Diciembre 2007 a enero 2008
Llegó finalmente al 18 de diciembre. Viktoria fue a la escuela pero regresó casa un poco más temprano para completar los últimos detalles previos al viaje. También queríamos llegar a Copenhagen con buen margen y cruzamos sin problemas en micro al aeropuerto. Nos sobraba tiempo y aprovechamos para comer en el Burger King como habíamos hecho en varias oportunidades anteriores. El avión salió con atraso y cuando llegamos a Heathrow tuvimos una larga espera en la pista antes de llegar a la terminal. Pero el vuelo siguiente hacia Nueva York estaba también atrasado, con lo cual crecieron nuestras esperanzas de que llegaran las valijas. A poco de despegar de Londres se descompuso Viktoria, pero luego se recuperó lo suficiente como para comer algo cuando sirvieron la cena y luego dormitó durante el resto del trayecto. Antes de llegar nos sirvieron una nueva comida liviana, y cerca de las once de la noche hora local aterrizamos en JFK. Dejamos pasar adelante al resto de los pasajeros y fuimos los últimos en llegar al control inmigratorio, donde nos tomaron una foto y nos hicieron dejar una impresion digital. Las valijas habían llegado y pasamos sin inconvenientes la aduana para reunirnos con Johanna y Larry, Johanna ya preocupada por la espera. Habían venido con el mini-bus de la familia y arrancamos hacia Upper Saddle River por una autopista que pasaba al norte de Manhattan. Al principio iba todo bien pero al rato comenzó el atascamiento y quedamos rodeados de gigantescos camiones avanzando a paso de tortuga. Continuamos haciendo un lento progreso y al rato tuvimos que salir de la autopista para cargar nafta. Por suerte mejoró al rato la situación, pero asi y todo demoramos tres horas en llegar a la casa, una experiencia memorable. No hicimos más que bajar las valijas y ubicar nuestras camas antes de irnos a dormir. Yo ocupé la habitación que pertenecía a Catherine, la niña más pequeña, quien normalmente dormia con sus padres, mientras que Viktoria compartió el dormitorio de Johanna. Fue una noche extremadamente corta, ya que me levanté temprano para encontrarme con el resto de la familia: Kathleen y los niños Catherine, Tommy de seis, Danny de ocho y Lizzy de 10. Los tres mayores estaban a punto de salir para la escuela, mientras que la más pequeña iba a la guardería. Ese mismo día a la tarde asistimos a una presentación navideña por parte de los niños en la guardería y también hicimos nuestra primera salida por la zona con Johanna al volante de un desvencijado Saab que era uno de los vehículos de la familia. Había nevado la semana anterior y al hacer bastante frio había todavía un hermoso manto blanco. Toda la zona era una galería de mansiones en medio del bosque.
Al día siguiente hicimos una excursión a IKEA en Garden Park, donde también se podían comprar productos típicos suecos, entre ellos glögg y salsa de vainilla. Probamos entre otras cosas las albóndigas a la americana…Lizzy había cumplido años recientemente y se hizo una fiesta de cumpleaños en la casa con algunas compañeras de la escuela que vinieron todas en grupo al terminar las clases. Una de las tareas de Johanna era buscar a los chicos en la escuela, lo que se podía hacer caminando. Otra actividad en conexión con la navidad fue una presentación del grupo de scouts al que pertencía Lizzy. Fuimos todos a un hogar de ancianos en las cercanias y las niñas cantaron canciones navideñas bajo la dirección de Kathleen.
El sábado 22 fue el primer día en que visitamos Manhattan. Para ello tuvimos que ir en auto a la parada de omnibus en Westwood, dejar el vehículo estacionado y continuar con el 165 hasta la terminal en Manhattan, en la octava avenida y la calle 42. El viaje en omnibus era de más de una hora y el cruce del rio Hudson era por el tunel Lincoln. Comenzamos explorando las partes más conocidas del centro de Manhattan antes de tomar el subte hacia el sur y recorrer Little Italy. Nos costó encontrar el barrio pero cuando ya estabamos por darnos por vencidos lo encontramos y entramos al primer restaurante que se nos cruzó por delante. Al regreso hubo cierto atraso en los omnibus pero llegamos sin problemas a la casa.
Nuestra segunda incursion a Manhattan iba a ser al día siguiente, domingo, que amaneció lloviendo. Cuando llegamos a la estación de omnibus cambiamos de idea y decidimos ir a refugiarnos a un mall enorme al que nos guió Johanna y donde practicamente pasamos el día. Nos decidimos por un restaurante mexicano entre los tantos lugares de comida que había, y las chicas se dedicaron al shopping. También conseguí allí un adaptador para poder recargar el celular y el cargador de baterias.
Los americanos festejaban la navidad el 25 de diciembre, de modo que nos pusimos de acuerdo en que nosotros organizariamos la navidad a la sueca el 24. Por la mañana hicimos las compras y preparamos albóndigas, salchichas y huevos rellenos. Para el postre hicimos también un pastel de manzanas, y después de haber mirado el último capítulo del calendario de navidad sueco que toda la familia estaba siguiendo por internet con la traducción de Johanna nos sentamos a comer con toda la familia. Dias anteriores habiamos hecho también las masas de azafrán y yo había traido desde suecia mi glögg casero. Para los niños mezclamos el glögg sin alcohol de Ikea con un poco del mio.
