temperatura y el hecho de que estábamos en el período de vacaciones de invierno. Volviendo a nuestro paseo, después de disfrutar un rato de la cautivante vista y hacer una merienda, emprendimos el regreso al atardecer dejando para otra oportunidad la visita a la pintoresca ciudad de Aiguá y la exploración de la Sierra de las Cañas de las cercanías. A la casa llegamos ya de noche, aún con la sorprendente temperatura de 23 grados. Nunca pensamos que en pleno invierno uruguayo iba a ser necesario encender el aire acondicionado en el auto. La noticia de la semana fue la buena nueva del recién confirmado embarazo de Valeria. Por esa causa quedó también por suerte liberada de continuar con su trabajo de alto riesgo en el hospital de la ciudad de Buenos Aires.
Lunes 20 de julio. Comenzó el lento fin de este sorpresivo mini verano, volviendo de a poco el tiempo fresco, nublado y lluvioso, aunque recién el miércoles pusimos nuevamente en marcha la estufa. También se despertaron las alarmas en el país a causa de varios focos nuevos de infección con covid-19, esta vez principalmente en centros de salud de Montevideo y Canelones. El presidente dió un conferencia de prensa al respecto el día martes aunque no anunció nada nuevo excepto que iba a ser obligatorio el testeo de aquellos pacientes que se tuvieran que internar por cualquier causa en clínicas y hospitales de esos departamentos. Ante la lentitud con que avanzaba la pandemia se había notado bastante relajo en la actidud de la población, cuando en realidad no era para nada el momento de bajar la guardia. En nuestro departamento no había aparecido aun ningún caso nuevo, y teníamos solamente dos activos recuperándose, lo que nos daba cierta tranquilidad. El jueves nos entregaron un nuevo pedido del almacén El Depósito, al que le añadimos también provisiones para la canasta alimentaria que se seguía repartiendo. Gabriel y sus colegas estaban viendo la posibilidad de ampliar el uso de su plataforma para contadores en esta orilla y el primer paso era registrar el dominio "sos-contador" en Uruguay. Al no poder pagar la factura con su tarjeta, me pidió Gabriel si podíamos hacerlo nosotros , lo que concretamos el viernes en una oficina del centro de Piriápolis. Con cielo nublado y un helado viento pampero volvimos rápidamente a la casa y pusimos en marcha la estufa. Al estar Alicia en un período de pintura artística muy productivo decidió comenzar a pintar sobre planchas de MDF, mucho más económicas que los lienzos sobre bastidor. Medidas en mano hicimos una escapada al aserradero para encargar unas cuantas pero, sábado por medio, lo encontramos cerrado. Como nos encontrábamos cerca de un nuevo loteo aprovechamos para ir a verlo, no porque quisieramos comprar terreno sino por simple curiosidad. Así descubrimos que los terrenos en venta eran producto del loteo de un verde campo en el que antiguamente se habían cultivado verduras para abastecer el comedor del Argentino Hotel, según nos contó un hombre que cuidaba el predio. Desde ese lugar no se veía el mar pero si tenía una hermosa vista hacia el cerro Pan de Azúcar. Salimos también de exploración el día domingo para seguir conociendo nuevos lugares cercanos, aprovechando el clima benigno que nos brindaba ese día. Yendo hacía Montevideo por la ruta interbalnearia, y justo antes del peaje del arroyo Solís Grande, salía un carretera hacia la derecha. Este camino, llamado por alguna razón "Cortada del Peaje" conducía al cercano pueblo Gregorio Aznarez, sin mayor atractivo pero con una historia interesante. El año 1902, viendo que la comarca era propicia para el cultivo de la remolacha azucarera, se levantó una fábrica que al año siguiente produjo el primer kilo de azúcar de origen uruguayo. Pocos años después fue Gregorio Aznarez quien se hizo cargo de la fábrica. Desde luego no quedaba ya nada de esa industria excepto la fábrica abandonada. Seguimos luego por la ruta 9 hacia el oeste, pasando por el paraje "Dos Puentes" donde se hacía cada año la fiesta criolla del Abrazo del Solis Grande en la isla del lugar. Pocos kilómetros más allá llegamos a la pequeña localidad Capilla de Cella, que desde luego contaba con una iglesia al lado de la ruta. Era bastante grande, y al estar cerrada solo pudimos verla por fuera. La impresión era que estaba necesitando un buen lavado de cara. En las cercanías del pueblo se había construido un memorial recordando a los fusilados de Soca, el triste episodio en el que cinco tupamaros fueron secuestrados en Buenos Aires, trasladadas al Uruguay y asesinados en ese lugar durante la última dictadura en 1974. Pasamos a verlo antes de emprender el regreso, y al llegar nuevamente a Dos Puentes entramos a explorar el parque municipal de la isla, muy grande y con un camino que serpentaba por el monte nativo donde mucha gente acampaba durante el festival. Hicimos nuestro picnic a orillas del arroyo y volvimos luego a la casa por el camino inverso.
Lunes 27 de julio. Tuvimos más éxito ese día y pudimos ecargar las placas de MDF para retirar al día siguiente. Durante el fin de semana y el lunes completaron la mudanza Karin y Mariano y se instalaron en la nueva casa, aunque Karin tenía que seguir utilizando la casa anterior para dar sus clases por internet hasta tanto les habilitaran el wi-fi. Estaban muy contentos con este gran paso adelante, disponiendo ahora de mucho más espacio además de buena calefacción con dos estufas de tiro balanceado. La segunda "ola de frío" de este invierno llegó el lunes al Uruguay y continuaría hasta el jueves, alimentada por un fuerte viento del sudoeste que nos traía la masa de aire frío patagónico. Como no hay mal que por bien no venga, el viento y las bajas temperaturas mantuvieron a raya la manga de langostas de la Argentina, que se habían acercado peligrosamente a la frontera del norte. Aparentemente la mayoría había sido exterminada ahora del otro lado de la frontera. Mientras Alicia estaba ocupada con su taller literario online, hice el martes por la mañana la escapada al aserradero a buscar las placas encargadas, incluida una de 60 cm por 60 cm que había encargado yo para usar de tablero donde iba a armar el juego de mesa "Catan" (creado por el alemán Klaus Teuber en 1995 como "Los Colonizadores de Catan"). Lo habíamos comprado recientemente por Mercado Libre y aun estaba estudiando las reglas del juego, que habíamos pensado inaugurar cuando nos volvieramos a encontrar con Hilian e Isabel. El buen tiempo nos dió impulso para hacer otro paseo con el auto, y después de llenar el tanque partimos el jueves al mediodía en dirección este por la costa con la idea de explorar la Sierra de las Cañas. En el paseo anterior al cerro Catedral habíamos pasado de largo por falta de tiempo, y esta vez dejamos la ruta 39 para adentrarnos por la serranía. Los caminos vecinales llevaban a las innumerables chacras de la zona, y los recorrimos hasta donde se podía ir, llegando casi a la cima de la sierra con magníficas vistas de la ondulada comarca. De pura casualidad dimos también con un camino que cruzaba el arroyo de Las Cañas, con un puente tan bajo que evidentemente quedaba con frecuencia bajo agua, ya que había a la vera un puente peatonal colgante mucho más elevado para poder cruzar el arroyo en esas circunstancias. Un poco más adelante encontramos un lugar para parar y hacer un picnic, antes de continuar hasta el pueblo de Aiguá. Este pueblo era digno de visitar ya que era el único que conocíamos que tenía anchos boulevares arbolados, amplias veredas verdes, y frentes de casas antiguas muy bien cuidadas. En una esquina descubrimos un bar que ostentaba una placa de bronce recordando a Carlos Cardel, quien había cantado allí en febrero del año 1918. Desde Aiguá continuamos por la ruta 13 hacia Minas, otra ruta impecable y con un paisaje imperdible. En el interín recibimos un llamado de Viktoria con una noticia muy preocupante pues nos dijo que Omar estaba nuevamente internado, aparentemente al haberle descubierto un cancer en el colon. Ella no tenía más detalles, pero Ana María le había pedido que nos informara. No nos detuvimos mucho en Minas, prefiriendo regresar a la casa antes de la puesta del sol. En total habíamos hecho 270 km de recorrido. Por suerte habían sobrado suficientes ñoquis del día anterior por lo que la comida estaba practicamente lista. Nuestro meteorólogo favorito estaba pronosticando un fin anticipado del invierno y ciertamente comenzaron a subir notablemente las temperaturas, como si la primavera estuviera a la vuelta de la esquina. Me apresuré a podar el manzano, la pitanga y el cedrón antes de que fuera demasiado tarde. Para la caminata del sábado fuimos con el auto hacia el este por la costa hasta el final del poblado de Punta Negra y estacionando allí, continuamos a pie por la playa. Era la continuación de una caminata que habíamos hecho hacía un par de meses atrás, llegando esta vez hasta la desembocadura del arroyo Falsa Barra que en realidad terminaba en una laguna sin salida al mar dado su bajo caudal. De hecho, este invierno era mucho más seco que otros anteriores y estábamos necesitando ya algo de lluvia. Durante el recorrido pudimos apreciar verdaderas mansiones que el monte no lograba ocultar aunque por suerte la franja costera no era parte de esos terrenos privados y tenía libre circulación. En total caminamos unos cinco kilómetros, y con dificultad media al haber tanta arena. Tuvimos luego contacto con nuestro amigo común Carlos, quien estaba más al tanto de la situación de Omar. Nos contó que Omar había entrado al hospital con un cuadro serio de desnutrición al no haber podido retener alimentos por un par de semanas al menos, hasta el momento sin tener diagnóstico pese a todos los estudios que le habían hecho. Recién ahora habían descubierto una inflamación grande de los intestinos como consecuencia de un tumor en el colon que antes no se había detectado. La primer medida era ver que recuperara energía, pues era imposible encarar cualquier tipo de tratamiento en la condición en la que se encontraba. Dada la situación de pandemia, solo permitían entrar al hospital a Ana María, y en forma muy esporádica. Solo queda esperar que pudiera superar esta triste situación. Desde Buenos Aires, Karin nos tenía al tanto de la mudanza, que al día de hoy ya estaba terminada, y nos iba mandando fotos de la nueva vivienda y cómo la estaban amoblando. En cuanto al cometa, algunas días atrás habíamos tenido puestas de sol sin nubes e intentamos divisarlo desde el techo con los binoculares, pero sin éxito. El problema era que aun no habiendo nubes la atmósfera no eratotalmente pura y el cometa era ya muy debil. Habría que esperar la aparición de algún otro con condiciones más favorables, o esperar 6800 años...
