Septiembre 2009 a enero 2010
Al regreso de Madrid encontramos todo muy bien en casa y esa noche nos acostamos temprano. Viktoria tenía clases temprano el martes a la mañana, aunque se quedó dormida y perdió la primera hora, mientras que yo tenía cita a las 07:30 en el taller para reparar la alarma de freno del Volvo. El auto quedó listo al mediodía y del taller fuí directamente al dentista donde gracias a la guardia de urgencia me volvieron a pegar el diente en su lugar. A la tarde vino Omar y se quedó a cenar con nosotros. El sábado se iba a hacer una reunión general festejando varios cumpleaños, entre ellos el de Omar. Pero antes de eso, el viernes hacian Johanna y KF su propia fiesta de inauguración del departamento. También se puso en huelga mi computadora, que no quiso arrancar a nuestro regreso de España y la tuve que dejar en un service que había a una cuadra de casa para que la formatearan nuevamente.
Nosotros regresamos a nuestra rutina habitual. Viktoria recayó en un nuevo refrío muy fuerte, y al tener también molestias en los oidos rescaté de nuestro magro botiquín unas gotas óticas que había comprado en la Argentina y que probablemente le ayudaron, además de los calmantes habituales. Ella había completado un curso introductorio para comenzar a trabajar en una empresa de venta telefónica y tuvo que postergar los dos primeros turnos de cuatro horas que había reservado. Fuimos de todos modos el viernes 2 de octubre a la fiesta de inauguración del departamento que habían organizado Johanna y KF, y llevamos incluso a Sara y Anna ya que su auto estaba aparentemente con problemas. Todo estaba muy bien presentado en Lund, y había una mezcla de generaciones, jovenes estudiantes universitarios amigos y familiares mayores. Había incluso un perrito propiedad de alguien dando vueltas por el departamento, lo que le complicó más las cosas a Viktoria al agregarse la alergia al resfrío. Pero estaba en condiciones de manejar de modo que yo pude tomar alcohol durante la fiesta.
Yo había tenido noticias del buque y sabía que estaba en camino a Malmö para descargar, por lo que le ofrecí a Karl-Axel, el padre de KF, una visita al Ek-Star. Èl se había manifestado interesado con anterioridad. Como el buque entró a muelle el sábado por la noche quedamos en ir a bordo el domingo por la mañana. Fue un fin de semana muy ventoso, con la primera tormenta otoñal fuerte del año, lo que se notaba aun más en la franja costera. Pero no nos causó problemas, pasé a buscar a Karl-Axel, su esposa Kerstín, y Peter, uno de sus hijos, el domingo por la mañana y alcanzamos a hacer un recorrido del buque antes de sentarnos a almorzar con Christian. Aproveché también para actualizar nuestro plan de relevos. El buque entraba a dique seco en Falkenberg, con la intención de salir nuevamente el 18 de octubre. Yo embarcaría en la primer oportunidad posible alrededor del 20, siendo mi fecha límite de desembarco el 30 de noviembre.
Viktoria se fue recuperando de a poco y volvió a asistir a la escuela, además de atender a sus esporádicos trabajos de babysitter. Le vino también uno de sus esporádicos ataques de limpieza y puso en orden su habitación, por lo que fuimos a Ikea a la caza de velas y una planta para su pieza. Nos encontramos con un local casi vacio, ya que el 21 de octubre se inauguraba la nueva sede en Svågertorp, la más moderna del mundo decían, y por lo tanto quedaban cada vez menos cosas en la sede vieja. Entonces continuamos la caza en Vellinge blomman, al sur de Tygelsjö, donde conseguimos velas y una orquidea. Además compré tres plantas perennes similares a las que tenía en tres macetas del balcón. La cuarta tenía la menta, que se había ido en ramas y se veía muy mal.
