21 de Junio 2021
Lunes 21 de junio. A pesar de ir como sardinas en lata descansé durante el sereno vuelo y no me parecieron largas las once horas de travesía a Madrid. Continuando en plan ahorro, aquel que quisiera ponerse algo en el estómago antes de llegar a destino tenía que pagarlo y preferí esperar a llegar al aeropuerto. Por suerte aterrizamos con anticipación en Madrid por lo que la hora cuarenta inicial entre vuelos se convirtió en dos horas y media. Venía muy bien porque había que pasar varias barreras: comenzando por el descenso del avión, se hacia fila por fila desde adelante hacia atrás y no como antes cuando todos lo hacíamos en tropel. Luego vinieron las larguísimas caminatas por la inmensa terminal, y los controles migratorios, de seguridad y de documentos del covid. Así y todo llegué a tiempo para tomar un rápido desayuno en uno de los puestos cercanos a la puerta de embarque para Amsterdam. Después de dos horas de vuelo llegamos a ese aeropuerto, que tenía gratis wi-fi por lo que pude comunicarme con Alicia, los chicos y Marcos en Estocolmo para actualizarlos con mi posición. Elegí también uno de los tantos puestos de comida y pedí una hamburguesa de pollo que resultó exquisita. Como para darle una clase magistral a McDonalds. Mi problema era la falta de un abono telefónico en Europa pues en Suecia operaba con tarjeta prepaga y después de año y medio de no uso había sido cancelada, de modo que solo podía comunicarme donde tuviera acceso a wi-fi para usar el whatsapp. También a horario aterrizamos en Estocolmo cuando ya eran casi las once de la noche hora local y recién se había puesto el sol. Hacía mucho calor y tuve que empezar a deshacerme de ropa que había necesitado antes. Mi valija despachada había llegado bien y fue una de las primeras en aparecer en la banda, y por primera vez en un arribo a Suecia me pararon para controlarla. La funcionaria no puso mayores objeciones al dulce de leche, la yerba y otros productos regionales que traia, pero la cosa fue distinta con la farmacia que me había pedido ALicia. Desde luego no le resultaban familiares, y tampoco me resultaba facil aclararle para que servían. Tuve que describir un cuadro clínico muy desfavorable de Alicia con dolencias varias que requerían esos medicamentos, y le quise mostrar el recibo de la farmacia para que viera que no era droga disfrazada. De eso se hubiera dado cuenta el perro, pero la funcionaria me retrucó con el claro argumento de que podía haber algo que fuera de libre venta en Uruguay pero clasificado como narcótico en Suecia. Por suerte no pasó a mayores y finalmente continué mi camino hacia la parada del autobus al centro de la ciudad. El wi-fi del aeropuerto, supuestamente gratis, no me funcionó, y tuve que apelar a la gentileza de una señora que viajaba en el bus para que hiciera una llamada a Marcos. El había pensado esperarme en la terminal pero resultó que se había averiado la espalda por lo que le dije que tomaría un taxi hasta su departamento. Estaban mirando el partido Uruguay-Chile, y nuevamente le pedí al chofer del taxi que llamara para avisarles mi llegada. Marcos me acompañó al departamento para héspedes que tenía su consorcio, donde dejé mis cosas y regresé con él para darme una ducha ya que ese departamento carecía de esta facilidad. Nos quedamos charlando un rato y decidimos que me quedaría esa noche y la siguiente en Estocolmo pues el miercoles viajaban Marcos y su novia Sanna a Halmstad, no tan lejos de Malmö, con un coche alquilado. Me iría con ellos y de paso Marcos podría saludar a su madre. Ya había averiguado que se habían agotado los pasajes de tren, de modo que era una buena solución. Se habían hecho las dos de la mañana, pero siendo ya casi midsommar había mucha claridad y cuando llegué a mi cama no faltaba mucho para la salida del sol. Así y todo dormí muy bien y el martes a la mañana me acerqué al departamento de Marcos a desayunar y más tarde almorzar también. Les propuse invitarlos a cenar afuera siempre que eligieran el lugar. Mientras tanto continuaba el tiempo caluroso en Estocolmo, alrededor de 27 grados, mucho más que en Malmö. Mucha limpieza no había que hacer el el departamento que solo había utilizado para dormir, y el miércoles a media mañana llevé mi equipaje al departamento de Marcos para ponerme a la orden y esperar la partida a Malmö que se produjo poco después del mediodía cuando Sanna trajo el auto alquilado. Con chubascos intermitentes emprendimos viaje hacia el sur haciendo varias paradas para que Marcos estirara su maltrecha espalda y para almorzar. A las ocho de la noche llegamos a Malmö y a mi reencuentro con ALicia y su muñeca enyesada. Los chicos apenas se quedaron un ratito pues tenían que continuar su viaje a Halmstad antes que se les hiciera tarde, aunque prometieron volver para mi cumpleaños, y nosotros pedimos comida de un buen restaurante cercano para cenar. Viktoria, Matias y Vida vinieron a saludar a la mañana siguiente mientras que Johanna prefirió esperar pues sus niñas tenían diversos males menores. Según le habían informado a Alicia, su operación se haría probablemente el martes siguiente, pero la doctora le había pedido un nuevo análisis de sangre para completar el que ya le habían hecho, y tenía turno al mediodía en el hospital para la extracción. Cruzamos el parque a pie hasta el hospital y después de terminar ese trámite fui en bicicleta hasta el departamento de Viktoria pues quería hacerme por seguridad un autotest de covid. Lo había solicitado en línea para retirar el kit en una farmacia, lo que no se podía hacer personalmente y lo había hecho Matias llevando mi documento. En su departamento seguí el procedimiento de hisopado en nariz y garganta y luego entregó Matias la muestra a la farmacia. El resultado debía estar al día siguiente. Me habían notificado que tenía un turno con el oftalmólogo el 15 de julio, de modo que que compré un par de anteojos de lectura para ir tirando pues los progresivos estaban ya a la miseria y no valía la pena hacerse nuevos en vista de una posible operación. También pasé por la tienda de mi operador telefónico para confirmar que mi número de celular que utilizaba en el modo prepago había pasado a otra persona al no haberlo usado en tanto tiempo. Me hice de un nuevo abono y lamentablemente tuve que aceptar también un nuevo número. De paso compré un teléfono ya que el actual tenía la batería muy floja ya, y además en el nuevo se podían colocar los dos chips, el sueco y el uruguayo, muy práctico para nosotros. De todos modos no tenían el teléfono en su depósito, me llegaría la semana siguiente a la casa. Siendo jueves, estábamos en visperas de la celebración del midsommar y habíamos organizado una reducida reunión de amigos con Lucho, Inés y Ana Luisa. Esta última era la que nos había alojado en Cuba anteriormente y acababa de venir de allá a visitar a su hijo.Por lo que nos contó la situación en la isla era caótica, con inflación, desabastecimiento, corrupción e ineficiencia en la conducción. Lamentablemente otro sistema socialista fallido. Viktoria prefirió no venir por seguridad al hacerse la reunión adentro de nuestro departamento. Pasamos muy lindo y no faltaron las clásicas frutillas para el postre. Con una muy linda tarde de sol, el sábado fuimos caminando hasta el departamento de Magela a saludarlos. Yo había recibido el día anterior el resultado de mi test, que había dado negativo. Johanna canceló nuevamente su intención de pasar el domingo pues las chicas seguían con tos y con narices chorreantes, mientras que Viktoria y Vida si pasaron por casa a hacer una merienda. Matías estaba muy congestionado a causa de sus alergias y prefirió no venir. La primera vez que vi a Vida le produjo un poco de llanto, pero la segunda vez no hubo reacciones negativas.