Lunes 3 de agosto. Los meses estaban pasando velozmente y ya habíamos entrado a uno nuevo, éste plagado de cumpleaños. Teníamos peniente un paseo a la casa de Hilian e Isabel en Valizas y ante el clima favorable los llamamos para saber si podíamos concretarlo. Estaban en duda de ir para allá, pero el martes a la tarde confirmaron que saldrían y nos propusieron que los acompañaramos. Fue así que rapidamente juntamos lo necesario y partimos para allá. Pasamos por la carnicería a comprar carne y chorizos para un asado y salimos con una muy bella tarde hacia Valizas cuando ya no faltaba mas de media hora para la espectacular puesta del sol. Habiendo sido luna llena llena el día anterior tuvimos la posibilidad de ver la salida sobre la costa oceánica un rato antes de llegar a destino. Ellos habían llegado un rato antes y habían alcanzado a prender el fuego en el hogar pues la noche se estaba presentando fría. Así y todo la casa estaba helada y cenamos bien abrigados. Era imposible calentar semejante casa con un hogar a leña y fue una suerte que lleváramos nuestro edredón de plumas para no pasar frío durante la noche. El miércoles, día del quinto cumpleaños de mi nieta Ellen, fue soleado y agradable. Fue posible hacer el asado en el jardín de la casa y comer afuera, aunque a la sobremesa y cuando el sol ya se había puesto el frío nos corrió hacia adentro. Habíamos llevado nuestro juego de mesa "Catan" y lo estrenamos con ellos haciendo una partida que por ser la primera nos llevó como tres horas al ir aprendiendo las reglas del juego sobre la marcha. Como a medianoche nos fuimos a dormir, con un poco menos de frío que la noche anterior. El jueves amaneció nublado y después del desayuno juntamos nuestras cosas partiendo de regreso a casa. Hilian e Isabel regresaban también pero lo harían más tarde pues la tarea de cerrar la casa era bastante laborioso. Hacía un tiempo habían recibido visitas indeseadas que habían abierto un postigo y roto una ventana en la cocina por lo que ahora habían montado un sistema de trabas que las hacían poco menos que inexpugnables. El regreso fue sin incidentes y sin ningún control vehicular de los que eran ya cada vez más frecuentes, y ni bien llegamos pusimos urgentemente en marcha nuestra querida estufa para deshacernos de los últimos vestigios del frío que habíamos pasado. A la noche llegó abundante lluvia, lo que estábamos necesitando. Antes de la escapada a Valizas habíamos decidido comprar una olla a presión, lo que hicimos por Mercado Libre, y el viernes recibimos el aviso de que había llegado al centro de distribución en Piriápolis. La fuimos a buscar justo a tiempo para inaugurarla con la cena de ese día, pollo con verduras, que se hicieron con una rapidez asombrosa. Nos obligó también a hacer una redistribución de cacharros en el mueble de la cocina debido a su voluminoso tamaño. Ante el mutismo de nuestro constructor nos decidimos a mandarle un mensaje para saber si vendría pronto a iniciar la obra del parrillero y nos contestó de inmediato. Después de una larga introducción con diversas explicaciones, finalmente fue al grano y puso como fecha tentativa de inicio el 17 de agosto siempre que el clima lo acompañara y pudiera terminar otras obras pendientes. Evidentemente ibamos a tener que usar aun nuestro chulengo ya que el clima se mostraba cada vez más propicio para un asado. Desde Suecia nos informó nuestro amigo Carlos que a Omar le habian hecho una colostomía, no sabíamos si era temporaria o permanente ya que no pudo aportar muchos datos. Probablemente volvería a la casa en la semana si es que funcionaba bien su aparato digestivo, y luego continuaría el tratamiento. Nos quedaron muchos interrogantes, pero prometió mantenernos informados. Con su última obra ya finalizada, Alicia comenzó un nuevo proyecto de pintura el domingo, cuando aquí el Uruguay estaba convulsionado ante el reinicio del campeonato de futbol. Nos habíamos librado de esa "pandemia" durante cinco meses pero ahora parecía no hablarse de otra cosa, a pesar de que los partidos eran sin público. Para colmo se jugaba el clásico Peñarol - Nacional.
Lunes 10 de agosto. Tanto como para no olvidarnos que aun no había llegado el verano, después de un día bastante cálido se levantó a la noche un fuerte viento del sudoeste que duró toda la noche y trajo temperaturas muy bajas. Nos levantamos el martes con una sensación térmica polar por lo que arrancó la la estufa a primera hora. Hacía varios días que estabamos planeando una ida a Montevideo y finalmente nos decidimos por el jueves 13. No es que la idea nos entusiasmara mayormente, pero había asuntos pendientes que no se podían resolver de otra manera, entre otras cosas nuestro regreso a Europa. Fue así como redescubrimos el tráfico intenso, los embotellamientos, la contaminación, los shoppings y los restaurantes. A primera vista se podía sospechar que en Montevideo la pandemia era cosa de otro planeta, aunque ciertas señales indicaban lo contrario. Era un hermoso día de sol, con buena temperatura primaveral y tomamos como siempre la rambla desde el peaje del arroyo Pando con primera parada frente al shopping de Punta Carretas, donde se suponía que Air France tenía sus oficinas. Cual no fue nuestra sorpresa al encontramos cerrada, con el obvio cartel de que culpaba a la pandemia. Más adelante investigué el asunto y averigué que había otra oficina en el centro, pero ya era tarde, fue cuando habíamos regresado a la casa. Era cuestión de seguir insistiendo por teléfono para planear la eventual vuelta a Suecia. El shopping Punta Carretas había sido el resultado de la reconversión de un antiguo centro de reclusión famoso por un par de fugas masivas, siendo la mayor de ellas la ocurrida en el año 1971 cuando por un tunel escaparon un centenar de presos comunes y militantes tupamaros, hecho que quedó registrada en el libro Guiness de los records. De la carcel solo quedaban algunos muros, el resto había sido remodelado totalmente para adaptarlo a un shopping. Ese día abría recién al mediodía y esperando que llegara la hora caminamos unas cuadras hasta la magnífica casa-museo de estilo colonial del poeta José Zorrilla de San Martín, con la esperanza de poder visitarla, pero nos encontramos con que abría recién de tarde. Para ingresar al shopping se exigía barbijo, distanciamiento y control de temperatura, todo lo cual cumplimos con éxito y Alicia se dió una panzada de compra de ropa en la tienda sueca H&M que tenía rebajas importantes en los precios. A continuación tocó el turno al estómago y entramos a almorzar en el restaurante Don Peperone en la explanada del shopping, donde las medidas higiénicas eran también bastante rigurosas. Estaba en nuestros planes cambiar el auto por otro que tuviera caja automática y de acuerdo al estudio de mercado había solo uno que podía estar a nuestro alcance, que era el Suzuki Celerio con caja secuencial, en la práctica equivalente a un automático. Vi que había una agencia sobre la avenida Artigas, próxima a Tres Cruces, y para allá fuimos desafiando el infernal tráfico. Nos atendió un empleado que inspeccionó muy superficialmente nuestro auto y tomó todos los datos necesarios para tasarlo. El tasador vendría recién al día siguiente pero nos dijo que no era necesario volver y nos llamarían ese día. Aun lo estamos esperando...El paso siguiente era ir hasta el Teatro Nacional pues teníamos compradas las entradas para la obra "Un tranvía llamado deseo", suspendida a causa de la pandemia. No había manera de averiguar nada por teléfono pues no contestaban nunca, pero en el teatro nos informaron que probablemente se pondría en escena en septiembre de modo que era cuestión de esperar. Nos quedaba aun una actividad cultural, pues queríamos ver las pinturas y grabados de Petrona Viera en el museo de Artes Visuales donde exhibían una fracción de las más de mil obras de la pintora. Así dimos por finalizada la visita a Montevideo y dejamos atrás la ciudad con la rambla iluminada por los últimos rayos de sol. El viernes 14 fue el sexto cumpleaños de Elisa, la nieta de Alicia y ella la llamó a las seis de la mañana nuestra para pescarla antes de que comenzaran las múltiples actividades que habían organizado para ella. La fecha era importante pues el lunes comenzaba su primer día de escuela, casualmente la misma a la que habían concurrido las chicas cuando vivíamos en la calle Lilla Kvarn. Y el sábado fue el postergado bautismo de Ingrid, al que se suponía que ibamos a asistir, antes de que se interpusiera el covid-19. La ceremonia tuvo lugar en una iglesia cercana a la nueva vivienda de Johanna y KF, y en nuestro caso tuvimos que contentarnos con ver algunas fotos que mandó Viktoria. Dadas las buenas condiciones climáticas, Karin pudo festejar su cumpleaños en el jardín de su nueva vivienda, con la presencia de los padres y la hermana de Mariano además de Agustín con Camilo y Constanza. Coincidía con el día del niño, aunque no le quitó brillo a su fiesta. Siendo la vispera del día en que Ricardo pensaba venir a comenzar la construcción del parrillero, le pedí confirmación y nos contestó que aun le quedaban algunos detalles en otra obra por lo que lo postergó para el martes o miércoles.