Temprano por la mañana del 25 nos despertaron los chicos ya que querían abrir sus paquetes y bajamos todos para asistir al reparto de la cantidad de regalos que había para los niños. Hasta yo recibí de Viktoria y Johanna una cafetera italiana que había deseado hace tiempo, además de un CD de música. Ese día iba a haber fiesta en la casa de la familia, con amigos y parientes. Antes del mediodía le informaron por teléfono a Larry desde el hospital que su madre estaba moribunda. Ella estaba gravemente enferma de los pulmones desde hacia tiempo. Larry tuvo que irse pero la fiesta no se iba a suspender. A media tarde comenzó a aparecer gente con comida y postre, para agregar a lo que ya había preparado Kathleen. Fue una reunion muy Linda y todos se mostraron muy interesados en mi profesión, por lo que tuve que contar bastante sobre la misma. La madre de Larry falleció a la tarde y él regresó hacia la noche, en el momento en que estaban organizando un juego que tradicionalmente hacian cada navidad desde hacia muchos años. Larry quiso que la celebración continuara como estaba previsto, y el juego consistía en tratar de embocar unos anillos de goma en un tablero con ganchos numerados y de ese modo juntar puntos. Se formaron varios equipos y nos divertimos mucho con el juego, al punto que decidí adoptarlo para hacer lo mismo durante nuestras reuniones en casa. Había sobrado glögg de modo que se lo dimos a probar a los invitados y les gustó también.
El 26 hicimos nuestra segunda excursión a Manhattan y comenzamos nuevamente en el centro, recorriendo la biblioteca, Bryant park, la estación central de trenes y subiendo al Empire State Building. Esto ultimo nos llevó más de una hora, dada la larga cola de gente que quería hacer lo mismo. Luego continuamos caminando hacia el sur por la 5a. avenida y encontramos un lugar donde comimos hamburgesas para reponer energias y seguir caminando y haciendo compras. Ese día no tomamos el subte, pero si regresamos a la estación de omnibus en taxi, algo obligado durante una visita a Manhattan. No fue facil encontrar un taxi de los clásicos como era nuestro deseo, pero finalmente lo conseguimos.
Al día siguiente era el cumpleaños de Johanna y la “despertamos” con el tradicional canto. KF la sorprendió con un envio de flores que organizó desde Nueva Zelandia donde estaba de vacaciones. Después del desayuno salimos a hacer compras para la comida que deseaba y también a comprar el ipod que le había prometido a Viktoria como regalo de navidad. Le queríamos regalar uno a Johanna también y como estaba con nosotros tuvimos que engañarla diciendo que era para Felicia, la amiga de Viktoria, quien había encargado uno. Así pudimos sorprenderla con el regalo a la noche. Johanna quería comer el plato de pollo con bananas y crema y además hicimos una torta. Para la cena vinieron tres au-pair alemanas conocidas además de una sueca, y algunos parientes de la familia que estaban de paso, y se hizo una reunion muy linda. A todos les pareció muy exótica la comida que preparamos.
Durante la siguiente excursión a Manhattan decidimos dedicarnos al sur y comenzamos por tomar el subte a Ground Zero, que ya estaba en plena construcción nuevamente. Desde allí continuamos al parque Battery y tomamos el ferry a Staten Island. Durante la travesía aprovechamos para apreciar la estatua de la libertad ya que era imposible ir a esa isla dadas las colas que había. Regresamos casi de inmediato de Staten island y encontramos una buena pizzeria en la zona financiera antes de emprender el siguiente proyecto, que era cruzar el Puente Brooklyn a pie. Ya se estaba haciendo de noche y fue un espectaculo el cruce al poder apreciar a la distancia el contorno iluminado de Manhattan. Había una apreciable cantidad de gente haciendo lo mismo que nosotros. Desde el otro lado del East river regresamos en subte hasta el Soho y nos decidimos por caminar a lo largo de la octava avenida hasta la terminal de omnibus.
El 29 fue dia de recorrer otro mall en New Jersey, el de Garden Park donde también está Ikea. No nos quedamos demasiado allí y no nos atraía comer en el shopping por lo que decidimos ir a Ramsey a comer en un restaurante chino económico donde a veces encargaban comida. De paso vimos el cine de barrio donde a veces habia ido Johanna con los chicos. El 30 de diciembre fuimos nuevamente a Manhattan y rumbeamos para el norte para recorrer parte del Central Park y con la idea de visitar el museo de ciencias naturales. Había una multitud de gente y desistimos. En su lugar tomamos el subte a Brooklyn en busca de negocios de segunda mano cuyas direcciones había averiguado Viktoria. Encontramos el negocio del ejército de salvación pero por ser domingo estaba cerrado. Brooklyn no nos parecía demasiado atractivo por lo que regresamos a Manhattan y caminando por la 6a. avenida bajo una llovizna encontramos un restaurant que nos cayó bien y cenamos.