Lunes 28 de junio. Estábamos a la expectativa de la confirmación de la operación, y recién a la tarde le avisaron a Alicia que efectivamente la intervendrían al día siguiente. Había un cambio, pues en lugar de operarla en Lund lo harían en el hospital de Ystad, donde tendría que presentarse el martes a las 07:15. Aparentemente el cirujano operaba los martes en esa ciudad. Viktoria había prometido prestarnos su auto, y a la tarde fui en bicicleta hasta su departamento a retirarlo para no hacerlo a la madrugada del día siguiente. Nosotros habíamos armado ya una reunión para el miércoles, invitando a los amigos a venir a celebrar mi cumpleaños a casa en modo "drop in". Sería una picada con sangría, café y torta, todo sencillo teniendo en cuenta nuestras idas y vueltas con el tema operacíon. Ese lunes había hecho varias salidas de compras para avanzar lo más posible en la preparación de la reunión. Viktoria prefería no venir a ese evento tampoco y Johanna estaba en Torekov con la familia. Su cumpleaños se celebraría el sábado en casa de Johanna, pero de todos modos el jueves a la tarde nos juntaríamos en nuestro departamente para una reunión íntima a la que sí vendría Johanna con Ellen e Ingrid. Habría sushi y torta. Tuvimos una noche corta pues quería salir el martes a las seis de Malmö y Alicia tenía que cumplir antes con el ritual higiénico de baño con jabón desinfectante provisto por el hospital. A Ystad llegamos con buen margen y antes de que Alicia entrara a cirugía le hicieron el test covid. A partir de allí quedé a la deriva pero aproveché para ir hasta el centro de la ciudad a comprar agua y fruta, ya que a Alicia le habían prohibido ingerir comida y líquidos a partir de la medianoche. En el hospital había una cafetería donde podia pasar el rato también a la espera de novedades, y me había preparado para una larga espera con un libro. A las dos de la tarde me avisó que ya había terminado la cirujía y el post operatorio de modo que arrancamos de regreso a Malmö. Como parte de la operación le habían colocado dos plaquetas metálicas y parecía que todo había salido muy bien. Le pronosticaron tres días de intenso dolor y para aliviarlos le recetaron opioides que compramos en la farmacia. De momento no sentía mucho dolor y prefirió tomar unos analgésicos más suaves que había traido de Uruguay. De común acuerdo decidimos postergar la celebración de mi cumpleaños, avisando a los invitados que sería el domingo, y al regreso a Malmö le devolví el auto a Viktoria. El 30 a la tarde vinieron un rato Viktoria, Matías y Vida a compartir una merienda con nosotros. Al día siguiente por la tarde llegó primero Johanna con Ellen e Ingrid y al rato Viktoria con Matias y Vida trayendo el suchi además de una torta. Así celebramos en familia el cumpleaños de Viktoria y de paso conocí en persona a Ingrid. Johanna había pedido quedarse a dormir en casa con las niñas y les armamos la cama en el dormitorio de huéspedes. Después del desayuno del viernes partió Johanna con las niñas pues Ellen tenía turno con el dentista y a la tarde se tenía que vacunar Johanna con la primera dosis de Pfizer. Marcos y Sanna habían venido a Malmö y Alicia les había propuesto un brunch en casa al que vinieron al mediodía, ya como despedida pues regresaban pronto a Estocolmo. Viktoria me había pedido dos tartas de limón, una de ellas sin gluten, para su fiesta del día siguiente y me aboqué a la preparación dejando todo listo excepto la cobertura de merengue. La idea era postergar la fiesta en caso de lluvia pues Viktoria insistía en que se hiciera afuera pero parecía que el sábado iba a ser un lindo dia. Ana María nos habia ofrecido llevarnos a nosotros y pasó cerca del mediodía a recogernos con su auto. Llegamos a la nueva casa de Johanna cuando ya estaban la mayoría de los invitados y Matías en plena preparación de los chorizos, pero alcanzamos a recorrer la enorme casa con KF antes de comer. La casa era muy amplia, con mucha luz y nos pareció realmente hermosa. Como el tiempo no nos falló estuvimos afuera disfrutando del sol y de buena temperatura. Hicimos incluso una corta caminata por el bosque y la playa guiados por KF. Algunos se bañaron en la pileta también. Como Ana María tenía otro cumpleaños nos retiramos bastante temprano y luego hicimos Alicia y yo la habitual caminata por nuestro parque cercano. Lamentablemente había aparecido una falla en el auto de Viktoria que parecía requerir taller de modo que no pudieron utilizarlo y los habían tenido que ir a buscar. Ahora quedaba solo un festejo más el dia domingo para completar la seguidilla de celebraciones, y quizás tendríamos una semana más tranquila por delante. A Alicia le había llegado la notificación que la esperaban en Lund el día 15 para quitarle el yeso y los puntos. Ese mismo día me tocaba ir al médico oculista, pero Ana María había prometido llevarla en su auto. Habíamos decidido preparar una picada fría variada con sangría y la torta de cumpleaños la iba a recoger Ana María en la confitería "de la abuela" en el centro. Viktoria vino con Vida antes que llegaran los demás invitados y se retiró cuando se comenzó a poblar el living pues en total tuvimos unas quince personas en el departamento. Nuestro amigo Lucho trajo también una pasta frola con el dulce de membrillo que traje del Uruguay. La fiesta estuvo muy entretenida y los últimos invitados se fueron como a las once de la noche por lo que después de lavar y acomodar todo se hizo casi la una de la mañana del lunes.
Lunes 5 de julio. Después del frenesí de la semana anterior comenzamos un período más tranquilo y con menos compromisos. El lunes cumplía cuarenta años Isabel allá en Francia y de acuerdo a sus planes la veríamos junto con sus niñas en Malmö en agosto. Viktoria vino por la tarde a visitarnos y además de hacer una merienda con nosotros le dimos un poco de mi torta de cumpleaños para que la probara Matías. Ella había venido a pie con el cochecito y a la hora de irse comenzó a lloviznar por lo que le prestamos pararaguas, campera y zapatillas. Había conseguido un turno en un taller para ver el problema del auto y prometí acompañarla el miércoles a la mañana. Fuí en bicicleta y nos encontramos a las nueve en su departamento, a 3 km de distancia del nuestro para ir juntos al taller. El diagnóstico del mecánico era una falla en el encendido del motor, pues era lo que le indicaba la computadora, y como necesitaba conseguir repuestos y estaba además muy ocupado le dió un nuevo turno para el lunes. Aparte de alguno que otro chubasco, nos estaba acompañando buen tiempo y Alicia propuso por la tarde que fueramos caminando hasta una nueva heladería italiana a probar sus helados. Lucho habia comenzado sus vacaciones de verano y lo invitamos a participar de la salida. Era rumbo a la costa y después de comer los excelentes helados sicilianos de "Via Palermo" continuamos la caminata hasta el mar donde había bastante gente soleandose y algunos bañadose. Al regreso exploramos la zona residencial cercana a Limhamn con sus magníficas residiencias y hermosos jardines. Como Alicia no podía andar en bicicleta, al día siguiente fuimos a hacer compras llevando la mía como "changuito", y por la tarde pasó Ana María con su auto para que Alicia la compañara a la inauguración de una exhibición fotográfica sobre inmigrantes frente a la biblioteca. De hecho, Ana María aparecía en una de las fotografías junto con el relato de su exilio a Suecia. A causa del Covid no permitían más que un acompañante de los invitados asi que me quedé en el departamento tratando de avanzar en tareas pendientes, como por ejemplo revisar la extensa correspondencia que había llegado durante nuestros meses de ausencia. Ante la nueva situación creada por la fractura de muñeca de Alicia nos dimos cuenta que quedaba descartado por un buen tiempo el uso de bicicletas de cualquier tipo, de modo que evaluamos la posibilidad de hacernos de un auto para poder movernos con más facilidad en los meses venideros y decidimos comenzar la búsqueda el lunes siguiente.
Lunes 12 de julio. Había llegado una nueva ola de calor a Suecia, con temperaturas que se acercaban a los 30 grados. Para comenzar a ver autos en las agencias tomamos ómnibus urbanos, que si bien era un modo cómodo de moverse los colectivos no nos dejaban exactamente en los lugares elegidos por lo que mucho no vimos, y nada que nos convenciera. Nuestro amigo Carlos (consuegro de Alicia) nos había ofrecido dias antes su auto y combiné con él para retirarlo el martes a la mañana. Nos facilitó mucho la búsqueda por diversas agencias de Malmö pero tampoco concretamos nada. Al día siguiente hicimos una pausa y nos anotamos para ir a un lago cercano donde iban a pasar unas horas Magela con Leo y los niños. Invitamos también a Carlos y su señora, y pasamos un par de horas en la concurrida playa. Lamentablemente Alicia no podía meterse aun en el agua. Tuvimos que volver temprano a Malmö pues habíamos acordado ver dos autos en venta privada que habíamos visto en Internet. El primer auto era un Ford Focus que no terminó de convencernos, y previa pasada por la heladería Via Palermo fuimos a ver el segundo afuera de un galpón del puerto donde lo tenían guardado. Era un Mercedes Benz grande de 15 años de antiguedad, muy bien cuidado y con solo 80000 km. Nos gustó mucho el auto y decidimos comprarlo por lo que acordamos encontrarnos al día siguiente para firmar el contrato y hacer la transferencia. Alicia se sacaba el yeso ese día y la pasó a buscar Ana María a las diez de la mañana para alcanzarla al hospital de Lund. Por mi parte tenía turno casi a la misma hora para controlar mis problemas de vista en una clínica de malmö. Le devolví el auto a Carlos y recogí mi bicicleta para ir a esa visita. Después de completar los estudios, el oftalmólogo me informó que el pronóstico era un poco sombrío, literalmente. Por de pronto me puso en lista para operar la catarata del ojo derecho, aunque no me pudo asegurar que quedaría bien a causa de otra enfermedad progresiva en la cornea. La operación sería en agosto o septiembre y había que confiar en que fuera exitosa pues según el médico yo estaba a punto de que me suspendieran el permiso de conducir. Cuando llegué de regreso al departamento me encontré con Alicia y Ana María, que ya habían vuelto de Lund. Las heridas de la operación estaban cicatrizando muy bien, y en cuanto a la movilidad de la muñeca le esperaba a Alicia un largo periodo de rehabilitación haciendo los ejercicios que le habían aconsejado. Tenía una muñequera para usar de día, y una vez por semana iba a ir también a una fisioterapeuta en Malmö. Mientras tanto había recordado que podíamos reclamar un reembolso por accidente a nuestro seguro de la casa, y con una llamada conseguimos que le pagaran a Alicia el equivalente a 700 dólares por el percance sufrido. Ana María se quedó a almorzar con nosotros y más tarde llegó el momento de concretar los trámites de la compra del auto por lo que fuimos hasta el departamento del vendedor donde hicimos el papeleo aunque fue mayormente electrónico online. El viernes por la mañana fue la primera sesión de fisioterapia y dejé a Alicia en la clínica para que se hiciera el tratamiento, y con el auto fuí hasta una gomería a dejar las cuatro ruedas de invierno en su guardería de cubiertas. Johanna vino con Ellen a las seis de la tarde pues el plan era que se quedarían a dormir en nuestro departamento. Johanna se reunía más tarde con Viktoria y amigas para cenar en un restaurante con Cornelia y festejar su cumpleaños. Nosotros caminamos con Ellen hasta un restaurante cercano para cenar y luego la acostamos dejando preparada la cama para cuando regresara Johanna también. A la mañana siguiente desayunamos todos juntos y luego partió Johanna nuevamente al haber organizado un "baby shower" sorpresa para Cornelia, quien estaba entrando en el octavo mes de su embarazo. Luego regresó a buscar a Ellen para volver a su casa. Ellen dijo que lo había pasado bien y que le parecía bien repetir la experiencia más adelante. Teníamos aun otra actividad para ese día pues los amigos latinoamericanos habían planeado que nos reunieramos "de traje" en una de las playas de Malmö. Compramos un par de tortillas en el Lidl y a las seis de la tarde nos juntamos con los amigos compartiendo entre todos las tortillas y diversas tartas que había llevado el resto. Soplaba una fuerte brisa del mar, y a pesar del buen sol se sentía bien fresco, al menos para nosotros que no habíamos llevado abrigo. El domingo vendrían Magela,Leo y los niños a merendar, pero antes hicimos una escapada con el auto hasta Torup, el bosque cercano a Malmö donde se podían hacer lindas caminatas. Luego compramos bastante fruta para la merienda y llegamos minutos después de que lo hiceran ellos. Después de la merienda cruzamos la calle hasta el parque, para que los niños potrerearan un poco en el espacio con juegos para niños.
