En marzo del año 2000 iniciamos nuestro tercer viaje a la Argentina, como siempre las chicas y yo, y esta vez Gabriel había preparado su departamento, en la calle Defensa del barrio de San Telmo,para recibirnos allí. Lugar había, y él había comprado colchones para todos. Carolina y Francisco vivían también con él en ese departamento.
<div class="imageleft"><img src="fotos/capitulo 11/Pascua en casa de Antonio.jpg"><br />Pascua en casa de Antonio</div>
Con ellos nos quedamos unos días en Buenos Aires antes de volar a Bariloche donde encontramos a Elsa en una situación muy difícil a causa del deterioro de la salud de mi padre. Él vivía en la casa de mi hermana y entre ella y Cacho lo tenían que atender porque estaba cada vez más postrado, pero la situación se venía haciendo insoportable y era una gran carga mental y física para todos. Elsa había visitado un par de institutos geriátricos y comprobó que a pesar de ser caros no reunían las mínimas condiciones adecuadas para dejar a mi padre. Él conservaba aun la lucidez mental, pero nos dimos cuenta que se le creó cierta confusión cuando nos vió llegar a nosotros y no le resultó fácil reconocernos.
<div class="imageright"><img src="fotos/capitulo 11/En el bosque de arrayanes.jpg"><br />En el bosque de arrayanes</div>
Pasaron unos pocos días y el 4 de abril de madrugada falleció en forma serena y tranquila. En diciembre de ese año hubiera cumplido 96 años. No creo que se debiera a la casualidad que su muerte se produjera después de nuestra llegada y mientras estábamos en Bariloche, probablemente esa visita lo mantenía en vida. Mi padre solía poner metas, prometiéndose a sí mismo conservarse en vida para alcanzar a ver acontecimientos importantes tales como la pasada del cometa Haley, mundiales de fútbol, etc. , y porque no, nuestra visita. El sepelio fue en el cementerio de Bariloche, en la misma tumba donde se encontraban los restos de su hermana. Fue cuando controlamos sus pocas pertenencias que encontré el relato que papá había hecho de su vida antes de llegar a la Argentina. Regresamos a Buenos Aires también en avión y nos quedamos unos días allí antes de volver a Suecia.
El 6 de enero del año 2001 emprendimos nuestro tercer viaje de invierno al norte, pero esta vez elegimos Åre, donde había un poco más de actividad, variación y bullicio. Alquilamos un departamento en una zona de Åre orientada hacia principiantes, y estábamos a metros de las pistas. Yo también continué tratando de mejorar mi prestación e hice progresos apreciables en el tema. Pasamos nuevamente una semana helada pero muy linda.
Como vacaciones de verano nos decidimos por una pequeña cabaña en Degeberga, en Österlen y estuvimos allí la tercera semana de julio. Omar y su familia vinieron también, aunque ellos se instalaron con carpa en el camping aledaño. A principios de octubre hicimos también un viaje de fin de semana a Estocolmo, primera vez que las chicas visitaban esa ciudad. Annica se anotó también y nos encontramos allí. Fueron dos días de intensa actividad y muy disfrutados por todos.
A fines del año 2001 viajamos nuevamente a la Argentina, esta vez con la intención de pasar la navidad allá. El plan era instalarnos en la casa de Antonio Propato, cuando inesperadamente unos días antes de salir me avisaron que no iba a ser posible porque a Antonio lo iban a operar del corazón. Tomé contacto con Eduardo Rattner y así pudimos solucionar el problema de vivienda. A nuestra llegada a Ezeiza nos esperaba Gabriel y con dos taxis hicimos el recorrido hasta el departamento de Eduardo en Palermo. Gabriel vivía en ese momento en un minúsculo departamento cerca del Congreso, después de haberse separado de Carolina quien seguía habitando el departamento de la calle Defensa junto con Francisco. La situación económica Argentina se había deteriorado mucho pero aun seguían manteniendo la paridad del peso con el dólar. El gobierno era radical, con De La Rua de presidente, pero había fuertes tensiones sociales. Nos quedamos pocos días en Buenos Aires y luego continuamos nuestro viaje a Bariloche en ómnibus. Gabriel prometió reunirse allá con nosotros, lo mismo que Agustín. Pasamos una navidad muy linda con Elsa y su familia, y el 25 de diciembre salimos para Chile con Cacho y Elsa en su auto. Cuando llegamos a la frontera nos atacaron los tábanos chilenos, gigantes en comparación con los argentinos. Poco después de la frontera hicimos alto en unas fuentes termales y los benditos tábanos no nos dejaron en paz. Luego continuamos el viaje y nos instalamos en la cabaña que habíamos alquilado en la ciudad de Puerto Varas.
