Febrero a Mayo 2013
No llegué a estar una semana en Malmö antes de tener que embarcar nuevamente. La novedad era que Thomas Claesson había sido transferido al "Ek-River" y un nuevo capitán, Lenny Jivenius, iba a ocupar su lugar. El era nuevo en la companía por lo que el plan era que hiciera una primer semana conmigo al principio de mi embarco y otra antes de que me tocara desembarcar, Finalmente fueron menos los días que estuvimos juntos pero tampoco consideramos necesario que se necesitara más dada su amplia experiencia anterior como capitán.
Regresé del embarco justo antes del fin de semana de pascua e hicimos una reunión en casa el viernes santo con la participación de las chicas y su madre, además de KF, quién regresó de un viaje a Tanzanía ese mismo día viniendo directamente del aeropuerto. Al día siguiente fuimos Viktoria y yo a Skanör invitados por Jenny a otra reunión de pascua y de paso conocimos su nueva casa apenas estrenada. Anki nos presentó a Jan, su nueva pareja, y quedamos también con ella en que los ayudaría a la hora de volver a armar nuevamente la casa rodante en Falsterbo.
Dos días más tarde, el lunes después de pascua, tomé el tren a Gotemburgo y me instalé en el hotel Best Western. Entre el martes y el jueves tenía que participar en un curso en Chalmers organizado por la companía. El curso trataba sobre la organización en el puente y hubo mucha práctica en el simulador. El mismo jueves por la tarde tomé el tren de regreso a casa donde llegué a la noche.
Desde el día de mi desembarco había estado tratando de conseguir un turno con un médico oculista para avanzar con el tema de la operación del ojo derecho y finalmente conseguí una cita el 18 de abril en la que repetimos el procedimiento del año anterior en el hospital. El médico confirmó nuevamente que tenía cataratas y teniendo en cuenta posibles complicaciones decidimos que me operaría al retirarme definitivamente de mi trabajo a mediados del año 2014. Aparentemente no había colas para ese tipo de operación en la clínica Capio Medocular de Malmö.
A Alicia le tentaba renovar su baño, reemplazando la bañera por una ducha y cambiendo también la pileta y botiquín. La acompañé en su búsqueda y encontramos lo que quería en Rusta donde vendían una cabina a buen precio y un juego de pileta con mueble abajo y botiquín que se veían muy atractivos. Omar había regresado de la Argentina y nos ayudó a trasladar la bañera al recicladero además de buscar los muebles, pileta y cabina de ducha al depósito de DHL en el puerto. Al día siguiente me ayudó Carlos Percovich con el armado de la cabina. Todo fue muy bien hasta el momento de querer retirar la pileta vieja ya que no pudimos cerrar la llave de paso del agua caliente. Nos vimos obligados a llamar a un plomero pues cerrar el agua en el sótano y cambiar la llave de paso no estaba permitido hacer por alguien no autorizado. Una vez hecho eso continuamos con la instalación, y el baño quedó muy bien después de cambiar también la lámpara y colocar un mueble muy lindo que encontramos en Jysk en una visita a Emporia.
Para mi cumpleaños anterior había recibido una tarjeta de las chicas prometiendo una excursión, y finalmente se dió el domingo 28 de abril. Partimos en caravana por la mañana, KF y Johanna adelante, Viktoria, Alicia y yo atrás. Ya me habían anunciado que iríamos a Hjortseryd en Småland, a 160 km de Malmö. Allí tenían los padres de KF un establecimiento para conferencias, caza, pesca y fiestas. Siguiendo un camino muy pintoresco llegamos finalmente al lugar, que nos impresionó por lo bonito y el nivel de las instalaciones. KF fue a buscar un Land Rover y con el partimos de picnic al bosque para hacer unas salchichas a la parrilla en un lugar cercano. Hacía frio, pero bien abrigados y cerca del fuego se sentía bien. A la tarde recorrimos el campo y logramos ver también a los ciervos que estaban encerrados en un sector cerrado. Johanna preparó a la noche una excelente cena y luego partimos Viktoria, Alicia y yo de regreso a Malmö. Todos disfrutamos mucho y fue un muy apreciado regalo de cumpleaños.