Lunes 19 de julio. Comenzamos la semana con una excursión al campo, pues teníamos interes en ir a un lugar que no conocíamos aún. Se trataba del llamado "valle de los cerezos", a unos 40 kilómetros de Malmö, que era muy visitado en la época de floración de los cerezos del lugar. Invitamos a Lucho, Ana Luisa (la amiga de Cuba) y a Ines al paseo y a pesar de que estaba bastante nublado y con amenaza de lluvia fue muy disfrutable. El famoso "valle" no era muy grande y los cerezos estaban mezclados con otros árboles, pero el lugar era muy bonito y además las cerezas o más bien las minúsculas guindas estaban bien maduras y algunas pasadas. Lucho no estaba interesado en juntar pues no le gustaban al parecerle ácidas, pero por su altura nos reultaba util para bajar las ramas. Luego nos trasladamos hasta un pueblo cercano donde se suponía que podríamos comer, pero llegamos cuando el restaurante ya había cerrado por lo que continuamos hasta Skryllegåd en las cercanias de Lund donde si había ofertas de comida. Por suerte elegimos sentarnos adentro ya que estando allí comenzó a diluviar, aunque por suerte la lluvia cesó al rato. La gente que se había sentado afuera tuvo que refugiarse aceleradamente adentro. Luego regresamos a Malmö, repartiendo a los amigos en sus casas antes de hacer un paseo por la costa hasta Klagshamn disfrutando de la muy linda puesta de sol sobre el mar. Para el martes teníamos agendada una cena con Viktoria y Matías en su departamento ya que nos habían invitado para ir a comer con ellos a las cinco de la tarde. Era según ellos la primera vez que hacían una reunión así desde el inicio de la pandemia. Viktoria preparó un muy buen salmón al horno, y también probé los condundentes alfajores que había comenzado a comercializar una pareja amiga de ellos. Vida siempre muy alegre y vivaracha con nosotros hasta la hora de la mamadera y de acostarse. El miércoles me decidí a comenzar a hacer la nueva instalación necesaria para tener televisión digital por internet. Era necesario conectar físicamente el televisor con el router mediante un cable de internet, lo que no era tan facil pues ambos aparatos estaban muy distantes entre sí. No me gustaba tener cables a la vista de manera que pacientemente fui llevando el cable insertado en canales por los zócalos y rodeando los marcos de puertas, mientras Alicia se encontraba en una confitería del centro con su amiga Ana Luisa. No llegué a terminar la tarea ese día, de modo que continué al día siguiente con el proyecto y excepto algunos detalles estéticos quedó todo listo y funcionando. Lo positivo de toda esta movida era la imagen digital extraordinariamente nítida de los canales de televisión. Teníamos una nueva invitación a cenar para el jueves, esta vez en casa de Graciela, argentina ella, a la que también asistieron Ines, Lucho y Ana Luisa. Esta vez eran bifes a la portuguesta, muy sabrosos. En una seguidilla de invitaciones, el viernes nos tocaba ir a comer con Illian e Isabel, pero antes de eso temprano por la tarde hicimos una escapada hasta el pueblo de Dalby, a 30 kilómetros. Magela, Leo y los niños habían ido a las piletas públicas de ese lugar con una tarde soleada y calurosa. Aunque Alicia tenía aun prohibido bañarse, al menos podía compartir tiempo con los niños. Isabel había preparado una buena cena fría con salmón y ensaladas, y había invitado también a Ana María a la reunión. Nosotros fuimos y volvimos a pie, una linda caminata de tres kilómetros y medio ida y vuelta. Ana Luisa regresaba a Cuba el lunes y ante las nuevas medidas del gobierno cubano permitiendo que los viajeros pudieran ingresar todo lo que quisieran sin franquicias, estaba juntando muchos remedios y otras cosas faltantes allá ante su inminente viaje. Decidimos invitarla el sábado a una cena de despedida junto con Lucho en un restaurante cercano a nuestro departamento. Era un establecimiento italiano con el nombre de Osteria Qui y con un atardecer cálido elegimos sentarnos afuera. Fiel a su fama, nos sirvieron una carne excelente, y el vino de la casa de origen siciliano resultó muy bueno. El domingo hicimos una salida hacia el lado del mar Baltico con Lucho, dado que en Kivik se estaba desarrollando su famosa feria anual al aire libre. Antes de llegar allí hicimos una parada en Simrishamn para pasear por el pintoresco pueblo. Vimos que la feria de Kivik era este año muy reducida y entre otras cosas había poca oferta de comida por lo que nos trasladamos al puerto, donde había un restaurante. Así se nos fue el día y emprendimos el regreso a Malmö por caminos secundarios.
