Enero 2008 a agosto 2008
Pasaron aun casi dos semanas antes de volver a embarcar, pero finalmente partí de casa el 21 de enero temprano por la mañana hacia Simrishamn, llevando también un inspector que había venido a Malmö la noche anterior. Fue un período de mucho viento, con varias tormentas. Por primera vez no pudimos entrar en una oportunidad a Pori en Finlandia a causa del viento. Hacia el fin del embarco se presentó la oportunidad de reparar la puerta metálica que se había dañado en una tormenta previa el año y anterior y cuando llegamos al astillero en Gotemburgo aproveché para desembarcar el 5 de marzo y regresar a casa.
Ya había tomado la decisión de comprar un auto, en parte para tener un vehículo ante la llegada de Karin y Gabriel a fines de mayo. Johanna ya había optado por acortar su estadía en los EEUU y tenía previsto estar de regreso en Malmö a fines de marzo, por lo que ella se podría hacer del vehículo mientras yo estuviera ausente. En cuanto llegué a casa me puse en campaña y me limité a buscar Volvos combi en internet. Con Viktoria vimos dos vehículos, uno en Lund y uno en Lockarp en las afueras de Malmö. Este último fue el que nos gusto más y después de probarlo me decidí por comprarlo. El lunes 10 de marzo volví entonces a ser propietario de un auto después de varios años dependiendo de autos alquilados. El día anterior había hecho el curso requerido para poder ser instructor de Viktoria en sus practicas particulares al volante. Hablé con Staffan, el propietario de nuestro edificio y me consiguió un lugar en un garage bajo techo en las cercanías que iba a estar libre a partir del 1 de mayo.
Johanna tenía muchas razones para regresar a Suecia en forma anticipada. A pesar de estar con una excelente familia en New Jersey no estaba totalmente a gusto en la sociedad americana y sentía además que el trabajo estaba siendo muy rutinario. Su novio KF ya había regresado de su propia gira por Nueva Zelandia y obviamente lo estaba extrañando. Por suerte consiguieron rapidamente un reemplazo para Johanna y ella llegó de regreso a Malmö el 20 de marzo. Al día siguiente, viernes de pascua, llegaron la familia Wernberg de visita y se quedaron con nosotros hasta el domingo. El tiempo estuvo muy feo, con lluvia y frio y hasta nieve. De todos modos lo pasamos muy bien con ellos. Fuimos al cine a ver una película para niños y el domingo, al haber amanecido soleado, nos decidimos por dar una vuelta por Österlen. Johanna y KF se anotaron también, aunque ellos regresaron en nuestro auto desde Knäbäckshusen mientras que Viktoria y yo continuamos con Erica, Henrik y los chicos hasta Kivik. Luego llegamos justo a tiempo a la cafetería Annorlunda, antes de regresar a Malmö. Una semana más tarde invité a Karl Axel y Kerstin, los padres de KF, a venir a cenar a casa con el fin de conocerlos. Ellos a su vez retribuyeron invitandonos a conocer su espectacular departamento y cenar juntos en el barrio nuevo que se había construido cerca del mar y que se llamaba Västra Hamnen. Lo pasamos muy bien en ambas oportunidades, aunque mi cabeza sintió el efecto de la mezcla de vinos con que nos invitaron durante la cena en su casa.
A principios de abril volví a embarcar, nuevamente en Simrishamn, y esta vez fue un período de excelente tiempo. Hicimos una pasada por Malmö para cargar y en esa oportunidad me vinieron a visitar Johanna, KF, Viktoria y Sara. Cenaron conmigo a bordo. A raiz de los seminarios organizados por la companía coincidió una estadía del buque en Gdansk con el seminario en Gdynia en el que participaba P-O de modo que me pudo relevar el sábado 17 de mayo en Gdansk y ese día volé a Copenhagen temprano por la mañana. Johanna me fue a buscar en el auto a la estación de Malmö.