Dos de las alemanas amigas de Johanna nos habían propuesto que nos juntaramos para cenar el 31 en un restaurante italiano y decidimos aceptarlo. Ese día comenzamos por ir a Manhattan en auto con Larry y Lizzy ya que uno de los parientes trabajaba en el Metropolitan montando escenografia y nos habia invitado a visitarlo. Estacionamos el auto sobre la costanera del Hudson y continuamos a pie hasta la Opera donde nos encontramos con nuestro guia después de una parada en Starbucks. Fue una visita muy interesante ya que nos llevó por todos los recovecos del edificio y apreciamos también como hacian para cambiar el escenario de Hansel & Gretel al de Romeo & Julieta que se iba a dar a la noche. Larry nos dejó en el restaurante Olive Garden donde nos encontramos con las alemanas y después de una espera de una hora se liberó una mesa. Fue también una linda cena con excelente comida y atención. Nosotros estabamos empeñados en recibir el año nuevo en Manhattan de modo que las alemanas nos dejaron en la casa y salimos nuevamente con el Saab hasta la parada de omnibus para entrar a Nueva York. Llegamos bien pero apenas pudimos salir de la estación de omnibus al estar todas las calles bloqueadas por la policia para evitar que se amontonara la gente en Times Square. Asi fue que nos quedamos allí con el resto de la gente que se encontraba en el lugar a esperar la medianoche y vimos solamente un poco de los fuegos artificiales que dispararon desde un edificio en la calle 42. Fue de todos modos una experiencia inolvidable, y al estar a pasos de la estación de omnibus pudimos tomar el primero que salía a las 00:20. Esa noche había que comprar pasajes en los expendedores automáticos ya que el chofer no vendía. No se podia ingresar a la parada si no se monstraban los boletos. A las dos de la mañana estábamos en la casa y cuando llegamos la familia ya se había ido a dormir. Ellos se habian reunido esa noche con unos amigos en el barrio. Así iniciamos el año 2008.
El miercoles 2 recomenzaron las clases de los niños y el horario habitual de trabajo de Johanna. Lizzy se había descompuesto durante la noche y recién regresó a la escuela una semana más tarde. Johanna le había prometido a los niños una salida al cine y fuimos todos al cine de barrio de Ramsey. También quisimos ofrecerle a la familia una torta sandwich, que preparamos un día para cenar cuando Kathleen regresó a la casa. Ella nos había ofrecido que fueramos a ver su lugar de trabajo en Morgan Stanley y lo hicimos el viernes 4 en cuanto entramos a Manhattan. Nos mostró las salas donde se hacían los negocios financieros y luego bajamos a almorzar a la cantina de la empresa. Después de la visita arrancamos nuevamente hacia la zona sur de Manhattan, esta vez a lo largo de la avenida Brodway. Sabina, la sueca au-pair que había viajado desde Suecia con Johanna, iba a venir de visita a Nueva York con su padre el día sábado y quedamos en encontrarnos para almorzar. Ese día sería nuestra última visita a Nueva York por esta vez, y los esperamos en la zona de Chinatown para ir a comer a un restaurante chino que nos pareció aceptable. Después del almuerzo nos separamos y nosotros fuimos a recorrer el East Village. Habiamos quedado en regresar a la casa para cenar, ya que Larry iba a preparar comida.
El domingo nos encontramos con las amigas alemanas de Johanna en Garden park para ver la película Charlie Wilson´s War, que se había estrenado hacia poco. Un cine enorme con una gran cantidad de salas. Ese día ibamos a probar también la pizza ensalada de la que tanto habiamos oido hablar. La iba a traer Finula, la sobrina de Kathleen. Nosotros hicimos dos tartas de ananas para el postre y asi fue nuestra ultima cena con la familia.
Llegó finalmente el lunes 7, dia previsto para nuestra partida que sería a las 20:00. Larry se había ofrecido a llevarnos al aeropuerto con el auto. Por la mañana salimos a dar una vuelta con el Saab y entre otras cosas fuimos hasta el College donde Johanna tenía que ir al día siguiente para que la orientaran sobre el curso que podia realizar como parte de su plan. También nos mostró el gimnasio donde entrenaba y fuimos a un Starbucks. Kathleen regresó más temprano de su trabajo para hacerse cargo de los niños y nosotros partimos hacia el aeropuerto. Por las dudas Larry eligió otro camino y dimos toda la vuelta al sur de Manhattan cruzando a Long island por el Puente Verrazzano. Llegamos a JFK una hora y media antes de la partida del avión y Larry no quiso quedarse por lo que tuvimos una despedida abrupta. Habia mucha gente para el check-in pero hicimos a tiempo y el vuelo salió a horario. El cruce del Atlantico hacia el este fue más rápido que en sentido opuesto y después de una hora y media de espera en Heathrow salimos con el siguiente vuelo a Copenhagen. Las valijas llegaron sin inconvenientes y a las dos de la tarde estabamos en casa, Viktoria muy triste y desconsolada como era habitual. Por suerte se recuperó bastante al dia siguiente. Isabel nos había cuidado muy bien el departamento y todo estaba en orden.