Lunes 26 de agosto. Alicia había invitado a sus nietos Elisa y Nicolás a pernoctar en casa y sus padres los dejaron el lunes después del almuerzo. Como el tiempo estaba bueno decidimos llevarnos hasta Skryllegården, la reserva natural cercana a Lund y a Dalby donde había muchas actividades y senderos instructivos para niños, además de un restaurante donde hicimos una merienda. Allí pudieron gastar mucha de la energía que les sobraba, y así y todo se fueron a dormir bastante tarde. Alcanzamos aún a ir a un parque cercano a la casa el martes antes del almuerzo, que compartimos con sus padres cuando vinieron a buscarlos. Al día siguiente vino Viktoria con Vida a almorzar con nosotros e invitamos también a Ana María. Ella continúa con su proceso de recuperación después de la muerte de Omar y le cuesta mucho. Nos trajo un hermoso delantal de cocina y una panera de tela hecha por Omar, que se había dedicado mucho a la costura a máquina en sus últimos tiempos. Aún se vendían frutillas y compramos una buena cantidad para el postre. Estábamos invitados a celebrar el cumpleaños de Ellen el jueves 5 de agosto en la casa de verano de Torekov, y como regalo habíamos encargado por internet una caja de Lego que ya estaba lista para ser retirada. Pocos días después, el 8 de agosto, le tocaba el turno a Elisa celebrar su cumpleaños. Aprovechamos para hacer una caminata para buscar la caja de lego en el shopping del Triángulo, y de paso fuimos hasta el departamento de Magela a despedirnos de ellos. Al día siguiente partían con su auto hacia el norte ya que habían alquilado por unos días una cabaña no muy lejos de Estocolmo. A mi me había llegado un turno para el 27 de agosto para continuar con el tema de la operación de ojos. En cuanto al asunto de la vacunación, ya estábamos informados de que no reconocían en Suecia nuestros certificados de vacunación del Uruguay y por lo tanto no podíamos solicitar el pase sanitario. No nos quedaba más opción que vacunarnos nuevamente en Suecia, y de hecho nos enteramos que en Uruguay iban a dar una dosis de Pfizer a quienes como Alicia habían sido inoculados con Sinovac. El clima veraniego llegó a su fin el jueves, con viento y chaparrones. Había varios lugares que habían tenido lluvias torrenciales en corto tiempo, algo que estaba pasando cada vez con mayor frecuencia en el mundo. En Uruguay habían tenido un par de episodios inquietantes de fuerte viento, mucho frío y hasta algo de nieve. Nuestro cuidador Nicolás nos informó que por suerte estaba todo bien con la casa y el auto. Alicia seguía haciendo sus ejercicios de rehabilitación de la muñeca y se notaban los avances pues usaba cada vez más la mano derecha, ciertamente con los inevitables dolores. Las dos heridas estaban cicatrizando muy bien. Como había desmejorado el tiempo encaramos la tarea de hacer orden en el pequeño cuarto sacando lo que se podía llevar al altillo y también tirando lo que era innecesario. También retomamos las sesiones de entrenamiento en el gimnasio del consorcio, que estaba en el subsuelo a metros de nuestro departamento. Por ahora se contentaba Alicia con pedalear un rato en la bicicleta fija, mientras que yo hacía aparatos y caminaba algunos kilómetros en la cinta. Pocos eran los que utilizaban las facilidades, de modo que era casi como tener un gimnasio propio. El viernes elegimos para cenar afuera el restaurante italiano Di Penco, que estaba a poca distancia del departamento y se podía ir caminando. Habíamos reservado mesa adentro, pero descubrimos que el lugar consistía de un sótano muy pequeño y para colmo sin ventanas. Como el clima permitía comer afuera logramos hacer el cambio y disfrutamos de un muy buen antipasto además de excelente pasta. Magela, Leo y los niños habían salido de vacaciones a una cabaña al norte de Estocolmo y aprovechando esa circunstancia fuí el sábado con una escalera a desmontar el sistema de luces que había instalado en su pasillo unos años antes y que había dejado de funcionar correctamente. Además de la parte eléctrica hubo que masillar una buena cantidad de agujeros en las paredes y cieloraso. El tiempo mejoró el domingo y decidimos hacer una salida en auto invitando también a Carlos y Elena, los consuegros de Alicia. En un antiguo monasterio a unos 50 km de Malmö había una exposición en la que sw podía apreciar los trabajos de la artista plástica Susanna Arwid inspirados en un hecho sucedido en 1985 en Växjö. Una señora mayor le había dado un carterazo a un neonazi durante una demostración de ese grupo en la ciudad y la foto del suceso terminó siendo icónica. Alicia compró una pequeña cartera de plata para llevar con una cadena al cuello. Además de ver la muestra paseamos por el hermoso parque y lo completamos con una merienda en el restaurante del lugar.
lunes 02 de agosto. Quería terminar de tapar todos los agujeros en el departamento de Magela por lo que dejé a Alicia haciendo shopping en el centro y completé ese trabajo. Decididos a no dejar de hacer gimnasia hicimos una sesión a la tarde. El martes tenía que hacer un trámite en mi banco, uno de los pocos asuntos que requerían presencialidad, y como el banco estaba en la esquina del departamento de Viktoria hice una escapada a verla a ella y a Vida. Habíamos quedado en que el jueves irían en nosotros en el auto a Torekov a participar de la celebración del cumpleaños de Ellen, lo que requería un poco de planificación. Teníamos que partir cuando Vida comenzaba su siesta matutina para que durmiera durante el viaje, y además necesitábamos un asiento que nos trajo KF a la tarde a la casa pues ellos ya no lo precisaban. El miércoles quedó montada y probamos con Vida si estaban bien colocados los arneses para su estatura. Alicia pidió un turno para vacunarse con Pfizer como refuerzo, pues ya lo estaban haciendo en Uruguay con todas las personas que se habían vacunado con Sinovac. Quedó anotada para el viernes a la mañana. Magela, Leo y los niños habían regresado el día anterior de Estocolmo y como Elisa tenía clase de natación en la playa de Malmö, temprano por la tarde se quedó Nicolás con nosotros. Luego merendamos todos juntos en nuestro departamento. A las 09.20 en punto del jueves y con un lindo día de sol estábamos frente al departamento de Viktoria listos para partir, y pocos minutos después cuando tomamos la autopista Vida estaba ya profundamente dormida. El viaje nos insumió hora y media, y Vida se despertó poco antes de la llegada. Fuimos los primeros en llegar, pero poco después fueron viniendo los demás invitados que incluian a la cuñada de Johanna con sus tres hijas y a mis consuegros. KF era el maestro parrillero, a cargo de preparar salchichas y chorizos en el jardín de la casa. Luego vino la tradicional apertura de paquetes y la torta, que alcanzamos a probar antes de recibir claras señales de Vida indicando que estaba cansada, después de haber gateado sin parar por la galería de la casa. A media tarde y siguiendo el mismo procedimiento acomodamos a Vida en su silla y partimos de regreso. Nuevamente se durmió casi de inmediato y así tuvimos un viaje muy tranquilo. A las diez de la mañana del viernes estábamos en el vacunatorio en el que se había anotado Alicia y aunque allí consideraron que en su opinión Alicia estaba aun protegida con su vacuna de Sinovac recibió su primer dosis de Pfiser como ella quería. Sara, la quinta hija de Gerd, ya convertida plenamente a la religión musulmana, se había casado un par de semanas atrás y el viernes habían organizado una cena en Malmö con la familia más cercana. Como Johanna, KF y su prole estaban invitados, habían venido a Malmö ese mismo día y Johanna había propuesto hacer un brunch con nosotros el sábado por la mañana antes de su regreso a la casa de verano. Habíamos estado de acuerdo, pero Alicia comenzó a sentir molestias en su brazo izquierdo a causa de la vacuna y teniendo aun el brazo derecho en rehabilitación preferimos postergar la reunión. A la noche estabamos invitados a cenar al departamento de Lucho y ese evento estaba aun vigente. El domingo se celebraba en forma anticipada el cumpleaños número 7 de Elisa, la nieta de Alicia, con participación también de la familia más cercana por lo que estábamos también anotados en esa fiesta. También se acercaba la fecha del primer cumpleaños de Vida y la idea era celebrarlo el sábado 4 de septiembre en el jardín de nuestro consorcio, confiando en que tendríamos buen tiempo y temperaturas agradables. De la reunión en casa de Lucho participó también su amiga boliviana Patricia y comimos una deliciosa y tierna carne al horno de origen brasilero. Regresamos a pie casi a medianoche a la casa con una leve lluvia, protegidos por un paraguas que nos prestó Lucho. Al día siguente fuimos a la casa de los consuegros de Alicia un par de horas antes de la fiesta de cumpleaños de Elisa pues había que decorar una torta con forma de mariposa que había preparado Elena. Ya terminada la torta nos trasladamos con el auto hasta el departamento de Magela y participamos de la fiesta, que incluyó una piñata con golosinas también. La reunión fue en el jardín del departamento, con tiempo fresco y amenaza de lluvia que por suerte nunca se concretó.
Lunes 9 de agosto. Habíamos quedado con Viktoria que iríamos juntos a Ikea con nuestro auto y decidimos hacerlo el lunes a la mañana por lo que pasé a buscarla a ella y a Vida para llegar a Ikea a la hora que abrían y evitar el tumulto. Viktoria cargó a Vida en el arnés y la bebé se mostró muy interesada en la recorrida por el negocio. Viktoria tenía una lista de compras bastante reducida y encontró casi todo lo que buscaba, y antes de regresar almorzamos los tres en el restaurante. Pasamos también por Biltema para comprar un canasto de bicicleta pero nos encontramos con que no había, al parecer estaban atrasadas las entregas desde China. El martes tuvimos la visita de Magela con los niños para tomar una merienda, y llegaron después de pasar por un pelotero donde los niños saltaron hasta el cansancio. Llegaron con Nicolás sintiendose mareado, pero al rato se le pasó y comió cantidad de vaffles con dulce de frambuesa y crema. Quedamos en ir al día siguiente a Hallongården, o sea el establecimiento de campo dedicado mayormente al cultivo de frambuesas cercano a Malmö. Entre las trece y las quince habilitaban el predio para que la gente cosechara. Cuando llegamos al lugar había una cola gigantesca de gente rodeando un campo de grosellas. Evidentemente eran muchos los que habían tenido nuestra misma idea, pero rápidamente ingresó todo el mundo a los invernaderos y en poco tiempo juntamos una buena cantidad. Como sucedía cn la mayoría de los emprendimientos exitosos, éste continuaba en permanente expansión. Nosotros recolectamos casi dos kilos además de la cantidad que fuimos ingiriendo sobre la marcha. Luego hicimos una merienda en la concurrida confitería del lugar antes del regreso a Malmö. En ocasión de la fiesta de cupleaños de Ellen había dejado olvidado un sueter que Johanna vino a dejarnos el viernes, y ese mismo dia tuvimos la visita de Ilian e Isabel, a quienes habíamos invitado a comer empanadas para la cena. Ilian andaba con fuertes dolores de espalda desde hacia un tiempo atrás y había comenzado con tratamientos en la clínica. El sábado 14 era el día del cumpleaños número siete de Elisa, la nieta de Alicia, y sus padres organizaron ese día una reunión para sus amigas. Nosotros fuimos también pero después de la fiesta, solo para dejarle otro regalo, aunque yo no dejé de pasar la ocasión de comer una porción de torta. Como habíamos hecho ya en varias ocasiones anteriores, a media mañana del domingo fuimos a la confitería de campo de Vismarlöv a comer un desayuno buffet. Fue previa reserva de mesa, e invitamos a acompañarnos a Lucho y su amiga Patricia. Estando ya en el campo y siendo un día de sol decidimos continuar luego hacia la costa del mar Báltico en busca de mercados de pulgas, que abundaban en la zona. Encontramos varios y nos hicimos de una u otra chuchería. Paramos también en Smygehuk, el extremo sur de Suecia, donde siempre habían diversas exhibiciones de arte para apreciar. Después de dejar a nuestros amigos fuimos a cenar al restaurante chino Jiang Nan, en las cercanías del departamento. De hecho el local pertenecía a nuestro consorcio, y curiosamente era la primera vez que comíamos allí. No era extraordinario pero la comida era aceptable.
