Continué trabajando en casa para la compañía y haciendo cortas visitas a otros buques de la flota, ayudando a implementar nuevas reglas de seguridad hasta que llegó el momento de partir para China. El primer viaje a Shanghai fue el 7 de abril de 1999, junto con el armador, su hijo y el gerente técnico, y la intención era relevar a Rolle, mi ex capitán del Ekfors, quien había estado allá unos meses. Justo el día anterior a nuestra partida y en circunstancias bastante confusas, Rolle tuvo un derrame cerebral y fue internado en un hospital de Shanghai, de modo que a mi llegada me aboqué a la tarea de supervisor, sin experiencia previa y sin la ayuda de Rolle. Él confiaba plenamente en que se iba a recuperar pronto y de hecho solo había sufrido una parálisis limitada, pero finalmente terminó regresando a Suecia para continuar su rehabilitación y nunca pudo regresar a una vida profesional activa.
Ek-Star
Eran dos los buques que se estaban construyendo en Shanghai, el Ek-Sky y el Ek-Star, y estaban en distintas fases de terminación. Ektank había contratado una firma consultora para supervisar la construcción y me uní a esa firma junto con Roland, quien iba a ser jefe de máquinas del Ek-Star. Yo estaba propuesto como capitán de ese mismo buque.
La companía nos había asignado dos departamentos en Shanghai. Uno de ellos era para el capitán y el otro para el jefe de máquinas, ambos ubicados en distintas torres de un complejo habitacional. Eran departamentos de cuatro ambientes con un aceptable nivel de comfort para nuestras necesidades. Cada mañana nos llevaba un taxi al astillero y del mismo modo regresábamos por la tarde. El almuerzo lo servían en el comedor del astillero. No eran muchas horas de trabajo pero en ciertas oportunidades bastante agotadoras, especialmente cuando hacía calor. El arreglo era que nos quedábamos dos meses en Shanghai y luego teníamos dos meses de licencia, y en total estuve tres veces con ese régimen hasta la entrega del Ek-Star en diciembre del año 1999. El Ek-Sky se había entregado en septiembre y estuve presente cuando zarpó de Shanghai. Era la intención que yo trajera el buque a Europa pero a causa de atrasos en la entrega y a que Viktoria iba a ser operada de una hernia de ingle a mediados de diciembre, vino un capitán noruego a hacerse cargo del buque. No puedo decir que lamentara el arreglo, porque mucha gracia no me causaba navegar por esas latitudes y cruzar luego el canal de Suez.
La estadía en Shanghai fue una experiencia inolvidable, y tuve muchas oportunidades de salir a conocer la ciudad y compenetrarme de la cultura china, tan distinta de la nuestra. Desde luego que el trabajo tenía su costo, ya que después de la entrega de los buques tuvimos que cargar muchas veces con los reproches por los errores y omisiones que se habían cometido durante la construcción. Con el jefe de máquinas tuve varios encontronazos debido a su particular forma de ser, y cuando más tarde comenzamos a navegar juntos se agudizó el problema. Por suerte él mismo le puso punto final al tener que renunciar después de unos meses a raíz de un serio incidente con técnicos a bordo.
Mis servicios a bordo del Ek-Star comenzaron a fines de enero del año 2000 embarcando en la rada de Copenhagen y si bien el buque tenía los problemas de todo barco nuevo, técnicamente era muy moderno y fácil de maniobrar. Los problemas más serios eran con algunos oficiales y demoramos mucho tiempo en adquirir una tripulación armónica. El buque llevaba bandera noruega y la mayoría de los tripulantes eran filipinos. Mi sueldo venía también de Noruega y era superior a lo que se ganaba bajo bandera sueca, de modo que comenzó una época de bonanza en la que pude ahorrar dinero y planear muchos viajes durante mis licencias.