El festival anual de peliculas latinoamericanas comenzó el 5 de octubre y como primera película fui a ver "Bananas", un documental cuyo tema era el juicio que un grupo de trabajadores nicaraguenses le había hecho a Dole a causa del uso indebido de pesticidas. El director y los productores eran suecos, y la empresa Dole les estaba haciendo un juicio a ellos, mientras que ellos le hacian un contra-juicio a Dole, al mismo tiempo que el juicio original de los trabajadores estaba siendo apelado, asi que el merengue era total, para regocijo de los abogados involucrados. Pero la película daba que pensar. Detecté una sola película argentina en el programa, la comedia ”Un novio para mi mujer”, que tenía pensado ir a ver en Lund con Johanna y KF el 16 de octubre.
Nuestro nuevo viaje a la Argentina comenzó el 5 de diciembre con el cruce habitual a Copenhagen. Por ser sábado se podía utilizar el bus 999, lo que nos resultaba muy cómodo por estar la parada a escasas dos cuadras de casa. Armados con cuatro valijas, dos de las cuales eran equipaje de cabina, y con un día bastante gris salimos poco después del mediodía y llegamos con amplio margen al aeropuerto. Después de despachar el equipaje hicimos el ya obligatorio almuerzo en el Burger King y en el horario previsto despegamos con Air France hacia Paris. Viktoria había tomando una pastilla que le había dado su madre y se mantuvo tranquila, aunque de hecho fue una travesía sin mayores turbulencias. En el aeropuerto Charles de Gaulle tuvimos que caminar un buen trecho antes de llegar al check-in de TAM, donde había una apreciable cantidad de gente ya que había un vuelo a Sao Paulo y otro a Rio de Janeiro. De todos modos el trámite fue rápido y nos aprestamos a esperar un par de horas antes de continuar viaje. El avión de TAM se llenó casi por completo y poco después de las 20:30 partimos hacia Sao Paulo. Era un Airbus moderno, con pantallas de televisión individuales, si bien la que le tocó a Viktoria dejó de funcionar. Ella había tomado una segunda pastilla y después de terminar su cena se preparó para dormir. Durante el cruce del Atlántico hubo algunos períodos cortos con turbulencia pero en general fue un viaje tranquilo. Antes de llegar a Sao Paulo nos sirvieron un frufal desayuno y poco después de las seis de la mañana llegamos a a destino tomando contacto con el verano del hemisferio sur. En Sao Paulo nos hicieron pasar por un nuevo control de seguridad y luego pudimos refrescarnos un poco mientras esperábamos el vuelo de conexión a Buenos Aires, también con TAM, que tenía que salir dos horas más tarde. El tramo final a Buenos Aires fue también en un avión grande y moderno, y a causa de un poco de turbulencia vi peligrar nuestro desayuno. Pero luego se calmó y pudieron servirlo. A las diez y media de la mañana del domingo 6 de diciembre aterrizamos sin inconvenientes en Ezeiza y pasamos también sin percances todos los controles. Las dos valijas habían llegado y al no tener que hacer control aduanero salimos rapidamente a la terminal a encontrarnos con el comité de recepción.
