24 de Octubre 2015
A las siete en punto del sábado partimos de la cabaña y con la ayuda del GPS de mi celular y el mapa de Uruguay que bajé cometimos pocos errores en el trayecto de Piriápolis a Paso de los Toros. Nos encontramos con buenas rutas excepto un tramo no muy largo de la ruta 12 que estaba bien poceado, y a las once y media llegamos a destino. Había ya una multitud de gente reunida para el acto del que participamos, y luego de los discursos y el descubrimiento de una placa recordatoria fuimos a almorzar al parador donde la organización no fue de las mejores. Tuvimos que ponernos en una cola interminable hasta recibir nuestra milanesa al pan fria, con papas fritas igualmente frías. Después del almuerzo había una mesa redonda pero nosotros decidimos no participar pues queríamos seguir viaje y llegar de día a San Gregorio de Polanco que quedaba a más de 100 kilómetros de distancia, Continuamos por la ruta 5, denominada Fructuoso Rivera. Si bien esta persona era considerada un procer uruguayo, también se lo hacía responsable del genocidio de charruas en Salsipuedes el 11 de abril de 1831. Llegamos a nuestro hotel boutique Bali en Polanco antes del anochecer y ni bien dejamos el equipaje salimos a dar una vuelta por el pueblo, llegando hasta la rambla sobre el embalse del Rio Negro. San Gregorio de Polanco merecía un capítulo aparte, porque además de ser un balneario muy popular se caracterizaba por los murales pintados en los frentes de muchas viviendas repartidas por todo el pueblo. Esa noche decidimos comprar queso y fiambre para hacer una picada en la habitación en lugar de buscar un lugar para cenar.
Domingo 25 de octubre y día de elecciones en la Argentina. Tendría que haber estado allí pero había decidido acompañar a Alicia por lo que Scioli se quedó sin mi voto. Di por sentado que iba a ganar, aun faltando mi sufragio, Comenzamos el día con un muy buen desayuno en el hotel, que estaba incluido. Tenían muchos artefactos que identificamos como de Ikea y resultó que los dueños habían vivido en Estados Unidos y los habían traido de allá. Luego salimos a caminar cámara en mano buscando los magníficos murales que le daban esa característica unica a San Gregorio de Polanco, y dentro de su modestia lo diferenciaban de todo lo que yo conocía del Uruguay. Llegamos nuevamente a la rambla y encontramos allí un restaurante que estaba abierto y donde comimos muy bien. Luego caminamos por la costa, a la que le faltaba la playa pues el embalse estaba varios metros por encima de su cota normal. Vimos varias areas con parrillas y bancos que estaban bajo agua. Cuando regresamos al hotel aprontamos un mate y Alicia se quemó con el agua caliente de modo que fuimos a la farmacia a comprar compresas para cubrir la quemadura. luego ya nos quedamos en la habitación. Nuestro plan era partir temprano al día siguiente para pasar por Durazno a saludar al amigo Angel antes de ir a San Carlos a buscar la silla, dejarla en la cabaña y luego devolver el auto en Maldonado.
En nuestro hotel tuvieron la gentileza de servirnos el desayuno a las siete de la mañana del lunes para que no lo perdiéramos. Tomamos una de las calles transversales del pueblo y después de un corto trecho llegamos a la orilla del embalse desde donde cruzaba una balsa a la otra orilla. Justo acaba de zarpar con una camioneta a bordo pero al vernos volvió para buscarnos y a los pocos minutos estábamos del otro lado. Allí comenzaba un camino de tierra, ruta 43 segun el mapa, por lo que tuvimos que andar a marcha lenta por más de dos horas. En el primer pueblo que encontramos nos detuvimos a preguntar por donde seguir para llegar a Durazno y nos dieron buenas indicaciones. Asi y todo nos equivocamos al pasar Villa del Carmen y tuvimos que retroceder unos kilómetros. En Durazno nos estaba esperando Angel sentado en un banco de la plaza. Además de regalarnos una botella de vino de Villa del Carmen nos mostró la catedral que solo conservaba su frente original al haberse quemado el resto. El interior era imponente con un diseño moderno de ladrillos muy austero. Fuimos a comer a un boliche de la plaza y luego nos mostró Angel los puntos de interés de la ciudad, incluido el parque que daba al rio. Saludamos a su pareja en su casa y luego continuamos viaje a San Carlos, donde llegamos poco antes de las cinco de la tarde. Encontramos facilmente la carpintería y además de retirar la silla y el estante que habíamos encargado compramos una silla para bebes que hacía juego. Cargamos todo en el auto y regresamos a la cabaña donde dejamos todo antes de partir a Maldonado a devolver el auto. Hubo que caminar luego una buena distancia a la terminal de omnibus y tuvimos la suerte de enganchar un COT con muy poca espera. Nos bajamos en la parada 9, la de la provisión Los Macaquitos, y compramos allí empanadas para la cena.