Nos quedamos en Chile hasta el dos de enero y aprovechamos esos días para hacer hermosos paseos por la zona de Osorno y Valdivia, viviendo en diversas cabañas. La noche de año nuevo estuvimos en la tercera de las cabañas, la mejor equipada, y después de cenar fuimos a la costa del Pacífico a un paraje llamado Nieblas, donde habían organizado una fiesta popular. Lamentablemente hizo frío y llovía, de modo que si bien había un lindo ambiente la mayoría de la gente – nosotros incluidos – decidieron irse después de los fuegos artificiales. En el interín había estallado la presión social en la Argentina cuando el gobierno tomó la decisión de congelar las cuentas bancarias, el llamado “corralito”. Por esa razón había disminuido mucho la presencia de turistas argentinos en el sur de Chile pues no podían disponer del dinero depositado en los bancos. Por suerte podíamos seguir utilizando mi cuenta sueca para tener dinero en mano. Hubo marchas, demostraciones y muchos saqueos de negocios y destrucción, especialmente en Buenos Aires. Gabriel nos contó luego que accidentalmente se vió mezclado en una demostración y tuvo oportunidad de experimentar la violencia. Por suerte salió ileso.
Regresamos a Bariloche con la misma parada en las aguas termales y con los infaltables tábanos, pero todos contentos con la gira. Poco después se nos unieron Gabriel con Francisco y Agustín con Marino, quienes vinieron a Bariloche en ómnibus. Se alojaron en lo de la tía Ellen ya que ella recibía turistas en el primer piso de su casa, que había convertido en pensión. Así reuní a todos mis hijos y pasamos algunos días muy lindos todos juntos. Las chicas y yo nos quedamos en Bariloche hasta el cumpleaños de Cacho, el 10 de enero, mientras que Gabriel y Agustín regresaron antes. En Buenos Aires íbamos a estar un par de días antes de regresar a Suecia y decidimos repartirnos, Viktoria y yo nos alojamos en el pequeño departamento de Gabriel mientras que Karin y Johanna se alojaron por dos noches en un hotel cercano. En esta oportunidad nos llevó a Ezeiza Rubén, el tío de Gabriel, en su auto.
La fiesta de “midsommar” del año 2002 la pasamos en una cabaña al norte de Gotemburgo junto con Annica, su hermana y un grupo de amigos. Con un auto alquilado nos trasladamos las chicas y yo para allá y nos instalamos en lo de los amigos de Annica por una noche. Fue una fiesta muy linda y con todos los ingreditentes de la tradición sueca.
A mediados de febrero del año 2003 decidimos con las chicas hacer un corto paseo de fin de semana a Alemania y fuimos con un auto alquilado hasta Lübeck. Johanna tenía un tremendo resfrío pero lo soportó valientemente. Al ser pleno invierno hacía aun mucho frío. Aprovechamos para tomar el tren desde Lübeck y hacer una visita a Hamburgo, donde nos subimos a un bus turístico que nos llevó a dar unas vueltas por la ciudad. Las explicaciones eran en alemán y poco entendidmos, pero estaba calentito arriba del omnibus. Pasamos dos noches en el hotel Stad Lübeck antes de regresar a Malmö.