Estaban Karin y Gabriel, además de Agustín y Cristina. A Cristina no la había conocido antes en forma personal, solamente habíamos tenido contacto telefónico. Los chicos habían venido con la camioneta de Agustín y allí nos acomodamos todos para trasladarnos al departamento de la Boca. También era la primera vez que yo lo veía personalmente, y pude comprobar que había quedado muy bien después de las renovaciones que le habían hecho Gabriel y Karin. El baño y la cocina eran nuevos y todo el departamento estaba pintado a su gusto. Nos pusimos a matear mientras sacábamos los diversos envíos de las valijas, que por suerte habían sobrevivido el viaje a pesar del evidente maltrato que habían sufrido. También venían los dos paquetes con artículos para bebes que había mandado la madre de Lota. Francisco estaba en el departamento pero aun estaba invisible en su cuarto. Después de un rato en el departamento decidimos ir caminando hasta la vivienda que compartían Agustín y Cristina en Barracas, a unas veinte cuadras de la casa de La Boca. Pude ver que la explotación turística de la Boca era cada vez mayor. Por ser domingo había mucha gente en la calle, sobre todo en las cercanías del Riachuelo, con inumerables restaurantes que habían extendido el comedor a la calle y que utilizaban como medio de atracción a parejas bailando tango. Llegamos finalmente al departamento de Cristina y Agustín, ubicado sobre la avenida Montes de Oca, al fondo de un largo pasillo de una propiedad horizontal. La vivienda tenía cierta similitud con el departamento de la Boca, y la compartían con otra pareja que en esos momentos estaban de viaje. Ya comenzabamos a tener bastante hambre y los chicos improvisaron rapidamente una fideos con tuco que estuvieron excelentes. Subimos a curiosear a la terraza del edificio, donde había una familia comiendo un asado. Viktoria se notaba bien cansada, por lo que al rato emprendimos el regreso a la Boca, también caminando, y ella se fue a dormir de corrido hasta la mañana siguiente. Gabriel había planeado un asado en la terraza de su edificio, y en el se anotaron Cristina y Agustín también. Finalmente apareció mi nieto Francisco, muy crecido desde la última vez que lo había visto en el año 2007. El asado estaba excelente y con el cerramos el día. Decidí instalarme con un colchón en el living para dejarle una habitación sola a Viktoria. Allí dormí muy bien y no demoré muchas horas en recuperarme del cansancio del viaje. A Johanna le había enviado un mensaje para informarle de nuestra llegada y también me comuniqué con mi hermana para avisarle que habíamos llegado sanos y salvos a Buenos Aires.
Después de mi primera noche en Buenos Aires comencé el día lunes nuevamente con unos mates mientras la gente se iba levantando de a poco. Karin tenía que ir a su universidad y luego al trabajo en el club sueco por lo que arrancó de la casa a las nueve. Agustín tenías tres colchones para entregar en un departamento sobre el Riachuelo y lo ayudamos entre todos con el traslado. En un momento dado apoyó mal un pie y se lesionó el tobillo. De todos modos fuimos con su camioneta hasta el parque Lezama donde la dejamos estacionada y continuamos caminando hasta la casa Sueca en la calle Tacuari donde dejamos los paquetes para Lota, Parece ser que su bebé, que había nacido el día anterior, reclamaba chupetes suecos. Allí vimos también a Karin en su puesto de trabajo y aprovechamos para saludar a Martin y Nancy en el restaurante sueco. Luego continuamos caminando hacia el centro y encontramos un restaurante aceptable para almorzar unas pizzas. Agustín comenzó a sentir más dolor en el tobillo y regresó a la camioneta mientras que Gabriel, Viktoria y yo tomamos el subte hacia Warnes a buscar algunos repuestos que necesitábamos para la Lolita. Allí caminamos bastante de negocio en negocio hasta que quedamos satisfechos, y luego tomamos un taxi de regreso a la Boca. Karin iba a llevar a Viktoria a la universidad, donde tenía que presentar un trabajo práctico. Gabriel y yo fuimos al chapista a retirar a Lolita y de regreso a casa fuimos a la calle comercial de la Boca a hacer algunas compras para la cena. Buscaba alpargatas también pero no pude encontrar mi tamaño. Luego nos pusimos a colocar burletes en las puertas de Lolita ya que faltaban todas al haberle hecho chapa y pintura. En el interín se comunicó Agustin pidiendo que lo lleváramos al hospital porque le dolía mucho el tobillo y lo tenía hinchado. Lo fuimos a buscar y lo convencimos de que viniera con Cristina a cenar a la boca antes de ir al hospital. Habíamos comprado milanesas de pollo rellenas para poner en el horno y Gabriel hizo puré de papas. Fue una cena muy linda y la comida y la bebida excelentes. Después si los llevamos a la emergencia del hospital Argerich, donde después de un rato de espera atendieron a Agustín y mediante una radiografía comprobaron que no era un problema serio. Reposo y hielo eran suficientes como tratamiento. Llevamos a la pareja a Barracas y regresamos a la Boca a eso de la una de la mañana por lo que yo estaba bien rendido y me fui derecho a mi cama en el living.