lunes 16 de agosto. Día del cumpleaños de Karin. Dada la diferencia de horas, recién hablamos con ella a la tarde de aquí, cuando ya habían terminado el asado y los presentes estaban por presentar la torta de cumpleaños para que soplara las velas. Ese día fui también a pie hasta el departamento de Viktoria a buscar una bicicleta mía que ya no usaban y que además estaba aparentemente pinchada. Con Vida en su cochecito me acompañó Viktoria a ir a una bicicletería. Cerca de su departamento inflé la rueda en uno de los tantos puestos de aire comprimido distribuidos en la ciudad y después de comprobar que solo parecía faltarle aire regresé directamente a la casa. Quedamos en que al día siguiente vendría Viktoria a nuestro departamento ya que también lo harían Isabel con sus hijas Livia y Alma. Fue un día de clima muy feo, con lluvia intermitente. A Isabel y sus niñas las trajeron en auto mientras que Viktoria vino caminando y llegó empapada de modo que le prestamos ropa ara que se cambiara. Vida no se mojó al tener su cochecito una capa de lluvia. Hicimos una merienda y las tres niñas se entretuvieron mucho con toda la oferta de juguetes que había en la casa. Después que se fuera Isabel a visitar a su padre en las cercanías le propuse a Viktoria llevarla con el auto ante la amenaza de lluvia. Al día siguiente tuvimos niños también pues vino Magela con sus dos hijos a merendar. Elisa ya había comenzado la escuela mientras que Nicolás había reanudado su preescolar. Se acercaba el día en que teníamos la cita en Ikea para planificar la renovación de la cocina y como era necesario llevar todas las dimensiones de la habitación me puse metro en mano a hacer los dibujos necesarios para presentarlos el lunes. Teníamos una idea de como queríamos la nueva distribución de muebles y artefactos, pero la palabra final la tendría Ikea. El viernes 20 era el día en que teníamos que ir por la mañana al hospital de Lund para controlar la muñeca de Alicia. Comenzaron por hacerle una radiografía y luego se reunió con la cirujana, quién quedó muy saisfecha con el proceso de curación de la fracura. Gracias a los constantes ejercicios que hacía Alicia la movilidad que había logrado era mejor de lo que esperaba y le recomendó comenzar a manipular objetos más pesados. Era el último control programado, y solo tendría que consultar si sentía molestias anormales. De todos modos la doctora no le dió garantías de que recuperara el 100 % las funciones de la muñeca quebrada. A mí se me cayó el viernes parte de la reparación de la muela que me había provocado mucho dolor el año nuevo del 2020 estando de visita en Valizas. La odontóloga de Piriápolis me había hecho un tratamiento de conducto y el relleno, una buena parte del cual se había desmoronado. Dolor no tenía de modo que nuestro dentista me dió turno para el miércoles siguiente. Matías nos había hecho llegar una invitación para ir el sábado por la tarde a una galería a escuchar tango y también a ver un documental en realidad virtual con el tema de la influencia del feminismo en el tango. Hicimos las dos cosas, además de conocer el negocio Dulcita, de propiedad de una argentina que vendía empanadas y alfajores de fabricación propia. Los alfajores los conocía ya, pero no las empanadas por lo que compré algunas para probarlas. Eran vegetatianas y muy sabrosas, y no les faltaba ni el comino ni los condimentos picantes. Como Alicia no podía comerlas fuimos a un pequeño restaurante peruano de las inmediaciones a cenar, y luego nos juntamos con la barra de latinos a tomar una copa en otro restaurante. Ya estaba programado también que vendrían Johanna, Isabel y Viktoria con sus respectivas hijas el domingo a media mañana para que jugaran en el parque cercano y para hacer luego un almuerzo de panchos, de modo que por un buen rato tuvimos a las seis niñas en el departamento. No hubo mayores conflictos entre ellas, aunque sí un fenomenal bullicio. Isabel se despedía pues le quedaban solo dos días más en Malmö, aunque pensaba regresar a Suecia para navidad. Hacia la tardecita salimos a caminar por el barrio y confirmando que Hilian e Isabel estaban en casa pasamos a saludarlos un rato también. Estando allí, Alicia recibió una llamada de Yolanda proponiendo venir a visitarnos al día siguiente. No teníamos ningún plan aún, por lo que aprobamos con gusto su propuesta.
Lunes 23 de agosto. Era el día en que teníamos cita en Ikea para planear la nueva cocina, y equipados con las medidas necesarias fuimos para allá a ver que alternativas teníamos. Mientras el consultor comenzaba a armar el dibujo en tres dimensiones en su computadora nosotros veíamos como iba conformandose la cocina en otra pantalla de nuestro lado del escritorio. Sabíamos que no iba a ser facil siendo la cocina tan pequeña, y nuestra pretensión de tener el horno elevado quedó truncada. Finalmente llegamos a un resultado que parecía satisfactorio y nos llevamos copias en papel al departamento para estudiarlo, concertando a la vez una nueva cita para principios de septiembre. Yolanda y Osvaldo llegaron a la tardecita y como habíamos preparado una tarta por la mañana no demoramos mucho en sentarnos a cenar. Hacía ya años que no los veíamos de modo que había mucho material para ponerse al día con ellos. Por suerte el martes se presentó soleado y decidimos hacer un paseo a Lund para mostrarles el jardín botánico y el museo Kulturen, a cielo abierto. Antes de regresar a Malmö entramos a una confitería del centro a hacer una merienda. Ellos se quedaron una noche más de modo que tuvimos una larga velada, y después del desayuno del miércoles emprendieron el regreso a su casa en Annelund. Su nuevo proyecto era vender esa casa y mudarse a un alquiler en Gotemburgo para estar más cerca de sus hijos, algo nada sencillo dada la alta demanda de alquileres en esa ciudad. Yo tenía turno con el dentista y me arregló la muela rota. Tuvo que rellenar con mucho material por lo que no me dió garantías de que durara para siempre, en cuyo caso habría que hacer una corona si quería conservar la muela. Nuestros amigos Cecilia y Roberto, que vivían en Mallorca pero estaban en Malmö visitando hijos y nietos, nos invitaron a cenar el jueves en su departamento. Habíamos pensado ir a pie, pero ante la persistente llovizna del día cambiamos de idea y fuimos con el auto. Entre otros temas nos contaron lo lindas que eran las islas Baleares e insitieron en que fueramos a visitarlos allá. La idea nos parecía muy atractiva, pero no podíamos prometerles una fecha precisa. La tradicional comida anual de cangrejos se hizo también este año. Ana María reservó el local de su consorcio para el viernes a la noche y se anotaron unos cuantos del grupo lationamericano, contribuyendo todos con cangrejos. También hubo varias tartas para complementar y para aquellos que no eran tan adeptos a los cangrejos. Nuevamente fuimos en auto para allá ya que continuaba la llovizna del día anterior. Además había bastante para cargar pues entre otras cosas llevamos también una tarta de queso de cabra con masa libre de gluten. Se hizo temprano pues Las diez de la noche era la hora límite de uso del local. Al día siguiente, 28 de septiembre, se cumplía un año del fallecimiento de Omar pero Ana María no quería hacer nada especial en la ocasión. Había contratado un pintor que ese día le iba a pintar el hall del departamento. Magela y Leo nos habían apalabrado para que nos quedáramos con sus hijos el día sábado ya que querían ir a ver una exposición seguida de cena en Copenhagen. No había vuelto aun el buen tiempo por lo que Alicia hizo reservas para llevarlos por la tarde a un lugar llamado "Funnys Äventyr". No conocíamos aun el lugar de modo que fue una novedad para nosotros, y descubrimos un lugar muy bien diseñado y atractivo para que los niños se entretuvieran y gastaran energías. Incluía un pequeño teatro donde asistimos a una corta obra y también una especie de calesita con distintas estaciones, cada una con cuento visual. Los niños quedaron muy contentos con la visita. Pasaron una noche tranquila con nosotros y a la mañana del domingo los llevamos a un parque de juegos cercano al departamento y después del almuerzo vinieron los padres a buscarlos.