En lugar de hacer un nuevo viaje a la Argentina se me ocurrió que Gabriel y Agustín podían venir a visitarnos a nosotros e hice los arreglos necesarios para conseguirles pasajes para abril del año 2003 de manera que coincidiera con una licencia mía. También había posibilidades de que vinieran mis nietos pero luego quedó descartado debido a la oposición de sus respectivas madres. Poco antes de concretarse el viaje se produjo un hecho inesperado, Agustín no recibió su pasaporte a tiempo por una huelga en la Argentina, y tuvieron que postergar su viaje hasta fines de junio. Así sucedió que llegaron a Suecia una semana antes de mi desembarco, pero las chicas se ocuparon de recibirlos. Gabriel y Agustín llegaron en una época excelente y las chicas ya habían comenzado sus vacaciones de verano. Siendo una tropa grande alquilé un mini-bus por una semana para salir a hacer paseos todos juntos y Annica vino también a unirse al grupo. Antes de devolver el vehículo viajamos a Gotemburgo por un par de días y aprovechamos para visitar a Cathrine, la hermana de Annica y su pareja Glen quienes estaban viviendo en la isla Styrsö. Fue así también que por primera vez me encontré con los padres de Annica. Ese fue un verano hermoso, tanto por el tiempo como por poder compartir algunas semanas con todos mis hijos juntos. Nos separamos con la esperanza de poder reunirnos nuevamente al año siguiente.
A los pocos días volvimos nuevamente las chicas y yo a Gotemburgo ya que Annica iba a cuidar la casa de unos amigos en Donsö y nosotros podíamos alojarnos allí también. El verano continuaba siendo fantástico y pasamos un fin de semana hermoso en la isla. Esta vez conocí también la casa de los padres de Annica y al resto de la familia. Gustav, el padre de Annica era muy servicial y nos llevó a pasear con su lanchita por la zona. Todos nos acogieron muy bien y desde luego quedaron encantados con las niñas, lo mismo que habían recibido con los brazos abiertos a Gabriel y Agustín durante nuestro encuentro anterior.
Durante mucho tiempo habíamos proyectado Annica y yo hacer un paseo a Skagen y finalmente lo pusimos en práctica a principios de agosto. Glen nos prestó su auto y cruzamos en ferry a Fredrikshamn para seguir luego en auto hasta Skagen. Era un hermoso día de verano, con muchos vehículos y turistas. Un lindo paseo que incluso se podía hacer en bicicleta. A los pocos meses me encontré enfrentado a un dilema cuando Annica finalmente me puso ante la alternativa de vivir en común o dar por terminada la relación a distancia. En realidad la opción era sencilla de elegir ya que yo no estaba dispuesto a dejar a las niñas ni ella a trasladarse a Malmö, de modo que pusimos punto final. Yo comprendía la situación de Annica, mucho más joven que yo y con toda la vida por delante, pero fue una decisión que me costó mucho asimilar. Fue una nueva ruptura, la tercera en mi vida y ya tenía suficiente experiencia como para saber lo que me esperaba. Así comenzó un largo proceso donde tuve que poner un enorme esfuerzo de voluntad para no caer en la depresión. Una decisión que tomé fue comenzar a hacer gimnasia y para ello me anoté en el club Nautilus de Malmö. Pensé que la actividad física me iba a ayudar mentalmente también, y de hecho ya venía haciendo pesas a bordo desde un tiempo atrás.
En octubre concretamos un viaje a Örebro a visitar a Henrik y Erica. Karin no vino, de modo que viajamos solamente Johanna, Viktoria y yo con un auto alquilado a pasar el fin de semana. Ellos vivían en un complejo de departamentos donde había también habitaciones para huéspedes. Lo pasamos muy bien y una de las actividades que hicimos fue ir a la pileta de natación, muy bien equipada. Al regreso de mi último embarco antes de navidad hicimos también una visita de fin de semana a Julio y su familia en Kalmar, aprovechando que era el cumpleaños tanto de Julio como de Åsa.
Hacia fin de año vino Matías, el hijo de Antonio a Europa y logré convencer a Daniela que se dieran una vuelta por Malmö ya que iban a visitar parientes en Londres también. Así fue como tuvimos la alegría de pasar dos días con ellos en casa, desde luego con mucho frío en Malmö. Alquilé un auto y así conocimos Copenhaguen también pero me dio pena ver cómo sufrieron con las bajas temperaturas y el viento helado. Ese año me tocaba pasar navidad y año nuevo en casa, y por primera vez tanto Karin como Johanna se juntaron con sus amigas para recibir el nuevo año, mientras que Viktoria me hizo aun compañía y estuvimos en la casa de mi amigo Omar y su familia.