Así comenzó una licencia muy movida y entretenida para mi. Gabriel y Karin tenían previsto llegar a Frankfurt el viernes 23 y decidí por lo tanto que saldría para allá el 22 a la mañana. También pensé que sería util hacerme de un GPS para el auto y así compré uno con mapas de toda Europa. Le conté a Rudi Weber mis planes y se encargó de reservar hotel para nosotros en Hanau. Johanna quería venir también pero al haber comenzado a trabajar en un restaurante se le hacia imposible, de modo que partí solo a las cinco de la mañana. Crucé de Dinamarca a Alemania tomando el ferry de Rödby a Puttgarden y continué hacia el sur haciendo frecuentes paradas en los innumerables descansos de la autopista. Habia llevado mis propias viandas y asi llegué poco antes de las cinco de la tarde a la casa de Lore y Rudi con la invalorable ayuda del gps. Me estaban esperando para tomar el café con torta, y al rato llegaron Rudi jr. y Thomas. Así me enteré de que iba a ir a cenar a la casa de Rudi Jr. después de ir al hotel a dejar el auto y mis cosas. También nos contó Thomas que al día siguiente a la noche iba a haber un concierto al aire libre en un pueblo de la zona y el conjunto en el que él tocaba guitarra iba a participar. Prometimos ir. Rudi Jr. me llevó a su casa en su auto y Bea con sus dos hijos nos estaba esperando para cenar. Fue una reunión muy linda con ellos. Rudi me llevó de regreso al hotel, empeñado en que al día siguiente me llevaría también al aeropuerto en su vehículo a recibir a Karin y Gabriel. Otro detalle que me enteré era que el hotel había sido pagado por Lore y Rudi y se negaron a que los retribuyera.
La mañana del 22 después de un excelente desayuno en el hotel fui a casa de Lore y Rudi y hacia el mediodía vinieron sus nietos a buscarnos para llevarnos al restaurante chino de costumbre, donde nos juntamos con Rudi jr. Cuando faltaba una media hora para la llegada del vuelo partimos Rudi y yo en su auto a velocidad alemana al aeropuerto. Llegamos en un santiamén y desde luego tuvimos que esperar un buen rato antes de que aparecieran Gabriel y Karin sanos y salvos. Otra vez a velocidad exorbitante de regreso a la casa de Lore a tomar el café de la tarde. A Gabriel le cayó muy bien Lore y la adoptó como abuela. El programa organizado por la familia incluía una cena en un restaurante en las afueras de Hanau por lo que hubo que volver al hotel con el auto a instalarse y volver a salir. Yo me equivoqué al programar el gps y salimos hacia el lugar del concierto de Thomas. Cuando me di cuenta del error tuve que parar y reprogramar el aparato además de llamar a Rudi para decirle que estábamos atrasados. Sin el gps no hubiera llegado nunca…Con media hora de atraso nos sentamos a comer una cena super abundante con productos y vinos regionales y lo pasamos muy bien. Nosotros nos encargamos de llevar a Lore y Rudi a su casa, luego fuimos al hotel a dejar el auto y al rato apareció Rudi jr. con el suyo para llevarnos al concierto. Eran ya las diez y media de la noche y durante el largo trayecto al lugar se quedó dormida Karin, pero se despertó y cumplimos nuestra promesa con Thomas. Apenas habían comenzado a tocar y siguieron hasta casi la una de la mañana. Hacia mucho frío al aire libre pero estábamos bastante abrigados para la ocasión. La música era muy fuerte pero se disfrutaba, y la cerveza era excelente. Rudi nos llevó al hotel y allí nos despedimos ya que la idea era emprender el regreso a Suecia al día siguiente. Dormimos hasta bastante tarde pero no nos quisimos perder el desayuno. Antes de partir quisimos despedirnos de Lore y Rudi de modo que fuimos hasta su casa y nos quedamos un rato con ellos. Además me dieron los productos que Elsa me había encargado en Alemania y que había comprado Lore esa mañana.
A las doce en punto salimos de Hanau hacia el norte y esta vez se hizo más entretenido el viaje con la compañía de los chicos. Teníamos el mate y algunas provisiones que nos había dado Lore de modo que decidimos cenar durante el cruce en ferry, lo que alcanzamos a hacer con escaso margen. Gabriel manejó durante algunos trayectos en Alemania y el último en Dinamarca. Allí vimos el único accidente del viaje y tuvimos un rato de cola en la autopista. La aduana sueca nos paró al final del puente pero quedó satisfecha con nuestras explicaciones de lo que estabamos haciendo, con Gabriel al volante, y antes de medianoche estábamos en casa, donde nos esperaban Johanna, Viktoria, Isabel y Sara. También apareció Anna a buscar a Sara.