lunes 30 agosto. Comenzó la última semana del mes, y el lunes recibí el aviso de la clínica de ojos confirmando el 13 de septiembre como día para la operacion del ojo derecho. Ante la posibilidad concreta de renovar la cocina tomamos contacto con la firma que había hecho un buen trabajo cuando la contrató Alicia para su departamento, y nos encontramos con que no estarían disponibles antes del año iguiente... Aparentemente estaría disponible en diciembre otra firma, que le iba a hacer también un trabajo a nuestra amiga Graciela. El miércoles era el día del cumpleaños de Roberto y nos invitó a participar de la celebración que iba a hacer en el jardín del departamento de uno de sus hijos. Teníamos una seguidilla de días soleados y cálidos, por lo que fue muy disfrutable festejar al aire libre con amigos, hijos y nietos al lado de la parrilla con chorizos y carne. Roberto y Cecila partían de regreso a Mallorca el lunes siguiente de modo que fue también una especie de despedida. Siguiendo con los festejos llegamos al 2 de septiembre, día en que Vida cumplía un año. Viktoria había organizado con Johanna una reunión familiar en Höllviken, con una merienda en el jardín y luego una cena temprana. Nosotros le habíamos comprado a Vida una cocina para niños bastante voluminosa y pesada, aunque venía desarmada, que llevamos en el auto y que luego trajimos de regreso a Malmö cuando volvimos con Viktoria, Matías y Vida metiendo el carrito en el baúl también, ya que ellos habían venido en omnibus. Al día siguiente cumplía años Matías, pero él había decidido no hacer un festejo propio ya que el sábado teníamos una nueva reunión para Vida en nuestro jardín. Entonces aceptamos la invitación de Magela a cenar ñoquis en su departamento. Como su hijo Nicolás no tenía guardería ese día lo trajeron temprano a casa, y a la hora que su hermana Elisa salía de la escuela la pasamos a buscar para llevarlos a ambos hasta el vivero Vellinge Blomman donde siempre había parques temáticos atractivos para los niños. No faltó tampoco una merienda en el lugar, y después de dejar a Alicia y sus nietos en el departamento de Magela regresé a casa a dejar el auto e ir en bicicleta llevando un par de botellas de vino como contribución para la cena. Nos quedamos hasta cerca de la medianoche y volvimos caminando al departamento con una noche muy linda y apacible. Viktoria, Matías y Vida vinieron el sábado antes del mediodía para preparar la reunión de la tarde en el jardín. Teníamos nuevamente un día hermoso de sol y comenzamos sacando las dos mesas plegables y sillas del local del consorcio ubicandolas en el cesped del rincón más próximo al departamento, cercano también al manzano. Luego fuimos en el auto a buscar las dos tortas que habían encargado, y a las dos de la tarde comenzaron a llegar los invitados a la celebración del cumpleaños de Vida, varios de ellos de habla hispana. Habían invitado a Ana María también, y no faltaron Johanna con KF y las tres niñas. Las piñatas estaban de moda y Viktoria compró una con forma de caballo para diversión de los niños, que curiosamente no se animaban a pegarle fuerte, tal vez porque contradecía las enseñanzas de no usar la violencia. Igualmente terminó destruido. Como era una reunión con torta y café, con vajilla descartable, no requirió mayor esfuerzo de preparación y de cierre. Hubo muchos regalos, y para facilitarles el regreso a su departamento los llevé con el auto. Continuó el buen tiempo el domingo y decidimos ir caminando al asado de Hilian e Isabel, aunque llevamos mi bicicleta a modo de carrito pues habíamos hecho un postre juntando manzanas del arbol que teníamos casi frente a nuestro departamento en el jardín del consorcio. Además le había prestado algunas herramientas a Hilian que me quería devolver. Comimos la carne y y los chorizos sentados a una de las mesas del jardín de su consorcio, y al caer el sol nos mudamos a su departamento a comer el postre con crema de vinilla, pues siendo ya el fin del verano al aire libre se puso fresco enseguida. Bien entrada la noche regresamos a pie hasta la casa.
lunes 6 de septiembre. Nos tocaba ese día la segunda reunión de planificación de la cocina en Ikea, y en ella ajustamos algunos detalles además de elegir anafe, horno, lavavajillas y el tipo de mesada. Faltaba una reunión final el día 20 para repasar y confirmar la lista de componentes, y concretar ya la compra. Habíamos decidido financiar el monto en 48 meses con el banco Ikano, de Ikea. Aún no habíamos conseguido mano de obra para la instalación, pero el martes por la tarde vino un tal Robert, cuya firma le iba a hacer ese mismo trabajo a nuestra amgiga Graciela, y después de ver de qué se trataba la obra quedó en pasarnos un presupuesto. De todos modos no podía venir a hacer el trabajo antes de principios de diciembre. Estábamos ya a un día de la partida hacia la casa de Matías e Ida en Åryd, y por primera vez llevé el auto al lavadero, ya que le venía muy bien un lavado exterior. Los participantes de la comida en lo de Matías habían partido el martes para allá, pero nosotros habíamos decidido hacerlo el miércoles y además habíamos reservado alojamiento en una pensión en Ingelstad, 16 km antes de Åryd, por falta de lugar apropiado en Åryd. Poco antes del mediodia partimos para allá después de pasar por la tienda de licor a comprar un vino que nos habían encargado. Hasta Ingelsad eran 215 km de buenas rutas sin mucho tráfico, y llegados al pueblo descargamos nuestras cosas en el "Solvikens Pensionat", una magnífica construcción de dos plantas del año 1905 que conservaba todos los detalles del plano original y que estaba ubicada en un bosque a orillas del pequeño lago Torsjön. Para el caso de que estuviera cerrada la puerta de entrada a la noche nos dieron una clave para poder entrar, y luego continuamos viaje hasta Åryd. Aún faltaba mucho para el guiso de cocción lenta que estaba preparando Carlos Mendez en una cocina a leña al aire libre, pero otros habían llevado tartas de diversa indole que comimos todos apenas llegamos. Las mujeres salieron más tarde a caminar por la zona y ya casi de noche se hizo la amena y bulliciosa cena. Yo salí también a caminar con Matías y los dos Carlos después de la comida y luego emprendimos Alicia y yo el regreso a la pensión. Era un camino vecinal con cantidad curvas y contracurvas y en muchos lugares nos encontramos con bancos de niebla bastante cerrados, pero a esa hora no nos cruzamos con ningún auto. Nosotros habíamos reservado dos noches en la pensión, incluida la cena de la segunda, porque queríamos hacer un paseo por la cercana zona de producción de cristal y habiéndolo comentado la noche anterior, la gente se quiso anotar también por lo que después del abundante desayuno partimos nuevamente hacia Åryd, donde la gente estaba terminando su propio desayuno, y desde allí salimos en caravana de tres autos hacia Bergsdala con la experta guía de Matías. Nos había tocado un buen día de sol así que se podía disfrutar también del hermoso paisaje de Småland. En Bergdala pudimos entrar al taller de fabricación de cristal y ver a los operarios en acción. La siguiente parada fue Kosta, cuando ya había llegado la hora de almorzar. Para nuestros amigos había llegado la hora de regresar a Malmö, después de dejar a Matías en Åryd, de modo que almorzamos y luego nos separamos y nosotros continuamos recorriendo la zona por nuestra cuenta. A las seis y media teníamos que estar de regreso en la pensión para cenar, lo que hicimos en el gran salón comedor donde habían dos mesas más ocupadas. Después de cenar salimos aun a hacer una caminata digestiva por los entornos de la pensión antes de acostarnos. El viernes fue un día aun más despejado y caluroso. Estando tan cerca de Växjö Alicia quiso ir a dar una vuelta por allí, previa parada a tomar unos mates junto a una pequeña playa del lago de la pensión, que conocía por haber ido allí cuando vivía en Växjö. Ya en la ciudad pasamos a ver el bonito barrio donde había vivido, luego la universidad donde había estudiado, el castillo de Teleborg y la catedral. Después de estas vueltas era ya hora de emprender regreso al sur pues queríamos parar en Korrö, un lugar también conocido por Alicia en el medio de la campiña. Estaba a unos 30 km de Växjö y consistía de un establecimiento donde ya en la edad media se había establecido un molino harinero impulsado por una rueda movida por la corriente de un pintoresco rio. También había un aserradero movido con el mismo mecanismo y en la actualidad era todo un gran museo. Encontramos tanbién que había una corta picada hasta el lago donde nacía este río e hicimos esa caminata por el bosque. Como el restaurante del lugar ya había cerrado, continuamos viaje para encontrar algún lugar donde comer y finalmente llegamos hasta Åhus (la patria del vodka Absolut) sabiendo que allí se podía cenar en un restaurante flotante a orillas del río. También se podía comprar allí el conocido helado de Åhus y optamos por ese postre. Quedaba solo completar el recorrido final hasta Malmö, ya de noche, y llegamos al departamento poco antes de las diez. Al día siguiente hice una escapada hasta el departamento de Viktoria a saludarlos, en el horario en que Vida estaba despierta y vivaracha como siempre. Teníamos una actividad planeada para el domingo pues nuestra amiga Inés había organizado el evento anual de recaudación de fondos para la biblioteca popular que funcionaba en Ciudad de la Costa en Uruguay. Había venta de libros usados, oferta de comida y bebida, y también vimos una comedia uruguaya, "Otra historia del mundo". La película era un poco larga y a veces tediosa, pero tenía también pasajes muy buenos y entretenidos. Nosotros ayudamos a Inés en el armado y desarmado de mesas y sillas en el local que le habían prestado para la ocasión por lo que se nos fue toda la tarde en esa actividad. Compramos también algunos libros que nos interesaron.