Asi llegamos al martes 8, que era día feriado en Argentina por ser el día de la ascensión de la virgen. También era el día previsto para la llegada de Mariano, quien había salido la noche anterior de San Juan. Se formó una comitiva compuesta por Karin, Viktoria, Agustín, Cristina y yo para ir a recibirlo en la estación terminal de ómnibus de Retiro. Mariano nos iba manteniendo al tanto de su posición, pero asi y todo cuando llegó a Retiro no estábamos al pie del ómnibus a raíz de una confusión con el micro en el que venía. Pero nos llamó con su celular y de inmediato nos encontramos con el. Se lo veía muy bien, más alto y delgado y como siempre de buen humor. Karin tenía que regresar a la Boca para prepararse para su actuación y la dejamos entonces en su departamento antes de irnos el resto al shopping del Abasto. Allí comenzamos con un almuerzo en el Mc. Donalds y luego buscamos un pantalón para mi pensando en la fiesta que tendríamos el viernes en la embajada sueca. Las escaleras mecánicas del shopping no eran precisamente lo más sencillo para Mariano y en una oportunidad se produjo un incidente que podía haber terminado mal al no atreverse el tomar la escalera de bajada cuando Agustín ya lo había hecho. Por suerte no pasó a mayores y fue un episodio que nos hizo reir mucho a todos. Finalmente encontré un par de pantalones que me calzaba aceptablemente bien y regresamos a la Boca. Hubo posibilidad de relajarse un rato allí antes de que Agustín nos viniera a buscar nuevamente a Viktoria y a mi para ir al local donde iba a cantar Karin. Todos bien arreglados partimos nuevamente al centro en la camioneta de Agustín y nos ubicamos a una mesa del bar Bataclana esperando que comenzara el espectáculo. El local estaba lleno de gente y me di cuenta que iba a ser difícil filmar bien a Karin. Agustín llevó también la filmadora de Karin para hacer otras tomas. A las ocho y media comenzó el concierto, en el que se fueron alternando los alumnos de la escuela para presentar sus números. Todos lo hicieron con mucho entusiasmo y había todo tipo de canciones. Karin lo hizo tres veces, incluyendo una canción sueca, y lo hizo todo muy bien. Desde luego había estruendosos aplausos al finalizar cada presentación, y todo el espectáculo duró más de dos horas. Teníamos mucho apetito a esa altura y fuimos a un restaurante peruano en las cercanías a cenar. Asi fue que finalizamos el día nuevamente pasada la medianoche.
El miércoles comenzó tranquilo y Gabriel y yo fuimos a dejar el auto al chapista, que quedaba a unas pocas cuadras, para que le instalara a Lolita algunos detalles pendientes. De regreso al departamento pasamos por una panadería a comprar facturas para matear un rato antes de volver a salir con VIktoria a cortarnos el cabello en una peluquería del barrio. Ella quería emparejar las puntas mientras que yo sentía que necesitaba un buen corte al no haberlo hecho en Malmö antes de partir. Viktoria decidió luego tomar sol en la terraza del edificio mientras que yo por una vez me acosté a dormir una siesta, primera vez en Buenos Aires. Viktoria se iba a encontrar con Karin a la salida de su trabajo para ir a una confitería en San Telmo y yo la acompañé caminando. Luego regresé también a pie para acompañar a Gabriel a retirar el auto y salir a hacer compras de comida. Fue una buena caminata hacer todo ese trayecto de ida y de vuelta, Habíamos decidido preparar una paella en el departamento de Agustín y después de completar las compras y juntar algunas cacerolas nos fuimos todos a Barracas. Hicimos la paella allá y de postre comimos frutillas con crema. Cristina me iba a hacer el favor de acortarme el pantalón y se lo dejé allá. Nuevamente se hizo bien tarde antes de regresar al departamento de la Boca en la Lolita.