Nos tocaron días inmejorables durante la primer parte de la estadía de los chicos y ya el domingo hicimos un picnic en Kivik del que también participaron Johanna y KF, quienes vinieron en el auto de KF. Hicimos chorizos a la parrilla en la playa que fueron excelentes y luego peloteamos un rato en el cesped. El miercoles 4 de junio llegó Agustín a Copenhagen y lo fuimos a buscar con el auto. Cornelia también se integró al comité de bienvenida, y de paso compramos vino argentino mucho más barato en el Netto de las cercanias del aeropuerto. Agustín habia traido a su vez unos cuantos vinos además de yerba y dulce de leche.
El tiempo seguía siendo excelente, por lo que finalmente se iba a concretar el planeado paseo en bicicleta a Skäralid el sábado 7. Milton nos había prestado una bicicleta para reemplazar la azul mía que le habían robado a Isabel. Ella le prestó a su vez la suya Karin, mientras que Johanna utilizó una bicicleta de KF. Además de nuestra faamilia se anotaron Roberto, Laura y Jovanni, Omar, Carlos Perkovich y Carlos Mendez. El apoyo logístico corría por cuenta de Ana María y Elena junto con la esposa de Carlos Mendez, quienes fueron en auto llevando provisiones, carpas y demás equipos. Yo había reservado una cabaña en el camping además de una habitación en el hospedaje.
El punto de reunión fue nuestro departamento y de allí salimos antes de las diez de la mañana. Agustín se ocupó de documentar la aventura en la cámara de video. La ida la hicimos pasando por Lomma, Bjärred y Kävlinge, desde continuamos por la ruta 108. El tiempo era excelente, con cielo despejado y temperatura de verano. Hicimos frecuentes paradas y demoramos en total más de cinco horas en llegar a destino. El grupo en auto ya había llegado y preparado un picnic en el camping afuera de la cabaña que habíamos alquilado. Si bien había lugar de sobra en la cabaña y en la habitación que había reservado, los chicos qusieron dormir en carpa y armamos dos de las que habíamos llevado. Esa tarde alcanzamos aun a hacer una excursión por la quebrada antes de sentarnos a comer asado y chorizos. A la puesta del sol aparecieron los mosquitos y fue hora de refugiarse. Karin, Johanna y Viktoria durmieron en una carpa mientras que Gabriel, Agustín y yo utilizamos la otra.
El día siguiente amaneció nuevamente despejado y la temperatura fue subiendo rapidamente. Decidimos quedarnos hasta media tarde para no asarnos en la ruta, e hicimos un nuevo paseo por otra senda de la quebrada antes del mediodía. Luego un nuevo asado y desarmar y empacar todos los bártulos. Viktoria había sufrido mucho la bicicleteada del día anterior y decidió regresar en auto. Laura sentía también dolores y optó por lo mismo, de modo que colgaron las dos bicicletas en el auto y así regresaron a Malmö. El resto emprendimos la nueva aventura, esta vez tomando la ruta 113 vía Eslov y Lund. Poco antes de llegar a Eslov tuvimos el primer y único pinchazo, y fue la bicicleta de Milton que usaba Gabriel. Roberto tenía cámaras de repuesto y rapidamente se solucionó el problema. Antes de Lund cambiamos bicicleta Karin y yo. Ella había luchado suficiente con la bicicleta de Isabel, sin cambios y pesada. Con las últimas luces del día llegamos de regreso a Malmö donde culminó con éxito el paseo que habíamos planeado desde tanto tiempo atrás.