Lunes 17 de agosto. Feriado en Argentina al comemorarse un nuevo aniversario del fallecimiento del general San Martín. Allá continuaba extendiendose la cuarentena, aunque le habían cambiado el rótulo, sin que pudieran ponerle aun el freno a la pandemia, y con innumerables conflictos políticos y económicos. Tras el fracaso del jueves anterior en Montevideo, el lunes decidimos tratar de comunicarnos con Air France por teléfono y esta vez fuimos recompensados, si bien nos atendieron después de una larga espera en línea. Seguía vigente la posibilidad de optar por un voucher para elegir cuando viajar pero resultó que en ese caso ibamos a tener que pagar, vaya a ser porqué, una posible diferencia de precio al momento de decidirnos. Ante ello optamos por fijar una fecha de viaje ya, e hicimos las reservas para emprender el regreso el 21 de octubre. Así y todo faltaba ver si la empresa GOL reanudaba sus vuelos de Montevideo a San Pablo, puesto que aun no lo hacía. El trámite nos mantuvo exactamente una hora y ocho minutos al teléfono. Continuó el buen tiempo el martes también, y ese día nos llamaron Hillian e Isabel para contarnos que iban a venir a Piriápolis y que con gusto vendrían a saludarnos por la tarde. Pensamos que sería bueno que se quedaran a cenar, y salimos de inmediato a hacer alguna compras necesarias en Los Macaquitos además de encargar un pollo al horno a nuestro pollero del barrio. El sol estaba aun alto cuando llegaron y pensamos que podíamos hacer la caminata a la cumbre del cerro del Burro pero pensándolo mejor decidimos hacer una buena caminata por el barrio ya que comenzaba a hacerse sentir el frio del atardecer. La cena salió muy buena, con un excelente pollo que pensabamos seguir encargando en el futuro. Después de más de cinco meses de interrupción, Alicia volvió a ir a la peluquería mientras que yo pensaba seguir con la máquina que habíamos comprado. Y por segunda vez en el año tuvimos que llamar a que vaciaran el pozo ciego, al descubrir que estaba por rebalsar. Por suerte vinieron el mismo día. El miércoles a la tarde nos avisó Ricardo que vendría al día siguente por la mañana y por suerte cumplió su palabra ya que nos levantamos bien temprano para esperarlo. Como solía suceder, hubos agregados en el proyecto cuando analizamos el problema del drenaje del agua de lluvia. En parte iba a desaparecer la canaleta existente, y para que no se nos complicara la cosa y se inundara el terreno decidimos añadir un muro bajo de contención a lo largo de toda la medianera de 17 metros con el terreno vecino. Regresó el tiempo frío con la llegada de aire del sudoeste y con temperaturas bajo cero. Ahora se hablaba de un "burbuja de aire frío" y hasta se mencionó nieve pero parecía poco probable, aunque el viento se sentía helado. En el primer día de trabajo Ricardo y su hijo cavaron la mitad de la zanja donde iría el muro de contención, y al dia siguiente ya lo habían terminado, removiendo una apreciable cantidad de tierra. Luego hubo una pausa por el fin de semana y el sábado nos desquitamos de los "madrugones" de los días anteriores levantándonos bien tarde. Continuaba la seguidilla de días de sol y buenas temperaturas diurnas, por lo que pensamos hacer alguna excursión, pero dada la hora lo postergamos para el domingo y solo salimos de caminata por el barrio. Sin exagerar, el domingo nos levantamos un poco más temprano y antes del mediodía logramos ponernos en marcha con destino al puente circular de la ruta 10, por el que se cruzaba la laguna Garzón en la proximidad de su desembocadura al océano. El buen tiempo y el feriado puente favorecían la llegada de turistas y pasando por Punta del Este vimos buena cantidad de gente en la calle y en lugares de comida. Conocíamos un restaurante que quedaba pasando el puente redondo y a poca distancia del mismo, y como habíamos averiguado que estaba abierto teníamos reserva para almorzar. Este restaurante se llamaba "La Balsa" y como detalle anecdótico el deck para comer afuera era precisamente la balsa que se utilizaba antes de la construcción del puente. Preferimos sentarnos adentro, con los protocolos de rigor aunque la distancia entre mesas estaba lejos de ser los dos metros recomendados. Allí comimos opiparamente y luego bajamos por el terraplén para caminar un poco por la orilla de la laguna antes de proseguir con el paseo.
Laguna Garzón, con el puente redondo al fondoLa ruta seguía hacia el este en dirección a La Paloma y tenía una capa asfáltica por lo que en tren de exploración continuamos por ella para ver hasta donde nos llevaba. Con un paisaje de colinas muy disfrutable llegamos a un punto donde se terminaba el pavimento, faltando aun 12 kilómetros para empalmar con la ruta 9 hacia el Chui. No parecía ser casual que el pavimento terminara justo a la altura del barrio privado Las Garzas, un emprendimiento del empresario argentino Eduardo Constantini, quien también había colaborado con la construcción del puente. Como el camino de tierra parecía estar en buen estado continuamos viaje y efectivamente era un "billar", evidentemente listo para colocarle la capa asfáltica. Llegamos hasta el empalme y en lugar de regresar a Piriápolis por la ruta 9 dimos la vuelta e hicimos el camino inverso. A la hora de la espectacular puesta del sol pasamos por Punta del Este, y ya con noche cerrada llegamos de regreso en la casa. Fue un paseo sumamente aprovechado.
