8 de Noviembre 2015
Como habíamos decidido parar la heladera, el domingo al mediodía le llevamos las provisiones sobrantes a nuestro vecino Andrés y también acordamos con él el trabajo de pintado del techo de la cochera y de regado de la huerta y las plantas. A las dos y media de la tarde vino a buscarnos el Vasco con su taxi para llevarnos a la terminal de ómnibus de Piriápolis. Con poco atraso apareció el buquebus a Colonia, y ya en la autopista interbalnearia pasamos por un sector donde se había declarado un gran incendio en el bosque de eucaliptos. Llegando a un pueblo con el particular nombre de Ecilda Paullier tuvimos que detenernos un rato pues había una fiesta tradicional en la calle con participación de jinetes, autos antiguos y pobladores con vestimenta criolla. Tal como la vez anterior nos hicieron embarcar en el buquebus en lugar del Seacat, pero partimos con menos atraso. Agustín nos vino a buscar a Retiro con su camioneta y nos dejó en San Telmo donde Viktoria, Karin y Matias nos estaban esperando con una cena de pasta antes de acomodarnos a dormir con nuestro colchón inflable.
Lunes 9 de noviembre. Comencé el día caminando hasta la casa de Gabriel en la Boca y además del café con facturas que compartimos me hice de mi partida de nacimiento. El trámite había demorado casi dos meses, mucho más de los siete días hábiles reglamentarios. Luego regresé nuevamente a pie hasta San Telmo a buscar a Alicia para ir juntos en el colectivo a la cancillería. Me aceptaron sin inconvenientes la partida para apostillarla y decidimos retirarla al día siguiente para no quedarnos esperando un tiempo indeterminado. Queríamos ir lo antes posible a comprar los pasajes a Bariloche y los conseguimos con LAN para el día siguiente a las 15:45. Quedamos sorprendidos por la diferencia de tarifas entre mi pasaje y el de Alicia, como extranjera, pero nos resignamos a aceptarlo. Después hicimos toda la caminata hasta La Cresta en San Telmo a comer hamburguesas y fracasamos al encontrarnos con una cortina cerrada por ser lunes. Comimos en otro restaurante de la zona, bien caro por lo que ofrecían, y luego esperamos a Viktoria en su departamento pues pensábamos ir a cenar al barrio chino en Belgrano. A la tarde vino Agustín con Camilo y mateamos con él mientras se largaba una fuerte tormenta con una cortina de agua. Viktoria nos llevó a la noche con toda pericia en el auto de Marcela hasta Belgrano donde por suerte encontramos un restaurante chino abierto.
El martes me levanté temprano y equipado con una buena cantidad de facturas de Las Familias caminé hasta la casa de Agustín y Daniela a tomar unos mates matinales. Gabriel se excusó porque quería dormir un poco más. Acompañé luego a Agus, que llevaba a Camilo a pie a la guardería y nos separamos a la altura de la calle Bolivar pues yo tenía que volver a San Telmo a buscar a Alicia para ir a la cancillería a retirar mi partida de nacimiento apostillada. Fuimos en colectivo y regresamos a pie para armar las valijas. Con Agustín nos juntamos a la una de la tarde en La Cresta donde finalmente pudimos almorzar las tan esperadas hamburguesas. Agustín nos llevó en su camioneta a aeroparque, donde llegamos una hora antes de la partida. La cola para el embarque era bastante larga pues era única para distintos vuelos, y en un momento dado se detuvo, a causa de desperfectos en la cinta transportadora de valijas. A la hora de la salida del vuelo estábamos aun haciendo cola, y al continuar el desperfecto nos hicieron transportar las valijas a mano hasta una puerta donde las entregamos y luego fuimos a embarcar. En conclusión llegamos a Bariloche con media hora de atraso después de un vuelo apacible. Elsa y Cacho nos estaban esperando en el aeropuerto y nos llevaron a su casa donde cenamos muy bien como siempre.