Johanna había sido invitada por la familia de KF a acompañarlos a Nueva York para midsommar y partió para allá el 17 de junio por la mañana. Nosotros ya habíamos combinado con Henrik y Erica Werneberg que ibamos a pasar el fin de semana con ellos en su cabaña en Knutstorp y salimos para allá el 19 al mediodía. Llegamos al atardecer con un día frio y nublado. Ellos ya se habían instalado y de inmediato preparamos un asado en el jardín que comimos adentro. También había comenzado a llover. Al día siguiente se iba a hacer la tradicional celebración de midsommar en el jardín de la casa grande de los padres de Henrik. El día amaneció seminublado y bastante amenazador. Antes de unirnos a la fiesta hicimos un paseo por el bosque y Henrik nos mostró donde había un manantial tipo ojo de agua. La celebración fue un éxito, sin lluvia y con una gran concurrencia de los pobladores de la zona. A la noche nos unimos a un nuevo asado en la casa del hermano de Henrik, quien tenía visitas de Alemania. Regresamos tarde a la cabaña, con la intención de retornar a Malmö al día siguiente, sabado, después del almuerzo. Viktoria aprovechó para continuar con sus prácticas de conducir.
El domingo temprano estaba previsto el regreso de Johanna y KF, y los fui a buscar en el auto a Copenhaguen. Durante su estadía en Nueva York Johanna fue un día hasta Upper Saddle River a visitar a Larry y Kathleen. Yo les había mandado con Johanna un poco de glögg que había hecho durante pascua. Estaba previsto que iba a embarcar nuevamente antes de fines de junio por lo que decidimos hacer una fiesta de cumpleaños para Viktoria y para mi el 25. Armamos la fiesta en casa con la participación de la familia y algunos amigos de las chicas. Un par de días más tarde me informó P-O que el buque estaba fondeado fuera de Amsterdam sin perspectivas de ir a muelle y aun pudimos hacer una excursión más, esta vez a Nimis en Kullaberg. Johanna estaba en Torekov con KF y quedamos en ir a visitarlos también. En Nimis Viktoria se negó a bajar hasta el mar y se quedó en la cafetería esperandonos. Después de ese paseo fuimos a tomar café en la espectacular confitería de Flickorna på Skäret antes de subir hasta Torekov y encontrarnos un momento con Johanna y KF. Desde allí regresamos a Malmö pero paramos en el camino en Helsingborg a cenar en un restaurante chino.
Mi embarco se fue postergando y finalmente se produjo el lunes 30 de junio, coincidiendo con mi cumpleaños y con la partida de Agustín. Fuimos juntos al aeropuerto y salimos a nuestros respectivos destinos con media hora de diferencia. Agustín tenía que volar a Franfurt a tomar allí el vuelo de TAM, mientras que yo tenía que ir a Amsterdam, donde me encontré con cuatro filipinos y una lancha nos llevó hasta la rada donde estaba fondeado el buque. P-O tenía que volar a Portugal a encontrarse con su familia. A mediados de julio tuvimos un viaje desde Gotemburgo y fue la oportunidad para que Gabriel conociera el buque. Vino en el auto en compania de Johanna y Viktoria y se quedaron a dormir a bordo ya que estuvimos en el muelle todo el fin de semana.
El 11 de agosto desembarqué en Amberes y tomé un vuelo desde Bruselas a Copenhagen. Quedamos con los chicos en que me vendrían a buscar al aeropuerto con el auto, y después de aprovechar nuevamente para comprar vino barato fuimos al centro de Copenhagen a comer. Luego decidimos seguir hacia el norte, costeando hasta Helsingör. Era un lindo paseo para hacer en auto en verano. Cruzamos a Suecia con el ferry y luego regresamos a Malmö. Para el cumpleaños de Karin decidimos darle una sorpresa. Armamos una mesa grande y preparamos los clásicos cangrejos para la ocasión. Además de la familia vinieron varias de sus amigas de la escuela secundaria y tuvimos una fiesta muy linda y emotiva. Ya quedaban pocos días para el regreso de Karin y Gabriel a la Argentina, ya que su vuelo de TAM salía de Frankfurt el 22 de agosto, y habíamos decidido que yo los llevaría en auto hasta allá.