Lunes 24 de agosto. Desde hacia décadas, ese día se celebraba en Uruguay la "noche de la nostalgia", un invento en el cual se hacían reuniones y bailes con temas de épocas pasadas, incluso con la indumentaria del caso. Esta cuestión tenía en vilo al gobierno que había prohibido ese tipo de actividades, temeroso de que se disparara la pandemia, y por lo tanto ya venía bombardeando durante días por los medios de comunicación la necesidad de evitar hacer fiestas clandestinas. Hubo un gran operativo de control y por lo que se supo posteriormente, la campaña dió resultado pues fueron pocos los que desafiaron los avisos. A todo esto el lunes continuó el buen tiempo y Ricardo avanzó mucho en la preparación de la viga inferior del muro. Había cavado cuatro profundos pozos para rellenar con hormigón armado donde iban a sustentarse los 17 metros de viga y además alzarse los pilares para sostener el alambre tejido, y su preocupación era el pronóstico de lluvia, asi que dijo que vendría el martes a llenarlos a pesar de ser un día feriado. Un poco de historia: el 25 de agosto se conmemoraba en Uruguay el día de la independencia, aunque la fecha era bastante debatida por los historiadores. En esa fecha del año 1825 los representantes de la provincia oriental proclamaron ciertamente su independencia del imperio del Brasil, pero al mismo tiempo se declaraban parte de las provincias unidas del Rio de la Plata. Fué recién el 27 de agosto de 1828, y después de una larga guerra, que se firmó la paz entre las Provincias Unidas y el Brasil, acordando simultaneamente la independencia del actual Uruguay. Según los historiadores se llegó a esta solución con la presión de Inglaterra, interesada en crear una cuña entre Brasil y Argentina para que el dominio del rio de la Plata no fuera exclusivo de estos paises con permanente riesgo potencial de conflictos, favoreciendo asi sus intereses comerciales en la región. A la madrugada del martes llegó la anunciada tormenta, con descargas eléctricas y chaparrones. Nos levantamos temprano pues Ricardo anunció que vendría con su hijo, y fue en verdad una buena idea pues durante la mañana no hubo casi lluvia y logró hacer mezcla y rellenar los cuatro patines. Entre el suelo mojado, la arena, el pedregullo, el cemento, y demás elementos de construcción, ese sector del jardín quedó como un campo de batalla y seguramente iba a llevar un poco de tiempo recuperar el espacio después de terminada la obra. Tuvimos también una larga charla con Viktoria, a tres semanas de la fecha prevista para el parto. Estaba bien, pero desde luego con todas las molestias propias del embarazo. Ana María nos informó que Omar estaba nuevamente en su casa, y comenzaba una nueva etapa de cuidados paliativos provistos por el personal de salud. El estaba muy cansado y sedado a consecuencia de los dolores, y lamentablemente la situación era muy preocupante. Con un día mayormente gris y lluvioso pusimos en marcha la estufa a fuego lento para templar la casa y Alicia se acuarteló en el atelier, o sea el dormitorio chico, para seguir con sus trabajos de pintura. Sospechábamos que la obra se iba a reanudar recién el jueves, cuando mejorara el tiempo. El traslado de Omar a la casa fue traumático pues tenía intensos dolores y para Ana María el panorama era desesperante, por lo que se decidió que volvería al hospital. Eso no llegó a concretarse pues expiró el viernes a las 11:20 hora sueca. Mal que nos pesara y siendo inevitable que llegaba el fin de su vida era lo mejor que le podía suceder. El jueves se presentó amenazante y Ricardo decidió no venir, continuando recién el viernes. Llegó a preparar el encofrado del muro y de la base de la parrilla, y decidió venir el sábado también para rellenar todo con mezcla, para lo cual trajo además de su hijo un albañil conocido. Daba gusto ver cómo iba tomando forma la cosa, a pesar de la condición lamentable en que iba quedando el pasto de ese lado. A instancias de Hilian e Isabel tuvimos el viernes a la tarde la visita de una candidata a intendenta del partido de Maldonado por el Frente Amplio en las elecciones de septiembre. Era una conocida de ellos y la idea era que hablara de su plataforma y sus proyectos. Mi opinión era que como regla de oro no había que escuchar las promesas de los candidatos en sus campañas electorales, pero de todos modos yo no tenía derecho a voto. La candidata tenía mucha labia y pasamos un rato ameno acompañado con café y torta. Su tiempo era muy acotado pues tenía en agenda otros eventos por lo que no estuvieron más de una hora hablando de cuestiones políticas diversas. Como lo había prometido, Ricardo vino el sábado temprano con su equipo y con toda celeridad llenaron los encofrados. Confiábamos en que el tiempo acompañaría y podrían continuar el lunes. Por la mañana nos comunicamos con Agustín para cantarle a Camilo en su sexto cumpleaños. Iba a tener una fiesta en el departamento de su madre y luego una segunda en Burzaco en casa de Constanza y tantos festejos lo tenían bien excitado. Karin y Mariano esperaban la llegada del tan necesario lavarropas, una donación de los padres de Mariano. Nosotros pensábamos ayudarlos con un sofá para el living, pero aun no lo habían encargado en lo del mueblero. Siempre dispuestos a hacer salidas y con un día soleado, después del "brunch" del domingo cargamos el mate y partimos en dirección al balneario Solís. Muchos tenían la misma idea de aprovechar el buen tiempo, frío pero soleado, y vimos bastantes picnics con gente bien arropada. Estacionamos en la desembocadura del arroyo Solis Grande y salimos a caminar por la extensa playa hasta llegar a una zona de acantilados que permitían continuar caminando entre piedras por una angosta franja pegada al mar. Se podía ver claramente el efecto de la erosión, incluso dejando a la vista grandes pasarelas de madera semi destruidas y ya colgando en parte en el aire. Pertenecían a un gran hotel propiedad del sindicato médico, ahora cerrado y lamentablemente en total estado de abandono. Poco más adelante encontramos un lugar donde era posible trepar el acantilado y volvimos al auto por el camino vecinal cercano. El mate preferimos tomarlo dentro del auto, antes de regresar a la casa y dar cuenta de los ñoquis qe habían sobrado del día 29.
Lunes 31 de agosto. Atentos a la continuación de la obra, nos levantamos temprano para hacer el protocolo habitual de dejar el galpón abierto (Ricardo guardaba herramientas allí) y sacar el auto de la cochera antes de que llegaran los constructores. Pasó media mañana y no apareció nadie, por lo que mandé un mensaje a Ricardo a pedir información. Nos contestó que estaba en la cama con un resfrío galopante, que ojalá no fuera covid-19, por lo que no podía venir. Así se malogró un día más de trabajo, y para colmo el pronóstico estaba anunciando desmejoramiento del tiempo. Solo quedaba armarse de paciencia y no mirar el campo de batalla. Aproveché para subir al techo a darle una mano de pintura negra convertidora de óxido a la veleta, y lo mismo hice con el buho de la entrada ya que ambos artefactos daban señales de comenzar a oxidarse. Durante el día nos llegó un mensaje de Viktoria anunciando que había roto bolsa. Al no tener aun contracciones la mandaron a la casa, pero si no venían dolores antes iban a inducir el parto el martes por la mañana.
Vida!En la madrugada nuestra del martes me avisó Matías que efectivamente la habían internado, mientras que él tenía que esperar a que se acercara el parto para ir a acompañarla. Pensamos que Ricardo no vendría, pero a las ocho en punto llegó con su hijo y el ayudante. Sacaron todo el encofrado y rectificaron el drenaje de agua de lluvia detrás del muro para que corriera hacia el frente y hacia el fondo. Además colocaron la primera hilera de ladrillos sobre la viga, por lo que la cosa iba tomando forma. Era un día desapacible, ventoso y nublado, con temperaturas que no llegaban a los diez grados, y se pronosticaba una fuerte sudestada con lluvia para el miércoles por la noche. La estufa arrancó temprano para recuperar una buena temperatura interior, y bien abrigados hicimos una caminata corta por el barrio. A Matías le avisaron que podía ir a la tarde a acompañar a Viktoria, aun cuando el parto fue muy prolongado y mi nueva nieta, la octava, recién nació al día siguiente por la tarde. Su nombre, Vida Leonie Nielsen Hatzenbühler. Desafiando el viento y la lluvia de un día feísimo, salimos de compras el miércoles al estar cortos de provisiones. Pretendimos comprar pescado en el puesto de pescadores de la rambla pero lo encontramos cerrado tal vez al no haber podido salir de pesca. Más éxito tuvimos en el supermercado El Viejo Tano donde nos hicimos de carne, verdura y frutas. De a poco nos fueron llegando más datos desde Malmö, por ejemplo que Vida había nacido a las 15:45 hora sueca, con 2,6 kg de peso y 48 cm. de estatura. Por el mínimo margen de un día no coincidía su nacimiento con el de su padre ye que Matías cumplía años el 3 de septiembre. El mal tiempo continuó durante la noche y mientras nos preguntábamos si Ricardo vendría a trabajar el jueves, nos mandó un mensaje diciendo que entre la llovizna y el viento que le hacía mover la piola que usaban para alinear los ladrillos no era aconsejable continuar con el muro ese día por lo que quedó paralizada la obra hasta el día siguiente. Ciertamente el tiempo invitaba a quedarse dentro de la casa, pero igualmente no arropamos bien y salimos a caminar pasando por los Macaquitos a comprar algunas provisiones que nos faltaban. A casi una semana del fallecimiento de Omar nos llamó Ana María por primera vez y tuvimos una larga charla con ella. Asi nos enteramos con mayor detalle del calvario de los últimos días de nuestro entrañable amigo. Contrario a lo que creíamos, la ambulancia había venido para trasladarlo de regreso al hospital, al que llegó ya en coma y poco después expiró con Ana María a su lado. Aparentemente el cancer del intestino estaba muy extendido y era muy agresivo al punto que produjo una ruptura y la consiguiente septicemia, que aceleró el desenlace y puso punto final a sus sufrimientos. Muy triste para Ana María, que en la charla pudo compartir su dolor con nosotros. Por suerte recibía ayuda terapéutica de un psicólogo amigo desde la Argentina, además de contar con sus hijos y la amplia red de amistades en Malmö. Aún no nos habíamos comunicado con Viktoria ya que Matías comentó que estaba muy planchada después del parto. Nos mensajeamos más tarde con ella y prometió que nos llamaría después que recuperara un poco más de fuerzas. Según lo controles en el hospital, tanto ella como Vida estaban bien, y no sabíamos cuando regresaría a su departamento. Matías estaba en nuestro departamento, mucho más cercano al hospital, y se encontraba un poco desconcertado ante un tan particular día de cumpleaños. El viernes se reanudó la construcción y se completaron las ocho filas de ladrillos del muro, bolseado incluido. A partir de allí seguiría tejido de alambre. Finalmente pudimos comunicarnos con Viktoria el sábado al mediodía, primera vez desde su internación. Ella continuaba en el hospital viendo de comenzar a amamantar, pero contaba con regresar a su departamento el domingo. Asi tuvimos la oportunidad de ver a la pequeña Vida, muy dormida ella. Viktoria estaba recuperandose aun de su largo parto pero estaba bien, al igual que Vida. Con la intención de comprar pescado en el puesto de la rambla arrancamos para allá y después de dejar la compra en custodia en su heladera continuamos hasta Punta Negra para hacer una caminata costera por esa zona. Luego levantamos el pescado poco antes de que cerraran y regresamos a la casa a cenar. Dias antes nos habíamos enterado de la existencia de un restaurante armenio en el balneario Solís, y curiosos por conocerlo habíamos hecho reservas para almorzar el domingo. Sabíamos donde estaba, en pleno barrio residencial de Solis, y nos encontramos con un salón muy acogedor, con excelente atención y deliciosos platos de la cocina armenia. Los precios eran razonables y si bien no aceptaban tarjeta se podía abonar por transferencia bancaria, muy práctico. Después de esta experiencia, incorporamos el restaurante "Garní" en nuestra lista de favoritos. La comida fué tan abundante que dejamos el auto en el estacionamiento para salir a hacer una buena caminata por las calles del balneario Solis, y mientras estábamos en eso tuvimos una videoconferencia con Viktoria y su suegra Marcela. Estuvimos charlando un buen rato y observando también a Vida Leonie en brazos de Matías, ellos ya instalados en su departamento.