Elsa tenía que hacerse una tomografía el miércoles por la mañana y nos quedamos en la casa a espera a que regresara. Fue un trámite rápido y después del almuerzo, con un día hermoso, partimos los tres en el auto a recorrer el circuito chico comenzando con una visita a la villa del cerro Catedral. La ruta que bordeaba el lago Moreno desde el cerro Catedral había sido reabierta después de haber estado cortada mucho tiempo a causa de un derrumbe y pudimos llegar por ese lado a la colonia Suiza. Luego completamos el recorrido por la bahía Lopez y paramos en la casa de Peti a entregarle algunos artículos de Panduro que le había traido de Suecia. Regresando a Bariloche entramos a la península San Pedro para hacer una parada en la casa de te Paila-Co, que seguía siendo indiscutiblemente la mejor de la zona.
El jueves habíamos planeado hacer una excursión a San Martín de los Andes por el camino de los 7 lagos, que ahora estaba totalmente pavimentado. Había empeorado un poco el tiempo y estaba más fresco y ventoso, pero de a ratos salía el sol también. Como siempre, hermoso el trayecto a San Martin de los Andes entre lagos y montañas. Encontramos un restaurante para almorzar antes de dar una corta vuelta por el pueblo y el muelle sobre el lago Lacar, donde el viento cordillerano soplaba sin piedad. Subimos con el auto hasta un mirador sobre la ciudad y luego emprendimos el regreso desviandonos hacia el lago Traful. En la llamada piedra del viento nos divertimos un rato arrojando ramas que regresaban de inmediato y salían volando sobre nuestras cabezas. Durante el paseo se nos ocurrió a Alicia y a mí que podríamos repetir la travesía que había hecho mi padre en bicicleta en el año 1938 uniendo Cipolletti con Bariloche. Regresamos a Bariloche con la expectativa de ver el partido de River contra un equipo brasilero pero nos encontramos con que se había suspendido debido a la intensa lluvia que caia en Buenos Aires y que había inundado la cancha.
Al día siguiente, viernes, comenzamos con una visita a una feria americana en el pueblo con Elsa, y luego de pasar por una zapatería a dejar un par de sandalias de Alicia para que arreglaran las suelas fuimos a hacer una visita a la tia Ellen y regresamos a almorzar a la casa de Elsa. El plan de la tarde era ir hasta el lago Gutierrez y por el camino de la costa del lado oeste ir a ver la cascada de los Duendes del arroyo Pescadero. Era un sendero de 400 metros de largo en suave subida y con muchos carteles informativos sobre la flora del lugar. La cascada era muy vistosa pues corría mucha agua de deshielo del cerro Catedral. En las cercanías vivía un matrimonio que había encargado artículos de Panduro que le entregamos y antes de volver a la casa de Elsa pasamos por la humilde vivienda donde vivía Lucia, hija de mi primo Chulengo, con su pareja y sus dos niñas. Fue duro ver el contraste entre su vivienda y la que habíamos visitado antes. Al regresar nos enteramos de los tremendos ataques terroristas que habían ocurrido en Paris. Esa noche se podía jugar el partido por lo que nos quedamos viendolo con Cacho.
Poco después de las ocho del sábado partimos con Cacho y Elsa hacia el Bolsón con un día cálido y soleado. Pasando el puente sobre el rio Villegas nos desviamos hacia la derecha para ir a saludar a la anciana pero guapa tia Audolía. Tomamos unos mates allí y luego continuamos hacia el sur pasando por el Bolsón y cruzando a la provincia de Chubut llegamos al Hoyo donde viven Erica e Ivano, los amigos de Elsa, al pie del cerro Pirque. Habíamos llevado salmón, que se preparó al horno en la casa de Erica, y después de almorzar salimos Alicia y yo a caminar comenzando el ascenso del cerro Pirque sorteando las plantas de rosa mosqueta. Nos acompañó uno de los perros de la casa y en un punto donde nos encontramos con grandes piedras no quiso subir más y se quedó. Nosotros escuchamos sus quejidos mientras seguíamos subiendo y como nos dió lástima decidimos regresar. Lo encontramos donde lo habíamos dejado y bajamos con el hasta la casa. Ya era hora de partir pues queríamos saludar también a Miguel y Tamara que nos estaban esperando en su casa en el Bolsón. Allí mateamos un rato con repostería que habían comprado en Jauja y para poder llegar a Bariloche aun de día partimos con el sol estaba todavía bien alto.