De Malmö salimos el jueves 21 casi al mediodía, al no tener mayor apuro. Tomamos el camino de siempre, cruzando con el ferry de Rödby a Puttgarten y durante la travesía comimos un almuerzo ligero a bordo. No daba para mucho al ser solo 45 minutos de navegación. Después de unas horas de marcha en Alemania paramos en uno de los tantos descansos y comimos de las viandas que habíamos llevado. Tuvimos suerte porque al rato se largó un fuerte chaparrón. Unos kilómetros al sur de Hannover entramos en Hartz, donde dejamos la autopista y tomamos un camino pintoresco que nos llevó a Goslar, donde ibamos a pasar la noche. Con GPS y todo no fue facil encontrar el hotel en el laberinto de calles angostas que es la ciudad, pero después de preguntar un par de veces lo encontramos y nos instalamos. Era un edificio muy viejo, del siglo 16, como el resto de la ciudad, pero las habitaciones eran confortables. En la planta baja había un restaurante griego, al ser de esa nacionalidad el dueño del hotel, y tenían también un patio donde parte era restaurante al aire libre y parte estacionamiento para tres autos. Allí dejamos el Volvo y nos fuimos a caminar por la espectacular ciudad. Encontramos un restaurante que tenía también una cantidad de mesas a la calle y allí comimos una excelente cena con buena cerveza alemana. Después de un nuevo paseo por el centro regresamos al hotel a dormir.
La mañana del 22 la comenzamos con desayuno en el restaurante del hotel, estaba incluido en el precio. Habia pan con fiambre, queso y mermelada, y café. Teníamos que dejar el hotel a las once y media de modo que aun pudimos dar una vuelta larga por la ciudad de día y tomar fotos. Karin había comenzado a sentir molestias en los oidos por lo que también compramos gotas en una farmacia especialmente en vista del vuelo que iban a hacer. Antes del mediodía dejamos Goslar y continuamos hacia el sur para hacer los últimos 300 km a Hanau. Comenzamos por una ruta sinuosa hasta empalmar nuevamente con la autopista antes de Kassel. En Kirscheim nos vino el apetito y entramos a un Burger King, desde donde llamé a Rudi para avisarle que llegaríamos dos horas más tarde. Lore ya estaba preparando el café con tortas. A las cuatro de la tarde entramos a Hanau y en la casa de Rudi y Lore encontramos todo listo para sentarnos a tomar el café. Varias veces nos preguntaron si también queríamos salir a cenar pero también lo rechazamos. Así y todo comimos una cena ligera con ellos antes de que llegara Rudi Jr. con Bea para llevarnos al aeropuerto en su auto. Al ratito de partir se largó una lluvia torrencial para preocupación de Karin ante el inminente despegue. Por suerte pudimos bajarnos del auto bajo techo y faltando dos horas para la partida fuimos al check-in donde no había casi nadie aun por lo que el trámite fue muy rápido y luego aceptamos la invitación de Rudi de tomar unas copas que hicieron menos triste el momento de la partida. Cuando Gabriel y Karin desaparecieron de vista regresamos a Hanau ya casi sin lluvia y me dejaron en casa de Lore. Ellos habían pensado que al día siguiente ibamos a almorzar todos juntos pero yo tenía planes de emprender el regreso después del desayuno.
El sábado desayunamos temprano, después de una ducha y empacar lo poco que tenía conmigo. Antes de las diez de la mañana me despedí en la calle de Rudi y Lore y comencé el viaje de regreso confiando en que no habría demasiado tráfico al ser un sábado. Así y todo había muchos autos, pero menos camiones. En Kassel estaban arreglando la autopista y además había chocado un auto por lo que había un solo carril por un trecho y había que ir muy despacio. Aparte de eso no hubo más problemas en la ruta. A la altura de Hannover me vino un poco de sueño por lo que paré a dormir una siestita y también a partir de allí comenzó la lluvia, que a ratos era torrencial. Al insistir muchos conductores en seguir con acelerador a fondo, la visibilidad era a veces casi nula al formarse como niebla en la autopista. Cuando llegué a Puttgarden estaba por zarpar un ferry de modo que no tuve casi espera. A las nueve de la noche llegué a casa y llamé de inmediato a Rudi para avisarle que había llegado sin inconvenientes. Viktoria no estaba en casa ya que estaba de niñera y me quedé levantado esperandola. Apareció a medianoche. Johanna me llamó también al rato de llegar a casa. El domingo durmió Viktoria hasta el mediodía, mientras que yo me dedicaba a arreglar un poco la casa. Luego vino Johanna, quien tenía que ir a Ikea a comprar una lámpara y un escritorio, y completamos el día nuevamente en un Burger King. Así retomamos nuestra vida habitual.