Septiembre 2007 a diciembre 2007
Johanna completó todos sus trámites y partió para los EEUU el 24 de septiembre del año 2007, diez dias antes de mi regreso a casa del embarco. Como teníamos internet a bordo me mantuve en contacto con ella y me enteré enseguida que le había ido bien y que estaba instalada en la casa de la familia que había elegido en New Jersey.
El 3 de octubre desembarqué del Ek-Star en Gotemburgo con la intención de quedarme en tierra cinco semanas. Una de mis primeras medidas fue adquirir los pasajes a Nueva York para Viktoria y para mi, y lo hice en Inca Tours donde conseguí un vuelo relativamente económico para el 18 de diciembre con British Airways, vía Londres. El regreso a Malmö sería el 7 de enero, por lo que nos quedaríamos más de dos semanas en Nueva Jersey con la familia donde trabajaba Johanna. Ella me aseguró que estarían muy contentos de recibirnos.
Tal como lo habíamos hablado con los Wernberg, decidimos que Viktoria y yo los visitaríamos en Örebro para conocer de paso a Rakel, su hija de ya cuatro años que no habíamos visto aun. Salimos para allá el viernes 19 con un auto alquilado y llegamos ese mismo día a la noche. Con un plano bien descriptivo nos resultó relativamente facil encontrar la casa, y pasamos con ellos un muy lindo fin de semana. Pasamos mucho tiempo adentro ya que hacía bastante frío, y mateamos bastante, pero el sábado hicimos una salida a visitar la torre de agua y subir al tope, donde habia un retaurante y un mirador. Se podía apreciar Örebro en detalle y en cualquier dirección. El domingo partimos de regreso después de almorzar, y por error fuimos a dar a Gotemburgo en camino a casa. Allí comimos en un McDonalds a pedido de Viktoria. Poco después de las diez de la noche estábamos nuevamente en Malmö.
Mi amiga Pulan Wang de la época de la construcción de los buques en Shanghai me había anunciado que venía a Alemania a un par de ferias en Düsseldorf, y como no tenía ni visa ni tiempo de venir hasta Suecia me decidí por ir a saludarla yo y de paso combinar con una visita muy postergada a nuestros parientes Rudi y Lore en Hanau. El domingo 28 de octubre a la mañana me desperté bien temprano para prepararme para el viaje a Alemania. Me había despedido de Viktoria la noche anterior ya que dormía profundamente cuando me fuí. Poco después de las seis tomé el tren a Copenhagen y tuvimos que cambiar en la estación del aeropuerto, como siempre había algun tipo de trastorno en la línea. De todos modos llegué con buen margen a la estación central en CPH y unos minutos antes de las ocho salió el tren para Hamburgo. En Hamburgo tenía que cambiar y disponía de una media hora ya que el tren a Düsseldorf tenía cierto atraso, de modo que fuí a una cafetería de la estación a comer un sandwich con café y observar el enorme movimiento de gente en esa estación tan concurrida. El tren a Düsseldorf no logró recuperar el atraso pero no eran más de 10-15 minutos. Ya era casi de noche cuando llegamos y tenía que esperar un rato antes de encontrarme con Pulan por lo que dejé la valija en la estación y me armé de un mapa para recorrer un poco la ciudad. Luego nos encontramos en la sede de la feria y fuimos a cenar a un restaurante chino, algo bastante poco original. Estaba muy concurrido y no era facil conversar pero de todos modos logramos comunicarnos y recordar entre otras cosas los tiempos de mi estadía en Shanghai. Yo había reservado mi hotel por dos noches en Köln (Colonia), de modo que nos separamos y tomé el tren para allá a media hora de viaje. Al día siguiente decidí ir caminando desde el hotel hasta la estación central para esperar a Pulan. Una buena distancia que me llevó una hora pero también un lindo paseo, cruzando el Rhin por uno de los puentes y siguiendo el paseo costanero hacia la estación. Cuando apareció Pulan dejamos su equipaje en la estación y nos dedicamos a hacer turismo por la ciudad. Yo ya había llamado a Rudi para anunciar mi llegada al día siguiente a las doce. La catedral era visita obligada, algo imponente, e incluso subimos los 500 escalones de una de las torres. El tiempo se descompuso hacia la tarde y comenzó a llover, por lo que tomamos uno de esos trenes turísticos de juguete que al menos estaba cubierto y cerrado, y que nos llevó a pasear por una hora por la ciudad. El chofer del tractorcito que tiraba el tren explicaba cosas en alemán, mucho no entendía pero era un lindo paseo. Cenamos en la llamada ciudad vieja en un restaurante bien alemán, tipo taberna que tenía muy buena comida, y tan abundante que compartimos un plato. Pulan se alojó en el mismo hotel y el martes a la mañana tomamos el tren al aeropuerto de Frankfurt donde nos despedimos. Desde allí tomé otro tren directo a Hanau.
