Enero 2013
El sábado 5 de enero por la mañana y después de desayunar y cargar nafta partimos hacia Lúbeck con la idea de cruzar con el ferry de Rödby a Puttgarden. Siendo invierno no hubo mayores demoras en abordar el primer ferry que salía, y que partió a los pocos minutos de entrar con el auto. Había pocos pasajeros, y el cruce fue muy tranquilo al haber poco viento. Desde Puttgarden demoramos menos de dos horas en llegar a la entrada a Lübeck y confiamos en que el GPS nos llevaría al hotel sin complicaciones. Todo fue bien hasta el momento de ingresar a la calle del hotel, llamada "An der Mauer", que resultó ser mano única y opuesta a lo que decía el navegador. A causa de ello dimos bastantes vueltas en los alrededores del hotel trantando de llegar ya que parecía que todas las callejuelas eran contramano, y finalmente nos detuvimos para preguntar cómo hacerlo. Así le encontramos finalmente la vuelta y llegamos, dejando el auto mal estacionado para llevar nuestro equipaje al hotel. Por suerte había un predio cercano donde el hotel tenía lugares reservados y allí pudo quedar el auto a buen resguardo. En todo el barrio, que estaba dentro del area de la ciudad vieja, solo se permitía estacionar vehículos de la gente que vivía allí.
El hotel "Zur Alten Stadtmauer" resultó ser un hallazgo, antiguo, muy confortable y bien atendido. Fuimos a dar a una habitación en el tercer piso a la calle, con vista a los techos de tejas de la histórica ciudad. Por la hora que llegamos se hizo pronto de noche, y salimos a caminar por el centro con sus magníficos edificios e iglesias. Aun estaba toda la decoración de navidad por lo que todo se veia muy bonito. Antes de que cerraran las tiendas alcanzamos a entrar a algunas buscando ropa, y finalmente encontramos en Karstad una camisa y un par de pantalones que me iban bien y que estaba necesitando con cierta urgencia. El siguiente proyecto era encontrar un restaurante que tuviera platos alemanes entre la jungla de restaurantes italianos, griegos y árabes. Apareció uno en el centro que encontramos totalmente lleno, pero ya regresando al hotel encontramos otro en las cercanías que nos gustó mucho y en el que comimos muy bien, todo regado con una excelente cerveza.
El domingo amaneció nuevamente nublado y gris, y además con una suave llovizna. Cuando bajamos a desayunar nos encontramos con un excelente y variado buffet y el comedor, que era una veranda cerrada con vidrio, casi vacío. Luego de ese desayuno tan completo nos aprontamos para una nueva exploración de la ciudad vieja, viendo de día lo que ya habíamos admirado la noche anterior, además de visitar lugares nuevos. Entrando a una de las tantas simpáticas callejuelas angostas, nos encontramos con un museo de títeres que nos pareció interesante para visitar. Tenía una cafetería también y comenzamos tomando una taza de te antes de recorrer el museo, que superó nuestras expectativas al ser una magnífica exposición de la historia de los títeres en todos los rincones y épocas del mundo. A pocos metros estaba la iglesia St. Petri a la que entramos a curiosear. Estaba en renovación y totalmente vacía, pero tenía un ascensor habilitado para subir hasta la torre. Subimos, y venciendo el fresco viento nos asomamos a mirar la ciudad iluminada en todas direcciones. A esa altura ya teníamos apetito y nos dirijimos a un restaurante alemán en las cercanías del ayuntamiento donde sabíamos ya que tenían las salchichas alemanas que estaba buscando. La cena estuvo muy rica y la acompañamos nuevamente con cerveza. La rematamos con torta de manzana y te, y luego decidimos aun pasar por el restaurante al que habíamos ido la noche anterior a la vuelta del hotel para tomar una cerveza más.
Teníamos previsto regresar el lunes a Malmö, por lo que después de disfrutar nuevamente del magnífico desayuno dejamos nuestras pertenencias y dimos una última vuelta por la ciudad haciendo las últimas compras antes de buscar nuestras cosas e ir al auto para partir hacia el norte. Continuaba el tiempo gris, a veces con mucha neblina, pero con tráfico liviano llegamos a Puttgarden justo a tiempo para abordar un ferry que estaba por partir. Poco después de las cinco de la tarde estábamos de regreso en Malmö.