El domingo teníamos una agenda completa, que comenzó a la mañana en el centro cívico donde Sofía, la nieta de Elsa, iba a participar en una carrera de obstáculos de 5 kilómetros. Estaba fresco y ventoso pero había sol también, lo que era favorable para los competidores. Después de esa actividad subimos con Elsa a su casa para almorzar y más tarde nos llevó hasta Dina Huapi donde se desarrollaba la última jornada de la fiesta de las colectividades europeo - argentinas en el predio del club danés. Era uno de los objetivos de nuestro viaje pues nunca antes había estado antes en Bariloche en esa oportunidad. Habíamos llevado sillas plegables y nos instalamos cómodamente a escuchar música y ver los bailes típicos de las distintas colectividades. También existía la posibilidad de comprar comida y en el puesto alemán nos hicimos de salchichas con chucrut. Alicia compró también una porción de pizza en el kiosko de los italianos y conseguimos cerveza artesanal. Nos quedamos casi hasta el final pues queríamos ver las danzas folklóricas del conjunto municipal, que fueron espectaculares. A la noche vimos el debate entre Scioli y Macri, los dos candidatos que iban a competir en la roda final de las elecciones presidenciales. El debate no fue muy substancioso pues las preguntas difíciles nunca fueron contestadas.
Lunes 16 de noviembre, un día que se presentó frio y gris. Aprovechamos para hacer compras en el centro, incluido un buzo para mí como reemplazo del que había comprado en Bariloche tiempo atrás y que estaba ya en un estado lamentable. Pasamos nuevamente por la casa de la tía para saludarla y luego volvimos a la casa de Elsa. Teníamos pensado ir con ella al cine y vimos la película "El Puente de los Espías" en el shopping Patagonia. A la salida del cine vimos un operativo de la gendarmeria y luego nos enteramos que estaban evacuando la zona pues habían descubierto granadas y armas de fuego en una casa particular. Por suerte no interrumpieron nuestra sesión de cine.
Elsa propuso que fueramos el martes por la mañana hasta el kilómetro 4 del camino a Llao Llao a ver dos negocios de venta de artículos varios especialmente para turistas y para allá fuimos. Había muchos objetos muy lindos pero los precios estaban por las nubes de modo que no compramos nada. Después de una excelente pasta con salsa de hongos que preparó Elsa para el almuerzo nos llevó hasta la casa de mi prima Eleonor donde nos quedamos un buen rato acharlar y tomar mate. Regresamos con el colectivo y luego hubo una larga sesión de futbol, primero con la selección argentina y luego con la uruguaya, que hizo sensación al ganarle por 3 a 0 a la chilena. También nos enteramos que Suecia se había clasificado para la copa europea del año 2016.
Llegó el miércoles y con él el fin de nuestra corta estadía en Bariloche. El vuelo salía a las 12.30 y nos dió tiempo para ir a despedirnos de Andrea y David, y también de la tía Ellen. Hacía mucho frio, apenas un par de grados sobre cero, y de a ratos caía agua nieve en los barrios altos. Cacho y Elsa nos dejaron en el aeropuerto y el vuelo salió sorprendentemente diez minutos antes del horario previsto. Teníamos una ventanilla pero del lado derecho, lado equivocado para ver la cordillera, pero de todos modos no alcanzamos a cruzar el lago antes de perdernos en las nubes bajas. El vuelo fue muy sereno y llegamos a aeroparque casi media hora antes de lo previsto. Agustín ya me había avisado que no podría venir a buscarnos, por lo que tomamos un remise hasta San Telmo. Los chicos no estaban pero teníamos llave para entrar al departamento. Hicimos algunas compras en un chino y luego salí a pie hacia La Boca para saludar a Agustín, que estaba con Camilo en lo de Martín. Fuimos juntos a ver a Gabriel y le dejé las cervezas, miel y dulces. A la noche nos encontramos con Alicia, Karin y Viktoria para comer sushi en el restaurante ya conocido de Barracas. Karin me dió las seis botellas de vino Bravio que le habíamos encargado y bien cargados regresamos en taxi a San Telmo a reordenar las valijas para el cruce al Uruguay del día siguiente.