Viktoria había comenzado a entrar en ritmo nuevamente, durmiendo hasta tarde. Había quedado con Karin que el jueves la acompañaríamos a almorzar en el centro, por lo que tuve que despertar a Viktoria cuando ya eran más de las once para arrancar. Esta vez tomamos un taxi que nos dejó en la avenida 9 de julio y comenzamos con tomas varias en la filmadora para su documental. Karin había salido a dejar un salmón cumpliendo con un encargue y nos encontramos a la una y media con ella. Almorzamos sobre la vereda de la 9 de julio y luego tuvo que regresar Karin a su trabajo mientras que nosotros continuamos caminando hasta la avenida Santa Fe, favorita de Viktoria. Ella encontró una galería con tiendas de segunda mano que ya conocía de antes, y yo pude comprar finalmente la camisa que necesitaba para la fiesta del día siguiente. Llegamos hasta la calle Callao y desde allí regresamos en taxi a la Boca. Agustín ya me había indicado el lugar donde nos teníamos que encontrar más tarde en el centro para ir a la cancha de River. En la Boca llevamos nuestra ropa sucia al lavadero y al rato tomé el colectivo 152 al centro para la cita con Agustín. Allí estaba también Mariano en la camioneta, y nos dirijimos hacia Nuñez. A pesar de todos los vallados que habían puesto alrededor de la cancha nos dejaron pasar con la camioneta para dejar a Mariano y luego nos sentamos a esperar en la vereda a que llegaran Gabriel y Gonzalo, un amigo de ellos. El partido comenzaba a las nueve de la noche por lo que teníamos tiempo de sobra y cuando nos juntamos todos comimos unos choripanes en la calle antes de entrar a la cancha, donde aun estaba jugando un partido la segunda división. Habíamos comprado entradas para platea, sin lugares asignados y me dio un poco de tristeza ver el deterioro de los bancos de madera. De a poco se fue llenando la cancha, aunque había bastantes lugares libres lo que fue una suerte ya que parece ser costumbre montar cantidades de banderolas contra el vallado de contención que tapan la vista, además de tocarnos cerca una familia con numerosos hijos que se fueron poniendo cada vez más pesados. Pero para nuestra satisfacción ganó River por dos a cero contra Racing. A la hinchada visitante no le cayó bien el resultado ya que comenzaron a arrojar asientos de plástico desde la tribuna popular que estaba encima nuestro por lo que hubo que retirarse rápidamente bajo techo. Por serte no existia la venta de bebidas alcohólicas en el estadio ya que me imaginaba lo que podría suceder en ese caso. Después de terminar el partido nos retuvieron a todos en las tribunas mientras se retiraba la hinchada de Racing y recién después pudimos irnos de la cancha sin incidentes. Agustín nos dejó a Gabriel y a mi en la Boca y a todo esto ya había pasado nuevamente la medianoche.
El día viernes 11 habíamos planeado almorzar en el restaurante sueco con Karin. Yo comencé el día haciendo la tarta de limón que me había pedido Karin, mientras Viktoria continuaba durmiendo hasta tarde. Gabriel se fue a llevar a Lolita al mecánico para investigar un ruido inquietante, pero llegó a tiempo para encontrarnos con el en el restaurante a la una de la tarde. Previo a eso habíamos filmado un poco a Karin en su trabajo. Comimos un muy buen almuerzo rociado con vino, además de charlar un rato con Martín y el resto dela buena gente del restaurante. Karin tuvo que regresar luego a su puesto de trabajo del tercer piso, mientras que nosotros fuimos a la calle Florida a hacer algunas compras de ropa para Gabriel. Esa noche era la fiesta de Lucia en la embajada sueca. Apenas estuvimos un rato en el departamento poniéndonos paquetes antes de partir nuevamente con el colectivo 130 hacia Palermo. Karin ya estaba allá preparándose con el resto del coro. Cuando llegamos a la residencia de la embajada ya había bastante gente y de a poco se fue convirtiendo en una multitud. Había servicio de mozos circulando con bebidas y bocaditos asi que fue cuestión de atacar mientras esperábamos el comienzo de la presentación. El embajador inició la presentación con una explicación de los orígenes y la importancia de la tradición de Lucia en Suecia, en buen castellano. Luego apareció el cortejo bajando las escaleras del segundo al primer piso de la residencia y comenzó el canto. Por un momento fue como encontrarse nuevamente en Suecia. El coro hizo una muy buena presentación, con el repertorio clásico y también con un solo con guitarra. Hubo muchos aplausos entre canción y cancíon, y después de retirarse hubo aun algunas palabras del embajador antes de que sirvieran el glögg. En cuanto apareció Karin nos retiramos para ir a cenar a un restaurante chino sobre Figueroa Alcorta que conocían los chicos, con una moza muy particular y simpática. Luego caminamos hasta Santa Fe para tomar el 152 a la Boca y terminamos el día atacando la tarta de limón con el glögg casero que yo había traido de Suecia.