Lunes 13 de septiembre. Llegó finalmente el día en que me iba a deshacer de la catarata del ojo derecho. Según las instrucciones me duché y me lavé el cabello antes de salir, y a media mañana fui caminando con Alicia hasta la clínica. A ella no le permitieron quedarse en la sala de espera y quedamos en que la llamaría después de la intervención. Antes de la operación me colocaron diversas gotas en el ojo y también tomé un tranquilizante. La intervención en si no demoró más de un cuarto de hora y la única molestia fue estar obligado a mirar todo el tiempo una fuerte luz blanca. El cirujano se mostró positivo ante el resultado y me citaron para una visita de control el 8 de octubre. Tenía que colocarme dos tipos de gotas durante tres semanas y esperar al menos un mes antes de hacerme anteojos. En principio no noté ninguna mejoría, seguía viendo turbio de ese ojo, pero me explicaron que era natural e iría desapareciendo en los siguientes días. Alicia estaba en las cercanías y se había encontrado con Matias y Vida en un parque donde estaban hamacando a mi nieta. Regresamos a pie al departamento, en mi caso aun bajo la influencia del tranquilizante, así que hicimos un almuerzo liviano y luego me acosté a hacer siesta. Viktoria nos había pedido prestado el auto y vino a buscarlo el martes a la mañana, mientras nosotros estábamos haciendo un lavado en el lavadero del sótano del consorcio. AL mismo tiempo ALicia había quedado en salir de compras con Isabel en el shopping Emporia y cuando intenté bajar al sótano a buscar la ropa descubrí que Alicia se había llevado por error las dos llaves de la casa junto con los chips para abrir el lavadero. Nos salvó nuestra buena vecina Agneta, que tenía un juego extra de nuestras llaves y que apareció antes de que terminara nuestro turno de lavado. Magela y Leo querían ir al cine el viernes a la noche y nos pidieron si podíamos cuidar a los niños, por lo que los trajeron a quedarse a dormir en casa. Al día siguiente se hacía un evento anual en el parque adyacente a casa y que consistía en una carrera para niños, diferenciandolos por edades. Elisa estaba anotada y después del desayuno llegaron sus padres y cruzamos al parque. Entre los niños y sus padres y demás parientes había una enorme multitud en el "plato" y al grupo de Elisa le correspondió hacer un giro alrededor del mismo, unos 900 metros. Los consuegros de Alicia estaban también presentes y luego de esa carrera vinieron a casa a compartir una merienda. Mayari vino también y nos dejó una buena cantidad de hongos cantarelas que nos vineron como anillo al dedo pues pensábamos hacer el domingo una reunión con Lucho, Inés y Graciela invitándolos a comer pasta con salsa de hongos. Para la ocasión, Lucho hizo un gigantesco flan muy sabroso.
Lunes 20 de septiembre. Teníamos turno a la mañana para hacer la última reunión en Ikea y concretar la compra de los muebles y artefactos de cocina. La mayoría de los elementos estaban disponibles y solo quedó una corta lista de faltantes, incluyendo el anafe, el lavavajillas y la iluminación de la mesada, cosas que deberían aparecer antes de la fecha de entrega en casa, que fijamos para el 29 de noviembre. También compramos una mesa nueva para reemplazar la que teníamos y que estaba ya bastante percudida. Como nos ibamos a deshacer de un armario que ocupaba mucho lugar en la pequeña cocina, más aun al ser más ancha la nueva mesada que ibamos a colocar, anunciamos que queríamos regalarlo y enseguida apareció un interesado. Por la tarde hice una escapada en bicicleta hasta el departamento de Viktoria llevandoles buena parte del flan que había sobrado, sabiendo que a ellos les iba a gustar. El día estaba bastante nublado y regresando a nuestro departamento me sorprendió un chaparrón así que llegué bastante mojado. Así despedimos el verano, y una señal clara de la llegada del otoño fue que lentamente comenzó a funcionar la calefacción central del edificio. El martes estaban libres los niños de preescolar y de escuela, y Johanna se dió una vuelta con las tres niñas por la casa. Las invitamos con panchos, que fueron muy apreciados, y se quedaron un par de horas jugando, sin que faltara uno que otro conflicto entre ellas. Más tarde fuí hasta el departamento de Lucho con las herramientas necesarias para colocar una artefacto de luz con vela en una pared de su balcón, para lo cual había que hacer agujeros en el hormigón. Alicia había ido a ver a sus nietos y luego se reunió con nosotros también. Teníamos previsto reunir a los hijos y nietos el día sábado y por ese motivo hicimos el jueves una gran compra en el Lidl. Matías presentaba un nuevo documental el viernes por la tarde en el cine Panora, y esta vez se trataba de una recopilación y edición de testimonios visuales de las protestas en Colombia. A Alicia la mareaba mirar el video en 3D y no fue, pero yo si asistí, pues el evento incluyó también un panel del que participaría Ana María. La comunidad colombiana invitaba a probar arepas y empanadas, y no faltó la música. Viktoria vino un rato también con Vida y se quedó hasta la hora en que debía cenar y acostarse. La razón de la reunión del sábado era concretar el proyecto de matrimonio, o sea el nuestro, que habíamos estado madurando desde un tiempo atrás. Queríamos unicamente una reunión familiar y decidimos apelar al factor sorpresa, reuniendo con otro pretexto a los hijos y su familia presentes en Suecia. Se suponía que festejabamos una década de estar juntos. El sábado por la mañana surgió el primer contratiempo cuando Johanna avisó que estaban resfriados e Ingrid con tos. No hubo modo de que quisieran venir sin revelar la verdad y quedamos en que seguirían la reunión por whatsapp. La ceremonia sería a las dos de la tarde, y por la mañana hicimos una escapada a una florería, y luego fuí a buscar la torta que habíamos encargado, antes de cambiarme e ir a buscar a nuestros testigos, Isabel e Hilian. Se suponía que los hijos llegarían quince minutos antes de que lo hiciera la funcionaria que nos casaría, pero salió todo al revés pues ella llegó antes y los chicos después. De todos modos funcionó el factor sorpresa pues nadie imaginó lo que iba a suceder. Cuando Johanna se enteró, cambió instantáneamente de idea y cargó a Ellen y Sigrid en el auto para asistir también. Con la dirección de Alicia habíamos adaptado el mobiliario para hacer lugar en el living y todo quedó muy bien presentado. Sobre la mesa colocamos todos los ingredientes para la picada posterior a la ceremonia. Esta fue muy corta y sencilla y le siguió el obligatorio vals y el brindis con vino espumante, mientras los asistentes continuaban asimilando lo sucedido. Viktoria y Matías tenían programado asistir a un cumpleaños y les prestamos el auto pues si bien Isabel e Hilian nos habían invitado a salir a cenar no estabamos en condiciones de manejar. Dejamos todo en orden antes de salir de la casa, y nos reunimos con nuestros testigos en la plaza del centro para cenar en el restaurante del hermoso sótano de la antigua alcaldía. Ilian tenía bastantes problemas de espalda pero ese día estaba un poco mejor por lo que no sufrió demasiado. Ellos regresaron luego en omnibus mientras que nosotros decidimos caminar, una buena opción teniendo en cuenta todo lo que habíamos comido durante el día. También fui caminando hasta el departamento de Viktoria al día siguiente por la mañana a buscar el auto y me encontré con matías y Vida. Viktoria estaba almorzando con Cornelia, ella flamante madre de un niño, quien aun no tenía nombre. Habíamos propuesto también a los amigos latinos una reunión de festejo en el centro y se anotaron varios. A media tarde había una actividad cultural organizada por Latinoamerica en Foco en el museo de arte moderno, en la que se exhibían tres cortos documentales brasileros, y desde allí seguimos caminando con los consuegros de Alicia, Ana María e Ines hasta un resaturante al que también vinieron Lucho y Graciela. Pasamos muy bien con ellos también.