Lunes 7 de septiembre. Con una baja, continuó la construcción del parrillero. El ayudante de Ricardo estaba enfermo, y su hijo estaba estudiando para un examen y lo ayudaba de a ratos. Así y todo llegó a levantar las paredes laterales del parrillero y la mesada hasta la altura del muro antes de terminar el día. Una triste noticia para la familia nos llegó desde Bariloche, al contarnos Elsa que había fallecido mi primo Gerardo, "Chulengo". Si bien su condición de cuadripléjico lo tenía aprisionado en un cuerpo inservible para su espíritu, dando poco sentido a su vida, no dejaba de ser penoso que dejara este mundo. Mi sobrina Andrea nos mandó un enlace al diario El Cordillerano con una nota muy emotiva sobre mi primo que quería compartir aquí.el chule. Temprano al día siguiente nos llegó el aviso de Ricardo de que todo su equipo estaba de baja, y solo no podía trabajar ese día. Una pena pues teníamos un día soleado y templado, pero al menos no fue necesario madrugar tanto. Me pidió que contara cuantos ladrillos quedaban pues tenía que encargar más para terminar el parrillero, y el miércoles a la tarde vino con su hijo menor y la camioneta bien cargada de ladrillos comunes además de los ladrillos refractarios para la base de la parrilla y el tejido de alambre para el muro. Finalmente no hubo avances por el resto de la semana ante la falta de ayudantes, con lo que se continuaron desperdiciando días muy apropriados para trabajar. El clima invitaba a hacer paseos más largos que la habitual caminata por la playa, y habiendonos informado que el parque Lussich de Maldonado estaba nuevamente abierto al publico nos propusimos ir el viernes a hacer una recorrida por su bosque. Avisamos también de nuestros planes a Hilian e Isabel, y llegamos allí casi simultaneamente. Con ellos hicimos la caminata de poco más de tres kilómetros hasta el mirador que ofrecía una magnífica vista hacia la laguna del Sauce con las sierras como telón de fondo. Ese viernes era un día de muchos eventos a recordar, el cumpleaños de Francisco, el derrocamiento de Allende y el ataque a las torres gemelas. Con Viktoria tuvimos una nueva comunicación el domingo, además de ver fotografías y videos frescos de la bebé, mandadas por Matías. Viktoria contó que días anteriores había ido a control con Vida, y tuvo la mala suerte que estando en el consultorio le sustrajeran el teléfono y las tarjetas que había dejado en el cochecito. La historia no terminó allí pues los delincuentes la llamaron repetidamente queriendo extorsionarla para devolverle sus pertenencias. Desde luego no accedió a nada, e hizo la denuncia policial habiendo bloqueado teléfono y tarjetas. Todo marchaba bien con Vida, que ahora estaba comiendo bien, y salvo recurrentes episodios de malestar al anochecer era muy tranquila. Con la racha de buen tiempo que veníamos teniendo planeamos hacer un asado el domingo usando aun nuestro medio tanque, pero un viento fresco y el cielo cubierto nos hizo desistir terminando la carne y los chorizos en el horno. Mandé preguntar por la salud de los constructores y Ricardo confirmó que podían venir a trabajar al día siguiente. La estufa volvió a prenderse al atardecer para compensar las aun bajas temperaturas de la noche.
Lunes 14 de septiembre. Se reanudó la obra con el montaje de encofrados para hacer la base de la parrilla y la terminación del muro, y el posterior rellenado con cemento. Afortunadamente continuaba el buen tiempo y no había perspectiva de lluvias en los días subsiguientes. El jueves era el día del cumpleaños de Tito, el hermano de Alicia, y ella le había propuesto que viniera a vernos logrando una media promesa de que lo haría. Sin embargo el miércoles avisó que no podría y por lo tanto decidimos hacerle una sorpresa e ir a saludarlo nosotros. Después del desayuno y de la llegada de los constructores aprontamos lo necesario, incluida una torta, y partimos hacia 18 de Julio a visitarlo. El pueblo estaba a poca distancia de Chui y la frontera con Brasil, y a 250 km de Piriápolis por lo que calculamos llegar allí a media tarde. Ese día se había decretado un paro general en el Uruguay en rechazo a la política económica del nuevo gobierno y estando además fuera de temporada, tuvimos poco tráfico en la ruta 9 que conectaba todas las localidades de la costa oceánica. Pensamos que ibamos a tener que cargar nafta en Brasil para reabastecernos, pero las estaciones de servicio uruguayas funcionaban en forma normal. Con un hermoso día primaveral y ya cerca de Chui almorzamos en el parador anexo a una de ellas, y luego hicimos la inevitable pasada por territorio brasilero por la avenida del Chui cuyo cantero central actuaba de frontera. Se veía mucho movimiento en esa ciudad fronteriza, pero también el uso generalizado de barbijos, y cuando pasamos por el control de aduana uruguayo antes de llegar a 18 de julio nos tomaron la temperatura corporal. Afortunadamente no teníamos fiebre y llegamos sin inconvenientes a la casa de Tito, pero de él ni noticias. Alicia lo comenzó a rastrear por teléfono y finalmente se pudo conectar con el, enterándonos de que estaba reunido con unos amigos en un restaurante de Chui. Estaba a solo 10 km de distancia, de modo que al rato regresó a la casa y le hicimos el homenaje. Le habíamos comprado una matera y Alicia le había pintado una cabeza de caballo que quedó muy bien. Nuestra intención no era quedarnos mucho tiempo, y poco antes de la puesta de sol nos despedimos e iniciamos el regreso a casa llegando sin contratiempos a las diez de la noche a Piriápolis. Tanto ese día como el viernes continuó creciendo sin pausa la parrilla, mientras que el clima seguía acompañando ya con principio de sequía. Un nuevo pampero fuerte resultó en un sábado muy ventoso pero soleado, y no perdimos la oportunidad de hacer una salida costera con el auto para ver la rompiente del mar entre las rocas de Punta Negra y Punta Colorada. Una de las consecuencias de la pandemia fue la suspensión de la función de teatro "Un Tranvía llamado Deseo". Nosotros teníamos entradas para ir a verla pocos días después de que se declarara la emergencia sanitaria, y a pesar de que se habían reanudado las actividades en el teatro nacional esa obra fue cancelada por no poder cumplir con los protocolos sanitarios. Nos devolvieron las entradas y del nuevo repertorio Alicia compró entradas para la función de ballet del domingo. El plan era aprovechar la ida a Montevideo para invitar a almorzar a su sobrina Lucía como atrasado regalo de cumpleaños, ya que por precaución habíamos declinado participar de la reunión familiar que había organizado en esa ocasión. Partimos de la casa con buen margen, pero ya en Montevideo nos percatamos que la efervecencia política provocada por las elecciones municipales era intensa, al punto que tuvimos la mala suerte de quedar en medio de una caravana a la que justo se le ocurrió hacer el mismo recorrido nuestro. Temíamos perder la reserva del restaurante y avisamos a Lucía y Federico que nos esperaran en la vereda de su departamento para no perder tiempo. Afortunadamente Federico conocía la ciudad al dedillo y nos piloteó con mejor habilidad que el gps hasta el restaurante Don Andrés en la zona del Prado, donde llegamos exactamente en hora. Era un local muy antiguo y acogedor, con excelente comida y buena atención. Habíamos dejado la elección en manos de Lucía y no quedamos defraudados. Estando en la zona y antes de regresar al centro, dimos unas vueltas por el hermoso parque del Prado, muy concurrido por gente paseando y haciendo picnics. Ese barrio de Montevideo había sido en otras épocas el refugio de familias patricias y aun quedaban en la zona antiguas casonas que eran verdaderas joyas arquitectónicas. Después de dejar a los chicos en su departamento continuamos hasta el teatro ya que la función comenzaba temprano, a las cinco de la tarde, y había que cumplir con los protocolos que incluían control de temperatura y desinfección con alcohol en gel. El uso de barbijo era obligatorio durante toda la función, y se había limitado la concurrencia a algo asi como un cuarto de la capacidad, con prudente distanciamiento entre la concurrencia. Como en todas las ocasiones anteriores, asistimos a una magnífica demostración artística, con una gala de ballet clásico y contemporáneo. Salimos del teatro cuando se estaba poniendo el sol y emprendimos el regreso por la rambla, ya sin caravanas políticas pero con intenso tránsito. La ruta interbalnearia, que a la mañana tenía mucho tráfico hacia el este, a la noche la encontramos casi colapsada en sentido opuesto.
