15 de Junio 2019
Un Van GoghEl sábado 15 tuvimos que levantarnos bastante temprano pues tenía que retirar el auto poco después de las siete de la mañana. Lo había alquilado en la estación de servicio que estaba a una cuadra de la casa de Johanna para poder dejar en su casa la bicicleta. Ya cargado el auto pasamos a buscar a Lucho y luego a Ines, y minutos después de las ocho partimos hacia Kalmar con una linda mañana aunque anunciaban un desmejoramiento del tiempo. Para llegar a la casa que alquilamos había que pasar Kalmar y continuar hacia el norte por unos diez kilómetros tomando luego un camino vecinal hacia la costa. Nos encontramos con una bonita y antigua cabaña en medio de un parque arbolado muy cuidado, y todos los detalles del interior la hacían asemejar a un museo. Buscamos infructuosamente el baño, y allí me percaté que había omitido leer bien la descripción, que mecionaba baño y ducha en una casita contigua que estaba a unos 40 metros. Por una sola noche, y con buen tiempo, concordamos con que no sería un inconveniente serio. Nuestro amigo Lucho no conocía ni Kalmar ni la zona por lo que después de instalarnos le propusimos cruzar a Öland por el puente. Dimos una vuelta grande por la isla, parando en su capital, Borgholm, para caminar un poco por el centro. Antes de volver a la cabaña pasamos por un supermercado del centro a comprar un par de pollos asados y otros ingredientes para cenar en la casa. Comenzó a llover pero por suerte fue algo pasajero, y a la mañana del domingo teníamos nuevamente un dia esplendoroso.
Como había que dejar la casa a más tardar a las once de la mañana, después del desayuno ordenamos y empacamos todo cargando el auto ya para el regreso. No tuvimos ningún contacto con los propietarios de la cabaña, pues habíamos quedado en buscar y dejar la llave en un escondrijo. El objetivo principal del viaje era visitar la exhibición sobre Van Gogh en el castillo de Kalmar y para allá fuimos dejando el auto estacionado en el parque frente a la entrada.
El dormitorio de Van GoghNo habían traido cuadros físicos, sino que en una de las enormes salas del castillo hacían una presentación audiovisual de su obra, su vida y sus pensamientos de una manera magnífica. Las obras se proyectaban sobre gigantescas pantallas y se acompañaban con textos del artista en sueco y en inglés, acompañado de música. A la una de la tarde asistimos a una charla en una sala contigua donde hacían un resumen de la corta y trágica vida y muerte del atormentado Van Gogh. Para competar la exhibición habían reproducido en una sala el dormitorio que tenía el artista en Arles y que el artista había llevado varias veces en el lienzo. Quedamos encantados con la exhibición y de paso aprovechamos para visitar las demás dependencias del castillo abiertas al público, incluida la sala de banquetes con la mesa puesta como se suponía de los testimonios de la época. Siendo una tarde muy linda hicimos un picnic en el parque y luego una caminata por el centro de la ciudad antes de emprender finalmente el regreso a Malmö.
Desde el castillo
Banquete de reyes
Picnic
Paseo por el centro