El sábado por la mañana arrancamos bastante temprano, Karin y Viktoria yendo al mercado de pulgas del ejército de salvación, mientras que Gabriel y yo llevábamos a Lolita a su mecánico habitual para investigar algunos ruidos sospechosos. De paso le compramos cuatro cubiertas nuevas para reemplazar las que tenía y que estaban en bastante mal estado. Las noticias que nos dio el mecánico no fueron muy alentadoras ya que comprobó que un ruleman de rueda trasera estaba haciendo mucho ruido, además de un posible problema en la transmisión a una rueda. Había muchas otras hermanas y primas de Lolita que lo tenían ocupado de modo que a regañadientes nos dio un turno para el lunes a la mañana. Eso significó que teníamos que postergar la partida hacia el sur al martes en lugar del lunes como estaba previsto, y Karin llamó luego a los hoteles en Villa Gesell y en Rio Colorado para cambiar las reservas. Con Agustín nos encontramos en la gomería y nos contó que la noche anterior habían ido con Mariano al hospital al tener el un poco de fiebre y dolor en el pecho. Por suerte comprobaron que era la garganta y no los bronquios. Otro problema que tenían en Barracas era la falta de agua a causa de una bomba que no funcionaba, lo que también lo había hecho renegar mucho a Agustín. Nosotros almorzamos asado en un bolichón en la vereda a una cuadra del departamento en la Boca, y luego, mientras las chicas dormían su siesta, Gabriel y yo nos montamos a sendas bicicletas para ir a andar por la reserva ecológica de la costanera sur. Era un poco complicado llegar hasta allí por falta de bicisendas, pero una vez en la reserva fue fácil hacer todo el recorrido de varios kilómetros bordeando el parque. En un momento dado estuvimos muy cerca del acceso a Puerto Nuevo y vimos un poco a la distancia la llegada de un buque contenedor. Toda la vuelta nos llevó un par de horas y al regreso al departamento me aboqué a la tarea de preparar las facturas de azafrán. Agustín apareció con Mariano ya que la idea era dejarlo con nosotros mientras que Cristina y el iban a ir a un casamiento. Por nuestra parte el plan era ir a ver la película “El secreto de tus ojos” con Ricardo Darin en el cine Zorilla. Agustín nos llevó a los cinco hasta allí en su camioneta. Curiosamente el salón en la planta baja del cine estaba ocupado por alguna agrupación religiosa bien ruidosa, que de a ratos se escuchaba desde nuestro salón en el primer piso también. Le habían hecho mucha propaganda a esa película, y era realmente buena, aunque no se cuanto entendió Viktoria. Después del cine regresamos a la Boca en colectivo y fuimos directamente a la pizzería Augusto a comer ya que se había hecho bien tarde y todos teníamos buen apetito. Al regresar al departamento nos encontramos con Francisco también. A Mariano lo acomodamos con un colchón en la habitación de Francisco.