Lunes 21 de septiembre. Dia de la primavera, aunque en sentido estrictamente astronómico, la primavera comenzaría recién al día siguiente. En cuanto al clima continuaba soleado pero estaba costando un poco que subiera la temperatura, especialmente de noche. Nuestra reserva de leña se estaba achicando visiblemente, aunque tal vez podía alcanzar por alimentar la estufa antes que llegaran los calores. De todos modos contabamos con poder hacer algún asado en la nueva parrilla antes de nuestra partida asi que ibamos a tener que comprar leña con ese fin. La construcción continuó avanzando pero aun faltaba bastante para completarla. Por otra parte, en cuanto al viaje continuaba la incertidumbre pues aun no se habían reanudado los vuelos de GOL a San Pablo. El presidente uruguayo había declarado que aun estaba en estudio el tema de la apertura de fronteras, y por ejemplo la anunciada llegada del Buquebus a Piriápolis antes de fin de año había sido postergada indefinidamente. En este momento el tema principal eran las elecciones del domingo 27 y la llegada de uruguayos desde Brasil y Argentina. Una complicación adicional en nuestros planes de viaje era que había un cambio en el supuesto horario de salida de Montevideo, que significaba una ventana de escasos cuarenta minutos en San Pablo antes de la partida del vuelo de KLM a Amsterdam. Se podía suponer que en estas condiciones era casi imposible alcanzar ese vuelo, de modo que teníamos que volver a llamar para discutir la nueva situación. Agregando leña al fuego, las cosas se estaban complicando nuevamente en Europa y cabía preguntarse la conveniencia de caer en la boca del lobo. Seguíamos levantandonos temprano todos los días para retirar el auto y abrir el galpón, y el martes no fue la excepción, aunque Ricardo apareció recién hacia las once de la mañana cuando ya creíamos que no vendría. Pero al que madruga..., y aprovechamos mejor el día. El miércoles se hacía el funeral de Omar, seguramente un día especialmente emotivo y doloroso para Ana María y todo su entorno. Al mediodía recibimos una invitación inesperada de Hilian e Isabel, quienes proponían que fueramos a comer a su departamento en Punta del Este. No tuvimos ninguna objeción a la propuesta, y después de hornear un budín de vainilla hecho a partir de premezcla sin gluten partimos para allá. Encargamos a Ricardo que cerrara el galpón con candado al terminar la jornada, y más tarde nos avisó que por error se le había cerrado el candado antes de trabar, por lo que no quedó más remedio que confiar en que ningún malandra se percatara de que tenía libre acceso al galpón y su contenido. La reunión fue muy linda como siempre, con alto contenido político dada la cercanía de las elecciones municipales, y la incipiente primavera nos permitió comer a media tarde en el amplio balcón del departamento. Además de nuestro budín, Isabel ofreció a los postres una sabrosa tarta de manzana de su creación. Recién emprendimos el regreso después de la caida del sol, y afortunadamente comprobamos a la llegada que todo estaba en orden con el galpón. Al día siguiente nos llegó el temido mensaje de Ricardo informando que habían surgido imprevistos, y no hubo avances en la obra. Pero el viernes, aunque tarde, si vino solo esta vez y decidimos cómo iría el tendido de caños de agua y cable eléctrico. Al finalizar el día se completó la conexión de agua a la pileta del parrillero además de la ducha para "después de la playa" y su correspondiente canilla en una de las columnas de la cochera. Ricardo confiaba en poder terminar la construcción del muro y el parrillero a fines de la semana siguiente, por lo que no estaba descartado inaugurarla el domingo 4 de octubre. Tuvimos la suerte de lograr una comunicación telefónica rápida con Air France y después de evaluar todas las posibilidades decidimos anular el vuelo del 21 de octubre y canjearlo por un "voucher" válido hasta el 31 de diciembre del año siguiente, con la idea de usarlo para viajar como siempre al finalizar el verano. En cuanto a la escapada a Suecia antes de fin de año, la opción era comprar desde aquí un pasaje de ida y vuelta con Iberia, pero no tomamos aún ninguna decisión y nos inclinábamos más a no hacerlo si no fuera absolutamente necesario. Tuvimos también una extensa comunicación telefónica con Ana María y nos contó todos los detalles de la ceremonia de despedida de Omar del miércoles. La muy necesaria lluvia comenzó en la madrugada del sábado, suave y sin viento, y fue una invitación a recuperar el sueño atrasado de la semana asi que ese día estuvimos muy lejos de madrugar. Continuó la lluvia intermitente durante el día y no nos movimos de la casa. Asi llegamos al domingo 27, día en que se celebraban las postergadas elecciones departamentales que abarcaban las intendencias y los municipios. Cerca del mediodía fuimos hasta las oficinas de OSE (obras sanitarias) de Piriápolis, donde le tocaba votar a Alicia. Se habían establecido estrictas medidas sanitarias, y se pedía que la gente fuera con sus propias boletas. Además se exhortaba a no cerrar el sobre, lo que habitualmente se hacía con saliva. Los resultados de las elecciones comenzaron a llegar apenas cerrados los locales de votación, y las cifras arrojaron un aumento de departamentos favorables al gobierno, aunque en Montevideo ganó la oposición y además con una mujer como intendente. Las elecciones se desarrollaron con normalidad y en general sin aglomeramientos, con la recomendación adicional de no hacer festejos multitudinarios al conocerse los resultados, lo que se cumplió en general.
