9 de Octubre 2015
Teníamos extensas listas de cosas para hacer antes de irnos el viernes por la tarde, y se fueron achicando de a poco. Llenamos de tierra el macetero con el nombre de la cabaña y Alicia plantó las flores, además de colocar en la huerta los plantines restantes. Pelusa, la perra de Andrés, apareció con él e hizo un desparramo en los canteros mientras Andrés cortaba el pasto. En la cabaña quitamos los tres detectores de humo y preparamos las cuatro "bombas" para fumigar la casa en el momento de irnos. A Andrés le dejamos algunas provisiones pues desconectamos la heladera y también le dejamos una planta de interior para que la cuidara. El taxi vino a las dos y media de la tarde, y el ómnibus de Buquebus que teóricamente pasaba por la terminal a las tres vino bastante demorado de Punta del Este. Poco después de las siete de la tarde llegamos a Colonia, y en lugar de embarcar en el Seacat de las ocho de la noche nos mandaron a todos al Buquebus, que sin ninguna explicación salió también con bastante atraso. En Retiro nos estaba esperando Gabriel con la camioneta de Agustín y nos llevó hasta el departamento de Viktoria y Matias donde también estaba Karin. Decidimos bajar a cenar cerca del departamento, en el restaurante Ernesto, un lugar muy bullicioso por lo concurrido pero también muy acogedor. Se hizo más de la una de la mañana del sábado cuando finalmente nos fuimos a dormir en el sofá del living de los chicos.
Gabriel había propuesto almuerzo en su casa para el sábado y obviamente nos anotamos. Viktoria y Matias partieron hacia San Antonio de Areco a pasar el fin de semana largo en una cabaña y nosotros salimos a mirar la feria de San Telmo antes de continuar caminando a la Boca provistos del vino para el almuerzo. En casa de Gabriel nos encontramos también con Karin, Agustín y Camilo, y Pontus que era un chico sueco que periodicamente daba clases en el ISA. También estaba Francisco y luego vino Marcos, amigo de los chicos. El tiempo estaba destemplado por lo que en lugar del asado en la terraza comimos en el departamento los ñoquis hechos por Gabriel. Agustín nos mostró luego los progresos hechos en el departamento de Brin, que estaba quedando muy bien, y Alicia y yo continuamos hasta Puerto Madero para ir al cine a ver la película "Truman", con el infaltable Darin. Esa película me gustó mucho a pesar de su triste final. Nuevamente a pie regresamos al departamento en San Telmo.
El domingo amaneció gris y nublado y con ganas de llover. habíamos planeado hacer una excursión al Tigre pero cambiamos de idea y salimos a curiosear por el mercado y la feria de San Telmo antes de ir a visitar a Karin que nos había invitado a merendar. Allí nos decidimos por una nueva tarde de cine con Karin y tomamos el colectivo hasta el cine Gaumont en la plaza Congreso donde daban la película "Ciencias Naturales", altamente recomendable. Estando cerca del restaurante peruano de la zona fuimos a cenar allí antes de regresar a la casa. El día siguiente era feriado por ser el día en que se recordaba el descubrimiento de America por Cristobal Colón, aunque a partir del revisionismo histórico creo que la celebración había cambiado su enfoque. Nuestro plan era ir a visitar a Viktoria y Matias en San Antonio de Areco, llevados por Gabriel en la camioneta de Agustín.
Lunes 12 de octubre. Salimos hacia Areco como estaba planeado, después de aprovisionarnos de facturas, carne y vino, y de colocar el asiento trasero en la camioneta de Agustín. Tuvimos unas pocas dudas en cuanto a encontrar la cabaña que estaban alquilando Viktoria y Matias pero después de una llamada dimos con "La Atalayada", en las afueras de San Antonio de Areco. Era un lugar muy tranquilo rodeado de campos cultivados, y la cabaña de los chicos, toda de madera, estaba muy bien puesta. Habia dos cabañas para alquilar en la propiedad, y los dueños tenían también su casa allí. De hecho se unieron a nosotros a la hora del asado, trayendo una ensalada de frutas para el postre. Después de almorzar salimos Alicia y yo a andar en bicicleta, tomando el camino de tierra que pasaba al frente de la propiedad e hicimos facilmente seis kilómetros antes de dar la vuelta. Alcanzamos a tomar unos mates con facturas antes que se pusiera el sol, y partimos luego hacia San Antonio de Areco a hacer una visita rápida a la ciudad antes de regresar a Buenos Aires. Quedamos encantados con los lugares denominados "significativos" del pueblo, muy bien conservados y bellamente iluminados. Poco antes de la medianoche llegamos de regreso a la Boca con el recuerdo de un hermoso día compartido.
Karin nos había pedido que fueramos el martes a la mañana a su departamento a recibir al dueño para que tratara de reparar la canilla de agua caliente, que perdía a chorros. Ella se tenía que ir al trabajo, y por las dudas se llevó a Kubrik pues teóricamernte no permitían mascotas en el departamento, El propietario no hizo otra cosa que comprobar lo que ya le habíamos dicho sobre la pérdida, y la imposibilidad de cortar la llave de paso para reparar ls canilla. Finalmente quedó en venir el martes siguiente a solucionar el problema. Luego fuimos caminando a las oficinas de la calle Suarez en Barracas donde yo aún esperaba noticias de mi partida de nacimiento. No estaba en claro porqué no había salido y ante la duda la empleada me pidió que volviera con un comprobante del pago que había hecho, a pesar de que su computadora decía que había pagado... Nos encontramos allí con Agustín, Mariano y Camilo y fuimos al Carrefour de Avellaneda pues queríamos comprarle un asiento para auto a Camilo como regalo. Después de mirar todos del derecho y del revés Agustín se decidió por uno y antes de irnos cargamos también con una cantidad de gaseosas para la fiesta. De regreso a la Boca fuimos a almorzar al fiel Augusto, y como Agustín tenía que ir para el lado del Once nos anotamos con el. Queríamos comprar entradas para ir el viernes a ver el ballet Carmen en el teatro Astral y por suerte conseguimos entradas para nosotros y Karin. No podíamos dejar de dar una vuelta por el corazón del Once y en un bazar encontramos entre otras cosas los globos de papel que queríamos como pantallas para la cabaña de Miramar. Nos tuvimos que abrir paso -literalmente- para caminar el último tramo entre puesteros para llegar a la parada del colectivo cerca de la plaza Miserere y poder tomar el 64 a la Boca. A la noche nos encontramos con Karin y fuimos con ella a cenar sushi al Meshi de Barracas que de paso tenía el 20 % descuento ese día.