El martes 15 partimos hacia la costa, con parada para almorzar en el cruce de Dolores en la parrilla que ya conocíamos del viaje anterior a Villa Gesell. En la villa nos alojamos también en el ya conocido hotel Flor de Lis. Tuvimos tiempo de dar una vuelta por la playa antes de cenar y regresar al hotel. El día siguiente amaneció lindo y caluroso de modo que también después del habitual desayuno en el rey de la medialuna dejamos a las chicas en la playa mientras Gabriel y yo arreglábamos las cuentas en el hotel y cargábamos la Lolita para continuar viaje. Con tanque lleno partimos nuevamente hacia Mar del Plata donde no nos detuvimos al no encontrar ningún lugar apto para almorzar. Lo hicimos en el centro de Miramar donde hasta vimos una persecución policial de dos adolescentes en moto que probablemente habían cometido algún delito. Nuestro destino del día era Quequén donde ibamos a pernoctar en la casa de la abuela de Bordon tal como había sido planeado. Encontramos la casa con relativa facilidad y la señora nos recibió con mucha amabilidad. No quiso cobrarnos ni siquiera por la noche que nos quedamos allí. Para cenar cruzamos el río Quequén y entramos a Necochea donde preguntando llegamos a un restaurante de mariscos que nos habían recomendado.
La siguiente etapa era hasta Picún Leufu pasando por General Roca a saludar a un amigo de Gabriel. Salimos temprano de Quequén comprando facturas en una panadería y como ya había pasado antes nos equivocamos al llegar a Bahía Blanca y en lugar de circunvalar la ciudad pasamos por el centro. En General Roca nos encontramos con el amigo de Gabriel y charlamos un rato con el en la vederda. También aprovechamos para almorzar antes de continuar viaje. Llegamos a Picun Leufu hacia el atardecer y encontramos una linda hostería sobre la ruta a la entrada a la población con buenos precios. Sin dudarlo nos instalamos allí y luego fuimos caminando hasta un restaurante cercano también sobre la ruta.
El sábado 19 a la tarde llegamos a Bariloche, Lolita con síntomas de problemas de embrague. Después de hacer honor a la comida con la que nos estaban esperando Cacho y Elsa en su casa bajamos a la cabaña que había reservado Elsa para los chicos a una cuadra de su casa. Yo me instalé en el dormitorio libre de la casa de Elsa. Cuando llevamos la combi al mecánico que ya conocíamos de viajes anteriores recibimos un pronóstico bastante sombrío. No había mayor solución para arreglar el embrague que no significara desmontarlo y el mecánico opinaba además que el chasis estaba en avanzado estado de corrosión. Había también una pérdida de aceite de un retén que nos obligaba a reponer el aceite con cierta frecuencia. De todos modos decidimos que ibamos a completar el viaje como estaba previsto, lo que incluía recibir el año nuevo en San Juan.
Durante nuestra estadía en Bariloche aprovechamos para enontrarnos con Rodrigo, el hijo de Mery, y pudimos ver y fotografiar la casa desde afuera ya que estaba aun alquilada. También aproveché la oportunidad para pedirle a la tía Ellen que nos relatara partes de su vida en Alemania y Argentina, lo que ella hizo con gusto. Con la ayuda de un dictáfono grabé su relato y ya de regreso a Suecia hice la transcripción.
Quisimos ir todos a visitar a Miguel en el Bolsón pero a pocos kilómetros de Bariloche se descompuso Viktoria a raiz de que entraban gases de escape en la combi y regresamos a Bariloche. Gabriel y Karin partieron nuevamente y se quedaron un par de días en el Hoyo con el hijo de Miguel. El vino a Bariloche a saludarnos antes de nuestra partida. El 24 de diciembre se presentó la tradicional obra de teatro en la iglesia de Cacho, que era un musical representando el nacimiento de Jesus. Cacho era uno de los reyes magos. Pasamos la nochebuena en casa de Elsa.
Mi primo Chulengo hizo también una linda reunión en su casa de Melipal con chivito al asador. Llevamos a la tia Ellen y al tio Andrés en la combi y para subir el tramo final vino Gladys con su auto con tracción en las cuatro ruedas. Viktoria aprovechó para entrevistar a Chule como parte del proyecto final para la escuela que consistía en un video documental sobre sus experiencia en la Argentina. Durante la cena se me volvió a caer el diente postizo y por suerte logró mi hermana que su dentista me lo volviera a pegar al dia siguiente, aun siendo domingo.