Gabriel partía el primero de mayo de Buenos Aires hacia Madrid y desde allí iba a seguir a Leipzig donde vivía Julia, su nueva pareja. Habíamos quedado en que iría a visitarlos el fin de semana con el auto y Alicia aceptó acompañarme por lo que hice las reservas necesarias y salimos el viernes 3 a las tres de la tarde. A causa del complicado tráfico fuera de Copenhagen llegamos a Gedser justo a tiempo, quince minutos antes de la salida del ferry. Teníamos apetito de modo que cenamos la clåsica milanesa de cerdo con papas fritas. Alicia tomó también una cerveza y la combinación no le cayó muy bien. Salimos a tomar aire a cubierta y admirar la hermosa tarde mientras el ferry entraba lentamente a Rostock para completar el cruce de dos horas. A Alicia le hizo bien y comenzó a sentirse mejor cuando tomamos la autopista al sur para cubrir los cuatrocientos y pico kilómetros a Leipzig. La campiña alemana estaba espectacular y aun tuvimos dos horas de luz antes que cayera la noche. A medianoche entramos a Leipzig y nos instalamos en el hotel Merseburger Hof que había reservado, mientras hacía un llamado al teléfono de Julia que interrumpí después de unas pocas señales sin respuesta.
A la mañana siguiente, mientras estábamos tomando un suculento desayuno, recibí una llamada de Gabriel y al rato me confirmó que vendría a vernos al hotel. Luego nos contó que había llegado atrasado a Madrid, demasiado tarde para su conexión a Berlín, por lo que tuvo que hacer tiempo hasta la mañana del viernes para tomar el vuelo siguiente. Julia lo había ido a buscar a Berlin en tren y así habían llegado a Leipzig unas pocas horas antes que nosotros. Gabriel apareció solo por el hotel poco antes del mediodía y los tres partimos a pie a recorrer la ciudad en dirección al centro mientras nos poníamos al tanto de las novedades mutuas. Leipzig resultó ser una bonita ciudad con muchos canales y hermosos parques además de una arquitectura admirable a pesar de la cantidad de edificios que aun necesitaban ser reciclados después del deterioro que habían sufrido en el pasado. En el corazón de la ciudad entramos a un restaurante hindú a comer un almuerzo liviano con una buena cerveza antes de continuar hacia un lugar recomendado por Julia, que era una loma erigida con los escombros como resultado de la segunda guerra mundial. Caminamos muchísimo y finalmente llegamos al lugar, ascendiendo a la cumbre en medio de un bosque donde se veían claramente los escombros entre la vegetación. Desde el tope había una espectacular vista de los alrededores. Luego emprendimos el regreso al departamento de Julia con planes de comer ñoquis caseros hechos por Gabriel y pesto hecho por nosotros. En el camino encontramos una tienda donde compramos vino y así llegamos a encontrarnos con Julia en el departamento que alquilaba en un edificio viejo reciclado. El departamento era muy acogedor y con un detalle nunca visto anteriormente, la ducha empotrada en la cocina. Julia nos indicó donde podíamos comprar los ingredientes para el pesto y allí fuimos Alicia y yo mientras Gabriel hacía los ñoquis. La velada fue muy linda y se hicieron rapidamente las once de la noche cuando regresamos caminando al hotel, que estaba a pocas cuadras de distancia.
El domingo por la mañana atacamos nuevamente un buen desayuno y luego salimos a hacer una nueva caminata por la ciudad, que tuvimos que limitar al parque de nuestro lado del río y que estaba magnífico a esa hora del día. Había ya alemanes paseando y haciendo picnic. Como lo habíamos convenido llegamos a la casa de Julia a las doce y media. Los cuatro caminamos de regreso al hotel y fuimos con el auto hasta una confitería en una zona industrial bordeando uno de los tantos canales, donde servían un brunch muy completo. Nos sentamos al aire libre al igual que muchos otros comnesales y comimos lo que pudimos antes de despedirnos y partir de regreso a Malmö. No solo teníamos que alcanzar el ferry de las ocho de la noche en Rostock sino que también teníamos que recoger el pedido de vino y cerveza que habían hecho Johanna y KF en el Bordershop. La travesía de Leipzig a Rostock la hicimos sin inconvenientes con una tarde soleada, y llegamos sin problemas a destino. Durante el cruce con el ferry pudimos ver una magnífica puesta de sol y al llegar a Gedser ya había oscurecido. Poco después de medianoche estábamos de regreso en Malmö.