Lunes 28 de septiembre. El clima fue el argumento de Ricardo para no venir a continuar la obra, si bien nos pareció que carecía de fundamento pues no llovía, y durante el día se fue poniendo cada vez más lindo. Hicimos una buena caminata por la costa, además de algunas compras en el almacén Los Macaquitos. Había informado a Johanna el día anterior los cambios en nuestros planes de viaje, y el lunes nos comunicamos con Viktoria al respecto. Fue un poco accidentado pues cuando la llamé estaba en la emergencia de niños a raiz de que se había caido en el departamento con Vida en brazos y estaban controlando a ambas. Nos volvimos a comunicar más tarde, cuando ya había regresado a la casa, y parecía que afortunadamente la caida no había tenido mayores consecuencias para Vida. Además del golpe emocional, a Viktoria le había quedado el labio en compota al golpearse con el piso. La noticia de nuestro postergado regreso a Suecia la dejó muy triste, aunque entendió las causas. Tanto Lucía, la sobrina de Alicia, como Federico habían participado en mesas de votación y por lo tanto les correspondian días libres, por lo que habían reservado un hotel en Punta del Este para tomarse un descanso y pasar la semana allí. Habíamos quedado en encontrarnos y hacer algún paseo juntos si las circunstancias eran favorables. Con un martes soleado y buenas temperaturas, nos encontramos con ellos fuera del restaurante donde habían almorzado y los llevamos hasta el parque Lussich para hacer el paseo de seis kilómetros que nos era ya tan familiar. Ellos no lo conocían y todos disfrutamos mucho de la caminata, con picnic incluido y con muy escasa concurrencia de público. Al anochecer regresamos a Piriápolis después de dejarlos en su hotel y prometer regresar al día siguiente para hacer un nuevo paseo. Esta vez elegimos ir hasta el parque de las esculturas de la fundación Pablo Atchugarry cercano a Manantiales, que ellos tampoco conocían. Posteriormente agregamos al recorrido la localidad de José Ignacio, y al encontrar un reparo del viento al pie del faro hicimos nuevamente una merienda bajo el agradable sol de la tarde. A todo esto, el martes nos informó Ricardo que estaba enfermo, por lo que ya dábamos la semana por perdida y efectivamente quedó la obra paralizada al no venir nadie a trabajar los tres días restantes. Si bien continuaba el tiempo soleado, el sostenido viento del sudeste nos trajo un viernes bien fresco, al punto que la estufa arrancó antes del mediodía para hacer frente a la temperatura exterior que apenas superaba los 11 grados. Como todos los años, este mes de octubre era en Uruguay el mes del patrimonio, con un sinnumero de actividades y visitas a lugares emblemáticos. Los días 3 y 4 en particular se hacían los festejos del día del patrimonio y nosotros decidimos unirnos a actividades que se hacían en nuestra comarca. El sábado a la tarde nos reunimos al aire libre con una cantidad de vecinos de Playa Hermosa cuyas casas estaban en las laderas del cerro de los Burros (Contiguo a la propiedad del sindicalista y confeso malviviente Balcedo) y asistimos a charlas sobre la biodiversidad del monte nativo, las propiedades medicinales de plantas y flores, el impacto sobre el ambiente de especies exóticas como así también de la creciente urbanización y consiguiente "limpieza" de terrenos. Subía un viento helado por la ladera del cerro y aunque estábamos bien abrigados comenzamos a sentir el frío y nos retiramos antes de que terminara el evento. Descubrimos también que el domingo se podía visitar la bodega Cerro del Toro haciendo previamente las reservas correspondientes, y conseguimos lugar para la una de la tarde. Como lo indicaba su nombre, los viñedos cubrían una extensión de 28 hectáreas sobre la ladera del cerro orientada al mar, a unos tres kilómetros de Piriápolis por el camino de los Arrayanes hacia Punta del Este. Con el enólogo de la bodega al frente, salimos en caravana de autos desde el punto de reunión hacia lo alto del viñedo por un pedregoso camino y allá nos dió una charla muy instructiva sobre todas las actividades relacionadas con el cultivo de la vid. El viñedo era propiedad de una acaudalada familia arrocera japonesa, y nosotros habíamos sido testigos del crecimiento del emprendimiento que ya tenía cuatro años de existencia. Ya al segundo año había producido una primera cosecha de uvas, y por ahora la elaboración del vino se hacía alquilando espacio en otras bodegas. La intención era construir una bodega turística para hacer la elaboración propia en la parte más alta del terreno con espectacular vista al entorno, lo que se había puesto de moda, aunque por ahora solo existía una antigua casa y unos contenedores. Allí nos juntamos al finalizar la charla para probar algunos de los vinos. Se podía comprar también, pero habían tenido tanto éxito que solo vendían a gente de fuera de la comarca mientras que a nosotros nos tomaron pedidos que prometieron entregar a domicilio en el curso de la semana.
Lunes 5 de octubre. Ricardo había confirmado que vendría el lunes a continuar con el parrillero, pero tipicamente el día amaneció nublado y con lloviznas, por lo cual se truncaron nuevamente los planes. A Alicia le había venido el viernes anterior el aviso de que finalmente tenía turno para hacerse la muy demorada colonoscopía el miércoles 8 en el hospital de Maldonado, y el lunes temprano fuimos hasta la policlínica a informarnos del procedimiento, retirando además los medicamentos laxantes que tenía que tomar. Hasta el miércoles a la mañana, pura dieta líquida. Desde la policlínica arrancamos directamente hacia Montevideo ya que Rita, hermana de la consuegra de Alicia, se había ofrecido para llevar a Suecia los dos cuadros que Alicia había pintado para sus nietos. A última hora del día anterior habíamos completado el armado del paquete, que le entregamos al mediodía en su casa. El plan inicial había sido ir a la noche a cenar en casa de Rita y su marido, pero obviamente hubo que cancelarlo. Ella partía sola el miércoles a Malmö por dos meses con vuelo de Iberia, y nos había pedido si podía ocupar nuestro departamento los primeros días pues quería hacer una cuarentena voluntaria antes de ir a casa de su hermana. Después de confraternizar un rato emprendimos el regreso con una parada en la tienda Inglesa de Atlántida donde Alicia se abasteció de jugos y jaleas para los días venideros. Compramos también una lámpara hecha de un bloque de sal rosada del Himalaya con la lámpara en su interior, cuyas propiedades saludables se podían cuestionar pero que daba una luz muy cálida. Por las dudas habíamos dejado la llave del galpón en un escondrijo, pero cuando llegamos fue evidente que no habían habido cambios en la obra. Soplaba además un viento pampero casi huracanado y continuaban las lloviznas. No fue asi el martes, que amaneció nublado pero sin lluvia y fue mejorando durante el día. Ricardo vino con su hijo, y se retiró un poco más temprano pues el hijo andaba mal del estómago. No obstante, quedó colocado el "sombrero" de la chimenea, con la malla para retener chispas, y también la mesada con la pileta. Confiábamos que Ricardo vendría el resto de la semana también y hasta había chances de que quedara terminada la construcción. Uno de los medicamentos laxantes, el fosfato de sodio, le cayó muy mal a Alicia y no lo pudo retener. Era precisamente uno de los efectos secundarios según el prospecto, y confiamos en que no complicaría las cosas. El miércoles partimos hacia el hospital de Maldonado antes que llegara Ricardo, dejandole la llave del galpón en un escondrijo, y si bien el turno de Alicia era para las nueve y media, se retrasó tanto la atención que la atendieron dos horas más tarde. Afortunadamente había pedido el procedimiento con sedativo, por lo que durmió plácidamente a través de la sesión. Mientras nos preparábamos para emprender el regreso le entregaron el resultado, que fue muy positivo pues solo detectaron hemorroides internos, un mal menor. Aun a medio despertar caminamos hasta el auto y ya en casa se acostó a dormir una buena siesta reparadora. Encontramos a Ricardo trabajando con su hijo ya recuperado, con una preciosa tarde primaveral, y crecían las esperanzas de finalizar la obra para el día viernes. Finalmente se apuraron el jueves y se quedaron trabajando hasta terminar, juntando luego sus elementos a excepción del resto de arena que Ricardo prometió venir a buscar la semana siguiente. Quedó por delante la tarea de recuperar ese sector del jardín, facilitado por la aproximación del verano. Además quería colocar puertas a los espacios bajo la parrilla y la pileta, para lo cual habíamos concretado la compra de una sierra circular portatil por Mercado Libre. Acompañaba el tiempo por lo que el viernes comenzamos a sacar mezcla y arena para que creciera mejor el pasto. Habíamos leido que el sábado por la tarde tendría lugar un evento artístico en la fundación Atchugarry de Manantiales y siendo un día muy lindo para pasear, por curiosidad fuimos para allá. Se trataba de la inauguración de una muestra de obras geométricas de varios artistas, algunas hechas en papel y otras en hierro. Hubo discursos y también una muestra de ballet artístico moderno con acompañamiento de piano. Era también el cumpleaños número tres de Sigrid, que festejaron con una reducida reunión familiar. Viktoria prefirió no ir para evitar consecuencias negativas para Vida. Pese al anuncio de lluvia, tuvimos un domingo muy bueno que aprovechamos para seguir mejorando el jardín además de hacer una caminata. Ya era necesaria una buena lluvia que se estaba haciendo esperar demasiado. Nos estábamos acostumbrando a comprar los pollos hechos y lo hicimos también el domingo, esta vez al spiedo recién inaugurado por nuestro pollero. Tenía mucha demanda por lo que era necesario reservarlo. Al ser un fin de semana largo hubo una gran afluencia de gente a la comarca, para júbilo del alicaído sector turístico. No había aún ninguna decisión tomada para abrir fronteras por lo que había que confiar en el turismo interno. Nosotros acostumbrábamos hacer alguna actividad el 18 de noviembre, este año sexto aniversario de nuestra vida en común, y este año decidimos volver a visitar las termas por lo que hicimos reservas en el hotel Salinas del Almirón (en el departamento de Paysandú y a 400 km de casa) entre el 16 y el 19 de noviembre. Siempre estaba presente la posibilidad de cancelar en caso que se complicara la pandemia.