El lunes 28 partimos de Bariloche con la intención de tomar la ruta 40 hacia Mendoza. Con mucho viento llegamos a Zapala donde nos encontramos con la sorpresa de que había escasez de nafta. En el ACA no había, pero encontramos otra estación de servicio que tenía de modo que pudimos continuar viaje hasta Las Lajas donde nos instalamos en un hotel de medio pelo para pasar la noche. Salimos a enfrentar el viento en búsqueda de un restaurante y encontramos una pizzeria aceptable. Equipados de facturas continuamos viaje al día siguiente y en Chos Malal nos encontramos nuevamente con escasez de nafta. Había llegado un camión tanque al ACA que estaba descargando, y después de un par de horas de espera y cola logramos llenar el tanque y continuamos viaje hacia Malargüe. Entrando a la provincia de Mendoza terminó el pavimento e hicimos unos cuarenta kilómetros de ripio antes de que volviera el asfalto. En Malargüe dimos con una cabaña muy linda para un nuevo pernocte. También cenamos bien en un restaurante del centro.
Los problemas de embrague de la combi continuaban agravandose pero entramos de todos modos a San Rafael a cargar nafta y reaprovisionarnos antes de hacer el tramo final a San Juan pasando por Mendoza. Habíamos reservado una cabaña en el Zonda para pasar la noche del 30, y después de bastante búsqueda dimos con ella. A esa altura ya no podíamos usar más la marcha tras de la combi. Habíamos hecho algunas compras de comida en el centro de San Juan y preparamos la cena en la cabaña. El día siguiente amaneció soleado y caluroso por lo que los chicos aprovecharon la pileta de la cabaña antes de juntar todo y continuar hasta la casa de Mirta en Angaco. La pileta de Mirta estuvo también concurrida a causa del calor infernal del 31 de diciembre. Recibimos el año nuevo con un asado preparado por Juan, y mientras estábamos preparando la mesa al aire libre se levantó de la nada un viento huracanado que nos obligó a entrar todo y preparar la mesa en el living de la casa de Mirta. La velada se prolongó hasta mucho más allá de medianoche, pero igual decidimos salir relativamente temprano a la mañana siguiente después de unos mates con pan dulce.
La combi ya aceptaba solamente la segunda y la cuarta, y exigía salir con la segunda adentro, de modo que se convirtió en un vehículo hibrido con el motor de arranque dando el impulso inicial. Con un día magnífico de sol hicimos un trayecto largo y nos detuvimos cuando ya había caido la noche en Rufino, donde encontramos un hotel antiguo en decadencia para pasar la noche. Los 400 km finales hasta Buenos Aires los hicimos al día siguiente y hubo que reconocer que Lolita no nos dejó plantados a pesar de sus serios problemas mecánicos. Viktoria había juntado material de sobra para hacer su documental, incluida una entrevista a Lotta en su casa de Acassuso donde fuimos a visitarla una tarde de calor infernal.
Nuestra partida para Suecia estaba prevista para el viernes 8 de enero y viajamos con TAM via Sao Paulo a Paris. Cuando llegamos a Paris nos enteramos que el vuelo de Air France a Copenhagen había sido cancelado a causa de las tormentas de nieve que habían afectado a Europa, y nos llevaron a un hotel en las cercanías del aeropuerto a pasar la noche. Cenamos muy bien allí y luego nos retiramos Viktoria y yo cada uno a su habitación. Alcanzamos a comer un excelente desayuno antes de que nos trasladaran nuevamente al aeropuerto para tomar un vuelo a la mañana. La valija de Viktoria no llegó con nosotros, y demoró un par de días en ser entregada. El lunes 11 de enero comenzaban nuevamente las clases de Viktoria. Y diez días más tarde, el 21 de enero embarqué nuevamente en el Ek-Star en la rada de Gotemburgo.