El miercoles decidimos comenzar nuestras actividades yendo a la embajada sueca pues Alicia tenía que hacer allí un tramite. Atendían de 10 a 12 y llegamos con buen margen ya que habíamos planeado un café con medialunas en un lindo boliche de la calle Perú que encontramos cerrado. Dejamos la embajada cuando ya eran las doce y bajamos un piso para ir a almorzar al restaurante Sueco que justo abría sus puertas. Nos dieron un excelente almuerzo con sopa de zanahorias, salmón blanco y postre, que era el menu llamado ejecutivo. Seguimos luego hacia Retiro pasando en el camino a retirar unas fotos que había pedido Gabriel, y en Retiro tomamos el tren que iba a Tigre para bajarnos en Belgrano y visitar el barrio Chino que Alicia no conocía aun. Volviendo a la Boca pasamos por la iglesia donde Karin me ayudó a imprimir el comprobante de la transacción que había hecho a fines de agosto para pagar mi partida de nacimiento. A la noche ibamos a hacer arroz con azafrán y pollo en casa de Gabriel para los que quisieran venir de modo que hubo que conseguir los ingredientes. Vinieron Matias y Viktoria, y Agustin también. El día habia sido lindo pero a la noche vino una tormenta repentina, con todos los ingredientes de viento, rayos y fuerte lluvia aunque pasó rápidamente.
Armados de mi comprobante de pago regresamos el jueves al registro civil de la calle Suarez y nos atendió la misma empleada del día martes. De todos modos no sirvió de mucho el papelito que llevaba pues hizo el reclamo sin darle importancia, o sea que lo podria haber hecho el mismo martes. Con el micro 22 nos trasladamos a la cancilleria en Retiro donde Alicia intentó apostillar el documento que le había dado la embajada pero sin éxito. Como consuelo caminamos hasta San Telmo a comer las exquisitas hamburguesas de La Cresta con una buena cerveza aertesanal. Luego de recuperarnos un rato en casa de Gabriel bajamos al chino del barrio a comprar los ingredientes para la picada que organizamos en el departamento de Karin y en el que participaron nuestros amigos Jorge y Mirna.
Haciendo un nuevo intento en el tema de mi partida de nacimiento, el viernes fuimos a la oficina central del registro civil en la calle Uruguay y terminamos en una oficina del segundo piso donde nos atendieron muy bien y después de comprobar que efectivamente había una demora muy grande, nos dijeron que fueramos a partir del jueves siguiente a retirarla. Dejamos a Gabriel a cargo de ese trámite. Luego tomamos un café con medialunas, y pasamos por el teatro Astral donde conseguimos una entrada más para Viktoria, que quería ver el ballet de Cármen también. Alicia consiguió un vestido para el bautismo y yo compré una camisa, todo en la calle Corrientes. Regresando a la Boca me corté el pelo en la peluquería de siempre, y junto con Karin tomamos más tarde el coelctivo al teatro donde nos encontramos con Viktoria. Hubo fallas en la organización pues había una multitud de gente y dejaron entrar muy tarde al punto que muchos aun buscaban su ubicación cuando comenzó el ballet lo que causó un poco de malestar. Pero la actuación fue excelente y hubo muchos aplausos. Después de la función volvimos a San Telmo a comer pero el lugar que encontramos fue un fracaso, caro y poco abundante.
Sábado 17 de octubre. Asi llegó el tan esperado dia del bautismo de Camilo. Ayudé a Agustín en la iglesia sacando fotocopias de algunos papeles necesarios para la ceremonia en la iglesia y luego regresé a buscar a Alicia. El bautismo comenzó poco después de las once, presidido por el pastor sueco, y fue una linda ceremonia. Camilo se portó muy bien y no se inmutó a la hora de recibir agua en la cabeza. El día era muy lindo y el almuerzo fue en el jardín. Martín, del restaurante sueco, había estado a cargo de los bocados, y también hubo una gigantesca torta de chocolate muy bien hecha. A la noche fuimos Alicia y yo a visitar a Viktoria y Matias.
El domingo se celebraba el día de la madre en la Argentina. Alicia y yo fuimos a la misa de las once en la iglesia sueca, presidida por el mismo pastor, y luego regresamos a la casa de Agustín pues ibamos a ir con el, Camilo, Mariano y Karin a Palermo, a la casa de Marcela, la madre de Matias. Nos había invitado a todos a comer y nos sirvió un almuerzo muy rico. Allí fuimos testigos de los primeros pasos de Camilo. Después de la sobremesa regresamos a la Boca y a la noche nos juntamos en el departamento de Daniela y Agus cargados con dos pizzas de Augusto. Era nuestro último día en Buenos Aires pues al día siguiente teníamos que regresar al Uruguay.