Lunes 12 de octubre. Históricamente, dia de la raza. Actualmente, en Uruguay día de la diversidad cultural. También se conmemoraba un nuevo aniversario de la batalla de Sarandi del año 1825, en la que triunfaron los independistas orientales sobre las tropas brasileras. Continuando con el proyecto de cambio del auto, partimos hacia Maldonado para hacer consultas en la agencia Montossi sobre el Suzuki Celerio que nos interesaba. Tenían uno automático pero ya vendido, y resultó que la próxima entrega sería a mediados de enero, tres meses más adelante y solo de color gris pizarra. Estuvimos de acuerdo con las condiciones de pago y la tasación de nuestro auto, pero ante la tan larga espera decidimos hacer consultas en otras agencias. Entonces seguimos viaje a San Carlos, ya que allí había un vendedor de autos amigo de Hilian, que además ya había hecho negocios con él y parecía ser de confianza. Solo encontramos a su empleado, quien tomó nota de nuestra inquietud, y quedó en pasarle la información al día siguiente a su jefe. Efectivamente el martes nos comunicamos por teléfono con él, y prometió hacer averiguaciones con el representante de Suzuki en Uruguay. Al confirmarnos más tarde que podía conseguir el auto para principios de diciembre, y del color que queríamos, fuimos para allá el miércoles a cerrar trato. Tasó nuestro auto a un valor un poco inferior que Montossi, pero lo aceptamos y le dejamos la seña para reservar el nuevo. Ahora había que cruzar los dedos y esperar que se cumpliera la promesa. Cuando regresamos a la casa encontramos a Ricardo que estaba cargando en su trailer la última arena que había sobrado de la construcción, de modo que ya estaba todo el espacio liberado. Ese día compró Alicia por internet entradas para ir a ver el ballet "La tregua" en el teatro nacional el 27 de noviembre, basada esta obra en una novela de Mario Benedetti. El jueves se presentó muy lindo y decidimos hacer la prueba de fuego del parrillero, literalmente. Compramos la necesaria carne, chorizos y leña y hasta pudimos comer afuera, al reparo del viento, y fue todo un éxito. Para ganar un poco de espacio en el terreno se nos ocurrió cubrir la cuneta más cercana al frente de la casa, por lo que compramos tres tubos de PVC de 11 cm de diámetro que acomodamos allí y tapamos con tierra, con la esperanza de que el sistema funcionaría bien como drenaje aun en caso de lluvias intensas. Hilian e Isabel nos llamaron desde Valizas y nos propusieron que fueramos a visitarlos el fin de semana, lo que nos pareció una buena propuesta. El sábado por la mañana y previa pasada por la carnicería partimos para allá con un soleado día, y llegamos temprano por la tarde con Hilian ya poniendo en marcha el fuego para el asado. Por segunda vez hicimos con ellos una entretenida partida del juego Catan a la noche y esta vez le tocó ganar a Alicia. Después de un tempranero chaparrón, el clima del domingo fue mejorando paulatinamente e hicimos una larga caminata por la playa llegando hasta la pintoresca barra del arroyo Valizas. Vimos también cómo un terrible temporal anterior había convertido una casa de la costa en un montón de escombors. Mientras Hilian e Isabel se quedaban un día más, nosotros emprendimos el regreso el mismo domingo cuando estaba bajando el sol asi que llegamos a Piriápolis ya bien entrada la noche. Ese día se había comunicado Karin con nosotros y nos dió LA sorpresa al contarnos que estaba embarazada, ya de seis semanas. El parto estaba previsto para mediados de junio del 2021.
Lunes 17 de octubre. A Alicia le llegó la notificación que tenía turno con el traumatólogo el día 16 de noviembre, lo que chocaba con nuestros planes de viaje a las termas de Almirón, por lo que decidimos cambiar las fechas adelantando ese viaje en una semana para el lunes 9 de noviembre. No hubo problemas en hacerlo mediante una comunicación telefónica con el hotel. El caluroso y soleado día lunes se convirtió en un frío, gris y lluvioso día martes. De todos modos la lluvia era ya muy necesaria ante la incipiente sequía en la comarca. Providencialmente se habían instalado nuevos vecinos del lado opuesto de la calle y a escasos 100 metros cuesta arriba, y habían encarado la construcción de una casa. Para ello, y con la ayuda de una retroexcavadora habían abierto la calle para acceder a su terreno y así habían dejado una montaña de tierra removida a la vera. El miércoles dediqué toda la tarde a buscar tierra allí y repartirla en la zona del parrillero emparejando el terreno y tapando la fina capa de arena que era practicamente imposible de sacar. A pesar del fuerte viento era una linda tarde, aunque a la noche llegó la lluvia y así continuó el jueves también, por lo que no se pudo proseguir con el trabajo en el jardín. Estábamos en la etapa de plantar especies trepadoras para que utilizaran el tejido de alambre como soporte, y el sábado hicimos una escapada al castillo Pitaliglio donde una señora acostumbraba vender plantas. Mucha oferta de trepadoras no tenía pero quedamos en pasar más tarde por su vivero en el pueblo Estación Las Flores, aqui cerquita, donde le compramos dos especies. La tarea del domingo fue plantarlas a lo largo del muro con un día de mucho sol y calor pero con la amenaza de tormenta. También continuamos acarreando tierra, y esta vez fue Alicia la encargada de esa tarea. Tuvimos tiempo luego de bajar a la playa con las bicicletas para hace una caminata, y regresamos a la casa convencidos que se venía el temporal, pero hasta la puesta del sol no se había hecho presente.
Lunes 24 de octubre. Aunque había aun bastante barro alrededor del parrillero, producto de la lluvia que finalmente vino la noche anterior, encaré la tarea de fijar le marco de madera bajo la parrilla y la pileta. A la mañana habíamos hecho una escapada a Piriápolis a comprar tornillos, fijaciones diversas y bisagras para la tarea. Quedó hecho y a la espera de las puertas, para lo cual fuimos al día siguente al aserradero Las Victorias a encargar el machimbre pidiendo además que lo entregaran a domicilio ya que no era posible acarrearlo en el auto. El miércoles se presentó nublado y con llovizna, y desde el aserradero nos comunicaron que a causa de ello no hacían reparto. Aprovechando esta demora volví a ir al aserradero a encargar tablas con las que pensaba armar un encajonado para tapar el caño de agua, cable eléctrico y caño de ventilación de la grasera, ya que no contribuía a la estética verlos en su recorrido bajo el techo de la cochera. Todo vendría el jueves, si no llovía, y nos habíamos ahorrado un flete. Efectivamente, el jueves de tarde nos entregaron el pedido de madera, y como ya habíamos comprado herrajes, tornillos y protector de madera estaba todo listo para poner manos a la obra. La sierra circular recientemente comprada fue valiosísima a la hora de comenzar a cortar las tablas, facilitando enormemente la tarea. El sábado por la tarde dimos una vuelta por el pueblo a retirar un paquete ya que habíamos encargado por Mercado Libre in kit de pesticida orgánico para combatir plagas, que consistía de aceite de Neem, jabón potásico y tierras diatomeas. Habíamos descubierto que el recientemente brotado manzano ya había caido en manos de los pulgones. Aprovechando la ida al centro y con una muy linda tarde, compramos sendos helados en la heladería Cioccolatum, los primeros de la temporada. La ciudad pululaba de niños festejando el Halloween, mezclado con una no despreciable cantidad de turistas. Después del helado hicimos una larga caminata por la rambla, manteniendo prudente distancia de la gente y usando el barbijo. Una seguidilla de días soleados fue el aliciente para seguir con la construcción de las puertas para el parrillero y la pileta.
Lunes 2 de noviembre. Día feriado y con continuas exhortaciones a no amontonarse en los cementerios. No era el caso para nosotros, que no salimos de la casa. Recién el día miércoles volvimos a ir al centro pues Alicia tenía turno en la peluquería. Además teníamos que acopiar más material en la ferretería y hacernos de provisiones, por lo que fuimos al recientemente inaugurado nuevo local del super "El Depósito", muy ámplio y bien abastecido. Hicimos una compra bastante grande para que nos durara un buen tiempo, y como siempre nos atuvimos luego a los protocolos de desinfección habituales. El jueves llamamos a Ana María en su cumpleaños, y justo en ese momento lo estaba celebrando con la barra de amigos en un quincho abierto, todos muy bien abrigados por el frío. Por suerte la vimos muy contenta en esta ocasión. Ese día quedaron listas las puertas de la parrilla y excepto por unos pocos detalles menores faltantes quedaba terminada la obra. También avancé mucho con el trabajo de ocultar los caños en la cochera, siempre aprovechando el magnífico clima, fresco de noche pero soleado y cálido de día. Nuestro nuevo vecino, el que estaba construyendo cerca de la casa, nos pidió si le podíamos dar electricidad para la hormigonera además de agua ya que aún no disponía de esos servicios. No nos opusimos al pedido de modo que tiró un cable de unos 90 metros y se conectó a nuestro enchufe exterior. Además trajo cantidad de bidones de agua con una carretilla para llenarlos desde nuestra manguera. Tenía apuro en construir pues en poco más de un mes terminaba su contrato de alquiler y quería mudarse a su nueva casa, estuviera lo adelantada que estuviera. A todo esto nos tenían en vilo las elecciones en EEUU con todos sus vaivenes, y esperabamos fervientemente que se impusiera Baiden, por el solo hecho de poder sacarse de encima al psicópata Trump con todos los males que ya había causado en el mundo y que podría seguir provocando. Peor era imposible que hubiera. El sábado hicimos un segundo asado en la nueva parrilla, y nuevamente pudimos comer afuera al abrigo del viento del lado del tendedero. El fin de semana quedó casi listo el trabajo en la cochera y finalmente quedaron ocultos los caños.