Lunes 27 de septiembre. Entramos ya a la última semana de septiembre, y el día lunes se hizo Alicia un estudio para controlar el tema de la osteoporosis, y el resultado mostró un cierto grado de aavance pero no importante. Al día siguiente se dió la segunda dosis de Pfizer, mientras que yo reservaba un turno para darme una primer dosis en Suecia a fines de octubre. Estando a las puertas del 29 de septiembre hicimos una invitación a algunos amigos para venir ese día a comer los tradicionales ñoquis, con la idea de que tal vez se pudiera repetir en el futuro. De todos modos no sería en octubre porque concretamos el planeado viaje a España para salir el día 23. No fue facil hacer la reserva de Copenhagen a Barcelona ida y vuelta con Air France pues queríamos hacer uso de los vouchers que teníamos del frustrado vuelo de regreso de Uruguay a Suecia, lo que requería comunicación telefónica. Después de eternas esperas en linea logramos hacerlo, y aun nos quedó un saldo a favor para usar tal vez en el vuelo a Uruguay de enero. El mismo día 23 continuaríamos viaje en avión a Gijón a visitar a Brenda, la hermana de Alicia y su marido. También compramos pasajes para volar de Gijón a Mallorca el 31 de octubre y visitar a nuestros amigos Cecilia y Roberto hasta el viernes 5 de noviembre. Para regresar a Barcelona optamos por hacerlo por mar con un ferry que hacía el cruce en unas seis horas, y en Barcelona nos volveríamos a encontrar con Brenda y Pedro a pasar el fin de semana juntos para volver a Suecia el día 8. A todo esto Karin había concretado también su viaje con Mariano, Andrés y Laia a Suecia con KLM y después de hacerlo se percató de que había olvidado incluir a Laia en la reserva. Como tenía dificultades en comunicarse con la empresa en Buenos Aires me pidió ayuda a mi, de modo que volvimos a hacer el peregrinaje telefónico logrando finalmente resolver el problema. De Ikea recibimos el aviso de que había llegado el anafe y el sábado fuimos temprano a buscarlo antes de que se quedaran nuevamente sin stock, y de paso curioseamos entre los innumerables articulos, todos de origen chino, del recientemente abierto bazar de navidad. Más tarde nos preguntaron Viktoria y Matias si podían venir a merendar y nos juntamos con ellos y Vida en casa. Carlos, el consuegro de Alicia, cumplía años el lunes 4, y nos había invitado a nosotros junto con sus hijos y nietos a comer el domingo en un restaurante italiano no lejos de casa al que fuimos caminando bajo una leve llovizna. La mayoría pidió pizzas pero nosotros optamos por platos más nutritivos ya que las pizzas napolitanas eran más masa que otra cosa.
Lunes 4 de octubre. Los festejos no terminaban el domingo anterior pues el lunes había una nueva juntada en un restaurante con la barra latina para celebrar no solo el cumpleaños de Carlos sino el de dos personas más. Eramos catorce bulliciosas personas en esta amena reunión y nuevamente fuimos y regresamos a pie. Anteriormente, y como consecuencia del viaje a España, había cambiado la fecha de vacunación para el martes 5, pero cuando fui a hacerlo me encontré con que había cometido un error, al haberme anotado para extracción de sangre. De todos modos, cuando hablé de la vacuna me dijeron que si bien no reconocian la vacunación uruguaya tampoco me permitían vacunarme nuevamente en Suecia. Más adelante tal vez el gobierno sueco podría modificar sus reglas y aceptar la vacunación en el extranjero. El miércoles esperábamos la visita de nuestros amigos Mirta, uruguaya ella, y Per, danés. Cruzaron de Copenhagen en tren y los fuimos a esperar a la estación con el auto para traerlos a casa ya que a las once de la mañana estaba lloviznando. Después del almuerzo y viendo que había salido el sol les propusimos una caminata hasta el centro que fue bastante extensa pues también los llevamos hasta uno de los parques. Lo pasamos muy bien con ellos, y a la noche los alcanzamos nuevamente a la estación con la promesa de volver a encontrarnos pronto. Marcos, el hijo de ALicia, cumplía 30 años en noviembre, y como regalo de cumpleaños le propusimos invitarlo a reunirse en Barcelona con nosotros el 5 de noviembre y compartir el fin de semana allí. Su hermana Magela iría el mismo día con Leo, dejando a los niños con sus abuelos paternos. Alicia compró el jueves el pasaje de avión de Marcos, al que contribuiríamos todos y solo faltaba arreglar el alojamiento allá, que también formaba parte del regalo. Al día siguiente por la mañana vinieron los dos constructores que renovarían la cocina para verificar algunos detalles y concretar la obra. También llenamos el formulario que había que presentar al consorcio para que aprobara el trabajo. La última semana de noviembre iban a comenzar a desarmar y retirar los muebles de cocina. A la tarde tenía turno con el oculista de la clínica, quién verificó el ojo operado y opinó que todo estaba bien. Además la presión ocular había descendido notablemente a casi la mitad de los valores anteriores. En vista de esos resultados, acordamos encarar la operación del ojo izquierdo también y si había turnos disponibles sería en noviembre, al regreso de España. Teníamos una racha de días frios pero con sol y el sábado invitamos a Lucho a dar una vuelta por el campo ya que estaban en pleno los colores del otoño. Nos detuvimos en un lugar para hacer una caminata de cerca de tres kilómetros por un sendero del bosque rodeando un lago y luego continuamos hasta una cafetería que ya conocíamos de antes para hacer una merienda y finalmente hicimos una parada en un gran mercado de pulgas. Ante el festejo del domingo, Johanna avisó que las niñas andaban un poco resfriadas por lo que la celebración del cumpleaños de Sigrid se iba a hacer al aire libre. Afortunadamente no llovió, pero fresco estaba, asi que al igual que los demás invitados fuimos con bastante abrigo. La fiesta comenzaba con torta y para aquellos que quisieran quedarse habría más tarde pizzas por delivery. Nosotros preferimos pasar por alto las pizzas y regresar a cenar a casa. La mamá de las chicas no podía manejar aún a causa de su fractura de tobillo, asi que Viktoria le hizo de chofer y regresaron a Malmö después de las pizzas. La canción de los nombres olvidados / The song of names
Lunes 11 de octubre. Aun estaba pendiente la compra de cerámica a colocar sobre la mesada de la cocina y el lunes salimos de recorrida para tratar de hacer una elección entre la jungla de ofertas, lo que no fue nada facil. Finalmente nos decidimos por cerámicos de 10 cm x 10 cm, color beige claro que había que encargar por internet. La entrega a domicilio de las cuatro cajas iba a ser el miércoles a la tarde, mismo día en que habíamos invitado a Hilian e Isabel a comer en casa. Viktoria había comprado un pequeño escritorio usado que había que ir a buscar y lo hicimos el lunes a la tarde. Teníamos dudas sobre la capacidad del auto, pero entró justo. A mediados de semana se había organizado en Malmö una conferencia sobre el holocausto de judios en la segunda guerra y este evento creó caros en la ciudad al alojarse muchos participantes en un extremo de la ciudad para reunirse en el centro de conferencias que estaba en la otra punta. Por temor a atentados la policía sitió practicamente la ciudad, interrumpiendo el tránsito privado y de ómnibus. Afortunadamente no hubo incidentes, e Hilian e Isabel pudieron venir a la invitación del miércoles, aunque de a pie. Era el día que nos tenían que entregar los cerámicos, lo que fue imposible y vinieron al día siguiente. Por primera vez desde su quebradura de muñeca Alicia se sintió capaz de volver a usar la bicicleta e hizo una escapada de comprs con ella. Para el viernes habíamos invitado a su hija Magela con leo y los niños a comer empanadas en casa, y preparé una buena cantidad de dos variantes, carne y jamón y queso. El domingo le tocó a la segunda tanda de hijos, ya que invitamos a Johanna con KF y las niñas además de Viktoria, Matías y Vida. El menú de ese día fue ñoquis, adelantando el plato del 29 ya que no ibamos a estar en Suecia. Viktoria terminó viniendo sola pues Vida estaba congestionada y se quedó en su casa con Matías. Con cuatro niñas en el departamento hubo bastante bullicio, y como KF cumplía años el 19 le hicimos también un regalo a él.
Lunes 18 de octubre. Comenzó una semana de bastante mal tiempo, lluviosa y fría. Logré comunicarme finalmente con la hija del anciano que le había vendido el auto a la pareja a la que le compramos nosotros y prometió hablar con su padre para que buscara en su casa la llave extra, pues había descubierto que la que nos habían entregado no pertenecía a nuestro auto. Al día siguiente me avisó que efectivamente había encontrado una que podría ser y arreglamos un punto donde nos encontramos y comprobamos que efectivamente era así. Ilian e Isabel nos invitaron a cenar el miércoles en su casa y a pesar de la corta distancia optamos por ir con el auto a causa del frío y la lluvia. Ilian seguía con sus dolores y esperando turnos mientras que Isabel había ido al oftalmólogo y se había comprobado que tenía cataratas también. Ya tenía turno para operarse, y por mi parte me dieron un turno el 16 de noviembre para la operación del ojo izquierdo. El jueves a la tarde vino Viktoria con Vida a merendar al estar ella ya recuperada, y como siempre muy vivaracha y movediza. Al no figurar como vacunado en Suecia no me quedaba otra opción que hacerme un test de Covid y me presenté a isoparme ese día a las seis de la tarde. A medianoche me llegó el resultado negativo, requisito indispensable para poder viajar. Al día siguiente hice una escapada hasta el departamento de Viktoria para dejarle un juego de llaves de la casa y del auto, dedicando el resto del día a preparar el equipaje para el viaje.