Puntualmente llegué a las doce a la estación de Hanau, y allí estaban Rudi, Lore y sus dos nietos Alexander y Johannes. Yo tenía la seguridad de lo que iba a pasar a continuación, y efectivamente nos trasladamos con el auto de Alexander al restaurante chino de siempre a almorzar. Antes de dejar la estación compré mi pasaje a Malmö para el día siguiente cerca de las nueve. A los pocos minutos llegó Rudolph al restaurante desde su consultorio que estaba en las cercanías y tuvimos una comida muy amena entre todos. Por suerte eran todos fluentes en inglés y como al menos entiendia casi todo lo que se decía en alemán no hubo ningún problema de comunicación. Después del almuerzo nos trasladamos al departamento de Lore, donde nos dejaron los nietos. Rudolph había prometido venir a saludarnos a la noche. En casa de Lore y Rudi era como retroceder en el tiempo a la última vez que los visité. A raiz de su medicación Rudi se sentía cansado y se retiró a dormir una siesta, lo mismo que Lore, mientras que yo me acomodaba en la habitación de huespedes. Luego continuamos charlando durante la tarde hasta que se hizo la hora del café con tortas, siguiendo un horario riguroso. Lore había hecho dos tortas y Rudi también quiso sus masitas favoritas, las de quaker suecas. Quedamos en mirar las fotos más tarde, cuando vinieran los hijos, y no pasó mucho tiempo antes de que llegara la hora de ver las noticias de las siete de la tarde en televisíón. Después de las noticias era hora de cenar a la mesa del pequeño comedor lo que yo hubiera pasado gustosamente por alto, pero igual comí un poco de pan con queso. Como siempre, un eterno abrir y cerrar de puertas al tener ellos todas las puertas continuamente cerradas. Al rato aparecieron Rudolph y Thomas con sus respectivas Beas y continuamos la tertulia en el living. Había temas de sobra para conversar y también intentamos ver las fotos en la pantalla de televisión mediante un reproductor de CD nuevo que tenían, pero no funcionó. Al haberse hecho muy tarde renunciamos a ver fotos, quedaría para otra ocasión...Ese día Rudi no logró acostarse a las 22.22 como lo hace todos los días según el, ya que era mucho más tarde que eso. Yo cometí el error de comentarle a Lore que pensaba levantarme a las seis de la mañana del día siguiente. Me desperté a esa hora pero me quedé un rato más en la cama y al poco tiempo golpeó la puerta Lore muy preocupada al no haberme levantado de acuerdo a lo estipulado. De todos modos había tiempo de sobra, me duché y desayunamos con tranquilidad hasta que apareció nuevamente Alexander para llevarnos a la estación. Esta vez me subí a un tren local hasta Fulda, una hora de viaje, y allí cambié al tren rápido que venía de Munchen para Hamburgo. En Hamburgo me tocaba nuevamente una media hora de espera y justo allí me llamó P-O con respecto al embarco. Estaba en San Petersburgo cargando, con posible puerto de descarga Coryton en el Thames. Por eso me sugería hacer el cambio el sábado siguiente en Simrishamn, unos días antes de lo previsto, debido a que teniamos mala experiencia con Inglaterra, a veces largas esperas antes de ir a muelle. Ademas costaba una fortuna el transporte. Yo coincidí con el de modo que quedamos en cambiar el sábado a la noche y hacer un embarco de un mes. Más tiempo en casa también antes de salir para NY.
En Hamburgo tomé mi siguiente tren a CPH y luego el local a Malmö. Llegué a casa a las siete y media de la tarde, o major dicho de la noche. Ni bien llegué a casa llamé a Lore como lo había prometido, y allí me enteré que había dejado los dos estuches con discos de fotos en casa de ellos. Parece que fue el destino…Ya habían mirado las 300 y tantas fotos del viaje de Elsa a Suecia, y les sugerí que miraran todo lo posible de la colección antes de mandarme los estuches de vuelta a Malmö, ya que mayor apuro no había.
El siguiente embarco se caracterizó por las continuas tormentas, especialmente en el mar del Norte. Cruzando de Immingham a Oxelösund con carga tuvimos olas tan grandes que incluso nos produjeron daños en un sector de cubierta doblando una puerta metalica hacia adentro. El planeado período de un mes se convirtió finalmente en cinco semanas al producirse atrasos durante el ultimo viaje debido en parte a una tormenta fuera de la costa noruega. Asi y todo desembarqué nueve días antes del vuelo a Nueva York. El viernes 14 hicimos una reunion navideña y de despedida con los amigos de costumbre. Habíamos decidido no comprar arbol de navidad este año, pero algunos adornos navideños pusimos de todos modos. También encendimos ese día el hogar a leña.